¡Cerrando ciclos!

¡Cerrando ciclos!

Un puñado de pedacitos de tiempo que se va, una tarea concluida, un ciclo que termina, una etapa que debe cerrarse, recuerdos y más recuerdos, algunos alegres, otros tristes o más amargos que siguen y seguirán doliendo, pero al fin recuerdos, es todo lo que de pronto hay en nuestra vida ¿Y porqué no aceptar la idea de que debemos cerrar bien la puerta de los recuerdos dolorosos?

Suele suceder que todas esas despedidas del tiempo, de actividades, tareas, eventos y etapas de nuestra existencia (incluyendo a las personas que pasaron por nuestra vida), suelen convertirse en un nuevo reto que afrontar, nos referimos enfáticamente al hecho de que aún sabiendo que eso ya se fué, ya pasó, el hostigamiento mental duele al no querer renunciar completamente a ese pasado... ¡Porque eso ya es historia, es pasado!, está muerto y enterrado y no tiene regreso posible.

Pero lo curioso de todo esto, es que el sentimiento de apego, se niega a renunciar a la esperanza, y con mil y una artimañas (mañas con arte), con mil excusas y pretextos siempre, la humana personalidad del individuo, se queda fijada en el tiempo, no entiende que la vida debe seguir, no se da cuenta de que algunos ciclos terminaron, y se cerraron para siempre en la realidad, y que podrá o no, conservar en su mente o en su corazón esos bellos o feos momentos del ayer, pero jamás apartarse del sentido común, para tener el valor de poner a cada etapa, cosa o persona del ayer, en su lugar.

Cerrar ciclos entonces se convierte en un verdadero arte, una empresa que requiere de mucha responsabilidad, serenidad, rectitud, honestidad, sinceridad y seriedad, estar bien centrados en lo que se quiere lograr en el futuro, y no quedarse allí, con los brazos cruzados y suspendidos entre el cielo y el infierno, a la deriva de las circunstancias... ¡A ver qué pasa!, porque eso es perder el tiempo miserablemente y además corriendo el riesgo del retroceso.

Entonces, lo mejor es estar bien seguros de lo que realmente hemos de hacer para lograr lo que queremos en el futuro, sin estar vacilando, ni volteando cada rato hacia atrás, o estar pensando en lo que pudo haber sido y no fué. El "hubiera" no existe, sólo es una palabra fuera de tiempo, fuera de lugar y fuera de todo contexto íntimamente universal... ¡El aquí y ahora es todo lo que cuenta y es todo lo que tenemos! más las circunstancias generadas en el pasado.

Es con ese sentimiento de duda, de indecisión o inseguridad con lo que se tiene que enfrentar en el presente y trabajar la duda y la indecisión es conocer profundamente esas zonas de oportunidad para crecer, para madurar, para ascender a estratos superiores de conciencia. ¿Porqué esperar a lo desconocido?, ¿Porqué confiarnos a lo incierto o a lo que todavía no existe?.

Apostarle por lo tanto a tu presente tal como es, pero con seguridad, con voluntad, confianza en tí mismo(a) y con fe, es la mejor opción para cerrar círculos aprovechando el tiempo... ¡Tu tiempo!. Pero si no eres feliz, si las cosas no han ido como tú lo has esperado hasta hoy... Espera... Espera... Hey espera... Sigue esperando... sí; sigue esperando un poco más y no te quiebres, no pienses que te han utilizado, o se han aprovechado o burlado de ti o de tu buena fe, deja que crean que son ellos los fuertes, los astutos, los inteligentes... ¡Pobres estúpidos ignorantes con credenciales! otórgales tú;  la concesión de su propia obra y rescata la tuya mateniéndote digno(a) con la frente muy alta, pero retirándoles tu poder con todo lo que tú eres y no desesperes, no se trata de olvidar, sino de vomitar tus indigestiones, se trata de sanar... ¡Por favor no desesperes! y deja que tu fe descance en las manos de Dios, a Él será muy difícil que traten de hacerlo tonto como pretendieron hacerlo contigo.

Llegarán tus logros muy pronto, confía en tí, cuida tu pobre hígado por favor y confia en Dios que tus logros llegarán, después de tus lágrimas... ¡Pero llegarán!, y entonces... sólo entonces podrás cerrar otro círculo más de vida, y el que más grande felicidad traerá a tu alma: El haber vencido a tu propio desaliento en el que estás atrapada(o) hoy. Eso es todo.

Con mis respetos y cariño siempre,

Doral.