jueves, 14 de octubre de 2010

Cómo sanar viejas heridas sentimentales.



Cómo sanar viejas heridas sentimentales.

Hay un adagio anónimo del siglo XIX, con el cual se identifica poderosamente el artículo de hoy, el mismo dice: "Cuando nos ocupamos de los defectos y los errores de otras personas, el espejo de nuestra mente los refleja como si absorbiera esas imágenes que después se incorporan a nuestra alma. Y no es raro que con el tiempo ella (nuestra alma) empiece a expresar a través del cuerpo lo que ha asimilado. Por eso sucede a menudo que quienes censuran el proceder o defectos ajenos, acaban por practicar inconscientemente lo mismo que condenaron en el prójimo."

Lo mismo sucede cuando no hemos aprendido a curar (o cerrar), las viejas heridas sentimentales. Hay quienes aseguran que ya no les importa el pasado, pero diariamente siguen exhumando los recuerdos que atormentan, y no sería difícil adivinar cuán fácil sería terminar llorando por algo que hace mucho tiempo pasó, y ahora veremos por qué sucede este fenómeno:

Por principio de cuentas amigas queridas, aquí y ahora, pondremos un claro ejemplo de: ¿Qué pasaría si un cirujano cualquiera, hiciera una incisión a su paciente con el bisturí, le dejara la herida abierta y se retirara del quirófano?

Lo más probable es que la herida abierta se infecte inmediatamente, y se expanda hacia otras zonas del organismo (si no se le brinda atención) y la infección provoque una reacción de dolor insoportable. Así mismo sucede con las heridas que recibe el corazón. Las heridas sentimentales también sangran y supuran sus gotitas de impotencia dolorosa, desaliento, tristeza, melancolía, añoranza y amor propio (orgullo) lastimado, cansado hasta el grado de las lágrimas y el consuelo no les llega.

¿Qué pasa entonces, cuando las heridas del alma se han infectado y se han esparcido por todas las zonas o rincones del inconciente?

Para cerrar las viejas heridas sentimentales y concluir con esa etapa, se requiere de dos cosas principalmente.

1.- Dar al tiempo su compás de espera y en el ínter,
2.- Analizar seriamente lo sucedido, mediante una profunda reflexión sincera.

Pero si en vez de hacer eso, nos precipitamos y queremos embarcarnos inmediatamente con otra nueva pareja, seguro que vamos a parar a un puerto incierto e inseguro, o directo a un nuevo fracaso. No es posible tener éxito en la nueva relación, porque ni siquiera estamos en capacidad de darnos cuenta si aceptamos tener una nueva pareja por miedo a estar solas, por necesidad de afecto, por llenar el vacío, o simplemente por venganza, o por despecho y por supuesto estaríamos incurriendo en un doble error, pues no son las mejores condiciones para empezar con una nueva relación.

¿Saben por qué?

Pues por la simple razón de que cuando alguien se precipita, está en el camino o posibilidad de volverse a equivocar. Tan pronto termina una relación y corre a refugiarse en otra, está indicando muchas cosas, allí hay algo más que una simple conducta, allí hay algo más que una simple actitud, y aquí cabe preguntarse: ¿Qué sucedería si pasado algún tiempo regresara el o la ex y le volviera a sacudir todito el tapete de sentimientos?, allí sí que se complicarían las cosas, pues no sólo se tendría a la vista un problema grave que resolver, sino dos.

Por un lado, pensó que su nueva relación acabaría con su soledad, llenaría sus vacíos existenciales, y de paso le serviría para cobrarle a su ex la ruptura sentimental, pero por otro lado no estaba tan seguro de haber dejado de amarle, y se ha metido en un santo berenjenal que no tardará mucho tiempo para descubrir que se encuentra dentro de un callejón sin salida y que no le queda otra opción más que preguntarse:

¿Qué he hecho con mi vida?, ¿Porqué no supe esperar?, ¿Porqué ahora me siento más desesperado(a)?, ¿Porqué me duele tanto volverle a ver? ¿Porqué ahora no puedo ya hacer nada?, ¿Cómo puedo arreglar esto que me está matando? ¿Qué hago con mi pareja actual? ¿La termino sin decirle nada, o le digo toda la verdad? ¿Y si el otro o la otra me vuelve a fallar?

No cabe duda de que antes de que le vuelvan a fallar, por defaul se habrá fallado asimismo primero, si no actúa con honestidad: ¿Qué siente realmente por su actual pareja? ¿Realmente quiere con ella(él) una relación estable, formal y duradera?, ¿Qué beneficios o perjuicios le trae esa persona a su vida? ¿Para qué o por qué la quiere a su lado?, ¿Qué está dispuesto(a) a hacer para concretar su situación tan dolorosa?. Son preguntas que de rigor deberá hacerse anticipadamente, antes de caer en cuadros depresivos profundos que seguramente le impedirán razonar con propiedad o directa cordura.

El ser ecuánimes, asertivos(as) o certeros(as) para tomar una decisión tan delicada, implica saber primero (y tener muy claro), qué es lo que realmente se quiere y por supuesto ser honestos(as) con ambas parejas. No hay tranquilidad ni paz más grande para el alma, que actuar correctamente ante situaciones tan confusas que podrían resultar tóxicas a la larga para nuestra salud física y mental.

Para sanar las viejas heridas sentimentales, se requiere de valor, de fuerza interior, de carácter, de resolución anímica, de un conocerse constantemente a sí mismos(as) Las viejas heridas del alma no se sanan evadiéndolas, o escondiéndolas, sino enfrentándolas y afrontándolas tal como son, para no terminar somatizándolas, y ¿Que nos equivocamos?, heeeey... ¡Está bien, no pasa nada!, ¡tranquilos(as)!, de verdad que no pasará nada, ¿Pero permanecer voluntariamente en el vicio o en el error?, oye… ¡Eso si que no tiene nombre! Y san-se-te-acabó. Eso es todo.

Con mis respetos y cariño siempre.
Doral.

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