¡El poder está en ti!
Hay momentos en la vida en que parece que el cielo se nos viene encima y que nos aplastará con la tierra. Se cierran los caminos, se apaga el corazón, se nublan los ojos y se pierde la razón.
Otras veces parece que no hay nadie alrededor nuestro, que todos se han ido, que te sientes completamente sola y sin nada ni nadie de dónde sujetarte, la vida parece haber perdido su cauce cuando no le encontramos sentido, al sentido de vivir.
No hay nada más triste que el dolor de un engaño, la ironía de una farsa, el creer que te aman y que tú confiabas en determinada persona, y que cuando descubres que no había tal amor, te quedas suspendida entre el cielo y el infierno sin nada ni nadie de dónde sostenerte y tu vida es como un nido destrozado por un vendabal que irremediablemente se viene al suelo y en ese momento tú tienes que aprender a volar o morirás con tu nido.
Lecciones de amor y de honor te da la vida, pero quedarse allí como fardo abrumador fulminado por la tormenta, es haber perdido el tiempo miserablemente en tu paso por esta vida. El no darte cuenta que cuando sufres una decepción o atraviesas por una situación difícil, es justamente el momento de aprender tus lecciones más importantes. Sin conflictos no hay crecimiento, ni progreso, ni hay ascensión y la clave está en saber sortear esas viscisitudes, es aceptar que por lo pronto debemos conservar la calma y tratar de unir la mente con el corazón.
Al unir la mente con tu corazón, estas activando por defaul el poder que existe en tí, es haber encontrado la llave maestra para descubrir los poderes del universo que al respirar, de alguna manera repercuten en ti, y tú en él, porque todos somos partículas unidimensionales del cosmos infinito, a manera de diminutos granos de arena en la inmensidad del mar. Es menester darnos cuenta aquí y ahora que el ser humano es un ente multifacético inserto en tramas de significación y representación que él mismo ha tejido y que por lo tanto, nadie más que el mismo ser humano puede desenredar.
Entonces, recordando una máxima que reza por allí: "Cualquier individuo se puede sentar en un hormiguero, pero sólo el hombre necio puede quedarse sentado en él para siempre sin darse cuenta" y yo me atrevo a atar esa máxima, a aquello que se piensa respecto al temor de la gente a abandonar su nido. Ese temor ancestral es el que atenaza la garganta para ahogar en flor una respuesta. La respuesta afanosa que le buscamos a las cosas de manera insistente, necia y pueril, arrastrandole los pies a la razón atormentada.
¿Por qué preocuparnos por tratar de resolver todo, sólo con la mente cuando hay mil perspectivas, mil colores, sonidos y letras?... muchas letras y palabras en el corazón del ser humano. ¿Saben ustedes hacia donde nos conducen ellas?... ¡Claro que lo saben ustedes amigas lectoras!... La fuerza de las palabras, la fuerza de los sonidos, la fuerza de las letras, la fuerza de los colores, la fuerza de la imaginación, la fuerza de tu corazón, te conducen al alma, donde existe el poder de tu propia vida y la creación de tu propia razón.
Anda, camina, ¡no temas!, por más grande que parezca tu problema y que no le encuentras solución, suéltalo... déjalo ir... ¡Cierra tus ojos y abre los puños, confía en ti... extiende las palmas de tus manos para que de ellas, te sujete Dios!
Paz, amor y suerte.
Doral.
Otras veces parece que no hay nadie alrededor nuestro, que todos se han ido, que te sientes completamente sola y sin nada ni nadie de dónde sujetarte, la vida parece haber perdido su cauce cuando no le encontramos sentido, al sentido de vivir.
No hay nada más triste que el dolor de un engaño, la ironía de una farsa, el creer que te aman y que tú confiabas en determinada persona, y que cuando descubres que no había tal amor, te quedas suspendida entre el cielo y el infierno sin nada ni nadie de dónde sostenerte y tu vida es como un nido destrozado por un vendabal que irremediablemente se viene al suelo y en ese momento tú tienes que aprender a volar o morirás con tu nido.
Lecciones de amor y de honor te da la vida, pero quedarse allí como fardo abrumador fulminado por la tormenta, es haber perdido el tiempo miserablemente en tu paso por esta vida. El no darte cuenta que cuando sufres una decepción o atraviesas por una situación difícil, es justamente el momento de aprender tus lecciones más importantes. Sin conflictos no hay crecimiento, ni progreso, ni hay ascensión y la clave está en saber sortear esas viscisitudes, es aceptar que por lo pronto debemos conservar la calma y tratar de unir la mente con el corazón.
Al unir la mente con tu corazón, estas activando por defaul el poder que existe en tí, es haber encontrado la llave maestra para descubrir los poderes del universo que al respirar, de alguna manera repercuten en ti, y tú en él, porque todos somos partículas unidimensionales del cosmos infinito, a manera de diminutos granos de arena en la inmensidad del mar. Es menester darnos cuenta aquí y ahora que el ser humano es un ente multifacético inserto en tramas de significación y representación que él mismo ha tejido y que por lo tanto, nadie más que el mismo ser humano puede desenredar.
Entonces, recordando una máxima que reza por allí: "Cualquier individuo se puede sentar en un hormiguero, pero sólo el hombre necio puede quedarse sentado en él para siempre sin darse cuenta" y yo me atrevo a atar esa máxima, a aquello que se piensa respecto al temor de la gente a abandonar su nido. Ese temor ancestral es el que atenaza la garganta para ahogar en flor una respuesta. La respuesta afanosa que le buscamos a las cosas de manera insistente, necia y pueril, arrastrandole los pies a la razón atormentada.
¿Por qué preocuparnos por tratar de resolver todo, sólo con la mente cuando hay mil perspectivas, mil colores, sonidos y letras?... muchas letras y palabras en el corazón del ser humano. ¿Saben ustedes hacia donde nos conducen ellas?... ¡Claro que lo saben ustedes amigas lectoras!... La fuerza de las palabras, la fuerza de los sonidos, la fuerza de las letras, la fuerza de los colores, la fuerza de la imaginación, la fuerza de tu corazón, te conducen al alma, donde existe el poder de tu propia vida y la creación de tu propia razón.
Anda, camina, ¡no temas!, por más grande que parezca tu problema y que no le encuentras solución, suéltalo... déjalo ir... ¡Cierra tus ojos y abre los puños, confía en ti... extiende las palmas de tus manos para que de ellas, te sujete Dios!
Paz, amor y suerte.
Doral.
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