¿Has pensado alguna vez en el suicidio?
Qué fácil, pero qué fácil es buscar la salida por una puerta falsa, cuando el agua ya te llegó hasta el cuello y no encuentras solución a tus problemas, ¿verdad?. Es apenas "normal" que quieras huir, que quieras escapar, que no quieras saber nada de nada ni de nadie cuando ya no tienes a nada más a qué apelar, te sientes atrapada en un callejón oscuro que no parece tener final ni salida. El dolor ensordecedor no te permite tener nada claro en tu razón atormentada, y el corazón ya perdió su paz, su fe y su sentido de vivir.
¿Desesperación?, ¿Angustia?, ¿Impotencia?, ¿Rabia?... sigues buscando la salida. Tu mente está a apunto de romperse en mil pedacitos y no parece haber solución a tus problemas. Estás a punto de extraviarte en el bosque de tu vida y sin ninguna esperanza todo parece haber perdido su razón de existir. Pero aquí cabe hacerse una pregunta: ¿Qué tan grande pueden ser tus problemas que no encuentres por ningún lado la solución? veamos:
Muchas veces vamos por la vida acumulando pesares, rencores, sentimientos y resentimientos mal enfocados, mal canalizados y mal digeridos, se van quedando guardados allí en el cajón más escondido del inconciente y creemos que son asuntos ya trascendidos, ya solucionados, ya olvidados del pasado y eso no es así; esos elementos subjetivos se convierten en una amenaza mental, porque pueden surgir como salteadores en el camino, y en el momento en que menos lo esperamos. Nos referimos enfáticamente a los recuerdos, a las viejas heridas sentimentales, a los odios añejos, y a las cosas que ya de plano no supimos nunca cómo manejar. No se olvidaron ni desaparecieron... ¡Están allí!, esperando su momento para resurgir con la asociación de una aroma, una vieja fotografía, el encuentro con una persona del ayer, una carta, una noticia, un viejo libro, un poema, una canción, una emoción, un nuevo latido del corazón en añoranza, etc.
Los defectos de caracter, son manifestaciones egoicas del "Yo", no siempre gratas para quien las vive, o para quien las observa, pero que continuamente están sujetas a un valedor múltiple que las viste de inocencia, me refiero a los mecanismos de defensa del yo, de los que nos habla Ana Freud, hija del Padre del Psicoanálisis Dr. Sigmund Freud, en su libro titulado precisamente con el mismo nombre: Los mecanismos de defensa del yo.
Quien no sabe cómo se manifiestan estos mecanismos en defensa de su yo propio, siempre se considerá una mártir, una víctima de las circunstancias, una persona utilizada por los demás, manipulada, burlada, abusada, etc., se sentirá siempre una blanca paloma llena de pureza e inocencia, y los otros son los sátiros, los malos, los ingratos, los traicioneros, los crueles, los que hacen fraude, los que no deberían existir en este mundo... ¿Yo? ¡Imposible!, ¡Yo soy una buena persona!, yo no robo, yo no mato, yo voy a misa cada ocho días, me confieso y comulgo, ahhh, pero salgo de misa, hablando pestes del vestido de la fulana, o de la sutana tacaña que no dió nada de diezmo, o de aquella vecinita que se estaba durmiendo durante el sermón, o de la comadre que llevaba sucios sus zapatos. La persona sale del templo dándose golpes de pecho por su pureza, pero hablando pestes de los demás y despellejando vivo a su prójimo. ¡Ah, pero ellos son los malos de la película! ¿Yo por qué?
Entonces, con esa mentalidad, con esa forma de pensar y de sentir, será muy difícil convencernos a nosotros mismos que necesitamos revisarnos interiormente para poder descubrir y sacar todo ese mundo de basura acumulada en el inconsciente a través del tiempo, pero no queremos entender porqué duelen y siguen doliendo los recuerdos del ayer, aquello que me pasó en mi niñez, aquél insulto, aquél desprecio, aquél momento doloroso de una ruptura sentimental, aquél castigo inmerecido, la muerte de un ser querido, la despedida de alguien muy cercano, o en última instancia, saber que todas nuestras amigas y amigos del colegio ya se casaron y yo sigo aquí; sola como un perro, sin novio, sin nuevos amigos, sin vida social, sin ganas de salir a ningún lado, comiendo chucherías de noche y de día para llenar mis vacíos existenciales, etc. y como es obvio, la vida va perdiendo su rumbo y su sentido de existir.
