viernes, 6 de noviembre de 2015

LAS MUJERES SACRIFICADAS



LAS MUJERES SACRIFICADAS


Hablar de sacrificio implica hablar de abnegación, obediencia, humildad, renunciación, comprensión extrema o actitud sagrada que se ofrenda en honor a algo o a alguien.  Los motivos pueden ser individuales y variados, pero cuando se trata de sacrificarse por la pareja amada, convendría analizarlo previamente antes de actuar. 

Cuando te sacrificas por tu pareja, es entendible que estás dispuesta a hacerlo con el mayor gusto, porque estás en capacidad de hacer eso y mucho más por ese alguien que tú quieres, pero, ¿Tienes claro por qué, o para qué lo haces?

Revisar detenidamente los motivos no es difícil cuando se trata de ser sincera contigo misma, de darle una representación o un significado a aquel sacrificio, ya que no es una imposición del otro sino un acto voluntario que te nace del corazón, y obviamente tampoco se trata de buscar recompensa alguna.

¿Sabes porqué? Porque muchas personas (hombres y mujeres), tienen por costumbre utilizar el “supuesto sacrificio” como un chantaje emocional: “Si me hago la mártir, tal vez se compadezca de mi”, “Si entro en ayuno, pensará que voy a morir de hambre y vendrá corriendo”, “Aparentaré ser la heroína del cuento y llamaré la atención”, “Me haré la ofendida y me pedirá perdón”, “Me haré la sufrida y seguro le daré lástima”, etc., Hey… ¡Eso no es un sacrificio y ni se le parece!, sólo son juegos psicológicos en los que posiblemente tú misma quedes atrapada desde el primer intento.

Sacrificarte realmente implica tenacidad, esfuerzo, fortaleza, dolor, desvelos y quizá hasta lágrimas. No te confundas. Tal vez lo hagas para sanar tus culpas, para “pagar” tus errores del ayer, para resarcir daños, para reparar conductas inadecuadas, o simplemente para apoyar a tu pareja en sus proyectos de vida, porque puedes y quieres hacerlo, pero ojo, mucho ojo, no lo hagas simplemente por quedar bien con el otro, o por hacer méritos, o porque piensas que todo irá mejor… ¿Porqué tendrías que llegar a los extremos del sacrificio?. 

¿Acaso tu pareja está lejos y eres tú la que tienes que dejar todo para estar a su lado?, ¿Estás segura que quieres hacerlo?, ¿Sacrificarías Honor, Patria, Familia, Trabajo y Amigos?, Quizá te lleves la gran sorpresa de que las cosas no son como parecían, ¿Estarías dispuesta a correr el riesgo? 

¿O será acaso que tus hijos se quedaron sin coche y tú como eres tan buena y caritativa, tan comprensiva y sacrificada, prefieres prestarles tu carro por un tiempo aunque tengas que usar los buses? O simplemente ¿Vas en el bus muy lleno de gente y te gusta ceder tu asiento a otra persona aunque tú te vayas de pié? 

¿Y qué pasa cuando tienes que sacrificar tu bolsillo para prestar dineros que no van de acuerdo con tu presupuesto?. Ni te pagan, ni las gracias te dan y de pilón pierdes tu dinero y pierdes la amistad… ¡Ah, pero como eres una mártir, seguro que te irás derechito al cielo!, ¿Así piensas?, Revísate detenidamente. 

Para todo existe la ley del equilibrio amigas queridas, y todas tenemos que empezar precisamente por lo más sencillo: Revisarnos detenidamente, ¿Porqué hacemos las cosas?, ¿Para qué, con qué objeto hemos decidido sacrificarnos al grado del autosecuestro. Sí… estamos secuestradas por nuestro propio sistema de creencias rancias y caducas, o mejor dicho: Estamos tan acostumbradas a Autosabotear nuestra inteligencia, a ofender nuestro amor, y  de paso hasta a ignorar la sabiduría que Dios puso en el corazón de toda mujer. 

Tú tienes la última palabra: ¿Quieres seguir sacrificándote por algo o por alguien que quizá ni valga la pena?.

Con mis respetos y cariño siempre,

Doral.

lunes, 5 de octubre de 2015

¿QUÉ HAGO YO AQUÍ?



¿QUÉ HAGO YO AQUÍ?

