Todos los días son hoy... pero ay, cuánto duele un día como hoy por muchos motivos, tristes y alegres, conmemorativos y significativos, añorantes y recordados continuamente, a través de todas las estaciones del año, a través de todas las fechas especiales, a través de cada hoja que cae del calendario, a través de cada hora que deja atrás el reloj, a través de cada suspiro y a través de cada álito de la que todavía es mi vida... etc., Pero un día como hoy, es difícil sacarlo del pensamiento y del baúl de tantos recuerdos que perduran frescos y vivos en la memoria del alma y qué curioso parece todo ésto pero, a pesar de todo y desde mi propio hoy, sólo me pregunto una cosa: ¿Cómo será su día hoy?
Quiero creer que será feliz, muy feliz porque aún tiene vida, porque aún puede respirar y sentir el roce de los rayos de sol, porque aún el agua puede saciar su sed y el mismo suelo de la tierra, puede sostener sus pasos y porque aún tiene una familia... Sí; una familia bien integrada, una familia unida, una familia que siempre lo ha sido todo para él, una familia que más que su refugio amoroso, ha sido siempre su fuerza, su orgullo, su sostén profundo de hermosas convicciones, su motivo de vivir y su luz, una verdadera familia que atesoro en mi propio testimonio de vida, porque alguna vez también esa familia la sentí mía, muy mía y eso nada ni nadie lo va a poder cambiar jamás, y yo apelo a la divinidad para que siempre lo siga siendo y sintiendo así, aunque sea en mis recuerdos, en mi mente y en lo más profundo y hermoso de mi corazón de mujer, que a través del tiempo, la distancia, la eternidad y en la paz suprema de mi silencio interior profundo, lo siga amando con todo mi ser, pero eso él ya nunca lo sabrá, sólo deseo saber que él es y sigue siendo un hombre feliz... muy feliz para que siga dando felicidad a manos llenas a todos esos seres que sí han sabido ser tan especiales en su propio corazón.
Hoy... otro día más... pero ¡Un día muy especial!... que merece un aplauso cerrado, allá donde todo es posible, a través del mundo de mis sueños, donde vive y habita eternamente mi adonis guerrero, mi pegasso extendido, mi hombre-niño de palabra ostra, mi ángel mensajero que un día llegó a mi vida trayendo toda una galaxia de estrellas que convertida en letras de color azul, como el tul de ilusión, se transformaban en rosas que alguna vez me regaló... ¿cómo olvidar sus palabras? con esa voz de trueno desde el extremo sur tan lejano de mi mundo, que más que sacudirme toda, me hacía renacer gloriosa, aferrada a su sentimiento hidalgo, que engalardonaba heraldo mi propia existencia y naturaleza humana.
Con mi potente abrazo, ¡un surco de gloria en su corazón de cielo inmortal!
Doral.
05/10/2012
Hermosas palabras para quien llevas profundamente en el corazón.
ResponderEliminarA veces se escribe mejor que se habla. Te felicito por ello.
Un saludo Doral.
Querida Doral, muy buenos días, voy rapidito, pero queria pasar por la casita virtual a dejarte mi saludo. Como siempre tus escritos es un lujo, gracias, muchas gracias por escribir tan lindo, y compartir para nuestro disfrute de tus letras.
ResponderEliminarTe dejo desde mi corazón al tuyo. Con cariño, siempre, Lola.
Hola que tal, mi nombre es Vania y soy webmaster al igual que tú! me gusta mucho tu blog y quería pedirte permiso para enlazarte a mis blogs, Así mis usuarios podrán conocer acerca de lo que escribes.
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