miércoles, 8 de septiembre de 2010

La construcción de la familia



La construcción de una familia

Se dice que la familia es la base de toda sociedad, y que en ella se forjan los valores más elevados del ser humano: Educación, respeto, civismo, salud, principios, creencias, etc., pero sobre todo, dentro del seno familiar es donde se aprenden los patrones conductuales que regirán el destino y el camino de nuestros hijos, y esta construcción (por cierto) es la más delicada.

La familia entonces se convierte en toda una institución, y construir sus cimientos, no sólo es cuestión de juntarse con una mujer o tomarla en matrimonio y asunto arreglado, ¡No!... Todos pensamos que así de fácil es y hasta se escucha decir a algunos señores que dicen: "Me caso con ella porque la quiero", "Con ella voy a formar una familia", "Esa mujer tiene que ser la madre de mis hijos", "No me casaría con nadie más que con ella", etc. Pero resulta que algunos hombres sinverguenzas machistas y oportunistas cínicos descarados se jactan de tener... ¡Hasta dos familias o más!, y la verdad de las cosas es que no saben cumplir con ninguna.

Entonces pues, tenemos que darnos cuenta de que para ser un gran hombre y tener la dicha de sentir orgullo por haber fundado una familia, se requiere algo más que ser o sentirse tan macho. Y un macho que se siente con derechos de "sentirse libre" en determinadas circunstancias: La fiestecita de la oficina, el paseo con los compañeros, la despedida de solteros, el conocer a personas interesantes... ¡Allí resulta que todos los señores son solteros!, y dicen no tener compromiso alguno. Y vaya que algunos se muestran tan generosos y holgados que no les importa gastar grandes cantidades de dineros con tal de quedar bien ante los demás, cuando los hijos en casa no tienen ni siquiera zapatos. ¡Ah, pero se siguen sintiendo bien machos porque de nuevo tienen a la "vieja" panzona.

Obviamente que en tales circunstancias, a la mujer se le va derrumbando su mundo, se le va cayendo poco a poco encima, pues con tales actitudes es su propio esposo quien la va matando lentamente, y este no tiene la capacidad de asumir la responsabilidad de que la está matando de verdad con sus deseos inconcientes de posesión. El hombre va "secando" a su pareja con su falta de tacto, con sus celos, con su paranoia, con su ira, con sus exigencias, etc. y no quiere entender que es una forma de ir asesinándola.

La familia por lo tanto, es el primer productor de psicosis, que toman formas mentales muy siniestras con los gritos, con las imposiciones, con las ordenes tan marcadas, con la manipulaciones, con las vejaciones, con las humillaciones, con los regaños, con la rigidez y la dureza del padre, del abuelo, del hermano mayor, o con quien se viva: "Tú vas a obedecer porque son las reglas de la familia", "Eso no se había visto nunca en nuestra familia", "Vas a poner en verguenza a nuestra familia", "Ya enlodaste a toda la familia" etc... pero; hey... ¡Mira quién te lo está diciendo! ¿No será por cierto, quien te puso el mismo ejemplo? y entonces... ¿De qué carajos se queja tanto?

En la familia siempre se observará que "las creencias" son el factor más importante, y el enemigo de las creencias es la lógica, ¿cierto?. La lógica "se supone" que es la verdad, por ejemplo cuando se discute dentro del seno familiar, es muy común decir: "Óyeme no, tú no tienes la razón", o "Tu verdad no es válida, es la mía la que vale, no la friegues", "Es tu obligación hacer lo correcto, y lo correcto es lo que yo te digo", "Pero es que yo también tengo derecho de elegir lo que yo creo que es más correcto". Allí el amor se convierte en la Ley del Bien. ¿Pero el bien para quién?

Quizá para los padres resulten "buenas" algunas cosas, pero no para los hijos, o viceversa. E incluso cuando el encuentro con desacuerdo se da entre los propios padres que al parecer siempre están en competencia por el amor, la atención y la obediencia de los hijos, éstos (que son tan inteligentes), aprovechan la situación para chantajear: "Dame dinero mamá o te acuso con mi papá", "Si no me das dinero, se lo pediré a mi abuela", "Si no me das lo que te pido me iré de la casa", "A mi hermano le compraste la camisa más cara y a mí esta porquería que ni me gusta", etc. Los hijos van creando resentimientos, alejamientos, divisiones, envidias, etc. si no se les sabe suministrar la misma ración o porción de cariño, de atención, de educación, pero también de responsabilidades.

