¡Tengo miedo de perderte!
Las cosas no son (a veces) como parecen, y en muchas ocasiones, es fácil adjudicar supuestos que no existen. Esto es muy obvio cuando se presentan en la mujer y en la pareja en general, algunas incompatibilidades de carácter, derivadas de su contexto social, de su formación, de su historia de vida y de su propia cultura de cada individuo. Aquí sí que se tendría que pensar alto, sentir claro y observar de manera directa y con objetividad, para poder determinar qué es lo que está pasando en cada matrimonio donde se ha debilitado la relación.
Hay parejas muy unidas, integradas, apegadas y muy amorosas... ¡Se adoran! y tienen muchos motivos en común para pronosticarles una relación afectiva excelente y de largo plazo (por no decir para toda la vida), sin embargo no todo es tan perfecto como parece, porque no hay psique humana que funcione a la perfección, el ser humano es imperfecto y falible, entonces no faltan puntitos negros en el arroz, como se dice coloquialmente por allí, ¿me acompañan a ver este caso?
Mayra es una chica de 19 años, se casó hace tres años con Oscar, él tiene actualmente 20 años, ambos procrearon una hija que ahora tiene 2 años. La pareja abondonó sus estudios de preparatoria para dedicarse a trabajar y poder levantar su hogar y sacar adelante a su pequeña princesa. Él trabaja todo el día como carpintero en una fábrica de muebles, ella es telefonista de medio turno en un CAT, de una casa comercial, la beba se queda en casa de la abuela, para sus cuidados maternos.
Diariamente Mayra al salir de su trabajo, se dirige a casa de su madre, donde permanece varias horas en espera de que llegue su esposo a recogerlas por la noche a ella y a su hija, para dirigirse a su pequeña pero acogedora vivienda. Allí empiezan otros roles para Mayra: Lavar su uniforme, preparar los alimentos para su esposo y su hija, preparar la ropa de ambos, limpiar la cocina, la recámara y duchar a su hijita antes de acostarla. Como es obvio esas labores y rutina diaria, terminan por agotar a Mayra quien a la hora de cumplir como esposa, ya se encuentra más muerta que viva por tanto cansancio, pocas veces salen a divertirse, pues el "señor" prefiere quedarse en casa y hasta allí todo parece normal en la joven pareja, pero veamos qué dice su esposo:
"Yo la adoro, siempre quiero estar con ella, le doy todo mi sueldo (no me pesa), es la madre de mi hija y la mujer de mi vida, yo no tengo ojos para ninguna otra mujer, la amo tanto que jamás la lastimaría, pero a veces me desespera y me pongo agresivo con ella, le digo cosas que no siento porque me saca el tapón, ella es muy celosa, muy posesiva, aprensiva, exigente y gritona, ¡Me reta constantemente!, me exige que cumpla con sus reglas, pero no respeta las mías ni me cumple bién como mujer, siempre tiene excusas y pretextos para posponer el momento íntimo, o me cumple sólo por cumplir, pero siempre dice estar cansada y francamente la siento muy evitativa. No sé qué le pasa a mi mujer, siento que ya no me quiere, o que quizá nunca me ha querido, o de plano, anda con otro"... ¡Se enoja y me agrede cuando se lo reclamo!
Ella por sus parte asegura: "Jamás le faltaría ni con el pensamiento, él es el amor de mi vida, todo el día estoy pensando en él, es un buen hombre, es muy cariñoso y responsable y me moriría si él me faltara, pero resulta que él no me entiende, no me comprende, me acosa, me hostiga sexualmente y no me tiene paciencia... ¡Siempre está pensando en que hagamos el amor!, ¡No me deja ni terminar de limpiar la cocina!, ¡Se enoja y me agrede verbalmente cuando me tardo! ¿Qué puedo hacer?, ¡Quiero salvar mi matrimonio, tengo miedo de perderlo!
Hasta aquí, hemos visto las dos versiones: La de ella y la de él. Ambos parecen tener la razón, ¡Los dos se aman!, ¿pero qué más hay detrás de esa razón? ¿Qué cosas están ocultas para que estén obstaculizando el buen funcionamiento de una pareja que aparentemente se adora pero que sin embargo discuten día a día y están a punto de desbaratar su hogar?
