Dejar ir, soltar, despedir, son palabras que se dicen muy fácil,
pero cuando se trata de abandonar el tiempo
y los momentos que se dejan atrás,
la vida va cobrando día a día y año con año, otro sentido y otra razón,
quizá esa razón sea principalmente para crecer,
para progresar, para madurar,
para saber que la experiencia no es lo que vivimos,
sino lo que haremos en el futuro con lo que vivimos,
y que muy a nuestro pesar, van doliendo esas pérdidas:
la niñez, la juventud, los seres queridos que se van,
la casa que abandonamos, los amigos que dejamos,
las cosas que tanto disfrutábamos, etc.
Sin embargo cada año nuevo es una esperanza en el corazón humano,
y hasta nos alegramos al decir y hasta de repetir:
¡Este nuevo año será mi año!
y claro que puede serlo, si cuidamos de cumplir esas promesas
y tener continuidad de propósitos...
¡Por supuesto que se puede!
¿Quién dijo o dónde está escrito que esté prohibido
cumplir nuestros sueños, por más ilusos que sean?
Por eso y por muchos motivos más,
quiero levantar mi copa rebosante de amor y comprensión para todas
y cada uno de vosotras(os) miembros de esta casita virtual,
para que en armonía, fe y unión, demos gracias a Dios,
por tener la dicha de poder respirar aún el aire,
de poder sentir todavía los rayos del sol sobre nuestra piel,
de poder beber y saciar nuestra sed con las aguas de la vida, y sobre todo...
Agradecer a Dios, por permitirnos dejar plasmadas nuestras huellas
sobre el suelo de esta tierra que nos vio nacer,
y que también algún día nos verá partir, pero con el corazón en paz.
¡Feliz año 2015, para todos(as) Ustedes!
¡Salud y Saludos!
Mi potente abrazo,
Doral.
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