jueves, 9 de diciembre de 2010

Las posadas y la navidad.



Las posadas y la navidad

Es muy común por estos días, preparar las tradicionales posadas navideñas en las vecindades, colonias, fraccionamientos, asilos, horfanatorios, escuelas, colegios, empresas, centros laborales, principalmente los latinos, somos muy afectos a estas fiestas decembrinas y México (por ejemplo), es un país que se destaca (por su prebada alegre y hospitalaria) en vivir y revivir estas costumbres milenarias que une e integra todas las redes sociales de nuestros pueblos y comunidades.

¿Pero qué es una posada? ¿Porqué le llaman así?, veamos:

"México es un país rico en costumbres que nacen de la fusión de las culturas que le dieron origen: la indígena y la española. Por ello, la belleza y la magia de sus festividades tienen un toque muy especial. Diciembre es un mes lleno de fiestas tradicionales en las que se respira ese espíritu navideño, una de ellas son las posadas. Estas nacieron de la necesidad que tenían los misioneros católicos por caracterizar a los naturales, mezclando costumbres y ritos indígenas con los españoles y cristianos.

Un poco de historia Según el calendario azteca, los mexicas celebraban a mediados de diciembre el nacimiento de su dios Huizilopochtli, por lo cual los misioneros aprovecharon estas festividades para ir enseñando a los indios el misterio del nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo y así reemplazar la tradición pagana por la cristiana.

Esta tradición se logró gracias al Fray Diego de Soria, prior del Convento de San Agustín de Acolman, quien obtuvo permiso del Papa Sixto V para celebrar en la Nueva España las Misas de Aguinaldo, que consistían en nueve misas en las cuales se concedía indulgencia plenaria a quienes cumplían con dicho novenario. Estas misas se realizaban del 16 al 24 de diciembre, haciendo alusión cada una de ellas a los meses de embarazo de María, para terminar con la última en la víspera de la Navidad.

Esta es la razón por la que en México se acostumbra más celebrar la cena del 24 que la comida del 25, como se hace en la mayoría de los países del mundo. En un principio estas misas tenían lugar en el atrio de las iglesias, donde se iniciaba una procesión para acompañar las imágenes de José y María (hay quienes conservan aún esta tradición) recordando así el recorrido que ellos hicieron por Belén pidiendo posada.

Mientras unos cargaban el misterio, los demás feligreses cantaban llevando velas encendidas en sus manos para después pasar al rezo del Rosario y las letanías. Para terminar la festividad con un toque de alegría, los fuegos artificiales y las piñatas formaban parte de esta tradición. Después acostumbraban cenar rico ponche caliente con buñuelos. Poco a poco la tradición fue desapareciendo del atrio de las iglesias para introducirse en la intimidad de cada hogar, donde hasta la fecha se celebra las tradicionales Posadas Navideñas.

Esta costumbre ha perdurado a través de los años. Las personas le han dado un significado y un valor espiritual a estas festividades, por lo que cantar y encender una vela en señal de buena voluntad nunca debe faltar en una fiesta decembrina.

Otra tradición muy mexicana que nunca falta en las posadas, es el de romper la piñata. Los misioneros aprovecharon la tradición azteca de romper la piñata para enseñar a los indígenas principios cristianos. Los catequistas de una forma alegórica comparaban la olla de barro que está dentro de la piñata con el mal que se encuentra dentro de los seres humanos y el cual no se puede ver porque está escondido entre muchos adornos.

Los siete picos de la piñata representan los siete pecados capitales: la soberbia, avaricia, lujuria, ira, gula, envidia y pereza. Estos pecados se deben contrarrestar practicando las virtudes contrarias: humildad, generosidad, pobreza, paciencia, templanza, caridad y diligencia. La persona que le pega a la piñata representa al creyente que con su fe, que es ciega (por lo que está vendado), y con la gracia y ayuda de Dios (por eso cuenta con un palo) le pega al mal hasta que lo destruye. Así, deja salir todas las gracias bendiciones, talentos y valores que Dios da a quienes creen en Él para luchar contra el mal. Estas bondades están representadas por los dulces de la piñata como un regalo.

Una fiesta con mucho corazón.
Hoy en día para muchos las cosas han cambiado. El ajetreo de la vida moderna y las complicaciones por los preparativos de las fiestas hacen que cada vez más se olvide el sentido real de las posadas e incluso de la Navidad. Tanto el adviento y las posadas tiene un objetivo: prepararse para recibir a Jesús en el corazón de cada hogar. No importa qué creencias se tenga, el amor, la esperanza en un mañana mejor y el deseo de paz pertenecen a todo ser humano.

Todas las tradiciones son muy hermosas y vale la pena vivirlas y gozarlas plenamente. Fiestas en las que sobra el alcohol y abunda la comida las hay durante todo el año. Las posadas navideñas son una oportunidad de convivir en familia y de reflexionar sobre la relación que se tiene con las demás personas. La Navidad es una época de perdón, de buena voluntad y, sobre todo, un tiempo para demostrar a los seres queridos todo el amor que se siente por ellos.

A las posadas navideñas hay que ponerles mucho corazón, para que la convivencia y el recuerdo de la familia y los buenos amigos sea mayor que el vino y la pachanga. Cada vez que se cante en las posadas y se rompa una piñata, sin importar la edad, se vuelve nuevamente a ser niño.

Disfrutemos al máximo el periodo de posadas y que nunca muera en México ni en el mundo, esta hermosa tradición". (fuente: Magdalena R. de Mellado, masalto.com)

Felices fiestas decembrinas amigas queridas,
Doral.

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