Los disfraces del mal y la mentira
Muchas veces es difícil entender por qué la gente cede a ciertas tentaciones. Desde nuestro ventajoso punto de vista, su problema se debería manejar con facilidad.
Puede que hasta nos preguntemos cómo es que Adán y Eva pudieron haber sido tan tontos de tirar la toalla por la borda y todo lo que Dios les había dado al principio de su existencia. Nosotros no hubiéramos caído tan fácilmente. . . ¿verdad?
Parte del problema es que el mal y la mentira se ponen disfraces cuando se escurren en nuestras vidas.
Tal como dice Mefistófeles en la obra de teatro Fausto: «La gente no sabe que el diablo está presente ni siquiera cuando los tiene agarrados por el pescuezo.»
La Santa Biblia, nos dice que la serpiente era «astuta, más que todos los animales del campo» (Génesis 3:1). No hubo siseo ni cascabeleo ominoso que advirtiera del peligro. Ella no dijo: «Disculpe usted, ¿me concede 20 minutos para destruir su vida?»
El enemigo público no. 1 usa las mismas tácticas hoy que desde en ese entonces. Apela a nuestros deseos pecaminosos (1 Juan 2:15-16). Satanás hasta se disfraza como ángel de luz, y sus secuaces aparecen como ministros de justicia (2 Corintios 11:14-15; 1 Juan 2:18-19).
Si queremos resistir la tentación y detectar los engaños del mal y las mentiras, debemos vivir en estrecha comunión con ese poder superior que se llama Dios (1 Juan 2:28). Así no nos engañarán los disfraces de ningún mal y de ninguna mentira.
Dios es la verdad, el camino, la vida y cada vez que hacemos un mal o vivimos de una mentira, nos alejamos de Dios.
Cerremos el capítulo de esta otra semana más de vida, en la más profunda de todas las reflexiones y por favor amigas lectoras... ¡seamos felices! para que podamos dar felicidad a los nuestros... ¡A manos llenas!
Paz Inverencial,
Doral.
Puede que hasta nos preguntemos cómo es que Adán y Eva pudieron haber sido tan tontos de tirar la toalla por la borda y todo lo que Dios les había dado al principio de su existencia. Nosotros no hubiéramos caído tan fácilmente. . . ¿verdad?
Parte del problema es que el mal y la mentira se ponen disfraces cuando se escurren en nuestras vidas.
Tal como dice Mefistófeles en la obra de teatro Fausto: «La gente no sabe que el diablo está presente ni siquiera cuando los tiene agarrados por el pescuezo.»
La Santa Biblia, nos dice que la serpiente era «astuta, más que todos los animales del campo» (Génesis 3:1). No hubo siseo ni cascabeleo ominoso que advirtiera del peligro. Ella no dijo: «Disculpe usted, ¿me concede 20 minutos para destruir su vida?»
El enemigo público no. 1 usa las mismas tácticas hoy que desde en ese entonces. Apela a nuestros deseos pecaminosos (1 Juan 2:15-16). Satanás hasta se disfraza como ángel de luz, y sus secuaces aparecen como ministros de justicia (2 Corintios 11:14-15; 1 Juan 2:18-19).
Si queremos resistir la tentación y detectar los engaños del mal y las mentiras, debemos vivir en estrecha comunión con ese poder superior que se llama Dios (1 Juan 2:28). Así no nos engañarán los disfraces de ningún mal y de ninguna mentira.
Dios es la verdad, el camino, la vida y cada vez que hacemos un mal o vivimos de una mentira, nos alejamos de Dios.
Cerremos el capítulo de esta otra semana más de vida, en la más profunda de todas las reflexiones y por favor amigas lectoras... ¡seamos felices! para que podamos dar felicidad a los nuestros... ¡A manos llenas!
Paz Inverencial,
Doral.
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