El instinto y la razón.
Los humanos seguimos manejando códigos genéticos que nos impulsan hacia una vida instintiva.
Los seres humanos también formamos parte del reino animal. De hecho somos animales, mamíferos para ser más exactos, pero pensantes. Esta es la clave de la humanidad. Lo que nos hace diferentes es que podemos elaborar pensamientos, construir cosas, bienes, diseñar servicios, leer, escribir, tener intereses, rezar, crear, además de sentir racionalmente y expresar los sentimientos más allá de las emociones. No obstante, muchos humanos se dejan llevar por sus instintos animales y se comportan más como tales que como personas.
La conducta de los animales es instintiva. Se fundamentan en la supervivencia de la especie y los motores que la impulsan son el miedo y la agresión (rabia) para hacer frente al peligro y al dolor, el placer (alegría) y el instinto sexual para la procreación y la vida en manada.
La conducta humana por el contrario es regida por la racionalidad, por "el uso de la razón" desde los 7 años aproximadamente.
No obstante, los humanos seguimos manejando códigos genéticos que nos impulsan hacia una vida instintiva. El placer, la agresión, el miedo y el instinto sexual de los animales existen como emociones en los humanos: El amor, la sexualidad, el temor, la alegría. Estos instintos son los que a veces nos "hacen perder el juicio". Ser infieles a nuestra pareja se deberá más probablemente a un momento de instinto sexual que a un enamoramiento humano.
El temor humano es muy similar al miedo animal. Nos prepara para huir o enfrentar las agresiones que podamos recibir. La agresividad animal es en el humano la rabia ante las frustraciones o desengaños y nos sirve como mecanismo de defensa ante distintas situaciones. El placer animal en las personas es la alegría y en el plano sexual, los humanos podemos ejercer la sexualidad sin necesidad de procrear, simplemente porque queremos disfrutarlo.
Algunas personas confunden ser humanitarios con ser emocionales en su sentido instintivo o impulsivo. Y no es así. Claro que ser humanitarios es un acto emotivo, pero también de bondad, de meditación profunda, de querer ayudar al prójimo, lo cual nos lleva a la solidaridad. Enamorarnos en el reino humano es distinto, no solo es lo sexual o la procreación, existe comunidad de intereses, objetivos de pareja, vida en familia, en sociedad, compromisos, es algo más que instintos.
Cuando esté furioso, agrediendo a sus seres queridos, cuando vea unas faldas o pantalones ajenos y cuando sienta un miedo profundo que le paralice, cuente hasta diez y piense que usted es un ser humano, racional y verá que podrá manejar la situación sin mayores problemas. No actúe por impulso.
Autores: Psicólogos: Vladimir y Ma. Mercedes de Gessen
Fuente: http://www.psicologiaparatodos.com/
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