Año nuevo, vida nueva ¿Se puede?
No siempre los cambios son tan malos como parecen, que en ocasiones suelen vestirse con ropajes de "apariencias". Cuando termina un año por ejemplo, siempre decimos: "Quiero empezar una nueva vida", "Ahora sì voy a dejar de fumar", "O me voy a poner las pilas", "voy dejar de ser tan enojona, celosa o posesiva", "ya no quiero discutir tanto con mis hijos", "voy a cambiar de loock" y quiero modificar "Hasta mi estilo de vida"
Todos esos propòsitos continuados para inciar un nuevo año de manera diferente son excelentes por supuesto, y màs cuando vienen cargados de otras cosas inesperadas, cosas que definitivamente no estaban contempladas en nuestra agenda de vida, como por ejemplo: Tener que mudarse de casa, dejar un trabajo o iniciar otro, (ojalà sea para mejorar), despedirse de un amigo, terminar una relaciòn afectiva, etc.
Son situaciones difìciles de asimilar en el acto, pero lo queramos o nò, poco a poco el tiempo va poniendo vendas de amor en esos dolores provocados por todo cambio, sea este esperado o inesperado, pues el adaptarse a una nueva situaciòn, contexto, entorno, medio o circunstancia, por màs simple que sea, por supuesto que acarrea malestar físico y psicológico en algún grado o proporción.
El cambio de rumbo de nuestras vidas por lo tanto, nunca es una empresa fàcil para nadie, pero tampoco imposible de lograr. Cuando hay que dejar algo atrás, casi siempre en el inter del recuento de todo lo vivido entra la nostalgia, la "chipilonerìa" (como dicen en mi pueblo), nos volvemos personas sensibles, apegadas, lloronas ¿Porqué nos cuesta tanto alejarnos o dejar atrás las cosas, aún cuando èstas fueron dolorosas?
Es increìble còmo el ser humano se abraza a los recuerdos, a lo que ya es anterior, a lo caduco, a todo lo que es y seguirá siendo pasado, se apega a los sentimientos, o mejor dicho a los sentimentalismos baratos que todo lo echan a perder, y aquì cabe hacerse una pregunta: ¿Será que cuando hacemos o debemos hacer un cambio en nuestras vidas, es el temor a lo desconocido lo que nos hace aferrarnos al pasado?
Lo incierto siempre se presenta como algo amenazante para cualquiera, un factor de alerta percepciòn o alerta novedad ¿verdad?, pero vamos: ¿Porquè no cambiar esa actitud pesimista por una màs positiva, y pensar que todo cambio es bueno o necesario para mejorar en todo sentido?
Si nos ponemos a analizar detenidamente y profundizar en esta situación, (que parece muy sencilla de entender pero no lo es), encontraremos que allì hay algo más que un simple sentimiento de apego, miedo, temor, incertidumbre, angustia, etc. Allí vive la casa de la pereza, del desánimo, de la holgazanería, de la comodidad: Hey, ¡pues cómo no! si un cambio implica moverse, mudarse, cambiarse con todo y chivas "pa'otro lado! ¿y a quièn le gusta andar acarreando cachivache y medio de un lado a otro?, si carajos parece que no tiene uno nada, pero a la hora de los cambios, quièn sabe de dònde salen tantas cosas ¿cierto?
Entonces, no es de extrañarse que a cualquiera le dé flojera dejar su casita o su sillita còmoda para irse quièn sabe a dònde y de pilòn con nuevos vecinos, ya sea de barrio, de ciudad, de colonia, o nuevos vecinos laborales, o hasta parejas sentimentales, etc. pero caray, ¿No es acaso más prudente, màs valioso y más recomendable empezar un nuevo estilo de vivir para crecer, para mejorar o para progresar? pero si no queremos soltar los apegos, si no queremos sacrificar nada, si no queremos desempolvar nuestra consagrada pereza milenaria, ¿cómo aspirar a vivir y sentirnos mejor?
Año nuevo, vida nueva amigas queridas, ¡Claro que se puede!, si lo hacemos difìcil, serà difìcil créanlo, porque si no queremos levantar un pié ni siquiera para reconstruirnos, reubicarnos, re-estructurarnos, o recuperar el tiempo perdido, el tiempo que no utilizamos para hacer lo que debimos haber hecho en su momento, hey... ni siquiera tenemos ganas de intentarlo, ¿Entonces cómo saber de lo que somos capaces de lograr? a ver... ¿Pero qué tal si lo hacemos fácil?
