¿Decir adiós al amor?
Creo que decir adiós a una persona que sabemos que seguirá viviendo a pesar de que nos separemos de ella, es una santa bobería, ya que el último adiós sólo puede ser definitivo hasta que la persona muere y ya no le veremos jamás. Algunas personas no creen en el adiós parcial, sino en el último adiós frente a la muerte.
Cuando una pareja termina su relación, lo primero que se le ocurre decir es: “Gracias por todo y adiós” para dar por hecho de que nunca más volverán a verse, pero… ¡Claro que volverán a verse! Aunque ya no funcionen como pareja, pero seguirán viéndose, entonces ¿dónde quedó el adiós?, muchas parejas se separan y funcionan mejor como amigos que como pareja, incluso habiendo o no tenido hijos de esa relación.
Es cierto que el amor de la pareja cuando está compactada en la fidelidad y el amor verdadero, su unión deber ser recíprocamente afectiva, entregada en lo sexual, en lo mental y en lo espiritual, y en esas circunstancias a nadie le sería grato tener que decir adiós después de haberlo dado todo, para quedar reducidos a la nada, sería injusto ¿verdad?
Sin embargo; cuando no hay aceptación por parte de alguno de los dos, de que ya todo se terminó y que ya no es posible continuar apegados a los lazos del cariño que se le tenía a determinada persona, interiormente el alma se rebela, el corazón sufre y no quiere soltar sus afectos se le comprimen sus sentimientos, no quiere dar paso a otra nueva etapa de vida, no quiere decir adiós.
Entonces el ego se empieza a convertir en nuestro peor enemigo oculto, porque nos refleja un amor corporal que no desea soltar, ni quiere dejar ir, no quiere poner sus ojos en otro amor, porque su amor idealizado le llena toda su perspectiva, se refugia en la esperanza, en los recuerdos, en la necia fantasía de creer que algún día volverá y todo será como antes. Y la verdad de todo esto, es que lo único que está consiguiéndose es postergar el proceso de aceptar la realidad, que en algunos casos no se logra nunca.
Sin esta aceptación de la realidad, va a ser muy difícil recuperarse de haber perdido un amor, y más difícil todavía será volver a empezar otra nueva relación, crecer o madurar al lado de otra persona, siempre vivirá alimentándose de los recuerdos y por supuesto siempre estará comparando el pasado con el presente. En ese estado tan lamentable, no es posible ser feliz, hasta que se decida volver a empezar sin los fantasmas del ayer.
La mayoría de las mujeres estamos expuestas a caer en este tipo de situaciones confusas que nos estancan en nuestro crecimiento interior, ¿saben por qué? Porque para las mujeres de nuestro mundo, el amor romántico y la atracción sexual están disociados y para unir estos dos factores, se requiere de una maduración que muchas veces no se logra ni aún habiendo cumplido muchos años, y a parte es una causa de infidelidad en los matrimonios y en las parejas.
Este problema de inmadurez se agudiza cuando alguno de los dos se acostumbra a mantener relaciones sexuales con parejas esporádicas, teniendo su pareja formal. Se pierde el sentido y la noción de la realidad, se distorsionan y se confunden los sentimientos. Suele ser devastador porque se han dejado llevar por la fuerza de todas las emociones, perdiendo la identidad e individualidad propias, convirtiéndose en un títere a merced de los instintos de la persona idealizada, defendiendo un amor que está muy lejos de ser y que en realidad de verdad, no existe como tal.
Sin embargo; no todo está perdido amigas queridas, nos queda aún la dulce esperanza de aprender a poner los pies en la tierra y dejar de estar reciclando nuestro adiós anticipadamente a quienes todavía no han sido destronados del dominio de la vida, y a quienes (por cierto en su momento), nos hicieron el favor de regalaron mucho dolor y lágrimas, ya que sin ellas, nunca hubiésemos llegado a entender ni a comprender que al verdadero amor… ¡Jamás se le dice adiós… aunque éste se haya marchado de nuestras vidas!
Con mis respetos y cariño siempre.
Doral.
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