Cuántas veces en la vida te encuentras con momentos en los que no sabes porqué ni para qué haces determinadas cosas que no has planeado, pero que sin embargo tienen una razón de ser, un motivo, una causa, pues dicen que no hay casualidades sino causalidades que a veces incomprensibles a la mente humana, escapan del entendimiento y nublan la razón hasta que descubres que...

Resolver asuntos inconclusos resulta ser la razón, cerrar círculos que quedaron abiertos en el ayer y que de una u otra manera se convierten en amenaza de permanecer intactos, amenazantes, acechantes o no cerrados correctamente como debe ser, para dejar ir el pasado a descansar en santa paz.

Enfrentar con disposición y valor es la clave. Volver atrás y echar una mirada por todos los rincones del ayer para reparar lo que haya que reparar, depurar y desechar lo que haya que ser desechado, corregir lo que debió haberse corregido con inteligencia y lealtad, y transformar impresiones con decisión, quizá con esfuerzos  constantes y repetidos ¿porqué no? aún hay fuerzas, y cada día es nuevo para parir esperanzas de que no todo está perdido cuando se tiene vida y cada día es bueno para empezar un nuevo final.

¿Qué hago yo aquí?... eso precisamente, lo que nadie se atreve a hacer. Volver al mismo lugar de donde un día saliste destrozada, huyendo del dolor, de la incomprensión, de la apatía, de la ignominia, de la humillación. Un hogar en donde uno a uno se fueron acumulando los años en el abandono total y los procesos de reconstrucción se hicieron cada vez más difíciles y sin embargo acepté el reto en el ánimo de reconstruirme a mí misma primero... ¡Qué locura!

A lo largo de casi 18 meses, un año y medio enteros, recorriendo juzgados, litigios, gestionando trámites y corriendo gastos mil, echando vueltas y más vueltas con la lenta espera de ver al fin en mis manos las escrituras de esta casa y posteriormente el juicio de donación a los hijos. Había que regularizar la situación del juicio testamental bastante desgastante.

Una vez concluido tan... tan.. a lo  que sigue..,

¿Qué hago yo en esto?... La propiedad inmobiliaria tan peleada y dedicada a juicio estaba allí... como una sombra vacía, descuidada, sucia, cayéndose casi en mil pedazos... ¡Tétrica! y alguien dijo por allí: ¡Está maldita!... ¡Allí espantan!... No; que va... lo que a mi me espantaban más eran los recuerdos de lo que pudo haber sido y no fue en su momento. En fin... ¿Para qué perder más tiempo contando los sinsabores de ese ayer?

Los tiempos cambian, la vida cambia, las personas cambian, y por supuesto yo ya no soy la misma mujer inmadura que salió corriendo un día, porque no la amaban ni la respetaban. Ahora con una nueva visión y dimensión de las cosas, vuelvo a pisar esta casa y a hacerme cargo de la remodelación y de darle vida de nuevo. ¿Para qué?  -no lo sé-  Sólo sé que debo hacerlo por alguna poderosa razón de Dios que todavía desconozco.

Me he sentido una extraña entre estas paredes que me desconocen, y sin embargo la caricia fresca en la reparación del enjarre y la mezcla de cemento, arena y cal por toda la casa respira, la brocha con pintura nueva reciben la queja de quien pedía agua en medio del desierto y nadie escuchaba, gimen los lamentos en jirones de las  cortinas que se caen desgarradas por el tiempo y cruje la tubería cuando se ha cerrado la fuga y la gotera.

Cambio de circuitos eléctricos se ponen en alerta, temblando apagadores y tomas de corriente cuando son reemplazados por la modernidad, marcos y molduras observan su turno esperado, mientras, vistas, puertas y ventanas reciben su rotación... ¡Ya es hora de cambiar chapas y herrajes!, también la calefacción.

Dos, tres, o más viajes al basurero municipal, fuera acumulación... pedazos de muebles viejos, espejos manchados, y vidrios rotos, resortes vencidos,  cojines apolillados, cargados de bacterias, polvo y telarañas, la odre donde se secó el agua podrida, etc., vaciaron espacios para recibir el agua nueva, como si fuera de una fuente cantarina.

