martes, 7 de septiembre de 2010

Una mirada hacia el fenómeno del enamoramiento.



Una mirada hacia el fenómeno del enamoramiento.


Suele suceder que la gente piensa muy a menudo que nació para amar, para ser feliz y dar felicidad a manos llenas al ser amado o a sus seres queridos que le rodean, y defiende esta idea a capa y espada, no encontrando poder humano que lo retire ni le cambie esta concepción de vida... y desde su perspectiva, tiene toda la razón, es su visión, es su percepción y es digno de respetarsele a cada quien lo que piensa y lo que siente y lo que quiere pero... ¿Estamos seguros de estar profundamente enamorados? ¿No se tratará de un deslumbramiento, de una apariencia, de un capricho, de una obsesión o el resultado de una profunda soledad?

El gran físico matemático Albert Einstein decía que era más fácil desintegrar un átomo que desintegrar un prejuicio. Y esto nos lleva a pensar en la tenacidad (por no decir terquedad), de la mente humana, cuando se nos mete una idea, qué difícil es erradicarla, y quien vive siempre siendo siervo de sus mismos esquemas mentales y no quiere hacer cambios en su vida, siempre será esclavo de los mismos, aunque siempre se queje de lo mal que le va y mejor recomendaríamos que empezara por poner un cartelón en la puerta de su corazón. Un anuncio que diga: "Prohibido estar triste"

Aunque estar triste no es tener depresión, no debemos confundirnos. Estar triste es mera falta de serotonina, algo pasa allí y habría que investigarlo, pero eso no tiene nada que ver con los esquemas mentales o formas de pensar. Vamos a ver un ejemplo para entendernos mejor, ¿Les parece?, miren:

Está demostrado científicamente que la pulsión es la que descarga siempre las emociones entre lo orgánico y lo psicológico del ser humano, es "eso" que se desplaza sigilosamente para ejecutar cualquier acto: Golpes, patadas, gritos, etc. son elementos que mucha gente confunde con impulsos, pero nada que ver... el impulso es el detonante, es el motivo de la acción nada más, otro enredo del cual no vamos a entrar en detalles por ahora, porque lo que nos interesa aquí y ahora es entender las huellas de la "bronca" que nos produce el malestar que empieza cuando no aceptamos la diferencia entre lo que es el amor y el enamoramiento subjetivo y barato.

Observemos por ejemplo a una pareja en pleno escarceo. Su noviazgo es de lo más lindo y todo les pinta de color de rosa. El hombre por supuesto durante la etapa del noviazgo, tiene una conducta muy amorosa, comprensiva y complaciente con la mujer, la adula, la ñoñea, le tiene siempre sobre una alfombra de nubes de tul ilusión: "Mi amor, qué linda te ves hoy", "Mi reina qué bonito peinado traes", "Qué rico hueles", "Te quiero tanto", "Ven, vamos... te invito a los tacos", y al ratito: "Ay, mi vida te comiste seis tacos", y qué raro que no le molestó al hombre que su novia le halla hecho gastar tanto en el montón de tacos que se comió... ¡Y hasta con cebolla!

Ah; pero cuando esa pareja ya está casada, qué diferente hace las cosas: "Oye mujer, qué fea te ves hoy, qué te pasó", "Pareces churea con esos pelos parados", "Luces fatal con ese vestido, te queda apretado" "Te apesta la boca"... "Nooo, pos mejor hoy me voy solo a los tacos". O sea, ¿debemos entender que para conquistar a la mujer, el hombre pone su mejor cara, usa su mejor estrategia y utiliza lo mejor de su verbo y cuando consigue lo que quiere manda todo al carajo y le vale un cuete todo?

Hey... ¡Alto allí!, momentito por favor... ¿Dónde quedó tal amor?

¡No hay tal amor!... Éso no es amor, eso es una sinverguenzada, una trampa, un embuste, un engaño, un fraude de sentimientos, o tal vez no; porque si nos ponemos a preguntarnos qué es el sentimiento, hasta la misma palabrita delataría las verdaderas intenciones del varón enamoradizo mentiroso: "Senti - Miento"... ¡Por Dios!, ¿Dónde le quedó (por lo menos), la parte cívica?, deja a la pobre mujer como una mofa humana, lista hasta para cortarse las venas, o ¿Debe estarle agradecida y no resentida?

