¿DESAHOGOS EN LA RED?
Dificultades
en el trabajo, discusiones con la pareja, agobios económicos, conflictos con
los hijos, problemas de salud, frustraciones personales, etc., la lista de
situaciones que nos generan desasosiego y malestar es larga, y los “dolores de
cabeza” se renuevan continuamente.
Algunas
de estas desdichas son puntuales e intensas y otras de larga duración, pero
todas tienen algo en común: producen en nosotros una sensación de ahogo
emocional y psicológico que reduce nuestra capacidad de desarrollo y almacenan
en nuestra mente y organismo una tensión nerviosa, que puede estallar de forma
descontrolada o a la larga dañar nuestra salud.
Para seguir adelante, necesitamos desahogarnos, liberarnos de ese peso
interior, ¿pero cómo podemos conseguirlo?
INVESTIGACIÓN:.-
“Lo que queda adentro se pudre”, reza un proverbio oriental, referido a las “toxinas
mentales” que guardamos en nuestro interior en lugar de expulsarlas, pero según
dos investigaciones estadounidenses,
Internet quizá no sea el entorno más idóneo para desahogarse, ya que
despotricar en los sitios web podría hacer que uno se sienta menos feliz y más
enfadado, según recoge la Ciber-Psicología Conductista. (Cyberpsychology, Behavior).
Los
dos estudios mencionados fueron realizados por un mismo equipo de la
Universidad de Wisconsin, en Green Bay. El primero develó que las personas que
visitan los sitios “Web de quejas” para expresar sus desacuerdos o para
criticar, se sienten más relajados después de publicar un comentario, pero
después tienden a sentir más ira y a manifestar su frustración de maneras
inapropiadas.
La
segunda investigación de la UWGB, encontró que tanto leer las quejas, criticas
y escritos hostiles de otros como escribir los propios, se relaciona con
cambios negativos en el ánimo. Según el Dr. Ryan Martin, autor principal de
estos trabajos y profesor de desarrollo humano y psicología, aunque el estudio
se centró en los “sitios web de quejas”, donde los usuarios intercambian
comentarios para desahogarse o incluso atacarse mutuamente, la investigación
tiene implicaciones para las redes sociales como Facebook o Twitter, y los
sitios de noticias y blogs, en los que habitualmente se realizan comentarios.
Claroscuros
del desahogo “On line”. Para este experto, Internet pone en evidencia los
problemas de impulsividad de las personas y algunas webs que funcionan como
sacos de boxeo o “muñecos bobos”
virtuales que refuerzan las conductas nocivas. “Las personas desean sentir que
están haciendo algo y creen que expresar sus
sentimientos al mundo ayudará”, pero a algunas de ellas, despotricar en
línea les causa una sensación de impotencia y de que no podrán cambiar las
cosas.
Para
desahogarse o consolarse, es preferible dialogar “cara a cara” o por teléfono,
con una persona de confianza que, para la psicóloga clínica Margarita García,
ha de reunir ciertos requisitos, para que “el desahogo sea realmente sanador”,
Según
la Directora del Centro Hara de Crecimiento Personal, “La persona a que
acudamos para hablar ha de ser, ante todo, alguien ecuánime, que ni acostumbre
a ningunear o quitarle importancia a los problemas, bajo la ilusoria creencia
de que así no existen o son más fáciles de sobrellevar, ni que tampoco los
exagere o dramatice, echándole más gasolina al fuego”.
Según
esta facultativa, “lo primero que suelen hacer las personas que pasan por un
mal trance vital, es acudir a s u
círculo social o familiar más próximo, para contarle sus problemas y vivencias
a algún pariente, amigo o algún conocido en quien confían, con la esperanza de
que le ayuda a aliviar su “carga emocional” . Sin embargo, para desahogarnos,
buscar apoyo o consuelo, calma a nuestro dolor y ansiedad, recuperar la
esperanza y el ánimo, “hemos de elegir cuidadosamente a nuestro interlocutor,
que debe ser alguien con el que podamos comunicarnos desde el entendimiento, el
respeto, la aceptación positiva incondicional, la confianza, y que sepa
escucharnos con la atención de su corazón y con la mente fresca, pero sobre
todo, con actitud humanista.
En
conclusión: “Solo hemos de desahogarnos con aquellas personas o seres queridos
que sepan mantener un silencio atento para entendernos, que acepten nuestras
emociones, que nos permitan mostrarnos vulnerables o débiles, que nos den la
libertad de expresar lo que somos y sentimos, y que nos acompañen y abracen en
esos momentos”, recomienda la Dra. García.
Fuente:
El Debate de Culiacán.
www.debate.com.mx
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