Agua y jabón, aceite y cariño acompañando químicos, aromatizantes y buena vibra tarde, mañana y noche. Una ardua labor que no creí poder lograr en tan corto tiempo. Pues sin descuidar mi trabajo en la oficina por las mañanas, mi consulta por las tardes y mis clases de idioma Náhuatl en la facultad, he dialogado con silencios y la sedante oscuridad de las noches en las que otra vez, descalza me asomo a la ventana, miro el cielo y me pregunto tantas cosas pero de todas... una más... ¿Qué hago yo aquí?, en mi corazón no hay respuesta, o quizá si la hay, pero está fuera del tiempo... ¡o quizá sea yo!, me pregunto si ya estoy muerta, y el sueño me trajo aquí. ¿Para qué? -no lo se-

Sea lo que fuere, y sola otra vez... por fin en los rincones, también de mi alma se empieza a respirar la paz.  Una nueva atmósfera emocional hace vibrar el ambiente que respiro y me siento contenta por el deber cumplido.  Un deber que sentía ineludible y había ido posponiendo si saber por qué.

Estoy aquí, poniendo alma, sentimiento y razón, jajaja también mi sueldo, mi trabajo y mi tiempo... ¡Estoy entera!, dedicada a levantar esta casa que no es mía, (nunca lo ha sido, y nunca lo será) pero es el lugar donde nacieron y crecieron mis hijos y donde dejaron su aroma de inocencia y la huella bendita de sus primeros pasos. Ahora este  techo habitable y respirable legalmente les pertenece, y yo... ¡Ya puedo marcharme en paz!

Cariños,

Doral.
05-Oct-2015

jueves, 17 de septiembre de 2015

LA RECREACIÓN PARA UN BUEN DESARROLLO EMOCIONAL.



LA RECREACIÓN PARA UN BUEN DESARROLLO EMOCIONAL

Se conoce como desarrollo emocional a todos aquellos sentimientos o emociones que se pueden demostrar en la vida de una persona.  Y El buen desarrollo emocional, es cuando la persona es capaz de demostrar sus sentimientos sin ningún problema, se le facilita demostrarlo a los demás, la persona es tolerante, sabe encontrar las cualidades en los otros.

El comportamiento que tienen que tener las personas para un buen desarrollo emocional, debe ser armonioso para el niño, tiene que existir un buen trato, amor, y más que nada demostrarle al niño seguridad, para una mejor autoestima. Esto es muy importante para las primeras etapas de su vida.

Existen diversas actividades donde se puede inculcar al niño el respeto hacia los demás, tanto en personas internas como externas en su vida. Actividades como el cuidado de una planta, o una mascota, el enseñarle buenos modales o valores, enseñarle a que exprese su sentir sin gritos y sin burlas, para que no se frustre.

Los paseos también son importantes, puesto que es donde pueden convivir con las demás personas.  Una buena idea puede ser llevarlos a los parques, zoológicos o diversos lugares recreativos o viajes.  La convivencia, más que nada, con niños de su misma edad.  Muchas veces al estar solos con adultos en los pequeños repercute el comportamiento, vocabulario u otro tipo de actos que no deben ser para su edad.

El uso de la tecnología afecta, y afecta mucho, encierra al niño  en un mundo done nada más existe la dependencia de los aparatos electrónicos. Un maestro comentó algo que me interesó mucho: “nosotros somos autistas sociales,  a pesar de que estamos rodeados de gente con esta modernidad, estamos en nuestro propio mundo, nuestra burbuja. Somos dependientes de la tecnología y eso le enseñamos a nuestros hijos” argumentó.

En entrevista con la Psicóloga Patricia Uriarte Pallares, ella dijo que de la manera que más afecta la tecnología, es que los pequeños no se saben comportar, no saben interactuar con el mundo exterior, no saben relacionarse, y por ende, no aprenden a socializar.
Y tú… ¿Cómo educas a tus hijos en su desarrollo emocional?


Autor:
Lic. Manuel Camacho
@manuellc

sábado, 12 de septiembre de 2015

¿INFIDELIDAD POR LAS REDES SOCIALES?


SINDROME DE LAS REDES SOCIALES


Una sesión que no fue cerrada en las  Redes Sociales o un WhatsApp abierto en un teléfono  celular sin contraseña, son situaciones que invariablemente se transforman en un problema de pareja en los tiempos actuales.

Las  infidelidades descubiertas a través de Facebook o de una conversación furtiva en la era de las comunicaciones digitales, que se pueden derivar en rupturas o divorcios, se han convertido en una verdadera epidemia.

Existen comunicaciones de relaciones terrenales, pero otra interrogante es si se puede considerar completa la infidelidad cibernética, una impresión íntima de las Redes Sociales es que navegan en los océanos  de la fantasía y que circunstancialmente puede cruzar las fronteras hacia lo físico.