Es hora pues, de entender que los laberintos de la soledad, están lleno de vacíos y carentes de sentido, como decía el gran escritor novelista mexicano, diplomático y premio nobel de literatura, Octavio Paz. No es posible comulgar con la ignorancia ni con las miserias psíquicas, y mucho menos convertirnos en cómplices de tantos delitos y crimenes morales, tenemos que consignarlo de manera clara, precisa y concisa: El enamoramiento no es amor, digan lo que digan, pase lo que pase o se moleste quien se moleste.

El enamoramiento es un manojo de sustancias producidas por el cerebro humano: Feniletilamina, adrenalina, noradrenalina, norepinefrina y oxitocina son los ingredientes básicos del enamoramiento, y nos guste o no, todas esas sustancias juntas se convierten en un influjo hipnótico de una persona hacia otra, dijéramos un "amor en plus", un medio para llegar al cuerpo del Otro y puras dependencias del Otro. Por lo tanto al amor lo constituyen muchas variantes y a veces lo convierten en puras fantasías, las personas lo idealizan (o mejor dicho lo ideologizan) y éste, tiene su parte andversa, alimenta el odio, los celos, las envidias y quien sabe cuántas porquerías más...

Son los ideales quienes alimentan al amor, y cuando estos ideales no son correspondidos por el otro, el enamoramiento se transforma en un dolor de cabeza de primera clase llamado: "Odioramiento", y con justa razón, por eso la gente dice: Del amor al odio hay una sólo paso, he aquí la explicación, lo demás señoras bonitas... es puro perder el tiempo miserablemente.

Y por si hubiere quedado alguna duda al respecto, pondré otro ejemplito más... "tierno" (qué cruel soy, suena a celuloide), no importa allí les vá para su información: ¿Qué pasa cuando la pareja hace el amor y ella queda embarazada sin desearlo? La desresponsabilidad en el enamoramiento es muy común, veamos:

Resulta que al momento de comunicarle la noticia del embarazo al hombre, este se molesta: ¿Qué?... ¿Estás embarazada?, ¿Y yó qué culpa tengo?... ¡Se rompió el condón... fue el condón el que falló!, ve quéjate y reclámale a la farmacia ¿Yo qué tengo que ver con eso? ¡Es tu problema, no mío!... Caray, ¡Qué sinverguenza llega a ser el hombre!, no estaba representando el acto del amor, se desresponsabiliza de sus actos, resulta que en realidad de verdad el único que estaba haciendo el amor era el plastiquito y no la persona, así que reclámenle al productor porque falló el producto.

El enamoramiento es a veces un juego tan perverso, que el hombre no aparece en el acto, el saliverío barato y el rollón que utilizó para convencer a la mujer de llevarla a la cama, se constituye en todo lo que posee para consumar su fechoría, no hay tal amor como parecía, todo se esfumó en un instante, coincibió el amor a su manera ¡Qué pobreza de... amor y qué mentira! ¿No lo creen amigas lectoras?, entonces observen la etimología de la palabra enamoramiento: "En - amor - a - miento".

Dios mío; qué terrible parece todo ésto, miren que el enamoramiento nos mete en tremendos lios y problemas de los cuales no se sale a veces tan fácil, por ejemplo cuando un hombre comete fraude económico en nombre del amor, deja endeudada a su pareja y no le importa cómo le va a hacer para pagar el dinero que le debe al banco, porque su gran amor le dejó en bancarrotota y con las tarjetas saturadas, o viceversa, cuando es la mujer quien deja en la calle al pobre hombre porque éste se enamoró perdidamente y le compró a la mujer sus pieles, joyas, viajes y un departamento de lujo que nunca llegó ni a habitar con ella.

En fín y para variar, termino con esa linda reflexión que sólo consta de dos palabras: Pobrecito(a)... "No-vio".

Con mis respetos y cariño siempre,
Doral.

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