miércoles, 23 de octubre de 2013

EL DOLOR EMOCIONAL.


EL DOLOR EMOCIONAL.
(¿Hasta dónde es normal, o llega a transformarse en enfermedad?)

En forma general, la vida es alegre, sin embargo tiene sus altas y bajas.  El dolor es una parte inevitable de nuestra vida, sin embargo no pienses que naciste para sufrir.  Así como todos sabemos que el dolor físico, finalmente se cura y deja de doler, el dolor emocional finalmente cede.  El problema está en poder entender este concepto.

No busques una cura para lo que es normal.  El dolor emocional puede ser causado por la muerte de un ser querido, una pérdida, un rompimiento, o por la crueldad de algo o de alguien.  Es normal sentirse dolido por un tiempo.  Sólo una persona muy fría puede ser ajena al dolor emocional.

No pretendas que no te importa.  El dolor es real y debes enfrentarlo.  De no hacerlo no lograrás superarlo.  No trates de apresurar este proceso, pero tampoco lo disfraces.  Date tu tiempo para sentir el dolor y dejar que tus sentimientos afloren, no trates de esconderlos o suprimirlos.

Identifica todos tus sentimientos. ¿Realmente estás dolido, o estás enojado?, ¿Te sientes traicionado, inseguro o asustado?.  El que identifiques cómo es que en realidad te sientes, te ayudará a salir más rápido del dolor.

Habla con alguien. Hay veces que el dolor es tanto que te es difícil hablar de eso con alguien.  Sientes que nadie te entenderá.  O tal vez sientes que nadie siente lo que tú sientes.  Tal vez estés en lo cierto.  Sin embargo no necesitas que nadie te entienda, necesitas alguien que te escuche.

No dejes que nadie te diga que tus sentimiento no son reales.  Tus sentimientos son reales, significativos e importantes, además son tuyos.  El sentirte mal no quiere decir que jamás vayas a ser feliz.  Siente tus sentimientos, piensa tus pensamientos, pero date cuenta que sólo son éso... ¡Sentimientos y pensamientos!.

Saca de tu mente tu persona y lo mal que te sientes.  Te sientes faltal cuando recuerdas lo que pasó ¿verdad?.  Déjeme decirte algo:  Tienes todo el derecho de sentir lástima por ti, pero no exageres, siéntete mal 10 minutos, una hora, dos horas, medio día, todo un día,  o más... es okay... ¡Vívelo, siéntelo, explóralo, conócelo... Es tu dolor!, pero después... ¡Suéltalo, déjalo ir!, está bién... hey... de verdad todo estará bien, y tu valiosa vida debe continuar adelante.

Sal con tus amigos, prométete no hablar de tu dolor más allá de cinco minutos.  Hasta el dolor necesita de vez en cuando un poco de respiro.  Permítete disfrutar de la compañía de otras personas y de hacer cosas que disfrutas.  Siempre habrá tiempo de llorar nuevamente, pero en este momento... ¡Por favor, ya no!

Date un tiempo para sanar.  Permite que el tiempo pase.  Muchas veces ciertos episodios necesitan un período de duelo, deja que ese tiempo pase y pronto comenzarás a sanar.  No dejes que tu dolor defina. Recuerda que tú eres más grande que todo aquello que te ha causado dolor y que tienes un pasado y un futuro.  Tienes conciencia y creatividad.  Este es un episodio que pronto quedará atrás. Todo pasa en esta vida... ¡Todo!, hasta nosotros.

Escribe una carta.  Escribe cuales son tus sentimientos. Trata de incluir mensajes positivos. Si no te gusta escribir, habla con alguien cercano o con un psicoterapeuta.  No trates de justificarte, simplemente saca lo que traes por dentro.  Aléjate de las afirmaciones que te culpan o culpan a otros.  Toma la responsabilidad de tus acciones y de tu parte en aquello que salió mal, pero no comiences a repartir culpas porque estarás cayendo en otro nuevo error.

Aprende de esta experiencia dolorosa. ¿Qué vas a hacer con ella?, recuerda que la experiencia no es lo que viviste en la vida, sino lo que haces con lo que viviste en el pasado, no te culpes por favor, ni culpes a otros... lo que pasó sólo ha sido un tropiezo de enseñanza para ti y para la otra persona, pero nada más.  Mira que la vida te plantea dificultades de modo que aprendas de ellas y salgas fortalecido.  Las personas que tienen una vida fácil, se derrumban ante la mínima dificultad. Todo aquello que no te destruye, te hará más fuerte.

Haz una lista de "agradecimientos".  Escribe una lista de cosas por las que estás agradecido, como el tener un techo, un hogar, una familia, una cama calientita, un plato de sopa siempre en tu mesa, y eso te llevará a pensar en las personas que se preocupan por ti y en las cosas buenas que hay en tu vida. Todo esto te ayudará a salir de tu trauma.

