martes, 24 de mayo de 2011

La sexualidad de la tercera edad




La sexualidad de los abuelos.



Muy a menudo quizá hayamos escuchado hablar muy mal de los adultos mayores que muestran diariamente evidencias de su sexualidad de manera tan normal, un escándalo para cualquiera: "Mira el viejo raboverde, debería ponerse en paz, ya no puede ni caminar el tullido y allí anda de derretido", o las mujeres de edad grande que se han vuelto a casar con hombres más jovenes que ellas, sucede igual: "Mira la vieja cursi, ya ni con la plancha se le quitan las arrugas, pero allí anda de birrionda la muy "cuca" poniéndose de novia la muy ridícula", o bién cuando la pareja de esposos que ya son de edad muy avanzada, permanecen casados y enamorados como el primer día, y después de muchos años de matrimonio, en ningún momento han perdido su romanticismo, su química amorosa, su deseo de dormir juntos, y de darse unos ricos besos y de disfrutarse en su máximo esplendor, aunque sea a fin de estación.

¿Y quién dijo que está prohibido amarse en la etapa de la senectud? y es posible que aquí exista un concepto muy equivocado de esos lindos viejecitos que se ven tan lindos amándose como dos tortolitos de sol a sol y de luna a luna: Ella lo atiende, lo mima, lo cuida, le hace su "piojito" lo regaña y hasta le grita: "Nicanor, ya ti diji qui baje patas di la cama" y el viejito tramposo aprovecha el regaño para tumbarla y comérsela a besos: "Ya tati quieto Nicanor qui no nos vaigan a ver"

Desgraciadamente nuestra cultura nos impone tabúes, hitos y mitos, trabas, cosas y más cosas, y generalmente se piensa que la etapa del climaterio, la menopausia y la andropausia (fenómeno del hombre mayor), que se manifiestan entre los 45 y 60 años, llega para marcar el final de la vida sexual de los adultos mayores, y no es así. ¿Ustedes creen que la edad termina con la sexualidad del ser humano? ¡Pues no!. La sexualidad humana se manifiesta desde el mismo momento del nacimiento, y termina con la muerte. El ser humano va desarrollando sus potenciales eróticos durante las diferentes etapas de su vida, pero de manera diferente.

Cuando se es adolescente, los primeros escarceos son todo un reto para el y la joven que tienen que enfrentar su revolución hormonal con toda su fuerza y furor. Los jovenes viven su sexualidad de manera acelerada y muchas veces desenfrenada, sin medir consecuencias, se quieren devorar el mundo de un sólo bocado... ¡Y sin digerirlo!, no saben los chicos cómo manejar sus energías personales, ni cómo vivir una sexualidad responsable. Entonces se piensa que la máxima etapa erótica es para la juventud, o se le adjudica erróneamente a la juventud.

Cuando se llega a la edad en que en el hombre y en la mujer disminuye su líbido sexual, y que ya la etapa reproductiva les ha quedado muy atrás, no quiere decir que estén incapacitados para sentir placer, gozo y difrutar plenamente a su pareja, al contrario, el amor adulto es el que se vive más a flor de piel, ¿por qué? pues precisamente porque hay compatibilidad de cuerpo, alma, sentimiento y razón. Además, hombre y mujer se han llegado a complementar tan maravillosamente que aparte de que se conocen perfectamente sus gustos, conocen las posiciones más cómodas, el lugar más adecuado, y hasta el horario más erótico para ambos, es un amor más sereno, más conciente, más maduro y por lo tanto, más elevado.

¿Suena burdo imaginar a un par de ancianitos haciendo el amor? ¡Pues yo no encuentro lo burdo por ningún lado! y que encima ambos tienen derecho; todo el derecho del mundo de vivir plenamente su sexualidad de la forma como a ellos más les agrade y les acomode, ¿Porqué negarles ese derecho? ¿Porque son viejos? ¿Porque ya no tienen agilidad de movimientos en las piernas ni en los brazos? ¿Por eso es que suena burdo o ridículo? ¡Esa es la más grande estupidez del mundo!, es más ridículo reirse de lo que se desconoce, porque se está en el camino de ser un idiota.

A ver... hagamos un experimento imaginario aquí mismo y ahora: ¿Les parece? veamos: ¿Qué pasa cuando vemos a un par de jovenes besándose en un cine, en un parque, o simplemente en la calle?, ya lo consideramos un acto tan normal, que ni nos llama la atención ¿verdad?, casi se comen a besos los tórtolos y ya ni los pela nadie, ¿porqué? porque son jovenes -decimos- tienen derecho a amarse, pero... ¿Qué pasa cuando vemos a un par de viejitos ya muy "chochitos", jorobaditos, con bastón y caminando lento por la calle y se detienen para besarse apasionadamente? ¡¡Wow, escándalo!! ¿verdad? ¡Segurito que la gente se los devora y los despelleja vivos allí mismo!, Por Dios... ¿Qué nos pasa?

¿No es acaso un orgullo muy grande que nuestros abuelos queridos aún tengan fuerzas para meterle la mano por abajo de la cintura a la abuela y escucharle un par de gemidos tiernos y querendones?... Y más lindo aún, cuando la viejita se deja querer y hasta se mima solita, se siente niña, se le acurruca coqueta en el pecho a su viejo y bendice el momento de haberle conocido ¿No es ese el acto de amor más grande que se pudiera observar en el hogar más paternal?

Compartenos tu historia amiga lectora, qué piensas de este tema, cómo lo has vivido en tu hogar, en tu entorno, en tu cultura, en tu vida, será un placer en verdad recibir tus valiosas opiniones.

Con mis respetos y cariño siempre,
Doral.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Trate de no escribir en mayúsculas por favor, a parte de ser de muy mal gusto, da la impresión de estar gritando. ¡Gracias por su comprensión!


Got My Cursor @ 123Cursors.com