El humanismo y la mujer.
La mujer por naturaleza, desde su nacimiento es humanitaria, su conducta siempre está enfocada a lo que le dicta el corazón, o su libre razón de justicia, o su noble albitrio. Y ese corazón tan femenino que vive y palpita en el pecho anhelante y nutritivo de toda mujer, se esfuerza por ser y dar cada vez más y mejor de todo lo que la sociedad y los suyos le exigen, o le imponen.
Muchas mujeres cansadas, se quejan dolorosamente de que son víctimas de exigencias demasiadas las que en verdad atraviezan o han atravezado por todo lo largo y ancho de sus vidas y que se sienten agobiadas, desgastadas física y emocionalmente, enfermas de tanta amarga reacción: "Nos pagan con moneda negra los servicios nobles" -dicen- ¿y cómo no? si las cargas de trabajo, deberes y responsabilidades son cada vez mayores, sin embargo, es comprensible hasta cierto punto ésta demanda sentida, ¡Si no son enchiladas con queso fresco, prepararse con tanto entusiasamo, para ser mujer y servir al cien por ciento como tal, en cualquier terreno!
Desde una perspectiva humanista, las personas (y en especial la mujer), no son productos de un pasado, o de un inconciente heredado, o de un ambiente en específico, sino más bién, las personas ejercen el libre albedrío en la búsqueda de su potencial humano interior y autorrealización. Por lo tanto, hombre y mujer, no son parches fragmentados de cogniciones, sentimientos y aspiraciones, sino seres unificados, completos, únicos e irrepetibles. Entender ésto es apreciar esas cualidades, y esta comprensión sólo puede lograrse a través de la conciencia, de la experiencia de cada mujer y de cada persona en general.
El humanismo entonces, se convierte en el parteaguas de las acciones, en una adopción activa, constante y convictiva de la humana esencia de la mujer en especial (valga la redundancia), que de una forma u otra cumple con todas las espectativas y solicitudes que resuelve de manera efectiva, amorosa y competente, se sienta como se sienta y se encuentre donde se encuentre, pues para la mujer no hay excusas ni pretextos... ¡Ella cumple!, siempre cumple con la mayor parte de la gran carga de responsabilidades, abriéndose paso siempre a la intuición, a su paciencia, a su tolerancia y a su excelente empatía.
Es increíble pensarlo siquiera, pero si se dan cuenta amigas queridas, la terapia existencial que momento a momento se aplica a sí misma la mujer, la hace verse a sí misma como comprometida con la búsqueda de significados de su diario vivir, y con más razón en los momentos en que se siente atribulada por los problemas imponentes que le duelen en la carne vegetal de su alma, o hasta el tuétano de sus mismos huesos, pero no se doblega fácilmente ante esos dolores, ella (la mujer), busca reparar sus modos enajenados de vida, pareciendo prometerse que generará nuevas fuerzas en cada sacrificio, un incremento al despertar espiritual y maduración como ser humano, como ser individual, ¡Un crecimiento interior en el corazón de mujer! y eso es lo glorioso.
Entonces, es importante señalar que una de las facetas cruciales de la personalidad de este tipo de mujeres guerreras, amazonas, emprendedoras, creativas y humanistas o humanitarias, es la toma de decisiones, la cual abarca tanto el mundo de los hechos como el de las posibilidades. Por lo tanto, sus valores no son sólo lo que la mujer por sí misma ya es, sino también lo que ella como mujer podría llegar a ser. ¿Me hago entender?
Si no hay dudas hasta aquí, podemos continuar...
Aquí y ahora nos encontramos en la parte medular de este tema, mucho ojo mis bellas amigas: Una es libre de elegir el presente (tal como es), lo cual representa la falta de cambio y un compromiso con el pasado, nadie nos dirá nada si escogemos esa opción, pero pueden tener bien seguro y muy claro, que eso nos conducirá al sentimiento de culpa y al remordimiento por el tiempo y las oportunidades perdidas. Sin embargo no todo está perdido, una como mujer también puede elegir una alianza con el futuro. Esta opción impulsa a cualquier persona hacia un cambio positivo, optimisma, asertivo, genial y con una ansiedad que se deriva precisamente de la incapacidad que tenemos para predecir y controlar lo desconocido.
Ya para terminar, sólo me resta decir que, estas experiencias de culpa y ansiedad no son aprendidas, sino que son parte de la esencia de la misma vida. Se requiere por lo tanto, valor para elegir el futuro y sufrir las ansiedades inevitables que trae consigo esta elección, no es fácil cambiar, ¿Quién dijo eso, o dónde está escrito?, ¡Por supuesto que no es fácil, pero tampoco imposible! Una persona puede encontrar ese valor al tener fe en sí misma y al reconocer que elegir el pasado le conducirá de manera inevitable a un sentimiento de culpa, sabrá entonces que esa elección es peor aún y más aterradora que una ansiedad pasajera.
La decisión es tuya, te pertenece y nadie mejor que tú, para escoger la que te parezca mejor. ¡Buena suerte! y si te equivocas, pues no hay problema mi bella, todavía tenemos una última oportunidad: La de volver a empezar.