Menester es entonces, ir más profundo en la búsqueda de información: Revisar la historia de vida de cada uno, pero de manera separada: Familiograma, Atmósfera emocional, Infancia, Adolesciencia, Situación actual, Autoconcepto, Sexualidad, Expectativas de terapia y Expectativas de la vida... Comentarios adicionales de los interesados y observación terapéutica.
¿Suena complejo?, no lo es tanto cuando es ella misma quien "recuerda su secreto" en un mar de lágrimas: "Esto no lo había sacado nunca doctora, pero ya no puedo más, mi infancia fue muy mala, y mi adolescencia fue peor, mi padre era alcohólico, siempre peleaba y golpeaba a mi madre y no tengo un recuerdo de que ella se defendiera, sólo lloraba y nuestro hogar era un infierno, y para colmo, un tío que vivía con nosotros "me tocaba", yo tendría aproximadamente tres años, pero me acuerdo muy bien que él me sentaba en sus piernas y con sus manos asquerosas tocaba mis partes, sólo eso: "Me tocaba" y yo a pesar de que a esa edad no tenía conciencia bien de las cosas, sentía que eso no estaba bien, sentía algo muy desagradable y empecé a aborrecerlo, me le escondía cuando lo veía venir, y un día se lo comenté a mami, pero nunca supe que le reclamara nada, ni lo enfrentara ni lo denunciara, mi madre todo quería solucionar con sus lágrimas, detesto su cobardía, tengo mucho resentimiento con ella desde entonces porque no me defendía. Hasta la fecha ese tío vive en casa de mi madre y yo vivo aterrada de que le pueda hacer algo a mi hija o a otras niñas, siempre estoy a la defensiva, tensa y desconfiada... ¡Lo odio!, pero mi esposo no sabe nada de esto, se lo he ocultado por temor a su reacción y a sus represalias, me siento sucia, me siento mal... muy mal, me detesto por ser tan cobarde como mi madre, estoy harta de recordar esto, me duele, me lastima, lo recuerdo con asco y por momentos quisiera desaparecer, ayúdeme por favor"
La emoción quebradiza de Mayra, hace evidente su dolor postraumático, un indicador de que necesita ayuda psicológica urgente. Ella solicita terapia de pareja, pero teme perder a su esposo por esta confesión.
Amiga lectora te invitamos a participar en este espacio que ha sido creado exclusivamente para tí; ¿Qué harías si estuvieras en el lugar de nuestra protagonista?, espero tus valiosas opiniones.
Con mis respetos y cariño siempre,
Doral.
Hay parejas muy unidas, integradas, apegadas y muy amorosas... ¡Se adoran! y tienen muchos motivos en común para pronosticarles una relación afectiva excelente y de largo plazo (por no decir para toda la vida), sin embargo no todo es tan perfecto como parece, porque no hay psique humana que funcione a la perfección, el ser humano es imperfecto y falible, entonces no faltan puntitos negros en el arroz, como se dice coloquialmente por allí, ¿me acompañan a ver este caso?
Mayra es una chica de 19 años, se casó hace tres años con Oscar, él tiene actualmente 20 años, ambos procrearon una hija que ahora tiene 2 años. La pareja abondonó sus estudios de preparatoria para dedicarse a trabajar y poder levantar su hogar y sacar adelante a su pequeña princesa. Él trabaja todo el día como carpintero en una fábrica de muebles, ella es telefonista de medio turno en un CAT, de una casa comercial, la beba se queda en casa de la abuela, para sus cuidados maternos.
Diariamente Mayra al salir de su trabajo, se dirige a casa de su madre, donde permanece varias horas en espera de que llegue su esposo a recogerlas por la noche a ella y a su hija, para dirigirse a su pequeña pero acogedora vivienda. Allí empiezan otros roles para Mayra: Lavar su uniforme, preparar los alimentos para su esposo y su hija, preparar la ropa de ambos, limpiar la cocina, la recámara y duchar a su hijita antes de acostarla. Como es obvio esas labores y rutina diaria, terminan por agotar a Mayra quien a la hora de cumplir como esposa, ya se encuentra más muerta que viva por tanto cansancio, pocas veces salen a divertirse, pues el "señor" prefiere quedarse en casa y hasta allí todo parece normal en la joven pareja, pero veamos qué dice su esposo:
"Yo la adoro, siempre quiero estar con ella, le doy todo mi sueldo (no me pesa), es la madre de mi hija y la mujer de mi vida, yo no tengo ojos para ninguna otra mujer, la amo tanto que jamás la lastimaría, pero a veces me desespera y me pongo agresivo con ella, le digo cosas que no siento porque me saca el tapón, ella es muy celosa, muy posesiva, aprensiva, exigente y gritona, ¡Me reta constantemente!, me exige que cumpla con sus reglas, pero no respeta las mías ni me cumple bién como mujer, siempre tiene excusas y pretextos para posponer el momento íntimo, o me cumple sólo por cumplir, pero siempre dice estar cansada y francamente la siento muy evitativa. No sé qué le pasa a mi mujer, siento que ya no me quiere, o que quizá nunca me ha querido, o de plano, anda con otro"... ¡Se enoja y me agrede cuando se lo reclamo!
