jueves, 9 de julio de 2015

VACACIONES DE OTROS TIEMPOS


VACACIONES DE OTROS TIEMPOS

"No hay fecha que no se llegue ni plazo que no se cumpla", dice un refrán, y ahora que están por iniciar las vacaciones de verano en México, la pregunta principal no es: ¿A dónde iremos?, sino: ¿Qué vamos a hacer con los "plebes", ¿Dónde o con quién los vamos a dejar?.

Actualmente hay numerosas opciones para entretener a los chamacos, desde cursos de repostería, hasta clases para aprender a nadar, pasando por talleres de arte, manualidades, campamentos para conocer la naturaleza y una larga lista más.  Los pre-digitales no tuvimos tanta suerte como los chicos de hoy.

Sin internet,  sin televisión por cable, sin programación en la televisión las 24 horas del día, y sin videojuegos (o con videojuegos que se limitaban a atinarle a una esferita con una rayita que aparecía en la pantalla).  Llegadas las vacaciones, y dependiendo de los dieces que tuviera la boleta de calificaciones, si bien nos iba, nos enviaban con alguna pariente a vacacionar por algunos días.  Una vez apalabrado el consanguíneo, allá va el chamaco con su maleta y jalando un cartón de huevo docenero conteniendo carne machaca, pinturitas de maíz, mestizas de pan casero, chile chiltepin, y demás majares dulces y salados propios de la región, cual ofrenda de agradecimiento por el tiempo en que se le tendría hospedado.  A su regreso llegaba contando maravillas, pero como mentir requiere memoria, con el tiempo se le iba escapando que aquello no fue tan benévolo como lo presumió.

En ese tiempo, si hacía mucho sol, nos aplicábamos a juegos de mesa de la noche a la mañana.  Muchos jugábamos a la lotería con sus famosas cartas de la campana, el borracho, el violín, la dama, la bandera, etc., otras veces desarrollamos aptitudes para las sumas y restas jugando dominó, mientras otros lograban amasar una pequeña fortuna de monedas sueltas (suficientes para comprarse un raspado-helado de sabores) en la lotería.

Las vacaciones eran también ocasión para hacerse presentes en los negocios de la familia.  En los puestos del mercado, en las fondas, ferreterías, mercerías y demás comercios era común ver a los aprendices ayudando -o estorbando- a sus padres.  Más de un exitoso empresario descubrió allí su verdadera vocación.

Si caía un aguacero, bañarse bajo la lluvia contaba como juego y ver llover valía como pasatiempo.  Sin embargo, ayer como hoy había momentos en que el ocio se hacía presente.  Era entonces cuando no faltaba quien recurría a los servicios de emergencia, principalmente Bomberos y Cruz Roja, alertando por falsos incendios o accidentes.  Era entonces también cuando, ignorando toda advertencia,trepar por los muebles, paredes y árboles se convertía en un peligroso juego que dejó algún hueso roto y una que otra cicatriz, además de la aún vigente condena materna: "No mides el peligro ni piensas en las consecuencias; no veo el día en que regreses a la escuela".

Muchas gracias por leer estas líneas y con ello hacer que esto valga la pena. Por favor sus comentarios, sugerencias, invitaciones, mentadas, tomatazos y hasta felicitaciones (jajaja), en: adosdetres@hotmail.com  

Que tenga una semana que no le deje cicatrices.

Dra. Marisa Pineda
Twitter en @MarisaPineda

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