sábado, 23 de enero de 2010

¿Conoces el precio de la libertad?


¿Conoces el precio de la libertad?


Grandes prisiones tiene el hombre dentro de si mismo. Aclama su libertad desesperadamente, pero no enfrenta el valor de abrir sus propias rejas. Pero lo peor de todo no es eso, sino, no saber dónde se encuentra escondida su alma y su espíritu.

Para poder ayudar a alguien, se necesita primero localizarlo, saber en qué lugar se encuentra y hacia dónde desea desplazarse. Igual ocurre con nosotras, si no sabemos nuestra posición, nuestra orientación de tiempo, espacio y persona, si no sabemos què es lo que queremos, si no sabemos cuáles son nuestras metas, difícilmente seremos localizadas y mucho menos vamos a poder visualizar las perspectivas para poder desplazarnos hacia donde nos lo hemos propuesto y poder de esa manera tomar las riendas y el control de nuestra vida.

Al hablar de rumbo o de la dirección en la que se está desplazando nuestra vida, me refiero de las prisiones que encierran o embotellan a nuestra esencia, a nuestra alma, a nuestra conciencia, en ella no hay condiciones, simplemente nunca se descansa.

En esa prisión no hay precio por la libertad tan anhelada, en ella no cuentan los sacrificios, ni los desvelos, ni las carreras, ni las luchas, ni el mismo tiempo. La energía del hombre no es del tiempo, y sin embargo es hija de su tiempo. En ella se encuentra a un corazón necio, con el alma congelada, pues aún no ha aprendido a descubrir su propia soledad.

Esa prisión de la que hablo no tiene un precio fijo, solo un veredicto. Y entonces, hablaré de ese veredicto:

Las personas que forjan su vida, sin saber cómo ha afectado el pasado en el presente, difícilmente llegarán a comprender, cómo afectará su presente a su propio futuro, y en esto van inmersos varios factores: Estatus social, cultura, herencia genética, roles, costumbres de género, historia de vida, etc.

Desgraciadamente no nos gusta mucho pensar en todo ésto, pero sólo cuando adquirimos conciencia del paso del tiempo, nos detenemos a pensar en las consecuencias de nuestros actos. Sólo cuando vemos nuestra vida en perspectiva, entran en juego motivaciones distintas a la gratificaciòn inmediata.

Cuando obtengas lo que deseas en tu lucha por encontrar tu propia identidad, y el mundo te haga cautiva por un día, acércate a un espejo y mírate, observa lo que ese rostro tiene que decirte, porque no es tu padre, ni tu madre, ni tu pareja, ni tus amigos, ni tu familia quien debe juzgarte.

La persona cuyo veredicto cuenta más en tu vida es la que te mira desde el espejo. ¡Esa persona eres tú misma!

Derivado de lo anterior, gocémonos pues, cuando la noche de luna de paso a la luz dorada, cuando las estrellas se desvanezcan con la alborada. Y que cada mágica palabra que escribamos o leamos, nos de el valor para enfrentar las nuevas horas de la Aurora de Luz Inmortal.

Sí amigas lectoras, abramos todos los pétalos del corazón para dar la bienvenida, con una nota de alabanza a los nuevos dias veraniegos, a las sedantes noches llenas de fragancia.

Cuando el sol de Dios despierta a las aves dormidas, y a las flores reclinadas en sus copos cuajados de rocío, ellas nos enseñan cómo debemos estar contentas, cómo conformarnos con ser lo que Dios espera de nosotras...

¡Sintámonos llenas de gratitud por este día!... y que ayudemos a alguien de alguna manera, para que ese alguien, se alegre de alguna manera, de habernos conocido. Eso es todo.

Con mis respetos y cariño siempre,

Doral.

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