La navidad y el encuentro consigo mismas
Amigas queridas; este es un buen momento reflexivo para aceptar los errores, pero...
Aceptar nuestros errores, es igual o más difícil que intentar dormir sin sueño o tratar de ingerir alimentos sin apetito; todos casi todos los seres humanos declaramos a los cuatro vientos que lo hacemos y sin embargo, faltando a la verdad, seguimos cayendo en el autoengaño de pensar que ya lo hemos logrado, aún cuando nos falta mucho camino por recorrer en el difícil arte de aceptar los errores. La navidad es la mejor época del año para encontrarnos a sí mismas.
Como seres humanos, estamos expuestos a cometer equivocaciones, tener fallas es propio de cualquiera de nosotros, pero no todos estamos preparados para reconocerlos, aceptarlos y superarlos, nos hace falta -a unos más que a otros menos- practicar con mayor frecuencia el noble ejercicio de la autocrítica, el balance, el análisis de lo que hemos hecho, de lo que no hemos hecho y hasta de lo que estamos haciendo; pero sobre todo, la humildad para identificar causas que provocan las distintas razones en nuestro quehacer personal, profesional, laboral, etc.
Eso sí, somos expertos en señalar tropiezos o desaciertos de los demás; nos vanagloriamos cuando descubrimos que los otros son falibles y sobre todo, cuando comprobamos que nuestros supuestos sobre el comportamiento de aquellos eran correctos.
La cultura actual de nuestra sociedad está imprengnada precisamente de este tipo de mensajes. Por todas partes se dan a conocer los aspectos nocivos de todos y eso genera un alto nivel de negatividad cotidiana y asfixiante, que a la larga, trae como consecuencia el que lo "bueno" que ocurre en nosotros o en los otros (La primer palabra que un niño asimila con profundidad en su hogar es: NO).
Vale la pena destacar que a partir de la experiencia individual y a través del ensayo y el error propios e inherente a la vida misma, cada uno de nosotros se enfrenta a distintas situaciones que, problemáticas o no, dejan un aprendizaje esencial; en lo particular, la premisa: "equivócate con mayor frecuencia", me ha permitido apreciar con mayor profundidad los vaivenes del diario vivir. (La validez de mi última hipótesis, la obtuve hace un par de días) ¡Fué glorioso descubrirlo! Porque eso me permitirá no tropezarme con la misma piedra en la posteridad. Sin embargo...
Es cierto que triunfar no depende necesariamente de la cantidad de errores cometidos, es obvio también que el que menos se equivoca sea siempre el más sabio, lo que sí es innegable, es que reconocer un error en su justa dimensión y aceptarlo tal y como es, nos deja como herencia el poder sacudirnos de los fantasmas creados por tal fenómeno.
Estoy convencida de que en la medida en que seamos capaces de aceptar nuestros propios errores -mas allá de la auto-compasión y el mazoquismo trasnochado- estaremos en condiciones de aproximarnos más a lo que somos y lo que queremos ser. Decir: "Es cierto, me equivoqué", pero decirlo con honestidad, prudencia y humildad es la mejor manera de aceptarnos a nosotros mismos y al mismo tiempo, una oportunidad inmejorable para cultivar nuestra propia dignidad humana.
Abrazo enorme de corazón.
Doral.
Aceptar nuestros errores, es igual o más difícil que intentar dormir sin sueño o tratar de ingerir alimentos sin apetito; todos casi todos los seres humanos declaramos a los cuatro vientos que lo hacemos y sin embargo, faltando a la verdad, seguimos cayendo en el autoengaño de pensar que ya lo hemos logrado, aún cuando nos falta mucho camino por recorrer en el difícil arte de aceptar los errores. La navidad es la mejor época del año para encontrarnos a sí mismas.
Como seres humanos, estamos expuestos a cometer equivocaciones, tener fallas es propio de cualquiera de nosotros, pero no todos estamos preparados para reconocerlos, aceptarlos y superarlos, nos hace falta -a unos más que a otros menos- practicar con mayor frecuencia el noble ejercicio de la autocrítica, el balance, el análisis de lo que hemos hecho, de lo que no hemos hecho y hasta de lo que estamos haciendo; pero sobre todo, la humildad para identificar causas que provocan las distintas razones en nuestro quehacer personal, profesional, laboral, etc.
Eso sí, somos expertos en señalar tropiezos o desaciertos de los demás; nos vanagloriamos cuando descubrimos que los otros son falibles y sobre todo, cuando comprobamos que nuestros supuestos sobre el comportamiento de aquellos eran correctos.