Llega el momento en que ya nada te llena; nada te consuela, nada te refuerza, nada te atrae, nada te convence de que estás mal, muy mal y que estás tocando fondo, justo frente a la puerta ya no de la tristeza, sino de algo más delicado que se llama depresión profunda, y cuando esa depresión profunda ha rebasado, digamos un período de aproximadamente seis meses, allí ya hay un problema psicológico muy grave que atender. Y cuando una persona está deprimida y no recibe tratamiento, tiene cuatro veces más posibilidades de desarrollar dependencia a sustancias tales como el alcohol, las drogas, la comida, u otras adicciones como el internet, la televisión, las compras compulsivas, etc., que cuando no ocurre esto”
Depresión crónica es la puerta más segura que conduce directo al suicidio, te guste o no, lo aceptes o nó, lo creas o no. ¿Qué más da que lo creas o no?, esas no son cosas para creer o no, sino que asi son; hay estudios científicos que lo han demostrado hasta la saciedad y contra eso no podrás seguirte negando.
¿Tus dolores son añejos?, ¿Tu soledad te está matando?, ¿Te dejaron tus amigos?, ¿Te aburre salir de tu casa?, ¿Vives en constante desaliño?, ¿Todo te da igual? ¿Tiendes a generalizar todas las cosas y también a las personas? ¿No le ves el lado amable a la vida? ¿Eres afecta a la crítica mordaz?, ¿A los chismes? ¿A la intriga?, ¿No te gusta hacerte responsable de tu vida? ¿Te sientes minimizada?, etc. entonces te has ganado un pase de cortesía directa para entrar a un hospital psiquiátrico, quizá no estés tan grave como parece, pero no estaría de más hacerte revisar por un profesional de la salud mental,¡No temas!, no estás loca, sólo estás cansada de sufrir tu propio claustro, y se que en tu alma has escuchado muchas veces ese grito desesperado que te pide: ¡Cambia, por favor cambia!, pero no sabes cómo cambiar, porque nadie te ha enseñado cómo cambiar, ni nadie ha tenido la delicadeza para contigo, de explicarte que la conducta es modificable ¿verdad?, pero...
¡Tranquila!, no pasa nada...
Podemos empezar a cambiar en este momento si tú lo deseas, ¿Cómo? observando si padeces alguno de los síntomas anteriormente señalados, si descubriste que tienes estos signos o síntomas, ya es un gran avance, ya estás en el camino de corregirte y de cambiar tu estilo de vida. O si algún familiar tuyo los padece, no trates de cuestionarle, si realmente quieres ayudarle, empieza por no culparle, se trata de una enfermedad de la mente que es curable, tiene solución psicológica, pónlo en manos de una persona que conozca de estas cosas, canalízale a un centro donde pueda recibir terapia individual, grupal o familiar si fuese necesario, no trates de darle soluciones mágicas, ni lo prejuzgues sin piedad porque lo estarás hundiendo más y más pronto optará por suicidarse, ¿de acuerdo?, suele suceder que a veces por querer hacer un bien, resultamos haciendo el peor mal de nuestra vida.
Finalmente, si esa persona te tiene confianza y quiere comentarte sus cosas, escúchale pacientemente, pero sin interrumpir su diálogo, ayúdale a superar su temor por el llanto, o su miedo a la expresión de su dolor. Déjale que saque a la luz todo lo acumulado, ayúdale a que no se reprima más sus lágrimas, recuerda que las lágrimas lavan el alma. Llorar es una manifestación del YO que está orando: YO-ORAR, entonces finalmente también tú habrás aprendido algo más si observas con detenimiento: ¿Te das cuenta que las lágrimas y el llanto se constituyen en todo un lenguaje que nos pueden decir tantas cosas?
Anímate mujer; tú puedes (si quieres), convertirte en una impulsora de otros que quizá te necesiten y ni cuenta te has dado, conviértete en una promotora de la salud y recuerda, en el servicio a otros, encontrarás tu propia salud emocional y mental que tanto busca y por siempre ha buscado tu hermoso corazón de mujer. Eso es todo.
Ya para terminar, sólo me resta hacerte un hermoso regalo: "Nadie te puede hacer sentir inferior sin tu consentimiento" ¿Me lo aceptas por favor"
Con mis respetos y cariño siempre,
Doral.
¿Desesperación?, ¿Angustia?, ¿Impotencia?, ¿Rabia?... sigues buscando la salida. Tu mente está a apunto de romperse en mil pedacitos y no parece haber solución a tus problemas. Estás a punto de extraviarte en el bosque de tu vida y sin ninguna esperanza todo parece haber perdido su razón de existir. Pero aquí cabe hacerse una pregunta: ¿Qué tan grande pueden ser tus problemas que no encuentres por ningún lado la solución? veamos:
Muchas veces vamos por la vida acumulando pesares, rencores, sentimientos y resentimientos mal enfocados, mal canalizados y mal digeridos, se van quedando guardados allí en el cajón más escondido del inconciente y creemos que son asuntos ya trascendidos, ya solucionados, ya olvidados del pasado y eso no es así; esos elementos subjetivos se convierten en una amenaza mental, porque pueden surgir como salteadores en el camino, y en el momento en que menos lo esperamos. Nos referimos enfáticamente a los recuerdos, a las viejas heridas sentimentales, a los odios añejos, y a las cosas que ya de plano no supimos nunca cómo manejar. No se olvidaron ni desaparecieron... ¡Están allí!, esperando su momento para resurgir con la asociación de una aroma, una vieja fotografía, el encuentro con una persona del ayer, una carta, una noticia, un viejo libro, un poema, una canción, una emoción, un nuevo latido del corazón en añoranza, etc.
