EL
MILAGRO DE TU MUNDO INTERIOR
Me
Quedé maravillada. Nunca había visto algo igual. Cuán ajenos e indiferentes somos ante el
microcosmos que vive, literalmente en nosotros, y que bien visto, es un
milagro.
La
gota de sangre que veía proyectada en la pantalla ¡Era la vida misma! Un microuniverso que igualaba a la perfección
del macrouniverso: Un cielo negro lleno
de planetas, galaxias, estrellas, esferas, partículas flotantes y uno que otro
corpúsculo que parecía una hermosa anémona de mar azulada –que, según me
enteré, desempeña la función del vigilante. Al notar un cuerpo extraño, envía
al cerebro el mensaje de atacarlo- ¡Una verdadera maravilla!
Azorada
por la inteligencia innata de nuestro cuerpo, escuchaba al doctor Horacio
Valle, que gracias a un microscopio de campo oscuro, hacía un análisis en
vivo de mi sangre y me mostraba diversas figuras con vida propia, que no eran
más que glóbulos rojos, blancos, plaquetas y otras tantas partículas con
nombres que no recuerdo.
Lo
increíble era que veía tan sólo una gota de los siete litros que nuestro
corazón bombea cada minuto a través del sistema circulatorio, el cual, por
cierto, si extendiéramos, podría darle dos vueltas a la circunferencia de la
tierra. Además, cada 20 a 30 segundos,
sí, segundos… todas esas células de nuestra sangre recorren por completo el
cuerpo entero. ¿No es increíble?
“Esas
esferas son tus glóbulos rojos”, comentaba el médico, al señalar un sinnúmero
de burbujas negras rodeadas de un halo de luz que se desplazaban hacia las
orillas como resultado de la presión de los dos vidrios que atrapaban la gota
de sangre. Y continuó. “Aquí puedes ver uno que otro glóbulo
blanco. Si hay menos de diez por campo
–como es tu caso-. Significa que no tienes ninguna infección”. Yo lo escuchaba fascinada con la boca abierta
ante este nuevo mundo que descubría, mi mundo interior.
“Cuando
los glóbulos rojos se encuentran redondos y separados, significa que están
sanos –Continuaba el galeno- cuando se comienzan a pegar unos con otros
significa que los radicales libres ya entraron al ataque. De ahí la importancia de tener un estilo de
vida sano y de consumir alimentos con antioxidantes que rodeen a cada célula
y creen una capa que las proteja y
defienda de los radicales libres”.
¿A qué hora desayunaste? –me preguntó- Porque esos puntitos flotantes que ves alrededor de tus glóbulos rojos son el alimento que tus células absorben para nutrirse y metabolizarlo en energía.
Después me mostró unos glóbulos literalmente carcomidos y destruidos. ¡Mira, por ejemplo, a estos glóbulos ya los mataron los radicales libres”, es decir un electrón que, al buscar pareja, roba y destruye la pareja de otros electrones de moléculas estables, lo que causa el deterioro físico. ¡Nunca lo había visto con tal claridad!. Una cosa es saber la teoría y otra muy diferente es ver la realidad en acción. Es cierto todo lo que leo y lo que los nutriólogos nos dicen. En ese instante, pensé con remordimiento en todo lo que he comido o hecho que ha causado que ese y otros glóbulos rojos parezcan estrellas reventadas, el estrés, las desveladas, las asoleadas, en fin.
¿A qué hora desayunaste? –me preguntó- Porque esos puntitos flotantes que ves alrededor de tus glóbulos rojos son el alimento que tus células absorben para nutrirse y metabolizarlo en energía.
Después me mostró unos glóbulos literalmente carcomidos y destruidos. ¡Mira, por ejemplo, a estos glóbulos ya los mataron los radicales libres”, es decir un electrón que, al buscar pareja, roba y destruye la pareja de otros electrones de moléculas estables, lo que causa el deterioro físico. ¡Nunca lo había visto con tal claridad!. Una cosa es saber la teoría y otra muy diferente es ver la realidad en acción. Es cierto todo lo que leo y lo que los nutriólogos nos dicen. En ese instante, pensé con remordimiento en todo lo que he comido o hecho que ha causado que ese y otros glóbulos rojos parezcan estrellas reventadas, el estrés, las desveladas, las asoleadas, en fin.
Al
salir de la consulta, me percaté de que es cierto aquello de como es adentro es
afuera, y que en verdad cada pequeña acción que realizamos en contra o a favor
de la salud, impacta inexorablemente ese microcosmos interno, al cual, sin
duda, no podemos engañar. Lo que quizá
nos toca, es reconocer la inteligencia interna que hace que nuestro cuerpo funcione
a la perfección y cuidarlo y agradecerle cada minuto de vida que nos regala.
Autor: Gaby Vargas.
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