Dime qué haces y te diré quién eres.
Hay un dicho muy famoso y conocido que reza por allí y que dice: “Eres lo que reflejas en tus gestiones de vida” ¿Qué significa esto?. Pues indica que simple y sencillamente nadie puede expresar ni reflejar íntimamente lo que no es, a menos que se haya convertido en un(a) experto(a) de la falsedad y de la mentira. Es muy fácil tener una actuación bonita frente a los demás, cambiar de máscaras y engañarlos, ¿pero se podrá engañar acaso una(o) a sí misma(o)?
Engañarse uno a sí mismo primero sin embargo, se ha puesto muy de moda en todas, o casi todas las cosas triviales de este mundo. De pronto alguien quiere demostrar lo que no es o no siente por sobresalir, por figurar y buscar aceptación social, y en ello se le va una buena dosis de su tiempo y una gran cantidad de energía, le interesa mucho aparecer ante los demás como el o la mártir, el o la santa, la sacrificada, la sufrida, la aguantadora, la nobleza caminando en silla de ruedas… ¡Y cuidado porque hasta se puede tropezar… y ni cuenta te das!
¿Cómo saber quiénes somos en realidad tal cual somos? pero así, francamente, sin fingimientos, sin mostrar nuestra mejor cara para impresionar, siendo auténticos y completamente asertivos, espontáneos, es fácil saberlo o reconocerlo, sólo hay que asomarnos hacia sí mismos en la intimidad de nuestro hogar, donde supuestamente nadie te mira:
¿Te encuentras sola en tu casa?, obsérvate ¿qué haces y cómo lo haces?. Un ejemplo: Estás en tu sala y te avientas en el mueble de la sala a ver televisión con tu cocacolona de dos litros y tus dos panes tamaño familiar y a atrancarte de lo lindo, ah, pero a media faena comelona, se te antojó un pedazo grandote de queso y allá vas para tu refrigerador, y de paso te llevas todo el chorizo con huevo que sobró del desayuno…¡Y sin recalentar te lo retacas completo!, total que nadie te está viendo ¿verdad?
¿O qué pasa cuando te pones a cocinar y con la prisa que tienes por terminar, se te hace tarde caminar hasta el fregadero para lavar los jitomates, y así insufacto los metes a la licuadora… ¡Total que nadie te está viendo, ¿verdad?!, pero lo más chistoso es que a veces también estás picando la cebolla, las calabacitas, las papas y zanahorias… ¡Estás apurada, ya lo sé!, se te cayeron dos trozos al suelo, y así directo del suelo, los avientas al caldo hirviendo… y hasta aprovechaste para probar el caldo con la cuchara de revolver, directamente a tu boca…¡Total que nadie te está viendo, ¿verdad?!
¡Esa eres tú!, esa soy yo, esa es ella, la que frente a los suyos o los otros proyecta una cara, pero atrás usa la otra, la más cómoda, la que consigo misma no tiene inhibiciones, poses ni maquillaje, la holgazana cínica y descarada, la que viste sus pudores tal cual es... a tus anchas cuando está a solas y la que disfruta los olores de sus pe...rfúmenes más íntimos (gases, sudores, fluídos, toxinas etc.), que a veces huelen tan mal, pero que descansa el animal ¿verdad?, la que se rasca todo y hasta la cola con más libertad porque nadie le puede ver, ¿Pero y qué tal si alguien te pudiera ver tal cual eres cuando estás a solas? ¡Seguro te horrorizarías!
¿Y todavía encima preguntas, quién soy yo realmente?, mírate en un espejo, mírate fíjamente sin pestañear, y mira lo que el espejo te muestra, ¡Míralo bién! porque no eres más que quien quieres ver y ser... El espejo jamás mentiría te lo aseguro. ¿Sientes morirte de rabia y de verguenza en este momento que me lees?, hey... tranquila(o), relájate, no todo está perdido, pediste que te hablara de este tema y no hago otra cosa más que complacerte. ¿No era lo que tú esperabas? Lo siento, ¿Qué esperabas? ¿Que yo también me convirtiera en tu cómplice?, en verdad lo siento, pero si vuelves a preguntar, volveré a responderte: Dime qué haces cuando estás a solas, y te diré nuevamente quién eres. ¿Aceptas el reto de cambiar? ¡Atrévete a ser en privado como eres en público! ¿Qué te cuesta?
Por un mundo psicológico mejor,
Doral.
p.d. Este tema me fue solicitado amablemente hace 8 meses por "Avenita triste", de Guatemala, a quien le agradezco profundamente su paciencia por tanta espera.
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