Si el dolor va más allá de una semana o has perdido la esperanza y piensas en la venganza, o que tu vida ya no tiene sentido, o piensas hasta en el suicidio, seguramente estás reprimiendo o suprimiendo tu dolor, no lo has elaborado, ni enfrentado, ni confrontado ni afrontado tal como debería de ser, o seguramente  pudiese ser que también hay otros temas anteriores que han quedado sin resolver en el pasado, círculos que aún no has cerrado y deben ser cerrados.  

No puedes ni debes seguir alegando ni reclamando por lo que sucedió, y mucho menos debes seguir tratando de castigar a otros si ya decidiste perdonar y más si lo has hecho de corazón. Recuerda que  la misma corte de justicia no juzga ni condena dos veces un mismo delito.  ¿Tú crees que Dios sí lo hará?,  ¡Jamás!, porque Dios no castiga.  ¿Porqué has de seguir haciéndolo tú el resto de tu vida? ¿Crees que eso es sano?... ¡No!, no lo es... ni para tí, ni para esa otra persona ni para nadie.

Finalmente sólo me resta decirte, que las estrategias anteriores son formas saludables para lidiar con el dolor, sin embargo hay cosas que suceden en nuestra infancia que en lugar de haberse resuelto en su momento,  se quedaron como parte de nuestra vida.  Si hay algo que realmente te duele y ese sentimiento ha durado demasiado, quizá requieras de ayuda profesional.

Es normal sentir pena o dolor por algún tiempo, ¿Cuánto?  Esto depende de ti.  No te dejes apresurar, pero tampoco pretendas vivir así toda la vida.  Si después de algún tiempo no mejoras, busca ayuda profesional, antes de que realmente pierdas lo más valioso que tienes en la vida, que es tu salud física y mental. 

Cuando tienes salud en abundancia, también tienes la capacidad suficiente para asimilar el dolor emocional que sientes ahora y cualquier otro dolor que se te atraviese en el camino de la vida. Eso es todo.


Comentarios: (Psicología Afondomx)
Psic. Rosa María Beltrán Soto
Consultorio (667) 2 75 10 34
Cel. (6671) 21 66 47
Adaptación para Aurora de la Luz Inmortal:
Psic. Doral.

lunes, 21 de octubre de 2013

LA ETERNIDAD, ¿QUÉ ES?



LA ETERNIDAD,  ¿QUÉ ES?



"Sin usar palabras me habló. El mensaje me atravesó como el viento e instantáneamente comprendí que era verdad. Lo sabía de la misma manera en que sabía que el mundo que nos rodeaba era real, no una fantasía pasajera y sin sustancia"

El mensaje constaba en tres partes, y si tuviera que traducirlo a lenguaje humano, sería algo así como: Eres amado y apreciado enormemente por siempre; no tienes nada que temer; no hay nada que puedas hacer mal.

Lo que acabas de leer, querido(a) lector (a),  es un párrafo de la increible experiencia cercana a la muerte que vivió el neurocirujano de  Harvard, Dr.  Eben Alexander, narrada en su libro Proof of Heaven (Prueba del Cielo), -que te recomiendo-.  Su relato cambió profundamente mi manera de percibir ese concepto que, de tan vago, produce temor y desconcierto; me refiero a la "eternidad".

¿Qué es la eternidad? Al pensarlo desde nuestra limitada mentalidad, abonada por todos los sistemas de creencias que desde niños nos inculcaron, -al menos a mí-, imaginamos un lugar en el cual estaremos para "siempre" contemplando a Dios, perdidos en la infinidad del espacio y las galaxias. ¿Haciendo qué?, ¿Nada?...¡Nada!

Bien vista, la palabra "Sieeeempreeee" es igual de aterradora que la palabra "nunca", ambas, desde mi punto de vista, son el abismo. Recuerdo la sensación de vacío que a los diez años me provocó enfrentarme con dicho término al conocer por primera vez la  muerte con el fallecimiento del papá de mis primas -mi tío-; en esa ocasión tuve que considerar lo que significaba que nunca más lo volveríamos a ver.

Hoy, con un poco más de madurez y preparación, creo comprender mejor el concepto de "eternidad" y esto, en lo personal, ha sido un gran alivio y descubrimiento. Permíteme compartirlo.

Comprendo que si bien este cuerpo compuesto de huesos y tejidos, está destinado a deteriorarse sin remedio y es finito, dentro de nosotros hay una alma, un ser que pertenece a otra dimensión.  Hay una luz, un espíritu, una mente creadora, una causa, que en las religiones llamamos Dios, y que es el origen divino de la vida y todo cuando existe, del cual formamos parte y nunca muere.  La naturaleza de lo anterior está hecha de puro amor, belleza, bondad y perfección.

