¡Aires de navidad en el corazón!
Amigas queridas; la navidad se acerca a pasos agitantados, y el momento tan esperado todo el año, empieza a sacar al sol, los regocijos que tiene escondidos en el corazón.
El alma de la mujer se dispone a vestir sus mejores galas en esta época de adviento, prepara sus ropajes en tonos dorados (como los rayos del sol), que simbolizan a la luz, color verde de la esperanza, color blanco de la pureza inmaculada del Niño Jesús, y en tonos rojos que simbolizan su sangre bendita, su fuego y su pasión.
La navidad es una época en que generalmente nuestro hogar huele a dátiles frescos, a palmeras, a membrillo, a cerezas, a calabaza enmielada y biznagas deliciosas a flor de piel ¿saben por qué?, porque los aires de navidad dan la vuelta al mundo cargados de un halo de dulzura, de ternura, de inspiración, de acercamiento entre los seres humanos. Huele a un no sé qué, ¡cargado de bendición!, se respira el olor de abetos que desde las cordilleras, cantan hermosos villancicos, abrazados de la blanquesina nieve que platea los bosques, las colinas, los montes y valles a la buena de Dios.
Y en el corazón de la mujer de nuestro mundo, tambien suena una dulce melodía que todos llaman: "Amor", especialmente en este tiempo de paz, de vida, de concordia, de perdón, de reflexión, de humildad, de recogimiento espiritual, de encuentro consigo mismos, de estar en sintonía con el ambiente que circunda a la navidad, a la naturaleza vestida de blanco con su seno virgen para celebrar el nacimiento de nuestro Señor Jesús Cristo.
Pero me hago una pregunta importante:
¿Por qué duele a veces la navidad en el corazón de algunas mujeres?
Quiero pensar que la navidad duele, porque de alguna manera el corazón de la mujer está vinculado fuertemente al corazón de Cristo, a través del Amor. Jesús ama al mundo sin condiciones, la mujer da la vida sin condiciones. Él perdona los errores de la humanidad sin pedir nada a cambio, la mujer perdona los errores del hombre y lo acepta aún con ellos de nuevo en su corazón, es feliz con los errores de su compañero, y no a pesar de ellos. Dios posee la misericordia divina, la mujer clama por ella, para que nunca le falte en su corazón. ¿Se fijan amigas lectoras qué importante es darse cuenta de la misión de la mujer en este mundo?
Por tal motivo amiga querida, ahora que estamos ya en vísperas de la navidad, te invito a que no te devaste tu propio desaliento, intenta sonreir, ¡Cristo nos ama!, reencontremonos con Jesús, charlemos con nuestro propio corazón, nada se ha extraviado en nuestra vida, todo ha sido un tropiezo de enseñanza , nada se ha perdido y en cambio hemos ganado en madurez, en crecimiento, en esperanza, en experiencia. ¡Deja que tu corazón asimile el perdón! ¡Vamos a casa de Jesús que está en tu propio corazón de mujer!
¿Aceptas esta invitación?
Si la aceptas, ¡Te espero en casa esta navidad!
La Paz de Cristo sea con vosotras y con su Espíritu.
Doral.
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