La cultura actual de nuestra sociedad está imprengnada precisamente de este tipo de mensajes. Por todas partes se dan a conocer los aspectos nocivos de todos y eso genera un alto nivel de negatividad cotidiana y asfixiante, que a la larga, trae como consecuencia el que lo "bueno" que ocurre en nosotros o en los otros (La primer palabra que un niño asimila con profundidad en su hogar es: NO).
Vale la pena destacar que a partir de la experiencia individual y a través del ensayo y el error propios e inherente a la vida misma, cada uno de nosotros se enfrenta a distintas situaciones que, problemáticas o no, dejan un aprendizaje esencial; en lo particular, la premisa: "equivócate con mayor frecuencia", me ha permitido apreciar con mayor profundidad los vaivenes del diario vivir. (La validez de mi última hipótesis, la obtuve hace un par de días) ¡Fué glorioso descubrirlo! Porque eso me permitirá no tropezarme con la misma piedra en la posteridad. Sin embargo...
Es cierto que triunfar no depende necesariamente de la cantidad de errores cometidos, es obvio también que el que menos se equivoca sea siempre el más sabio, lo que sí es innegable, es que reconocer un error en su justa dimensión y aceptarlo tal y como es, nos deja como herencia el poder sacudirnos de los fantasmas creados por tal fenómeno.
Estoy convencida de que en la medida en que seamos capaces de aceptar nuestros propios errores -mas allá de la auto-compasión y el mazoquismo trasnochado- estaremos en condiciones de aproximarnos más a lo que somos y lo que queremos ser. Decir: "Es cierto, me equivoqué", pero decirlo con honestidad, prudencia y humildad es la mejor manera de aceptarnos a nosotros mismos y al mismo tiempo, una oportunidad inmejorable para cultivar nuestra propia dignidad humana.
Abrazo enorme de corazón.
Doral.
Muy buenos dias desde el Sur de España mi amiga Doral, yo tambien cometos mis errores, porsupuesto que si y muchos habeces, pero no tengo problemas en restificarlos, cuando alguna persona me lo recuerda el error que he cometido, yo lo escucho, y por mi parte no tengo ningun problema en reconocer ese error, y pedir disculpa una y otra vez la que hagan faltas, si ese erro fuese de algo que yo hiciera de palabra o echos, por lo general soy mu cautelosa y tengo cuidado con lo que digo y hago, pues no me gustaria hacer daño a nadie, me sentiria muy mal que por mi culpa alguna persona sufriera, yo sufriria con ella.
ResponderEliminarY si amiga en estas fechas tan señalada que es la Navidad, el nacimiento de nuestro niño Jesus, es para pensar y reflexiona todo lo bueno y menos bueno que vemos echo, aceptar y reconocer nuestros errores, para comenzar y empezar el nuevo año 2010, con nuestro corazon en paz y limpio....
Bueno preciosa amiga Doral, que me tengo que ir, que todabia me queda algunas ultimas compra para hacer, aqui en España son las 9 y media de la mañana y a las diez habren el centro comercial, y quiero ir tempranito porque más tarde hay muchisimas gente, y a mi me gusta hacer las cosas despacios y muy bien,,, voy por los reyes de mi nieto y algunas cosillas que me falta para la cena de fin de años,,LAS UVAS,JAJAJA, aayyy, que no nos falte las ilusiones mi linda amiga Doral.
Un abrazo cariñoso de tu amiga Estrella del Mar, lola, FELIZ AÑO 2010!!
MUY QUERIDA AMIGA ESTRELLA DEL MAR DE INSPIRACIÓN:
ResponderEliminarAgradezco de todo corazón, tus valiosos comentarios que para mí, valen oro en polvo porque conozco tu Don de ser la lindísima mujer que eres en todo sentido y aunque a veces parezca que se nos apaga el mundo, agarrar el toro por los cuernos como tú lo has hecho contra viento y mareo no es fácil Lolys, -lo sé- y sin embargo con ese corazón tan fuerte y amoroso que posees siempre vas por la vida comprendiendo y aceptando a las personas a pesar de sus errores y no por sus errores corrígeme. Mamaíta querida eso es precisamente lo que te hace ser tan valiosa, digan lo que digan, hagan lo que hagan y piensen lo que otros pienses de ti ¿qué importa si tú te sabes segura dentro de ti?.
Te quiero hermanita querida, y deseo igualmente para tí, lo mejor de lo mejor para este año que inicia y que tus deseos se cumplan más y mejor de lo que tú pidas, especialmente en... bueno... jajaja ya no diré nada, hasta que seas tú misma quien nos comente tu secreto secretorum, jajaja (pilla adorable).
Te mando un enorme abrazo desde mi corazon, el primero del año y luego te doy los que te faltan, jajaja.
TQM
Doral.