Se considera que el 80% de las personas que buscan ayuda psicoterapéutica en consultorios, es a causa del “Sindrome de las Redes Sociales”, predominantemente Facebook y WhatsApp, entre otros.

Se trata de novios, novias, esposos, esposas, que tienen problemas que ponen en riesgo su relación, su matrimonio, porque fueron descubiertos en alguna infidelidad virtual a través de facebook o WhatsSapp, independientemente que esta pudiera ser también física.

A la consulta psicológica llegan muchas personas con trastornos de ansiedad, el estrés, ese gran tirano de la vida moderna, pero ahora el estrés ya tiene otro nombre, ahorita los pacientes que están llegando a la consulta, padecen el “síndrome del Facebook y del WhatsApp”

Las tecnologías de la información y de la comunicación deberían servir para facilitar la vida de los seres humanos, no para complicarla.

Quizá venga otra tecnología donde ya solamente el celular registre el tono de voz o algo para que no lo abra nadie mas, pero mientras lo pueda abrir la esposa, el esposo, la novia o el novio, se seguirán presentando estas situaciones.

La ansiedad, por estas causas, ya está generando otro tipo de problemas: “Antes el cortisol –esa hormona que relacionamos con el estrés”- se generaba solamente cuando había un conflicto fuerte, cuando necesitábamos solucionar  una situación rápida, hoy ya es un conflicto permanente, sobre todo si tenemos contratiempos en muchos roles de nuestra vida y estamos generando esa hormona cortisol que estamos enviando en cantidades masivas a la sangre.

Como resultado de todo eso, ya se asocia el estrés con la diabetes, hipertensión, asma y gastritis, entre otros padecimientos, de tal manera que el mal manejo de nuestras emociones deriva en patologías y por supuesto, muchas personas buscan apoyo para ser ayudadas en ese sentido.

Lo anterior también porque aplicaciones como el WhatsApp, ciertamente adictivas, son herramientas controladoras, en la interacción entre personas y representan una grave interferencia con la vida que ocasiona una gran ansiedad incontrolable.

WhatsApps es una aplicación que brinda servicio de mensajería gratuito por el teléfono celular que permite intercambiar fotos, vídeos y comentarios al conectarse e internet  y en México es una de las formas de comunicación más usadas.

Muchas veces las personas acuden a recibir psicoterapia debido a que tienen conflictos de pareja debido al Facebook o el WhatsApp y el tratamiento que busca incrementar el bienestar y propiciar cambios en su conducta cotidiana, actitudes y pensamientos, pero no existen resultados milagrosos, cada atención  psicoterapéutica es un viaje particular cuyo resultado que puede ser gratificante, es siempre distinto.

LA PROXIMIDAD Y LA DISTANCIA VIRTUAL.

Cuando la palabra “proxémica” fue acuñada en 1963 por el antropólogo estadounidense Edward T. Hall  (1914-2009), a favor de la dimensión oculta, obra en la que estudia la proximidad o acercamiento entre los seres humanos en sus relaciones interpersonales, quedó fuera de su clasificación la proximidad y la distancia virtual.

En efecto, T. Hall descubrió que la percepción del espacio físico que separa a las personas cambia dependiendo con quienes interactúa, estableciendo cuatro categorías:

1.-  Distancia íntima; oscila entre 15 y 45 centímetros, se da entre personas que están unidas por lazos afectivos o se tienen confianza recíproca.

2.- Distancia personal;  Entre 46 y y 120 centímetros, es común en reuniones de amigos y compañeros de trabajo.

3.- Distancia social;  Entre 121 y 360 centímetros, Distancia entre personas que no se conocen o no se tienen confianza.

4.- Distancia pública: Mas de 360 centímetros; es la que se da en conferencias o eventos en escenarios adecuados para tal efecto.

Entonces, ¿Existe la proximidad y la distancia virtual? Medio siglo después, evidentemente, es una realidad  inobjetable a través de las tecnologías de la comunicación y de la información.

¿LA PSICOTERAPIA FUNCIONA EN EL SINDROME DE FACEBOOK  Y  WHATSAPP?

