Tu recuerdo vuelve a mí, en navidad.
(Una carta en el tiempo)
Un año más que se va para siempre de nuestras vidas, y yo sigo aquí abrazando tu divino recuerdo con suprema ternura en mi corazón, como si al evocarte, abrazara en mi propio corazón al universo entero en un suspiro estandarte. ¡Un brote de esperanza arrancado en jirones de mi alma; el hijo amado que nunca pude darte!
No sé dónde estás, no se qué será de ti, y al viento le pregunto: ¿Qué harás ahora con las cosas que arrancaste de mi alma? ¿Qué haré con las cosas que yo arranqué de la tuya cuando me haya ido?
Hiciste de mí la hoguera encendida, fuego y luz de tu negra mirada, la ilusión que cautiva en los bosques del placer ingenuo, donde nace la aurora y la preña el sol en su propia alborada. Fuiste canto de ruiseñor, al silencio mudo de mi palabra ostra. Un respirar del aire en la mañana, fresco, agradable y sutil como tu alma inmaculada.
Fuiste vuelo y fuiste cóndor… ¡Un nido de cariño que añoraba! cobijando con delirio cada nota en su compás, ¡Las melodías de mi alma!... blancas alas de paloma, ¡Pobre ilusa enamorada! Que no tuvo más mundo que vivir frente a un espejo de estrellas, siendo tan bella la luna perfumando de noche la hierba fresca que exfolia, el rocío cuajado, en los pétalos suaves, de mi eterna flor de magnolia.
No sé donde estás y esta noche vuelvo al exilio de tu larga ausencia, vestida por la victoria, de un paraíso sin alas.
He sido y se que sigo siendo... ¡La musa misteriosa, de tu silente amor! Navidad sin tiempo en la Aurora de Luz Inmortal.
Autora: "Doral"
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