Con mis respetos y cariño siempre,
Doral.
Todos esos propòsitos continuados para inciar un nuevo año de manera diferente son excelentes por supuesto, y màs cuando vienen cargados de otras cosas inesperadas, cosas que definitivamente no estaban contempladas en nuestra agenda de vida, como por ejemplo: Tener que mudarse de casa, dejar un trabajo o iniciar otro, (ojalà sea para mejorar), despedirse de un amigo, terminar una relaciòn afectiva, etc.
Son situaciones difìciles de asimilar en el acto, pero lo queramos o nò, poco a poco el tiempo va poniendo vendas de amor en esos dolores provocados por todo cambio, sea este esperado o inesperado, pues el adaptarse a una nueva situaciòn, contexto, entorno, medio o circunstancia, por màs simple que sea, por supuesto que acarrea malestar físico y psicológico en algún grado o proporción.
El cambio de rumbo de nuestras vidas por lo tanto, nunca es una empresa fàcil para nadie, pero tampoco imposible de lograr. Cuando hay que dejar algo atrás, casi siempre en el inter del recuento de todo lo vivido entra la nostalgia, la "chipilonerìa" (como dicen en mi pueblo), nos volvemos personas sensibles, apegadas, lloronas ¿Porqué nos cuesta tanto alejarnos o dejar atrás las cosas, aún cuando èstas fueron dolorosas?
Es increìble còmo el ser humano se abraza a los recuerdos, a lo que ya es anterior, a lo caduco, a todo lo que es y seguirá siendo pasado, se apega a los sentimientos, o mejor dicho a los sentimentalismos baratos que todo lo echan a perder, y aquì cabe hacerse una pregunta: ¿Será que cuando hacemos o debemos hacer un cambio en nuestras vidas, es el temor a lo desconocido lo que nos hace aferrarnos al pasado?
Lo incierto siempre se presenta como algo amenazante para cualquiera, un factor de alerta percepciòn o alerta novedad ¿verdad?, pero vamos: ¿Porquè no cambiar esa actitud pesimista por una màs positiva, y pensar que todo cambio es bueno o necesario para mejorar en todo sentido?
Si nos ponemos a analizar detenidamente y profundizar en esta situación, (que parece muy sencilla de entender pero no lo es), encontraremos que allì hay algo más que un simple sentimiento de apego, miedo, temor, incertidumbre, angustia, etc. Allí vive la casa de la pereza, del desánimo, de la holgazanería, de la comodidad: Hey, ¡pues cómo no! si un cambio implica moverse, mudarse, cambiarse con todo y chivas "pa'otro lado! ¿y a quièn le gusta andar acarreando cachivache y medio de un lado a otro?, si carajos parece que no tiene uno nada, pero a la hora de los cambios, quièn sabe de dònde salen tantas cosas ¿cierto?
Entonces, no es de extrañarse que a cualquiera le dé flojera dejar su casita o su sillita còmoda para irse quièn sabe a dònde y de pilòn con nuevos vecinos, ya sea de barrio, de ciudad, de colonia, o nuevos vecinos laborales, o hasta parejas sentimentales, etc. pero caray, ¿No es acaso más prudente, màs valioso y más recomendable empezar un nuevo estilo de vivir para crecer, para mejorar o para progresar? pero si no queremos soltar los apegos, si no queremos sacrificar nada, si no queremos desempolvar nuestra consagrada pereza milenaria, ¿cómo aspirar a vivir y sentirnos mejor?
Año nuevo, vida nueva amigas queridas, ¡Claro que se puede!, si lo hacemos difìcil, serà difìcil créanlo, porque si no queremos levantar un pié ni siquiera para reconstruirnos, reubicarnos, re-estructurarnos, o recuperar el tiempo perdido, el tiempo que no utilizamos para hacer lo que debimos haber hecho en su momento, hey... ni siquiera tenemos ganas de intentarlo, ¿Entonces cómo saber de lo que somos capaces de lograr? a ver... ¿Pero qué tal si lo hacemos fácil?
Con mis respetos y cariño siempre,
Doral.
Doral:
ResponderEliminarEl Año nuevo nos da la oportunidad de empezar desde cero,de cambiar lo que hemos echo mal,de dejar atras resentimientos y malos entendidos,nos da la valiosa oportunidad de llenar nuestro corazòn de Amor,yo agredesco infinitamente a Dios por darme la oportunidad de rectificar,de vivir en armonia y sobre todo por darme la oportunidad de amar.