¿Mala suerte, o falta de talento?
No cabe duda de que cuando la traes volteada... ¡La traes volteada!, me refiero a eso que en el mundo se le llama mala suerte.
Sucede a que a veces no nos explicamos porqué suceden fenómenos tan incomprensibles a la mente humana, y lo más cómodo en este caso sería culpar a otros de nuestros desaciertos, culpar al destino, culpar a la vida, o en última instancia, culpar a Dios, por todo lo que nos sucede.
Parece increíble, pero todo lo que nos pasa, lo proyectamos de alguna manera, y a manera de "carrilla bromista" los amigos suelen etiquetarte y hasta se atreven a decírtelo en tu propia cara: "oye, qué te pasa, ya te dura esa mala racha, estás salada" ¿Y cómo no? si por más legal que tú seas con los demás, por más que te esfuerces por ser responsable en todos tus actos de vida, por más respeto y valores que hayas cultivado a lo largo de tu existencia, por más esfuerzos que haces porque las cosas te salgan bien, parece que las planeas de manera contraria, y claro: ¡No te lo explicas!, no le encuentras una solución.
Algunas teorías indostánicas nos hablan del famoso concepto del Karma, y esa palabrita aterradora que a nadie le gusta, significa "Castigo", sí, un castigo de las Leyes Divinas, pero, ¿Un castigo porque te has preocupado por hacer las cosas lo mejor posible en tu vida?, no procede ni corresonde, allí debe haber algo más. (quizá un karma duro)
Cometiste muchos y muy graves errores en el pasado quizá ¡Sí!, pero has tenido el valor de reconocerlos, de modificarlos, de trascenderlos, y en todo caso ese "karma" ya está pagado con dolor, con sufrimientos, con desamparos, con soledad, con esfuerzos y superesfuerzos constantes y repetidos, y hasta allí todo es comprensible, pero...
Lo que en todo caso se saldría de la comprensión humana, es: ¿Porqué a la gente que se preocupa por crecer, por progresar, por compartir con los demás, lo poco o mucho que pueda llegar a tener, le va tan mal en algunos aspectos de su vida?. Pareciera que se trata de una lucha desigual entre el bien y el mal en plena acción, una especie de competencia a ver quién es el más fuerte o más templado, todo se le junta, y todo junto enloquece a cualquiera.
Sin embargo la verdad de todo esto, es que no basta ser la persona más fuerte o más lista, o ser la persona más templada del mundo. La gente se cansa a veces de ser fuerte o de ser templada, e igual tiene necesidades de comprensión, de afecto, de compañía física, de atenciones directas, de descanso en unos brazos protectores,
Las personas que padecen de orfandad emocional, y que carecen de atenciones directas, suelen refugiarse a menudo en actividades muy productivas que no siempre son bien vistas por los demás, porque de ello surgen envidias malintencionadas y allí ya no sólo se trata de atender un problema sino de dos: La falta de afecto y el dolor de la incomprensión, dos situaciones que de alguna manera pueden ser consideradas como pérdidas y como tales deben trabajarse como duelos emocionales.
Lo más recomendable sería en este caso, aceptar las cosas como son, sin mezclar sentimientos, ¿pero cómo hacer para no mezclar nuestros sentimientos cuando todo nos está llendo tan mal en la vida?, obviamente que el dolor suele quebrar a cualquiera por más fuerte y templado que sea, por más conocimientos académicos que se tenga, por más rica o poderosa que una persona sea, etc., igual se trata de un ser humano y no de un ser extraterrestre al que todo le da igual.
¡Claro que duele, y mucho!
¿Qué hacer entonces para cambiar los resultados de una vida equivocada? ¡Cambiar tu vida equivocada!, modificar actitudes pesimistas, tener más fe en ti mismo(a), atizarle más leña al fuego y levantarte de tus propias miserias psíquicas, no hay males que duren cien años, ni mortal que los aguante, todo pasa en la vida, ¡Todo!, hasta nosotros.
