Soliloquios
Anochece el
cielo al conjuro estelar de mis desvelos, y enciendo las luces de esta alma
adormecida. Un velo de infinita pesadez cierra mis ojos, para morir un poco,
abrazando mis recuerdos.
No he
sido la razón de esta vida atormentada y me duele el perdón de quienes nunca he
ofendido, ni busco las excusas para fingir que no he sido, el motivo que me
impulsa a buscar lo que no quiero.
¿Quién te
dice que yo sufro en mis delirios? ¿Quién te expresa en pocas letras lo que
nunca has escuchado? ¿Una loca
sin razón y sin motivo, que te canta una canción apasionada?
¡No, no
eres tú! El destino de mi canto enajenado, pájaro herido por mi propio
desaliento, ni soy yo quien escribo, lo que tanto se ha añorado.
Será la
vida que en el llanto fue sembrando, pedacitos de cielo en cada sueño no explorado,
y que en fragmentos de su suelo tan amado, recoge ahora sus duelos trasformados, en frutos de
inspiración, trascendiéndose el pasado.
Doral.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Trate de no escribir en mayúsculas por favor, a parte de ser de muy mal gusto, da la impresión de estar gritando. ¡Gracias por su comprensión!