Con mis respetos y cariño siempre,
Doral.
Muchas mujeres cansadas, se quejan dolorosamente de que son víctimas de exigencias demasiadas las que en verdad atraviezan o han atravezado por todo lo largo y ancho de sus vidas y que se sienten agobiadas, desgastadas física y emocionalmente, enfermas de tanta amarga reacción: "Nos pagan con moneda negra los servicios nobles" -dicen- ¿y cómo no? si las cargas de trabajo, deberes y responsabilidades son cada vez mayores, sin embargo, es comprensible hasta cierto punto ésta demanda sentida, ¡Si no son enchiladas con queso fresco, prepararse con tanto entusiasamo, para ser mujer y servir al cien por ciento como tal, en cualquier terreno!
Desde una perspectiva humanista, las personas (y en especial la mujer), no son productos de un pasado, o de un inconciente heredado, o de un ambiente en específico, sino más bién, las personas ejercen el libre albedrío en la búsqueda de su potencial humano interior y autorrealización. Por lo tanto, hombre y mujer, no son parches fragmentados de cogniciones, sentimientos y aspiraciones, sino seres unificados, completos, únicos e irrepetibles. Entender ésto es apreciar esas cualidades, y esta comprensión sólo puede lograrse a través de la conciencia, de la experiencia de cada mujer y de cada persona en general.
El humanismo entonces, se convierte en el parteaguas de las acciones, en una adopción activa, constante y convictiva de la humana esencia de la mujer en especial (valga la redundancia), que de una forma u otra cumple con todas las espectativas y solicitudes que resuelve de manera efectiva, amorosa y competente, se sienta como se sienta y se encuentre donde se encuentre, pues para la mujer no hay excusas ni pretextos... ¡Ella cumple!, siempre cumple con la mayor parte de la gran carga de responsabilidades, abriéndose paso siempre a la intuición, a su paciencia, a su tolerancia y a su excelente empatía.
Es increíble pensarlo siquiera, pero si se dan cuenta amigas queridas, la terapia existencial que momento a momento se aplica a sí misma la mujer, la hace verse a sí misma como comprometida con la búsqueda de significados de su diario vivir, y con más razón en los momentos en que se siente atribulada por los problemas imponentes que le duelen en la carne vegetal de su alma, o hasta el tuétano de sus mismos huesos, pero no se doblega fácilmente ante esos dolores, ella (la mujer), busca reparar sus modos enajenados de vida, pareciendo prometerse que generará nuevas fuerzas en cada sacrificio, un incremento al despertar espiritual y maduración como ser humano, como ser individual, ¡Un crecimiento interior en el corazón de mujer! y eso es lo glorioso.
Entonces, es importante señalar que una de las facetas cruciales de la personalidad de este tipo de mujeres guerreras, amazonas, emprendedoras, creativas y humanistas o humanitarias, es la toma de decisiones, la cual abarca tanto el mundo de los hechos como el de las posibilidades. Por lo tanto, sus valores no son sólo lo que la mujer por sí misma ya es, sino también lo que ella como mujer podría llegar a ser. ¿Me hago entender?
Si no hay dudas hasta aquí, podemos continuar...
Aquí y ahora nos encontramos en la parte medular de este tema, mucho ojo mis bellas amigas: Una es libre de elegir el presente (tal como es), lo cual representa la falta de cambio y un compromiso con el pasado, nadie nos dirá nada si escogemos esa opción, pero pueden tener bien seguro y muy claro, que eso nos conducirá al sentimiento de culpa y al remordimiento por el tiempo y las oportunidades perdidas. Sin embargo no todo está perdido, una como mujer también puede elegir una alianza con el futuro. Esta opción impulsa a cualquier persona hacia un cambio positivo, optimisma, asertivo, genial y con una ansiedad que se deriva precisamente de la incapacidad que tenemos para predecir y controlar lo desconocido.
Ya para terminar, sólo me resta decir que, estas experiencias de culpa y ansiedad no son aprendidas, sino que son parte de la esencia de la misma vida. Se requiere por lo tanto, valor para elegir el futuro y sufrir las ansiedades inevitables que trae consigo esta elección, no es fácil cambiar, ¿Quién dijo eso, o dónde está escrito?, ¡Por supuesto que no es fácil, pero tampoco imposible! Una persona puede encontrar ese valor al tener fe en sí misma y al reconocer que elegir el pasado le conducirá de manera inevitable a un sentimiento de culpa, sabrá entonces que esa elección es peor aún y más aterradora que una ansiedad pasajera.
La decisión es tuya, te pertenece y nadie mejor que tú, para escoger la que te parezca mejor. ¡Buena suerte! y si te equivocas, pues no hay problema mi bella, todavía tenemos una última oportunidad: La de volver a empezar.
Con mis respetos y cariño siempre,
Doral.
Boa Semana, amiga... Gracias por seguires mi Blog VIDAS E ESTILOS...
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