Entonces, pensemos alto y sintamos claro: ¿Qué cosas necesitamos cambiar de manera urgente? ¡LAS COSAS QUE MÁS DAÑO NOS ESTAN CAUSANDO! ¿Y cómo saber cuáles son esas cosas que más daño nos están causando? ¡jo!, parece una cátedra para niños ¿verdad?, ¡Pues no lo es! veamos:
¿Te has convertido en un proveedor emocional, económico, afectivo, congnitivo, educativo, laboral o social? Obsérvate, hasta qué grado puedes dar sin que se convierta en una costumbre o en una exigencia cada vez mayor por parte del otro. No tienes porqué sentirte agobiado(a) ni presionado(a) cuando no puedes o no quieres dar, lo que no estás en capacidad de dar. No tienes ninguna necesidad de sentirlo como una obligación y un deber ineludible, esa situación te hace sentir mal y de paso te lo aguantas y no lo dices (pobre de tu hígado), te implotas en vez de expresarlo.
¿Cuántas cosas callamos y nos aguantamos por respeto, por consideración, por prudencia, por otorgar concesiones al otro, o simplemente por no herir susceptibilidades? Preferimos quedarnos con todas esas indigestiones revueltas en el estómago sin digerir ¡Total, que yo soy más fuerte, más aguantador(a), más comprensivo(a)! -decimos- y nos engañamos miserablemente, pues si fuesemos tan fuertes y tan aguantadores y tan comprensivos, nuestro organismo enfermo por tanta amarga reacción y totalmente implotado con tanta cosa acumulada, no explotaría en reacciones de palomitas de maíz, para muestra un botón: La pérdida de control de nuestras emociones. ¡Obvio, el otro se siente herido cuando explotamos! y no sería extraño que hasta se sintiera la víctima principal.
Sin embargo, es de vital importancia poner los pies en la tierra, asomarnos a la realidad, ver las cosas como son -repito- aquí no proceden los sentimientos, no corresponden cuando ya existe un antecedente o causal tóxico que está alterando el sistema de pensamientos (o esquemas mentales), y el sistema de creencias, derivado de los aspectos socioculturales. Es como saber que estás comiendo algo que sabes que te hace daño, pero aún sabiendo que te hace daño, te lo sigues comiendo como si no estuviera pasando nada dentro de ti, ¿me explico?
Lo mismo sucede cuando por descuido nuestro o por condescendencia, permitimos que otros alteren el orden establecido en nuestra vida, pueden ser familiares, amigos, compañeros, vecinos o simplemente conocidos que de alguna manera hemos vinculado a nuestro diario vivir, pero la realidad es que ninguna relación nos dará la paz que nosotros mismos no hayamos creado y conservado en nuestro interior.
Ninguna relación nos brindará la felicidad que no construyamos, y sólo podremos ser felices con la otra persona cuando seamos conscientes que somos felices incluso cuando esa persona no está a nuestro lado. Sólo podremos amar siendo absolutamente independientes, hasta el punto de no tener que manipular ni manejar a los que decimos que queremos.
Para amar señores, se necesita más que una humilde autosuficiencia, se necesita autoestima y la práctica de una libertad responsable, porque pretender que otra persona nos haga felices y llene nuestras espectativas, es una fantasía narcisista que sólo traerá frustraciones.
Es por eso que necesitamos cambiar, crecer, madurar, y el día que podamos decirle al otro: "Sin ti también estoy bién", ese día estaremos más preparados para vivir en pareja.
La propuesta aquí es: Que evalúes quién has estado siendo en tu pareja, o dónde estás parado para iniciar una relación más sana. Evalúa si te consideras dador, tomador, dependiente, autosuficiente, indiferente, amoroso, víctima o victimario, acosador o acosado, etc. Trabaja en mejorar los puntos débiles para tu crecimiento como ser humano, luego te sentirás mejor y redundará en beneficios para tí y para los otros que te rodean.
Ahora para finalizar, quiero compartir contigo una hermosa plegaria Gestáltica que dice así:
Sucede a que a veces no nos explicamos porqué suceden fenómenos tan incomprensibles a la mente humana, y lo más cómodo en este caso sería culpar a otros de nuestros desaciertos, culpar al destino, culpar a la vida, o en última instancia, culpar a Dios, por todo lo que nos sucede.
Parece increíble, pero todo lo que nos pasa, lo proyectamos de alguna manera, y a manera de "carrilla bromista" los amigos suelen etiquetarte y hasta se atreven a decírtelo en tu propia cara: "oye, qué te pasa, ya te dura esa mala racha, estás salada" ¿Y cómo no? si por más legal que tú seas con los demás, por más que te esfuerces por ser responsable en todos tus actos de vida, por más respeto y valores que hayas cultivado a lo largo de tu existencia, por más esfuerzos que haces porque las cosas te salgan bien, parece que las planeas de manera contraria, y claro: ¡No te lo explicas!, no le encuentras una solución.
