miércoles, 24 de octubre de 2012

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ÁNGELES  DE  OCTUBRE

Querida Hermana:

No sé dónde estás, pero quisiera creer que vives ahora en un lugar donde los coros de ángeles se matizan con tu risa fresca aún, con tu llanto o con tus manos bondadosas, con tu mirada triste pero llena de compasión por todo y por todos. Quisiera sentir que tu palabra ostra, brilla más ahora en los dorados arcos del sol o de la misericordia más divina de ese cielo infinito al que te has ido, seguramente porque es allá donde más se te necesita, Dios en su inmensa gloria, siempre sabe lo que hace.

Sufriste... sí; ¡Claro que sufriste mucho en este mundo!, pero también fuiste feliz, muy feliz cuando llevabas consuelo a otros corazones, cuando llevabas comida a aquellos que tenían hambre, abrigo al que tenía frío, agua al que tenía sed, sustento y amor a quienes tanto dependían de ti en todo sentido, y lloraste amargamente cuando no tenías la manera de ayudar cuando más se te necesitaba, buscabas desesperada un espacio de tu tiempo para correr a buscar alternativas de auxilio, es verdad... ¡Ay Vita querida!,  no tenías de momento la forma de ayudar, pero tocabas puertas suplicando a otros, no para ti, sino para mitigar la miseria de quienes tocaron a tu propia puerta.

Tantas veces te vi subir y bajar los buses cargada de bolsas, ¿qué llevas allí manita?... ¡Ah, es que llevo dos arbolitos para la casa de César, y éste otro para la casa de la Caro, yo misma los voy a plantar!... ¡y los plantaste hermana querida!, hoy esos árboles están hermosos, verdes, florecidos, frondosos, porque llevan en su raíz tu esencia, el carisma de tu esfuerzo, el sembradío de tu alma y el aroma de todo tu ser.

Cuántas veces llegaste a mi reja diciendo: "Aquí te traje esto o lo otro", jamás llegaste a mi vida con las manos vacías y siempre tu rostro encendido buscando la satisfacción de mi asombro o la alegría de tantas gratas sorpresas: "Lo traje pensando en ti, sé que te va a gustar Dory"... ¡Dios!... ¿Cómo olvidarlo? pues fuiste siempre... ¡La mejor hermana, la mejor amiga, la mejor madre, la mejor tía, la mejor mujer!.... ¡Y qué mujer!

Siempre fuiste más grande de lo que parecías: Humilde y sencilla, protectora y salvadora, tierna y cariñosa, dedicada y trabajadora, mujer sacrificada, altruista, oportuna, callada y sincera, mujer de su casa, con olor a sopa caliente, con sabor a tortillas de harina recién salidas del comal: "Adriana, Carlos... Venga a comer o se les va a enfriar", y seguían los recalentados, llegó Pepe y Nayely... Falta Ana, ¿dónde está?.

Lo mismo me pregunto yo ahora de tí hermana de mi alma, ¿Dónde estás?, quisiera saberlo en verdad hoy, en este día en que se cumplen cuatro años de tu inesperada partida, cuando el mundo lloró tu último aliento, cuando el vidrio de mi propio llanto, se cuajó de dolor al correr por mis mejillas ante la dolorosa noticia de tu fallecimiento: ¡Dios.... no puede ser, la Vita murió!

Pero a cuatro años de tu ausencia Evangelina (Eva-Angelina), hermana de mi carne, de mi sangre, de mi alma y de mi ser, todavía me pregunto: ¿Porqué?... ¿Porqué tenías que morir?... ¿Porqué el cielo no pudo esperar?, ¿Porqué te has ido? Teníamos tantas cosas pendientes tú y yo... tantas cosas que hacer juntas manita querida, pero no pudo ser. 

Hoy... aquí... nuevamente abrazando tu recuerdo hermoso en un año más de tu partida, quiero decirte que te extrañamos, que ni un sólo día de nuestra vida hemos dejado de pensar en ti, que sigues viva en nuestros corazones hoy y siempre y que así vivirías eternamente... Tan tierna,  tan dulce, tan fresca y sonriente en tu cocina, en tu jardín, en tu casa o en la mía, en la casa de todos tus hermanos, en el cerro o en el rancho, en el centro o en la escuela de tu esposo y de tus hijos y también en el corazón de tus nietos, siempre y por siempre... ¡Siempre viva mi flaca del alma!.

¡Sea la paz para ti, en la inmortalidad de la Luz Eterna!

Tu hermana,

Doral.

viernes, 5 de octubre de 2012

HOY... ¡UN DIA MUY ESPECIAL!



Todos los días son hoy... pero ay, cuánto duele un día como hoy por muchos motivos, tristes y alegres, conmemorativos y significativos, añorantes y recordados continuamente, a través de todas las estaciones del año, a través de todas las fechas especiales, a través de cada hoja que cae del calendario, a través de cada hora que deja atrás el reloj, a través de cada suspiro y a través de cada álito de la que todavía es mi vida... etc., Pero un día como hoy, es difícil sacarlo del pensamiento y del baúl de tantos recuerdos que perduran frescos y vivos en la memoria del alma y qué curioso parece todo ésto pero, a pesar de todo y desde mi propio hoy, sólo me pregunto una cosa: ¿Cómo será su día hoy?

Quiero creer que será feliz, muy feliz porque aún tiene vida, porque aún puede respirar y sentir el roce de los rayos de sol, porque aún el agua puede saciar su sed y el mismo suelo de la tierra, puede sostener sus pasos y porque aún tiene una familia... Sí; una familia bien integrada, una familia unida, una familia que siempre lo ha sido todo para él, una familia que más que su refugio amoroso, ha sido siempre su fuerza, su orgullo, su sostén profundo de hermosas convicciones, su motivo de vivir y su luz, una verdadera familia que atesoro en mi propio testimonio de vida, porque alguna vez también esa familia la sentí mía, muy mía y eso nada ni nadie lo va a poder cambiar jamás, y yo apelo a la divinidad para que siempre lo siga siendo y sintiendo así, aunque sea en mis recuerdos, en mi mente y en lo más profundo y hermoso de mi corazón de mujer, que a través del tiempo, la distancia, la eternidad y en la paz suprema de mi silencio interior profundo, lo siga amando con todo mi ser, pero eso él ya nunca lo sabrá, sólo deseo saber que él es y sigue siendo un hombre feliz... muy feliz para que siga dando felicidad a manos llenas a todos esos seres que sí han sabido ser tan especiales en su propio corazón.


Hoy... otro día más... pero ¡Un día muy especial!... que merece un aplauso cerrado, allá donde todo es posible, a través del mundo de mis sueños, donde vive y habita eternamente mi adonis guerrero, mi pegasso extendido, mi hombre-niño de palabra ostra, mi ángel mensajero que un día llegó a mi vida trayendo toda una galaxia de estrellas que convertida en letras de color azul, como el tul de ilusión, se transformaban en rosas que alguna vez me regaló...  ¿cómo olvidar sus palabras? con esa voz de trueno desde el extremo sur tan lejano de mi mundo, que más que sacudirme toda, me hacía renacer gloriosa, aferrada a su sentimiento hidalgo, que engalardonaba heraldo mi propia existencia y naturaleza humana.

Con mi potente abrazo, ¡un surco de gloria en su corazón de cielo inmortal!

Doral.
05/10/2012


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