Los defectos de caracter, son manifestaciones egoicas del "Yo", no siempre gratas para quien las vive, o para quien las observa, pero que continuamente están sujetas a un valedor múltiple que las viste de inocencia, me refiero a los mecanismos de defensa del yo, de los que nos habla Ana Freud, hija del Padre del Psicoanálisis Dr. Sigmund Freud, en su libro titulado precisamente con el mismo nombre: Los mecanismos de defensa del yo.
Quien no sabe cómo se manifiestan estos mecanismos en defensa de su yo propio, siempre se considerá una mártir, una víctima de las circunstancias, una persona utilizada por los demás, manipulada, burlada, abusada, etc., se sentirá siempre una blanca paloma llena de pureza e inocencia, y los otros son los sátiros, los malos, los ingratos, los traicioneros, los crueles, los que hacen fraude, los que no deberían existir en este mundo... ¿Yo? ¡Imposible!, ¡Yo soy una buena persona!, yo no robo, yo no mato, yo voy a misa cada ocho días, me confieso y comulgo, ahhh, pero salgo de misa, hablando pestes del vestido de la fulana, o de la sutana tacaña que no dió nada de diezmo, o de aquella vecinita que se estaba durmiendo durante el sermón, o de la comadre que llevaba sucios sus zapatos. La persona sale del templo dándose golpes de pecho por su pureza, pero hablando pestes de los demás y despellejando vivo a su prójimo. ¡Ah, pero ellos son los malos de la película! ¿Yo por qué?
Entonces, con esa mentalidad, con esa forma de pensar y de sentir, será muy difícil convencernos a nosotros mismos que necesitamos revisarnos interiormente para poder descubrir y sacar todo ese mundo de basura acumulada en el inconsciente a través del tiempo, pero no queremos entender porqué duelen y siguen doliendo los recuerdos del ayer, aquello que me pasó en mi niñez, aquél insulto, aquél desprecio, aquél momento doloroso de una ruptura sentimental, aquél castigo inmerecido, la muerte de un ser querido, la despedida de alguien muy cercano, o en última instancia, saber que todas nuestras amigas y amigos del colegio ya se casaron y yo sigo aquí; sola como un perro, sin novio, sin nuevos amigos, sin vida social, sin ganas de salir a ningún lado, comiendo chucherías de noche y de día para llenar mis vacíos existenciales, etc. y como es obvio, la vida va perdiendo su rumbo y su sentido de existir.
Llega el momento en que ya nada te llena; nada te consuela, nada te refuerza, nada te atrae, nada te convence de que estás mal, muy mal y que estás tocando fondo, justo frente a la puerta ya no de la tristeza, sino de algo más delicado que se llama depresión profunda, y cuando esa depresión profunda ha rebasado, digamos un período de aproximadamente seis meses, allí ya hay un problema psicológico muy grave que atender. Y cuando una persona está deprimida y no recibe tratamiento, tiene cuatro veces más posibilidades de desarrollar dependencia a sustancias tales como el alcohol, las drogas, la comida, u otras adicciones como el internet, la televisión, las compras compulsivas, etc., que cuando no ocurre esto”
Depresión crónica es la puerta más segura que conduce directo al suicidio, te guste o no, lo aceptes o nó, lo creas o no. ¿Qué más da que lo creas o no?, esas no son cosas para creer o no, sino que asi son; hay estudios científicos que lo han demostrado hasta la saciedad y contra eso no podrás seguirte negando.
¿Tus dolores son añejos?, ¿Tu soledad te está matando?, ¿Te dejaron tus amigos?, ¿Te aburre salir de tu casa?, ¿Vives en constante desaliño?, ¿Todo te da igual? ¿Tiendes a generalizar todas las cosas y también a las personas? ¿No le ves el lado amable a la vida? ¿Eres afecta a la crítica mordaz?, ¿A los chismes? ¿A la intriga?, ¿No te gusta hacerte responsable de tu vida? ¿Te sientes minimizada?, etc. entonces te has ganado un pase de cortesía directa para entrar a un hospital psiquiátrico, quizá no estés tan grave como parece, pero no estaría de más hacerte revisar por un profesional de la salud mental,¡No temas!, no estás loca, sólo estás cansada de sufrir tu propio claustro, y se que en tu alma has escuchado muchas veces ese grito desesperado que te pide: ¡Cambia, por favor cambia!, pero no sabes cómo cambiar, porque nadie te ha enseñado cómo cambiar, ni nadie ha tenido la delicadeza para contigo, de explicarte que la conducta es modificable ¿verdad?, pero...