Algunas teorías indostánicas nos hablan del famoso concepto del Karma, y esa palabrita aterradora que a nadie le gusta, significa "Castigo", sí, un castigo de las Leyes Divinas, pero, ¿Un castigo porque te has preocupado por hacer las cosas lo mejor posible en tu vida?, no procede ni corresonde, allí debe haber algo más. (quizá un karma duro)
Cometiste muchos y muy graves errores en el pasado quizá ¡Sí!, pero has tenido el valor de reconocerlos, de modificarlos, de trascenderlos, y en todo caso ese "karma" ya está pagado con dolor, con sufrimientos, con desamparos, con soledad, con esfuerzos y superesfuerzos constantes y repetidos, y hasta allí todo es comprensible, pero...
Lo que en todo caso se saldría de la comprensión humana, es: ¿Porqué a la gente que se preocupa por crecer, por progresar, por compartir con los demás, lo poco o mucho que pueda llegar a tener, le va tan mal en algunos aspectos de su vida?. Pareciera que se trata de una lucha desigual entre el bien y el mal en plena acción, una especie de competencia a ver quién es el más fuerte o más templado, todo se le junta, y todo junto enloquece a cualquiera.
Sin embargo la verdad de todo esto, es que no basta ser la persona más fuerte o más lista, o ser la persona más templada del mundo. La gente se cansa a veces de ser fuerte o de ser templada, e igual tiene necesidades de comprensión, de afecto, de compañía física, de atenciones directas, de descanso en unos brazos protectores,
Las personas que padecen de orfandad emocional, y que carecen de atenciones directas, suelen refugiarse a menudo en actividades muy productivas que no siempre son bien vistas por los demás, porque de ello surgen envidias malintencionadas y allí ya no sólo se trata de atender un problema sino de dos: La falta de afecto y el dolor de la incomprensión, dos situaciones que de alguna manera pueden ser consideradas como pérdidas y como tales deben trabajarse como duelos emocionales.
Lo más recomendable sería en este caso, aceptar las cosas como son, sin mezclar sentimientos, ¿pero cómo hacer para no mezclar nuestros sentimientos cuando todo nos está llendo tan mal en la vida?, obviamente que el dolor suele quebrar a cualquiera por más fuerte y templado que sea, por más conocimientos académicos que se tenga, por más rica o poderosa que una persona sea, etc., igual se trata de un ser humano y no de un ser extraterrestre al que todo le da igual.
¡Claro que duele, y mucho!
¿Qué hacer entonces para cambiar los resultados de una vida equivocada? ¡Cambiar tu vida equivocada!, modificar actitudes pesimistas, tener más fe en ti mismo(a), atizarle más leña al fuego y levantarte de tus propias miserias psíquicas, no hay males que duren cien años, ni mortal que los aguante, todo pasa en la vida, ¡Todo!, hasta nosotros.
Entonces, pensemos alto y sintamos claro: ¿Qué cosas necesitamos cambiar de manera urgente? ¡LAS COSAS QUE MÁS DAÑO NOS ESTAN CAUSANDO! ¿Y cómo saber cuáles son esas cosas que más daño nos están causando? ¡jo!, parece una cátedra para niños ¿verdad?, ¡Pues no lo es! veamos:
¿Te has convertido en un proveedor emocional, económico, afectivo, congnitivo, educativo, laboral o social? Obsérvate, hasta qué grado puedes dar sin que se convierta en una costumbre o en una exigencia cada vez mayor por parte del otro. No tienes porqué sentirte agobiado(a) ni presionado(a) cuando no puedes o no quieres dar, lo que no estás en capacidad de dar. No tienes ninguna necesidad de sentirlo como una obligación y un deber ineludible, esa situación te hace sentir mal y de paso te lo aguantas y no lo dices (pobre de tu hígado), te implotas en vez de expresarlo.
