viernes, 19 de abril de 2013

¿Te muerdes las uñas?



¿Te muerdes las uñas?


Morderse las uñas es un recurso para reducir la ansiedad, la inseguridad, la depresión o la angustia. Se trata pues, de un trastorno nervioso que quizá has llegado a considerar "pasajero" o "normal" en el trayecto de tu vida, a pesar de que te has dado cuenta de que lo padeces desde tu infancia, pero nunca te has puesto a pensar en las consecuencias varias que conlleva esta enfermedad llamada: Onicofagia.

La Onicofagia se conoce de tal forma, como un hábito destructivo, pues muchas personas se muerden las uñas compulsivamente al grado de llegar a sacarse sangre. Duele y mucho... ¡Pero se siguen mordiendo hasta los pobres cueritos sueltos de la piel!, como si eso fuera a solucionar todos los problemas que se pudiesen traer en la mente.

El acto de morderse las uñas, implica un mecanismo de defensa del yo, un síntoma de ansiedad severa, que si bien es necesario tratarla de manera adecuada, no es algo como para preocuparse más de la cuenta, pero tampoco para dejarlo sin resolver. 

Los síntomas de ansiedad son una especie de focos de alerta novedad,  alerta percepción, o indicadores de alarma de que algo está pasando en el organismo, que se deben atender de manera inmediata antes de que esa costumbre pase a mayores y se convierta en un problema grave que resolver.

¿Qué pasa con la persona que acostumbra a morderse las uñas?

Normalmente este hábito se inicia desde la niñez y tiene un trasfondo muy personal: Quizá se trate de una infancia con muchos miedos, represiones, agresiones o timidez. Un ambiente hostil, lleno de regaños, castigos o saturado de limitaciones físicas y mentales que afectan por su puesto la salud, de manera general en la adultez.

Esta costumbre o hábito de morderse las uñas, con el paso del tiempo se convierte en una actitud mecánica, un reflejo inconsciente y automático muy difícil de controlar, sobre todo en situaciones de mucho estrés, nerviosismo, angustia o insatisfacción personal.

Aunque este es un problema que afecta a hombres y mujeres, no es difícil adivinar que son las mujeres quienes más se preocupa por la estética, sus manos lucen mal cuidadas y se sienten avergonzadas y más cuando el hombre toma sus manos y empieza a acariciarlas... ¡Qué horror!, la mujer desearía salir corriendo.

¿Qué hacer para corregir la Onicofagia?

En primer lugar evitar el sentimiento de culpa y buscar ayuda profesional, ya que esta enfermedad no es fácil. Mucha gente intenta solucionarlo con represiones o autocastigos, pero eso no evitaría en todo caso las consecuencias provocadas dentro de su boca: Alteraciones en los dientes, desgastes de las piezas dentales, infecciones parasitarias intestinales, bacterias, virus, hongos o cándidas en la uña que, en muchos de los casos se trasladan a la mucosa oral o hasta la destrucción alveolar.

Entonces es menester comprender el problema primero y entender que morderse las uñas no solucionará ningún problema de su sistema nervioso, por el contrario, lo agravará más. Puede auxiliarse sustituyendo este hábito por ejemplo, masticando un chicle sin azúcar, masticar una zanahoria o mantener las manos ocupadas en momentos de mucha tensión, podría resultar efectivo.

Técnica muy efectiva también, es la de relajación, mediante la respiración diafragmática de la cual ya hemos tratado en otros artículos anteriores. ¿No la conoces? escríbeme y te la mando a tu correo personal con mucho gusto.

¿No te da resultado nada?, entonces se va a tener que recurrir a otra alternativa más molesta, tal como poner alguna sustancia amarga en las uñas, que ayudará seguramente a disuadir de llevarse las manos a la boca y punto.


Fuente: Sector Salud
Eldiariodesinaloa.com

lunes, 8 de abril de 2013

¿QUÉ TANTO CONOCES DE TU SALUD FISICA Y MENTAL?



¿QUÉ TANTO CONOCES DE TU SALUD FISICA Y MENTAL?


