¡Mujeres Voluptuosas!
La palabra “Voluptuosidad”, significa: Incitación o satisfacción de los placeres de los sentidos, especialmente el sexual. Pero no todo se disfruta a través del sexo, como bien lo hemos visto, sino también por los otros sentidos: La voz de una mujer sensual por ejemplo, es una especie de voluptuosidad muy agradable, su forma de caminar rítmica y educada, su estilo de reír con infinita ternura, hasta su forma de peinarse, de maquillarse y hasta de ponerse las panti-medias. A muchos señores les encanta ver a sus esposas cuando se están vistiendo o desvistiendo. Allí se quedan ellos todos “lelos” con la boca abierta y con la baba de fuera.
La edad de la voluptuosidad empieza en los años tas… sí amigas, me refiero a los años treintas, cuarentas, ciencuentas, ¿y por qué no decirlo? También existen mujeres sexagenarias, con una exquisita voluptuosidad en su estilo de conducir sus encantos muy originales, delicados y femeninos. La plena flor de la vida radica en la etapa de la voluptuosidad de la mujer precisamente. Una jovencita de 18 o 20 años por ejemplo, no tiene aún mucha experiencia o madurez en estas cuestiones aunque se hayan desarrollado físicamente de manera prematura. Pero una mujer de 30 años en adelante, ya se le nota la voluptuosidad por todos los poros de la piel, aunque ella ni siquiera lo note, por eso le llueven los piropos hasta cuando saca de su casa la basura, o se va corriendo por el pan.
La vorágine de los grandes sentimientos precipitados de algunos hombres en el mundo, nace precisamente de la esencia impetuosa, del sentir sus emociones fuera de control cuando una mujer se les mete al alma, no pueden evitarlo, es demasiado irresistible aquella mujer que pasa por su lado contorneando las caderas y mojándose los labios descuidadamente.
Quizá esos “detallitos” sean de rutina y pasen desapercibidos para la mujer… ¡Pero jamás para el hombre! Que por naturaleza es un mirón, ¿cómo se le llama a eso?, se le llama “voyeurismo” y aquel hombre que disfruta ser un voyeurista, no se perderá por supuesto la oportunidad de observar a la mujer voluptuosa que pasa por su lado, para echarse un taco de ojo, y gratis ¿quién dijo que no?
En este aspecto, no siempre el hombre busca encarnar sus mejores virtudes de caballerosidad, ¡hasta se le olvida que lo es!, para darle paso (o rienda suelta), al macho que lleva dentro, quisieran devorarse de un solo bocado (y sin digerir), a la mujer con la mirada, le succionan todo el encanto, su lozanía, su frescura y hasta la siguen con la mirada, hasta que se les pierde de vista. Algunos señores hasta se tropiezan o terminan chocando con el primer poste de la esquina por distraídos, o porque no quieren quitar los ojos de ese par de senos o piernas exóticos(as) que sugerentes se asoman a través del escote de la dama que en algunos casos, tampoco ella quiere dejar nada a la imaginación ajena. ¿Qué remedio, si la mujer se siente tan segura de su belleza y sus encantos?
Sería interesante hacer una comparación quizá burda pero es válida cuando se piensa en eso que dicen por allí, que para que la planta se mantenga verde, o mantenga su lozanía, hay que echarle fertilizante o mínimo regar diariamente a la plantita. ¡Ah, pues eso mismo les dicen los señores a las mujeres voluptuosas!
“Mamacita; yo te doy tu abonito pa’ que te sigas poniendo más buena”, “Ay chiquitita, aquí está tu rey pa’darte lo que tú ocupes”, “Házmela buena mi flor hermosa, que quiero ser tu jardinero” “He de cortar esa rosa, aunque me espine la mano”, “Válgame Dios… grandotas aunque me peguen”, “Chaparrita cuerpo de uva, ya llegó tu sembrador”, “Ay gordita bonita, vénte conmigo que yo te mantengo” etc.
Ah, ¿Pero quién entiende a los hombres?, les gusta comer carnita… ¡Pero las prefieren flacas!
Con mis respetos y cariño siempre,
Doral.
La edad de la voluptuosidad empieza en los años tas… sí amigas, me refiero a los años treintas, cuarentas, ciencuentas, ¿y por qué no decirlo? También existen mujeres sexagenarias, con una exquisita voluptuosidad en su estilo de conducir sus encantos muy originales, delicados y femeninos. La plena flor de la vida radica en la etapa de la voluptuosidad de la mujer precisamente. Una jovencita de 18 o 20 años por ejemplo, no tiene aún mucha experiencia o madurez en estas cuestiones aunque se hayan desarrollado físicamente de manera prematura. Pero una mujer de 30 años en adelante, ya se le nota la voluptuosidad por todos los poros de la piel, aunque ella ni siquiera lo note, por eso le llueven los piropos hasta cuando saca de su casa la basura, o se va corriendo por el pan.
La vorágine de los grandes sentimientos precipitados de algunos hombres en el mundo, nace precisamente de la esencia impetuosa, del sentir sus emociones fuera de control cuando una mujer se les mete al alma, no pueden evitarlo, es demasiado irresistible aquella mujer que pasa por su lado contorneando las caderas y mojándose los labios descuidadamente.
Quizá esos “detallitos” sean de rutina y pasen desapercibidos para la mujer… ¡Pero jamás para el hombre! Que por naturaleza es un mirón, ¿cómo se le llama a eso?, se le llama “voyeurismo” y aquel hombre que disfruta ser un voyeurista, no se perderá por supuesto la oportunidad de observar a la mujer voluptuosa que pasa por su lado, para echarse un taco de ojo, y gratis ¿quién dijo que no?
En este aspecto, no siempre el hombre busca encarnar sus mejores virtudes de caballerosidad, ¡hasta se le olvida que lo es!, para darle paso (o rienda suelta), al macho que lleva dentro, quisieran devorarse de un solo bocado (y sin digerir), a la mujer con la mirada, le succionan todo el encanto, su lozanía, su frescura y hasta la siguen con la mirada, hasta que se les pierde de vista. Algunos señores hasta se tropiezan o terminan chocando con el primer poste de la esquina por distraídos, o porque no quieren quitar los ojos de ese par de senos o piernas exóticos(as) que sugerentes se asoman a través del escote de la dama que en algunos casos, tampoco ella quiere dejar nada a la imaginación ajena. ¿Qué remedio, si la mujer se siente tan segura de su belleza y sus encantos?
Sería interesante hacer una comparación quizá burda pero es válida cuando se piensa en eso que dicen por allí, que para que la planta se mantenga verde, o mantenga su lozanía, hay que echarle fertilizante o mínimo regar diariamente a la plantita. ¡Ah, pues eso mismo les dicen los señores a las mujeres voluptuosas!
“Mamacita; yo te doy tu abonito pa’ que te sigas poniendo más buena”, “Ay chiquitita, aquí está tu rey pa’darte lo que tú ocupes”, “Házmela buena mi flor hermosa, que quiero ser tu jardinero” “He de cortar esa rosa, aunque me espine la mano”, “Válgame Dios… grandotas aunque me peguen”, “Chaparrita cuerpo de uva, ya llegó tu sembrador”, “Ay gordita bonita, vénte conmigo que yo te mantengo” etc.
Ah, ¿Pero quién entiende a los hombres?, les gusta comer carnita… ¡Pero las prefieren flacas!
Con mis respetos y cariño siempre,
Doral.
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