¿Sexo por amor, o por conveniencia?
No es extraño encontrar hoy en día el famoso “trueque” (si me das, te doy, y si no me das, yo no tengo porqué darte nada), que está de moda entre las parejas modernas (principalmente entre los adolescentes), que en plena búsqueda de su identidad sexual, confunden fácilmente sus sensaciones de placer fisiológico, con sus sentimientos, o las mezclan con sus necesidades afectivas-emocionales, incluso tratan de “negociar” con la chica o chico de sus sueños, el precio o condiciones para permanecer juntos por unas horas a solas y dar rienda suelta a sus impulsos hormonales.
Otras parejas lo hacen simplemente por experimentar, por saber qué es lo que se siente tener relaciones sexuales, perder su virginidad… “hacerse mujer, o hacerse hombres” –dicen-: “Fuiste mía, yo te hice mujer”… “Yo te hice hombre, porque también fue tu primera vez” . Ambos se sienten maduros y triunfadores, dueños del mundo porque ya tuvieron sexo, Se devoraron su mundo de un sólo bocado y sin digerirlo… ¿Qué tipo de protección puede tomar una pareja que le urge irse a la cama con cualquiera? ¡Ninguna! Y de allí que salen para multitud de problemas.
Pero lo más grave aún, es que hoy día, la tecnología está tan avanzada con sus medios de comunicación, que se presta para fomentar las famosas “citas a ciegas”, donde a hombres y mujeres les basta una sola conversación y unos pocos datos, para creer que se ha encontrado a su “Alma gemela”, “Al hombre, o mujer de sus sueños”, y no les importa estar en los extremos del mundo, con muchas horas de diferencia en los horarios, lo mismo se desnudan inmediatamente frente a sus cámaras web, para satisfacer al otro… “porque vas a ser mi mujer”, o “ya eres mi marido virtual y algún día vas a venir a conocerme en persona”. Puf.. ¡Qué iluso suena eso!
Cuando hay química en una pareja, no hay poder humano que la separe. No hay pre-cauciones ni pre-visiones de ninguna especie. La mujer solitaria y necesitada de afectos, prefiere creer en todo lo que le dice el hombre que vive al otro lado del planeta tierra, o extremos del mundo. En la mayoría de los hombres, sucede lo mismo. Promesas van y vienen por el ciber-espacio o promesas directas en las redes telefónicas, mismas que pueden durar vigentes por años y no concretarse ninguna.
Los amores por internet, son como los juegos de albur: Se puede ganar todo o perderlo todo, hasta la dignidad y la vergüenza, buen cuidado hay que tener en primero conocer a la persona con la que se está tratando, asegurarse quién es realmente esa persona que está atrás del computador (que está jurando amor eterno) qué principios, qué educación y qué hábitos tiene. No se trata solamente de creer en una fría fotografía, que tal vez ni corresponda a la persona con la que estamos hablando. Sucede que la imagen es de otra persona y el engaño en ese caso, sería doble por la mentira y por el fraude de sentimientos. (es doble el riesgo que se corre).
Pero en el caso de las parejas que sí se conocen personalmente, las que viven en la misma ciudad (o cerca) que trabajan o estudian en el mismo colegio o universidad, esas sí se van a la aventura sin pensarlo dos veces. Algunas se conocieron en el antro y al calor de las copas, terminaron su noche en una cama… y sin ninguna protección. Y yo me pregunto: ¿Se le puede llamar amor a ese tipo de relaciones efímeras y pasajeras?. A algunos chicos cuando se les pasa la borrachera, ya no quieren volver a saber nada de la desafortunada mujer que por frívola y descuidada hasta pudo haber quedado embarazada o infectada, Dios sabe con qué enfermedad de contagio sexual.
Entonces, es muy importante invitar a la más profunda de todas las reflexiones: ¿Qué hago, o qué estoy haciendo con lo que siento?, ¿Cómo, o de qué manera canalizo mis energías personales?, ¿Tengo información suficiente sobre cómo controlar la explosión de mis emociones?, ¿Estoy preparada(o) para enfrentar cualquier riesgo o situación que se me presente?, ¿Cuento con alguna persona de toda mi confianza para comentarle mis cosas?.
Si tienes alguna duda sobre este tema, no dudes en escribirme, prometo responder a la mayor brevedad posible, sea de manera pública o privada, como tú me lo indiques. ¿De acuerdo? Y recuerda: Vale más prevenir que lamentar dos veces lo que pudo haberse evitado a tiempo.
Con mis respetos y cariño siempre.
Doral.
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