¡Reflexión...ando!

¡ Reflexión... ando!

En la vida encontraremos (nos guste o no) golpes fuertes que no se pueden evitar. Son cosas que nos dejan la razón atormentada, enajenados y sin aliento, con un sabor de sal y lágrimas.

Pero sucede que no estamos solas y ante ello formamos cadenas de unión, no siempre con las personas acertadas, por el contrario, la equivocación nos lleva más de una vez a escribir en un papel una frase del alma. Es un grito desesperado, un pedido del corazón de sentirnos amadas por alguien. Pero a veces "ese alguien", ya se ha ido. Ya no está más. Convirtiéndose en alguien que ya no nos quiere.

Es cuando sentimos el dolor de ya "no ser en su vida", cuando un abismo nos abraza fríamente en la soledad de una habitación donde pululan los recuerdos, que son los mas grandes tormentos.

Pero la vida continúa, todo a nuestro alrededor sigue su marcha tal como siempre. Y sin embargo; se nos hace nudo la garganta, una opresión obsesiva que no nos abandona en ningún momento. Todo parece detenerse en el tiempo.

Experimentamos la triste conversación con nosotras mismas. Nos convertimos en especialistas de los famosos "monólogos nocturnos", polupciones de nuestra mente cansada de tanto girar sobre el mismo eje del círculo vicioso.

¡Que difícil, Dios mío! -decimos-, ¿Qué hacer para recuperar su atención, su amor? Y se nos ocurren tantas cosas... pero, ¿Vale la pena realmente?

Solo si contestamos a unas simples preguntas objetivamente, sin identificarnos, sin miramientos de ninguna clase, contestarnos de manera neutral, de manera justa y equitativa. Solo entonces podremos estar cerca de sacar la mejor solución conclusiva, aunque nos duela.

Pero al menos nos quedará la satisfacción íntima que: Razonar, meditar y reflexionar de esa manera, podremos y lograremos desprendernos con paz. Decirle adiós a ese alguien, desde nuestro interior con menos sufrimiento y mayor fortaleza espiritual.

Agradecer la enseñanza, y reconocer con suprema humildad íntima, que nos latimaron sí; pero gracias al dolor que nos provocó el daño, nosotros no fuimos capaces de pagar con moneda negra los servicios nobles, por el contrario, gracias a ese dolor, aprendimos a exigirnos, a tocar puertas, a abrir caminos a nuestro entendimiento y finalmente decidimos regalar ese dolor con un: "Gracias por haberme lastimado".

De otra manera, no hubiera sido posible entender, comprender y mucho menos aceptar el proceso psicológico de toda la trama del gimnasio sentimental en que nos vemos involucrados de manea voluntaria e involuntaria a veces, y que somos criaturas del universo que vivimos, amamos y sentimos. Con posibilidades de triunfar, tantas veces, como de fracasar, ¿verdad?

Si por un instante dejáramos de ver y prestarle atención a la posibilidad de fracasar, entonces comenzaríamos a vislumbrar o visualizar el triunfo.

Los seres humanos somos seres sociales, todos tenemos un punto que nos enraíza y nos fija en una posición dentro del esquema social y universal. El mundo por todos observado, es similar en todos los casos. Vemos y percibimos al mundo tal como lo hace otro ser humano, sea que resida en América, o Europa o en Asia. Todos en general percibimos al mundo a través de los sentidos que han sido educados para percibir de una forma y no de otra.

Aquellas personas que modifican su visión y percepción del mundo, comienzan a ver otras realidades que no están sujetas al mundo por todos conocido, son realidades espirituales, energéticas y dimensionales que interactúan en nuestro cotidiano mundo.

El amor es uno solo, pero las formas de amar son muchas. No nos neguemos la posibilidad de conocerlas a todas. No nos quedemos con una única fórmula que hasta ayer pareció infalible. Ya vimos que no fue así... ¿Qué esperamos para cambiar la fórmula?

Cuando uno ha dejado de ser el centro de atención del otro, sobreviene un desgarro interior profundo, producto de un enlace afectivo entre dos personas, filamentos muy sensibles quedan flotando en el espacio, arrastramos con nosotros esos filamentos, como ropas desgarradas y la gente que nos rodea lo nota, lo percibe, sabe y siente nuestra tristeza.

Afortunadamente todo pasa en la vida, como pasan las nubes en el cielo. Todo pasa como pasa una hora, de un momento a otro. En casos así debemos purificar nuestro espíritu, hacer un acto de "Redención" con música para el alma, respirando profundamente, y si tenemos deseos de llorar, es válido llorar. Llorar todo lo que se nos antoje y luego, mirarnos al espejo. Preguntémonos por la persona que vemos reflejada allí.

¿Esa es la imagen de nuestra persona?

Algo en nuestro interior nos dirá: ¡Que No!

Pero insistamos, mirémonos bien, no esquivemos la mirada y no intentemos tampoco agredirnos, ni criticarnos ni conceptuarnos de ninguna forma. Tan solo preguntémonos: ¿Esto soy yo?.... En el vacío del alma, un eco nos dará la respuesta.

Todo avance en la vida, lleva consigo una marca de sufrimiento. Lo único y necesario es que no hagamos de esa marca la publicidad de nuestra vida, no tratemos de figurar por cualquier logro por pequeñito que sea.¡Aguas con la vanidad!, es tan solo un recuerdo del alma, un accionador interior que nos impulsa a dejar el pasado atrás, para mirar hacia el futuro. Reconocer lo bueno que tenemos en la vida por y para vivir, aspirar profundamente, señalar hacia adelante y acelerar un poquito más el corazón.

Nuestros pasos se encaminarán hacia un nuevo despertar. Cada día nos parecerá diferente, nuestra vida adquirirá un nuevo sentido. ¡El sentido de la vida!

Seamos fuertes, seamos felices. Tengamos el valor y el coraje de ser seres honestos consigo mismos. Seres diferentes. Vamos a sonreír por favor, no dejemos que las manchas oscuras del ya "no ser" acaparen nuestra luz muy particular, por muy diminuta que sea, y tratemos de encontrar en las cosas pequeñas, la magnífica posibilidad de ampliar nuestra percepción. Dicen que el contento en lo poco, abre las puertas de lo mucho.

No nos dejemos vencer por si mismas antes de luchar contra si misms amigas queridas, que a pesar de tanta tristeza, el mundo tiene motivos hermosos para ser feliz.

¡Vivamos mujeres amigas!... ¡Vivamos!... Que algún día nos tocará a nosotras, ayudar a otra persona a vivir y seguramente lo haremos mejor que nadie.

Paz Inverencial,

Doral.