Sin embargo aquí sucede una cosa muy curiosa: En algunas familias, pasa que los hijos prefieren más a la madre que al padre, ellos son muy cercanos a la mamá para todo, y al padre ni lo pelan, pues comúnmente a la que ven más en casa es a ella, el padre siempre está en el trabajo y generalmente llega tarde o no llega porque lo mandaron de viaje. Y así pasa el tiempo, los años, la vida. Los chicos crecen bajo el amparo y protección de la madre, y cuando el padre reclama al llegar a casa, que nadie le recibe con el beso consagrado, que nadie le habla durante la comida, y que cada quien se retira a su cuarto en silencio después de cenar, el hombre se siente fatal, se siente exiliado como en una isla dentro de su propio hogar, castigado incluso hasta por su propia esposa que ya no le presta tanta atención como en antaño. ¿Qué es lo que está pasando allí?

Lo que está pasando allí, es que a la mujer se le olvida que los hijos no son propiedad exclusiva de su persona. La mujer de cierta manera se apropia de los hijos y con justa razón el hombre se siente relegado a un segundo plano... ¡Por supuesto que allí él tiene toda la razón!. La misión de la mujer no consiste solamente en parir al hijo, sino de ser lo suficientemente inteligente para acercar el hijo al padre, acercárselo para que lo vea, lo huela, lo toque, lo disfrute, lo ame y también de igual manera que lo hace ella... él también lo proteja.

Pero resulta que la mujer comúnmente hace todo lo contrario, en vez de acercar al hijo a su padre, ésta trata de alejarlo más, y peor tantito si el padre se porta mal con ella, hasta le pone a los hijos en su contra: "Tu padre no me trae suficiente dinero, no me alcanza", "Tu padre es un bueno para nada, no me ayuda", "Tu padre es bien cochino", "Tu padre anda con otra mujer", "Tu padre ya no me quiere", "Tu padre es un desgraciado mujeriego"... Tu padre ésto, tu padre lo otro, bla, bla, bla... Un saliverío barato todo el santo día y una cantaleta diaria hablando mal del padre, como si el hijo fuera un tarado y no viera, ni oyera, ni se diera cuenta de que el padre está fallando, cuando realmente está faltando. Total, los hijos terminan odiando al padre y de paso también a la madre por cantarles siempre la misma canción.

¿Qué pasa entonces cuando los hijos están hartos de discusiones dentro del hogar?, ya se perdió la armonía, el respeto, el cariño, la comunicación, la comunión. El ambiente se ha vuelto tenso, frío, impersonal y lo que es peor... El amor que la familia se tenía en otros tiempos, se vuelve un constructo hipotético vacío, ya no llena, ya no satisface, ya no convence, perdió todo el sentido... y como es lógico en esos casos cada quien quiere agarrar por su lado. Allí los que salen más afectados son los hijos, porque en su falta de experiencia y falta de madurez, se ven en la necesidad de concebir una clase o un tipo de amor lleno de fantasías, de sueños y quimeras. Si el amor entre sus padres se volvió endeleble, imagínense cómo será el de los hijos.

Bueno, hasta aquí el tema de hoy... ya veremos de qué hablar mañana.

Con mis respetos y cariño siempre,
Doral.

3 comentarios:

  1. DORAL:

    Cada articulo que tu escribes estan llenos de verdad,de sentimientos y de reflexiòn,yo no me cansare de decirte que agradesco tanto a Dios por haberme dado la oportunidad de haberte conocido,sabes una cosa de ti e aprendido muchas cosas positivas que me han ayudado a cambiar mi manera de vivir.
    sabes mi familia no es perfecta pero ahi la llevamos estamos reencontrandonos todos como familia y la unidad esta llegando nuevamente al hogar,mis hijos se estan queriendo como verdaderos hermanos y eso es motivo de alegria para mi.
    Me da tanta alegria cuando mi esposo llega a la casa y todos mis hijos salen a alcansarlo y besarlo hasto alex y yesi pequeña asen lo mismo.
    Dios es muy bueno conmigo y bendito sea por eso por darme su amor y màs por darme una familia a la cual yo amo tanto.
    Hermanita linda ahora soy otra que disfruta de su vida,que ya no llora y que ama con todo su corazòn.
    Esos 2 niños que Dios me mando me an llenado de optimismo y de muchas ganas de seguir vivviendo,como te expreso mi agradecimiento ya que tu hasido una gran ayuda en mi vida.
    Ahora voy aser MADRE de alejandro y yesica paola,estoy llena de energia de entusiasmos y tengo mucho para dar.
    Felicidades por tan hermosos e interesantes temas que escribes eres grande eres genial,eres admirable y si sigo disiendo màs cosas de ti y que te mereces no me daria la noche para enumerarlas.
    Recibe de mi parte un fuerte abrazo. Hermanita TE QUIERO MUCHO,MUCHO,MUCHO,DIOS TE BENDIGA SIEMPRE.