¿Cuántas cosas callamos y nos aguantamos por respeto, por consideración, por prudencia, por otorgar concesiones al otro, o simplemente por no herir susceptibilidades? Preferimos quedarnos con todas esas indigestiones revueltas en el estómago sin digerir ¡Total, que yo soy más fuerte, más aguantador(a), más comprensivo(a)! -decimos- y nos engañamos miserablemente, pues si fuesemos tan fuertes y tan aguantadores y tan comprensivos, nuestro organismo enfermo por tanta amarga reacción y totalmente implotado con tanta cosa acumulada, no explotaría en reacciones de palomitas de maíz, para muestra un botón: La pérdida de control de nuestras emociones. ¡Obvio, el otro se siente herido cuando explotamos! y no sería extraño que hasta se sintiera la víctima principal.
Sin embargo, es de vital importancia poner los pies en la tierra, asomarnos a la realidad, ver las cosas como son -repito- aquí no proceden los sentimientos, no corresponden cuando ya existe un antecedente o causal tóxico que está alterando el sistema de pensamientos (o esquemas mentales), y el sistema de creencias, derivado de los aspectos socioculturales. Es como saber que estás comiendo algo que sabes que te hace daño, pero aún sabiendo que te hace daño, te lo sigues comiendo como si no estuviera pasando nada dentro de ti, ¿me explico?
Lo mismo sucede cuando por descuido nuestro o por condescendencia, permitimos que otros alteren el orden establecido en nuestra vida, pueden ser familiares, amigos, compañeros, vecinos o simplemente conocidos que de alguna manera hemos vinculado a nuestro diario vivir, pero la realidad es que ninguna relación nos dará la paz que nosotros mismos no hayamos creado y conservado en nuestro interior.
Ninguna relación nos brindará la felicidad que no construyamos, y sólo podremos ser felices con la otra persona cuando seamos conscientes que somos felices incluso cuando esa persona no está a nuestro lado. Sólo podremos amar siendo absolutamente independientes, hasta el punto de no tener que manipular ni manejar a los que decimos que queremos.
Para amar señores, se necesita más que una humilde autosuficiencia, se necesita autoestima y la práctica de una libertad responsable, porque pretender que otra persona nos haga felices y llene nuestras espectativas, es una fantasía narcisista que sólo traerá frustraciones.
Es por eso que necesitamos cambiar, crecer, madurar, y el día que podamos decirle al otro: "Sin ti también estoy bién", ese día estaremos más preparados para vivir en pareja.
La propuesta aquí es: Que evalúes quién has estado siendo en tu pareja, o dónde estás parado para iniciar una relación más sana. Evalúa si te consideras dador, tomador, dependiente, autosuficiente, indiferente, amoroso, víctima o victimario, acosador o acosado, etc. Trabaja en mejorar los puntos débiles para tu crecimiento como ser humano, luego te sentirás mejor y redundará en beneficios para tí y para los otros que te rodean.
Ahora para finalizar, quiero compartir contigo una hermosa plegaria Gestáltica que dice así:
Yo soy Yo
Tú eres Tú.
Yo no estoy en este mundo para cumplir tus expectativas
Tú no estás en este mundo para cumplir las mías.
Tú eres Tú
Yo soy Yo.
Si en algún momento o en algún punto nos encontramos
Será maravilloso
Si no, no puede remediarse.
Falto de amor a Mí mismo
Cuando en el intento de complacerte me traiciono.
Falto de amor a Ti
Cuando intento que seas como yo quiero
En vez de aceptarte como realmente eres.
Tú eres Tú y Yo soy Yo.(Fritz Perls)
Tú eres Tú.
Yo no estoy en este mundo para cumplir tus expectativas
Tú no estás en este mundo para cumplir las mías.
Tú eres Tú
Yo soy Yo.
Si en algún momento o en algún punto nos encontramos
Será maravilloso
Si no, no puede remediarse.
Falto de amor a Mí mismo
Cuando en el intento de complacerte me traiciono.
Falto de amor a Ti
Cuando intento que seas como yo quiero
En vez de aceptarte como realmente eres.
Tú eres Tú y Yo soy Yo.(Fritz Perls)
Colaboración: Psic. José de Jesús Aguilar Valdéz
e-mail: catedraldemexico@hotmail.com
e-mail: catedraldemexico@hotmail.com
Texto de autor desconocido.
Complemento y Adaptación: Doral. e-mail: doralorama@gmail.com
Complemento y Adaptación: Doral. e-mail: doralorama@gmail.com
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