jueves, 4 de marzo de 2010

¡Mujeres insatisfechas!


¡Mujeres insatisfechas!

La falta de satisfacción en cualquier área de la vida predispone al ser humano a la neurosis, no solamente a la mujer. A las mujeres les resulta fácil pensar cómo debe ser la conducta de los hombres en general. Un mujer piensa con su cerebro de mujer y en consecuencia establece una diferencia significativa con el pensamiento del hombre. La satisfacción de la mujer depende del grado de cumplimiento de las expectativas.

La sonrisa y el buen humor de una mujer satisfecha son evidentes. La amargura y el mal humor de una mujer insatisfecha también son evidentes. La mujer aprende desde su infancia a construir fantasías, pensamientos y esperanzas de tener una pareja funcional, de contar con la seguridad y el apoyo de una persona que complemente sus necesidades en todos los sentidos.

Según las estadísticas oficiales y clínicas, las parejas siguen luchando por encontrar el equilibrio justo y la satisfacción de una vida duradera cuyas experiencias se vean privilegiadas por los hijos y su sano desarrollo. Hay mujeres cuya insatisfacción inicia incluso antes de casarse o antes de formalizar una relación de pareja.

Qué tan satisfecha está esa mujer que se embarazó sin planearlo, que su pareja le promueve la idea de abortar, que ella misma intenta deshacerse de su embarazo y no lo consigue, que es criticada y abandonada sentimentalmente por sus padres y su familia, que es rechazada por su núcleo social, que es víctima del abandono emocional y físico del padre de sus hijos, que no tiene la seguridad social para proteger a sus hijos, que vive en una estrechez económica crónica, que vive con una pareja indiferente, pasiva e indolente que comparte sus días con un hombre evidentemente infiel, que vive con un hombre irritable e insensible a su dolor emocional, que sigue esperando que algún día su pareja le reconozca todo su sacrificio y entrega a su casa y su familia, que tiene el reclamo de sus hijos por la ausencia del padre, que experimenta una soledad espantosa por la resequedad emocional de quienes le rodean, que sigue esperando en silencio que Dios la escuche y le haga el milagro de cambiarle los malos ratos y los comportamientos violentos o las adicciones a su esposo. En fin, la satisfacción parece ser una sombra que se le escapa con la luz de la realidad tormentosa que viven día a día tantas mujeres en el mundo.

Cuando una mujer cuenta que su sufrimiento y su insatisfacción se inició desde antes de vivir formalmente en pareja o desde antes de embarazarse, y hoy se encuentra con cinco hijos y la misma pareja; la verdad es que no hay mucho que preguntar. Por curiosidad o por lo que se quiera, preguntémosle a una mujer insatisfecha y llena de hijos y pobreza emocional: ¿Cómo es que has permitido esto? Seguramente la respuesta puede ser muy variada, la respuesta puede ser sincera, la respuesta puede ser consciente, puede ser como sea, sin embargo, ninguna respuesta corrige su historia y ninguna respuesta le cura su insatisfacción.

Vivir con una mujer insatisfecha también tiene su precio. Un precio que pagan los hijos, la pareja (si es que vive con ella), la familia y la sociedad en general. Imaginemos cuál es el trato que recibe una persona al solicitar un servicio a una mujer insatisfecha, cuál es el trato que recibe la pareja, cuál es el trato que recibe la familia y todos los que le rodean. No es nada grato vivir con una mujer amargada e insatisfecha.

Si eres una mujer de las que han estado pensando: "Yo conozco a otras mujeres que aún viviendo insatisfechas dan una buena cara y un buen trato a los demás" yo te otorgo toda la razón, ¡Sí las hay!... Hay mujeres que además de vivir frustradas e insatisfechas, aún así tienen la "fuerza" para engañarse a ellas mismas y vender la idea de que "no pasa nada y soy muy feliz", aja... sí, seguro... ¡Muy Feliz!

Para muchos, ésto puede ser una virtud, para la psicología moderna esto es un mecanismo de adaptación y defensa a una realidad que duele. Insistir en cambiar la realidad cuando ésta es producto de la propia construcción, es decir, querer que las cosas cambien cuando uno mismo las hace, es no tener conciencia o esperar milagros absurdos.

La insatisfacción de cualquier persona sólo puede superarse cuando se aplica la ley de la honestidad, ¿Honestamente esto quiero? ¿Qué hace que yo me mantenga en la zona de sufrimiento? ¿Cuánto tiempo más debo esperar para que mi pareja cambie o se dé cuenta que por su "culpa" estoy sufriendo?

Éstas y muchas preguntas más tiene que hacerse la mujer insatisfecha, pero de nada sirven si no construye una respuesta, cuya raíz se abone con la honestidad de una persona que quiere ser feliz.

Autor:
Dr. David Uriarte Gastélum
Sexólogo, Psicólogo Clínico y Psicoterapeuta
E-mail: cienciasex@yahoo.com
Protegidos sus derechos de autor, por: Doral.

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