Ella por sus parte asegura: "Jamás le faltaría ni con el pensamiento, él es el amor de mi vida, todo el día estoy pensando en él, es un buen hombre, es muy cariñoso y responsable y me moriría si él me faltara, pero resulta que él no me entiende, no me comprende, me acosa, me hostiga sexualmente y no me tiene paciencia... ¡Siempre está pensando en que hagamos el amor!, ¡No me deja ni terminar de limpiar la cocina!, ¡Se enoja y me agrede verbalmente cuando me tardo! ¿Qué puedo hacer?, ¡Quiero salvar mi matrimonio, tengo miedo de perderlo!
Hasta aquí, hemos visto las dos versiones: La de ella y la de él. Ambos parecen tener la razón, ¡Los dos se aman!, ¿pero qué más hay detrás de esa razón? ¿Qué cosas están ocultas para que estén obstaculizando el buen funcionamiento de una pareja que aparentemente se adora pero que sin embargo discuten día a día y están a punto de desbaratar su hogar?
Menester es entonces, ir más profundo en la búsqueda de información: Revisar la historia de vida de cada uno, pero de manera separada: Familiograma, Atmósfera emocional, Infancia, Adolesciencia, Situación actual, Autoconcepto, Sexualidad, Expectativas de terapia y Expectativas de la vida... Comentarios adicionales de los interesados y observación terapéutica.
¿Suena complejo?, no lo es tanto cuando es ella misma quien "recuerda su secreto" en un mar de lágrimas: "Esto no lo había sacado nunca doctora, pero ya no puedo más, mi infancia fue muy mala, y mi adolescencia fue peor, mi padre era alcohólico, siempre peleaba y golpeaba a mi madre y no tengo un recuerdo de que ella se defendiera, sólo lloraba y nuestro hogar era un infierno, y para colmo, un tío que vivía con nosotros "me tocaba", yo tendría aproximadamente tres años, pero me acuerdo muy bien que él me sentaba en sus piernas y con sus manos asquerosas tocaba mis partes, sólo eso: "Me tocaba" y yo a pesar de que a esa edad no tenía conciencia bien de las cosas, sentía que eso no estaba bien, sentía algo muy desagradable y empecé a aborrecerlo, me le escondía cuando lo veía venir, y un día se lo comenté a mami, pero nunca supe que le reclamara nada, ni lo enfrentara ni lo denunciara, mi madre todo quería solucionar con sus lágrimas, detesto su cobardía, tengo mucho resentimiento con ella desde entonces porque no me defendía. Hasta la fecha ese tío vive en casa de mi madre y yo vivo aterrada de que le pueda hacer algo a mi hija o a otras niñas, siempre estoy a la defensiva, tensa y desconfiada... ¡Lo odio!, pero mi esposo no sabe nada de esto, se lo he ocultado por temor a su reacción y a sus represalias, me siento sucia, me siento mal... muy mal, me detesto por ser tan cobarde como mi madre, estoy harta de recordar esto, me duele, me lastima, lo recuerdo con asco y por momentos quisiera desaparecer, ayúdeme por favor"
La emoción quebradiza de Mayra, hace evidente su dolor postraumático, un indicador de que necesita ayuda psicológica urgente. Ella solicita terapia de pareja, pero teme perder a su esposo por esta confesión.
Amiga lectora te invitamos a participar en este espacio que ha sido creado exclusivamente para tí; ¿Qué harías si estuvieras en el lugar de nuestra protagonista?, espero tus valiosas opiniones.
Con mis respetos y cariño siempre,
Doral.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Trate de no escribir en mayúsculas por favor, a parte de ser de muy mal gusto, da la impresión de estar gritando. ¡Gracias por su comprensión!