¡Tranquila!, no pasa nada...
Podemos empezar a cambiar en este momento si tú lo deseas, ¿Cómo? observando si padeces alguno de los síntomas anteriormente señalados, si descubriste que tienes estos signos o síntomas, ya es un gran avance, ya estás en el camino de corregirte y de cambiar tu estilo de vida. O si algún familiar tuyo los padece, no trates de cuestionarle, si realmente quieres ayudarle, empieza por no culparle, se trata de una enfermedad de la mente que es curable, tiene solución psicológica, pónlo en manos de una persona que conozca de estas cosas, canalízale a un centro donde pueda recibir terapia individual, grupal o familiar si fuese necesario, no trates de darle soluciones mágicas, ni lo prejuzgues sin piedad porque lo estarás hundiendo más y más pronto optará por suicidarse, ¿de acuerdo?, suele suceder que a veces por querer hacer un bien, resultamos haciendo el peor mal de nuestra vida.
Finalmente, si esa persona te tiene confianza y quiere comentarte sus cosas, escúchale pacientemente, pero sin interrumpir su diálogo, ayúdale a superar su temor por el llanto, o su miedo a la expresión de su dolor. Déjale que saque a la luz todo lo acumulado, ayúdale a que no se reprima más sus lágrimas, recuerda que las lágrimas lavan el alma. Llorar es una manifestación del YO que está orando: YO-ORAR, entonces finalmente también tú habrás aprendido algo más si observas con detenimiento: ¿Te das cuenta que las lágrimas y el llanto se constituyen en todo un lenguaje que nos pueden decir tantas cosas?
Anímate mujer; tú puedes (si quieres), convertirte en una impulsora de otros que quizá te necesiten y ni cuenta te has dado, conviértete en una promotora de la salud y recuerda, en el servicio a otros, encontrarás tu propia salud emocional y mental que tanto busca y por siempre ha buscado tu hermoso corazón de mujer. Eso es todo.
Ya para terminar, sólo me resta hacerte un hermoso regalo: "Nadie te puede hacer sentir inferior sin tu consentimiento" ¿Me lo aceptas por favor"
Con mis respetos y cariño siempre,
Doral.
Doral:
ResponderEliminarAntes yo decia que los que suicidaban eran cobardes por no buscar una solución,antes de quitarse la vida,despues pasaron muchas cosas en mi vida y entre en depresión,habia momentos que lo que deciaba era morir y yo misma me decia que no ya que en la vida hay tantas cosas bellas por la cual vivir,empeze a reconocer que los que desiden suicidarse necesitan mucha ayuda y sobre todo amor,comprendi la gran soledad que sienten aunque tengan personas a su alrededor,cuando alguien se suicida lo ase estando fuera de control porque ya no piensa solo actuan,la peor desición que podemos tomar es quitarnos la vida ya que no nos pertenece es de Dios,yo pedi perdón por decir en ocasiones me quiero morir ya no puedo más,sabes despues suplicaba a Dios que me ayudara que sacara de mi corazón todo lo que me destrosaba,busque ayuda y e logrado salir adelante,hoy disfruto de el amor de mi familia y más de mis dos hijitos más chiquitos que cuando llego correan a alcanzarme y sonrien,eso para mi es la vida y le agradesco a Dios por tantas bendiciones. muy cieerto doris NADIE PUEDE ASERME SENTIR MAL SIN MI CONSENTIMIENTO.
Hoy disfruto mucho más de mi vida.
Huy mi Conchy querida, se perdió la anterior respuesta, lástima, blogger me bromeó ni modo hermanita, a ver si ahora te llega mi saludo y agradecimientos por escribirnos.
ResponderEliminarTQM
Doral.
Quienes no han padecido este sentimiento durante años jamás lo comprenderán.
ResponderEliminarAMIGO(A) ANONIMO(A)
ResponderEliminarSolamente quien no ha pasado por el hielo del dolor, jamás sabrán lo que significa realmente el dolor, tiene ud. razón.
Saludos y gracias por escribirnos.
Doral.
MUY HERMOSA TU PAGINA Y MUY VERDADERO LO QUE EN ELLA SE ESCRIBE, HERMOSAS IMAGENES
ResponderEliminarGracias de todo corazón por tan valioso comentario vuestro amiga "anónimo".
ResponderEliminarEncantada con su visita,
Doral.