Entonces, en términos del cuerpo material como tal, somos un puñado de polvo, pero eso no es la vida.  Este pensamiento ha cambiado por completo mi concepto de la muerte, y me ha hecho comprender la idea de que "somos un ser espiritual teniendo una experiencia humana", como se dice en el libro: Un curso de milagros.

Desde esta perspectiva, es más fácil acercarse al concepto de "eternidad".  De hecho, todos la hemos experimentado por segundos en este plano de la existencia.  Por ejemplo, cuando sientes que el tiempo se congela al extasiarte con un paisaje, al ver la inocencia de tu hijo cuando duerme, al ver a tu nieto que corre a abrazarte con enorme gusto, al sentir el amor cuando abrazas y te recargas en el pecho de tu ser más amado.  

Eso es la eternidad, es unión, es gozo puro, es éxtasis, es penetrar en lo que el Dr. Alexander Eben nos revela en las tres verdades que comprendió en su encuentro con la eternidad.

Estoy convencida de que  el cielo o el infierno no son un lugar específico al que vamos de acuerdo con lo vivido; sino lugares mentales, de armonía o desarmonía que se viven hoy, aquí en la tierra.  Lo que llamamos eternidad es sólo el presente eterno. El amor es eterno cuando es amor, estamos hechos de amor y al mismo regresaremos. Es así que la eternidad es experimentar el amor ahora, procurarlo y gozarlo, es abrir la conciencia y darnos cuenta de que en la vida nuestra misión es extenderlo.


Fuente: 
Dra. Gaby Vargas.

martes, 1 de octubre de 2013

¿De qué talla es tu corazón?




LA TALLA DEL CORAZÓN.


"El corazón del hombre es como el horizonte: Una parte del cielo.  Pero como el horizonte cambia noche y día... Lord Byron."

No cabe duda de que le gente de nuestro Sinaloa, aquí en México, tiene una talla grande de corazón; le caben muchos buenos sentimientos hacia los demás cuando están en desgracia, y se solidariza con las víctimas, volcándose en multitudes para ayudar, dar, consolar, reconstruir, abrazar con el corazón.

Así lo hemos constatado en anteriores ocasiones y lo vemos ahora con lo acontecido a causa de las inundaciones que dejó el reciente huracán Manuel que arrazó con nuestro estado.

Tenemos corazón talla XXXL, con gran espacio para la fraternidad, la amistad, la filantropia, el altruísmo, el cariño, la comprensión, el perdón y el apoyo incondicional a nuestros hermanos en desgracia.

También lo vemos  en las muchas Instituciones de Asistencia Privada, que existen en Sinaloa, unas para ayudar a niños en situación y riesgo de trabajar en la calle, otras para atender gratuitamente a niños con problemas ortopédicos o quemaduras, otras haciéndoles mejor calidad de vida a niños con cáncer, o con parálisis cerebral y muchas más.

Entonces, ¿Cómo es posible que entre tanta gente buena, subsistan algunos destructores, malos, pistoleros y ladrones?

¿Quizá porque los corazones talla grande son también muy receptivos a la tolerancia excesiva, al temor?

¿O será que por ser talla grande, también tiene fácil alojamiento para sentimientos negativos como el odio, rencor, venganza, envidia, maldad o iniquidad?

Sea lo que sea, si el corazón se abriera solamente a las actitudes y acciones justas y se cerrara a las iniquidades, podríamos tener un mundo mejor.

Si el corazón se armonizara con lo creativo, lo constructivo, lo divino que existe en la naturaleza y después de eso  fuera el que siempre dirigiera nuestras acciones, todos seríamos más felices.  Que los sentimientos de solidaridadd y amor hacia los demás prevalecieran siempre, y no solamente en situaciones de desgracias causadas por tempestades,  ciclones,  terremotos,  etc.

Nosotros podemos, cada quien, con uso de nuestra voluntad, lograr que nuestro corazón de gran talla, lleno de sentimientos positivos, domine siempre nuestras acciones cotidianas. 

O tú... Sí;... te hablo a tí amiga(o) querida(o) que has sido víctima de un siniestro y sabes lo que se siente... ¿Prefieres tener un corazón de piedra?


Comentarios a:
rvaldezp@prodigy.net.mx
Compás y Escuadra de El Debate de Culiacán.
Suplemento Artes, pág. 15 C.
del 1° de Octubre de 2013.

p.d. Gracias al Dr. en Letras Roberto Valdéz por su bellísima reflexión. ¡Gracias Roberto!

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