    ResponderEliminar
  2. HOLITA MI CONCHY QUERIDA:

    Por una parte me da muchísimo gusto que vuelvas a debutar como mamá de tus nietos mi bella santa, pero lo ideal sería que esos niños estuvieran con su madre biológica, sin embargo conociendo profundamente tu caso y la situación de esos niños (que valen oro), sólo me queda pensar que después de todo, es por el bien de ellos y me imagino qué sería si los llevaran a vivir a otro hogar donde las influencias no serían las más adecuadas.

    Sería muy lamentable permitir las influencias de todo tipo en un hogar donde se supone que es el segundo “utero” para seguir formando a los hijos.

    No se trata sólo de traer a los hijos al mundo y sentirnos como que la misión de mujer ya se cumplió…¡NO!, sino que cuando ya los tenemos en nuestros brazos físicamente, empieza la segunda etapa, la etapa “extra-uterina” que sigue siendo nuestra responsabilidad, porque desde su nacimiento, los hijos son lo que hacemos de ellos, tanto en alimento físico como emocional, psicológico y espiritual.

    El ser humano es lo que come, lo que respira, lo que absorve, lo que vé, lo que piensa. Es la base energética de donde dependen prácticamente todos los valores elementales, que a manera de componentes, forman su mundo.

    Desde el nacimiento de los hijos, empieza nuestra segunda responsabilidad como madres hacia los hijos. Cuidar que nuestros hijos tengan una alimentación adecuada, balanceada y estrictamente supervisada para que no falte ningún elemento a la hora de que ellos mismos empiecen a elegir.

    Y cuando los hijos entran a su etapa de desarrollo de inquietudes, búsqueda de su propia identidad y hasta selección, es justamente el momento preciso, de realizar como madres, la labor más delicada, en la que no podemos darnos el lujo de permitirles todo lo que ellos decidan y elijan, sino implementar con ellos, actitudes de mutua comprensión, ternura y atención.

    Es importante que desde ahí, nuestros hijos se den cuenta que el papel de nosotros los padres, consiste en enseñarles y señalarles lo que está bién y lo que está mal y exponerles claramente las razones con palabras sencillas, para que ellos puedan asimilar con facilidad lo que les señalamos y jamás mentirles, éso es muy importante.

    Pero si vemos que los hijos hacen y deshacen y nosotras nos quedamos “calladitas” permitiéndoles todo “porque están chiquitos -decimos- y nos dan lástima”, “se nos parte el corazón corregirlos” porque no queremos verlos llorar: "eso es un error", los niños tienen que responsabilizarse desde muy pequeñitos a que todo lo que dice papá y mamá es lo correcto y tenemos que enseñarles a obedecer, aunque berrinchen y pateen y se tiren al suelo en un ataque de histeria, no importa.

    ResponderEliminar
  3. UPS, SE ME FUE EL COMENTARIO SIN TERMINAR...

    Continúo contigo Conchy:

    Los niños son muy astutos y chantajistas, nos manipulan con suprema facilidad como dices y no es posible que ante tales circunstancias, nos demos el lujo de que ésta situación avance sin poner un freno, que con el paso del tiempo ya no podremos poner aunque lo querramos, porque es mucho más difícil querer hacerlo cuando ya son unos adolescentes rebeldes, que ya no están dispuestos a dejarse educar como debió haberse hecho desde su nacimiento.

    He ahí el motivo, del por qué algunas mamás se quejan desconsoladamente: “Mi hijo me grita” “mi hijo me maltrata” “mi hijo no me obedece” “ya no sé que hacer” “no tengo autoridad” “mi hogar se ha convertido en un ring” “hace lo que quiere y cuando quiere” “no se mide, no me considera, me ataca, me enfrenta, me reta, me desarma”.

    Pues nó, no es tanta la culpa de nuestros hijos, sino nuestra, ellos son -repito- lo que nosotras hemos permitido que sean, lo que nosotras hacemos de ellos y lo que seguramente seguirán siendo hasta que nosotras marquemos un alto en el camino, pero ésta vez con mano dura, pero con ternura, sustentada en bases firmes, manteniendo nuestra autoridad, pero sin perder los estribos y demostrándoles todo el amor posible, sin tener que convertirnos en mártires, ni cómplices de sus delitos menores que van corriendo para ser mayores cuando menos lo esperemos.

    Espero no haberte aburrido con este sermón, jaja,
    Te saludo con mucho cariño Conchy, cuídese mucho hermanita querida, yo tambien tqm.

    Cariños,
    Doral.

    ResponderEliminar

Trate de no escribir en mayúsculas por favor, a parte de ser de muy mal gusto, da la impresión de estar gritando. ¡Gracias por su comprensión!


Got My Cursor @ 123Cursors.com