La vida actual amigas queridas, es muy acelerada, pero  nos coloca diariamente frente a la maravillosa oportunidad de reflexionar profundamente sobre la multifacética problemática  mundial que está causando estragos en nuestra salud física y mental y hacer un alto en el camino: Explosión demográfica, alto costo de la vida, contaminación, deforestación de los bosques, enfermedades infecciosas, mutación de virus, conflictos de toda especie, banca rota de todos los valores, etc.,  y  lo queramos o no, todos estamos expuestos a tales influencias, todos estamos viviendo en el mismo barco y es de gran magnitud la afectación que está causando estragos en el organismo humano y en la misma naturaleza, derivada de lo que respiramos, de lo que comemos y bebemos, de lo que  pensamos y hasta de lo somos y hacemos con ella:  

“El hombre es, lo que es su vida”, -dice una máxima por allí- y…. ¡Cuánta razón lleva!

Hay miles de personas que viven preocupadas de día y de noche, porque los dineros ya no les alcanza para nada, y otras  porque ni trabajo tienen.  Pero algunas otras personas se quejan de que no les alcanza el tiempo para hacer todas las cosas que quisieran hacer, o quisieran tener y cuando llegan a tenerlas tampoco pueden disfrutarlas porque tantas preocupaciones minaron sus fuerzas, repercutiendo en su salud quebrantada, y luego se preguntan: ¿Qué carajos me pasa ahora, porqué no puedo ser feliz?.

Y la verdad es que no pueden ser felices por dos razones importantes: La primera es que nunca midieron las consecuencias de sus actos, y la segunda es que se les olvidó ejercer su derecho a la prevención de la salud.  Ésta última pareciera ser la más sencilla, sin embargo no lo sería tanto para aquellas personas que viven a la despreocupé y no les gusta mucho hacer conciencia de los pasos que dan por su vida. Esto obviamente redunda  en lo primero: Todo acto tiene su consecuencia, toda acción tiene una reacción, toda causa tiene su efecto, ¿De qué tanto tienen que quejarse entonces, si ni siquiera han aprendido a darle sentido a su existencia?

Los hábitos, costumbres y vicios se han acumulado en las cazuelas de su cocina,  no hay cultura nutricional ni auto-cuidados de la salud personal, y lo que es peor, a la mayoría de la gente le encanta atiborrar sus comidas de condimentos y de sal, ¿cómo pretender que los sectores de salud hagan milagros?, somos las personas quienes tenemos que cambiar nuestros hábitos alimenticios, así como también poner más atención a los aspectos psicológicos y hasta sociales que ya se hicieron rutina mecanicista e inconsciente, tenemos un compromiso con nosotros mismos y un compromiso con la vida: El de adoptar estilos de vida que sean saludables y aptos para vivir felices.

Es menester entonces enfocar nuestra atención principalmente en nuestro sistema de creencias e ir modificando conductas nocivas: “Creemos que nada nos hará daño y nos retacamos de alimentos chatarra”, “Creemos que somos fuertes y poderosos y que sólo se enferman los viejos o los tontos”, “Creemos que a nosotros no puede pasarnos nada y seguimos comiendo, bebiendo aguas azucaradas, gaseosas y desvelándonos desmesuradamente”, “Creemos que el vecino, el compadre o el compañero si debe cuidarse pero nosotros no”, “Creemos, creemos, creemos…” y ese es el problema: Que siempre creemos que el otro si y nosotros no; pero porqué no hacerse una pregunta… ¡Una sola pregunta!: ¿Porqué nosotros no?

Seamos francas, abiertas y sinceras: Asomémonos aunque sea por un momento hacia el interior de nuestro organismo: ¿Llevamos una vida sedentaria?, ¿Tenemos sobrepeso?, ¿Padecemos de Estrés?, ¿Depresión?, ¿Ansiedad?, pero sobre todo si padecemos de obesidad… ¡Somos candidatas selectas y seguras a la Hipertensión Arterial!, nos zumban los oídos, nos mareamos, padecemos de migrañas o dolores de cabeza frecuentes, resequedad en los labios, etc… ¡Allí hay una problema grave que atender!, cuando duele la cabeza, es que el organismo está avisando algo, está alertando que algo grave está pasando allí… ¡Cuidado!, también habría predisposición para adquirir enfermedades cerebro-vasculares (embolias), taquicardias y hasta insuficiencia renal, entre otras.

Por lo tanto y ya para terminar, sólo me resta invitarles a la más profunda de todas las reflexiones y auto-observaciones: Si no cuidamos nuestro cuerpo, que es donde vive y habita nuestro SER, ¿A dónde nos vamos a ir a vivir?, si no lo hacemos ahora, ¿Entonces hasta cuándo?… Concretando:  “Quien no valora su vida, no merece vivir”

Con mis respetos y cariño siempre,


Psic. Dora Lidia Pérez Rochín (Doral)

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