La oficina es cómoda y acogedora.  Es un despacho actual y bien equipado. Algunos rasgos característicos revelan el ambiente típico de un consultorio de psicología, por supuesto no puede faltar el diván.  Se busca saber más sobre la posibilidad de que la psicoterapia sea realmente efectiva para atender los problemas de pareja que causan los comportamientos derivados del uso de las Redes Sociales.

Los seres humanos tenemos sentimientos, emociones y pensamientos que nos llevan a actuar de cierta manera y son precisamente esas acciones las que conducen a la felicidad y al dolor en su entorno natural y social. Claro que la psicoterapia combate el dolor psicológico del individuo y sus consecuencias, pero es absolutamente determinante la clase de relación paciente-psicoterapeuta, y por supuesto, el tipo y gravedad de cada caso.  Se trata de un vinculo complejo donde el lazo de comunicación que se establezca entre paciente y psicoterapeuta es fundamental.

Efectivamente un buen psicoterapeuta puede ayudar a manejar mejor sus sentimientos y síntomas , y a cambiar los patrones de comportamiento que generan la enfermedad, pero para lograrlo también se requiere de la confianza del paciente. Tanto las psicoterapias exitosas como las fracasadas resultan pues, según las diversas combinaciones de los elementos citados.

El psicólogo o psicoterapeuta no es un mago.  La psicoterapia no soluciona problemas ni cura a nadie, es una disciplina, un arte, de confianza, respeto y comunicación, que ayuda al sujeto a solucionar sus conflictos y curarse por sí mismo.

“En ocasiones queremos que una terapia funcione cuando hay problemas graves, ¿verdad?, y aquí cabe aclarar que cuando yo hablo de de un problema grave, no estoy hablando de un trastorno de una magnitud elevada, sino como ese trastorno, esa ansiedad por la que la persona está pasando, ese desfase emocional, ha invadido a esa persona en sus roles”

“La terapia  funciona excelentemente, pero la cuestión es de esas circunstancias, de eso que acabamos de detallar, de esas situaciones, entre otras cosas de la falta de empatía, preparación, o comunicación idónea con el paciente, solo eso podría hacer que no funcione en realidad de verdad.”

“Por esa razón algunos pacientes dicen que les funciona algún terapeuta con el que logran tener esa empatía, y otros dicen: Ya fui con este terapeuta, este y este y el otro, y no me ha servido, no me ha funcionado, y de repente llegan con otro terapeuta con el que logran tener esas características que la persona necesita”

Una vez concluida esta charla, queda claro que para una psicoterapia sea exitosa se deben establecer una relación de apoyo, de entendimiento, empatía y comunicación entre el psicoterapeuta y el paciente con el síndrome de Facebook o WhatsApp.

Una terapia puede ser capaz de disminuir el estrés, la dependencia de las Redes Sociales, rescatar o mejorar su relación de pareja y su calidad de vida, sanar al individuo en sus problemas emocionales y crear un puente hacia una relación más saludable con su pareja.

Al final de cuentas, el amor es un fenómeno más complejo en una era de la tecnología que se vuelve contra su creador; el ser humano, pero desde los tiempos más remotos –y a pesar de todo- el amor prevalece como una energía universal y la fuerza verdadera que lo cura todo.


Autor:
Dr. Miguel Alonso Rivera Bojórquez
E: mail:  correo@miguelalonsorivera.com

lunes, 31 de agosto de 2015

LO DEJÉ SER FELIZ A SU MANERA.

            

“Lo dejé ser feliz a su manera”


En ocasiones, la vida puede enfrentarte a situaciones muy difíciles, en las que no sabes si tus hijos podrán ser felices, si estarán en lo correcto o si tú estarás en lo correcto.

María era una mujer con una buena posición. Desde joven aprendió  ser empresaria y en poco tiempo logró tener su negocio de diseño de prendas y creación de vestidos de fiesta.  Se casó pero enviudó.  Su esposo fue asaltado y lo hirieron de gravedad.  Quedó sola con un niño recién nacido.  Jamás se le volvió a conocer una pareja y siempre tenía a su lado a su pequeño Luisito.

