martes, 2 de septiembre de 2014

EL MILAGRO DE TU MUNDO INTERIOR



EL MILAGRO DE TU MUNDO INTERIOR

Me Quedé maravillada. Nunca había visto algo igual.  Cuán ajenos e indiferentes somos ante el microcosmos que vive, literalmente en nosotros, y que bien visto, es un milagro.

La gota de sangre que veía proyectada en la pantalla  ¡Era la vida misma!  Un microuniverso que igualaba a la perfección del macrouniverso:  Un cielo negro lleno de planetas, galaxias, estrellas, esferas, partículas flotantes y uno que otro corpúsculo que parecía una hermosa anémona de mar azulada –que, según me enteré, desempeña la función del vigilante. Al notar un cuerpo extraño, envía al cerebro el mensaje de atacarlo- ¡Una verdadera maravilla!

Azorada por la inteligencia innata de nuestro cuerpo, escuchaba al doctor Horacio Valle, que gracias a un microscopio de campo oscuro, hacía un análisis en vivo de mi sangre y me mostraba diversas figuras con vida propia, que no eran más que glóbulos rojos, blancos, plaquetas y otras tantas partículas con nombres  que no recuerdo.

Lo increíble era que veía tan sólo una gota de los siete litros que nuestro corazón bombea cada minuto a través del sistema circulatorio, el cual, por cierto, si extendiéramos, podría darle dos vueltas a la circunferencia de la tierra.  Además, cada 20 a 30 segundos, sí, segundos… todas esas células de nuestra sangre recorren por completo el cuerpo entero. ¿No es increíble?

“Esas esferas son tus glóbulos rojos”, comentaba el médico, al señalar un sinnúmero de burbujas negras rodeadas de un halo de luz que se desplazaban hacia las orillas como resultado de la presión de los dos vidrios que atrapaban la gota de sangre.  Y continuó.  “Aquí puedes ver uno que otro glóbulo blanco.  Si hay menos de diez por campo –como es tu caso-. Significa que no tienes ninguna infección”.  Yo lo escuchaba fascinada con la boca abierta ante este nuevo mundo que descubría, mi mundo interior.

“Cuando los glóbulos rojos se encuentran redondos y separados, significa que están sanos –Continuaba el galeno- cuando se comienzan a pegar unos con otros significa que los radicales libres ya entraron al ataque.  De ahí la importancia de tener un estilo de vida sano y de consumir alimentos con antioxidantes que rodeen a cada célula y  creen una capa que las proteja y defienda de los radicales libres”.

¿A qué hora desayunaste? –me preguntó-  Porque esos puntitos flotantes que ves alrededor de tus glóbulos rojos son el alimento que tus células absorben para nutrirse y metabolizarlo en energía.

Después me mostró unos glóbulos literalmente carcomidos y destruidos. ¡Mira, por ejemplo, a estos glóbulos ya los mataron los radicales libres”, es decir un electrón que, al buscar pareja, roba y destruye la pareja de otros electrones de moléculas estables, lo que causa el deterioro físico. ¡Nunca lo había visto con tal claridad!.  Una cosa es saber la teoría y otra muy diferente es ver la realidad en acción.  Es cierto todo lo que leo y lo que los nutriólogos nos dicen.  En ese instante, pensé con remordimiento en todo lo que he comido o hecho que ha causado que ese y otros glóbulos rojos parezcan estrellas reventadas, el estrés, las desveladas, las asoleadas, en fin.

Al salir de la consulta, me percaté de que es cierto aquello de como es adentro es afuera, y que en verdad cada pequeña acción que realizamos en contra o a favor de la salud, impacta inexorablemente ese microcosmos interno, al cual, sin duda, no podemos engañar.  Lo que quizá nos toca, es reconocer la inteligencia interna que hace que nuestro cuerpo funcione a la perfección y cuidarlo y agradecerle cada minuto de vida que nos regala.


Autor: Gaby Vargas.

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