Desde muy pequeño, el niño mostraba intereses muy diferentes a los de un varón.  Le gustaba jugar entre los trapos y trazos de tela que había en el taller de costura de su madre.  Se ponía coronas y simulaba ser una princesa.  “¡Mira mamá, qué linda soy!”, le decía mientras ella sonreía y le respondía que sí.  Sus empleadas la miraban con desacuerdo y le decían que si le consentía esas acciones lo alentaría a que tuviera tendencias afeminadas.  A lo que María respondía: “Si él es así, aunque lo mande a un colegio de militares, eso no hará la diferencia.  Como él se vea feliz, así lo dejaré ser”

Pasó el tiempo y Luis llegó a la adolescencia remarcando lo que era más que evidente: él sentía que era una mujer.  Se dejó el cabello largo y lloró amargamente cuando en la secundaria le exigieron cortárselo.  Esto provocó que se mudaran a Monterrey, México.  Luis le decía a su mamá con tristeza: “Mami, no me siento un hombre, no quiero ser uno.  Me siento diferente por dentro.  Dime, ¿esto es normal? No quiero ser un monstruo”.  María estaba consternada, pues no quería que su pequeño sufriera y fuera discriminado, así que lo inscribió en un colegio donde le permitieron asistir cuando comenzó su transición de hombre a mujer.

Pasaron los años y María veía con orgullo que su hijo era feliz.  En un año más empezaría el tratamiento con hormonas y lo vería ya casi transformado, situación que a él le emocionaba muchísimo.  Tanto Luis como su mamá se ganaron muchos enemigos.  Los tacharon de impúdicos o que estaban haciendo algo malo, pero ella jamás dejó de apoyarlo.  Perdió algunos clientes que rechazaban las tendencias de su hijo, así que tuvo que recortar gastos, pero no dejó de lado los sueños de su heredero.  Luis se dio cuenta de esto y trató de ayudarla.  Con sus estudios y unos pocos ahorros que tenía abrió un pequeño salón de belleza.  Poco a poco le fueron llegando clientes y el negocio empezó a prosperar.

Luis, ya con 30 años, casi totalmente transformado, es conocido como Lucía. Hizo que su mamá trabajara con él apoyándolo en el diseño de trajes y maquillaje para modelos.  En la actualidad es una de las maquillistas más buscadas en la ciudad.  Tiene dos años con su pareja y piensan en formalizar pronto.  El sueño de ser mujer está casi por volverse realidad para Luis.

María le sonríe cada vez que la observa, hermosa, alta, decidida y trabajadora.  Es su orgullo y aunque aún le preguntan cómo le hizo para aceptar su cambio, ella sólo contesta: “Sólo lo dejé vivir a su manera para que fuera feliz”.

Y tú amiga lectora, ¿Tendrías el valor y el coraje para dejar vivir a tus hijos a su manera, sea cual fuere su decisión, con tal de verlos felices?.


Autor:
Dra. Anna Castel  (Vivencias, Redac. Mazatlán)

@AnnCastelazo


Nota:
Foto tomada de internet.- Con el debido respeto de autoría, si ocasiona molestias, será retirada.

jueves, 9 de julio de 2015

VACACIONES DE OTROS TIEMPOS


VACACIONES DE OTROS TIEMPOS

"No hay fecha que no se llegue ni plazo que no se cumpla", dice un refrán, y ahora que están por iniciar las vacaciones de verano en México, la pregunta principal no es: ¿A dónde iremos?, sino: ¿Qué vamos a hacer con los "plebes", ¿Dónde o con quién los vamos a dejar?.

Actualmente hay numerosas opciones para entretener a los chamacos, desde cursos de repostería, hasta clases para aprender a nadar, pasando por talleres de arte, manualidades, campamentos para conocer la naturaleza y una larga lista más.  Los pre-digitales no tuvimos tanta suerte como los chicos de hoy.

Sin internet,  sin televisión por cable, sin programación en la televisión las 24 horas del día, y sin videojuegos (o con videojuegos que se limitaban a atinarle a una esferita con una rayita que aparecía en la pantalla).  Llegadas las vacaciones, y dependiendo de los dieces que tuviera la boleta de calificaciones, si bien nos iba, nos enviaban con alguna pariente a vacacionar por algunos días.  Una vez apalabrado el consanguíneo, allá va el chamaco con su maleta y jalando un cartón de huevo docenero conteniendo carne machaca, pinturitas de maíz, mestizas de pan casero, chile chiltepin, y demás majares dulces y salados propios de la región, cual ofrenda de agradecimiento por el tiempo en que se le tendría hospedado.  A su regreso llegaba contando maravillas, pero como mentir requiere memoria, con el tiempo se le iba escapando que aquello no fue tan benévolo como lo presumió.

En ese tiempo, si hacía mucho sol, nos aplicábamos a juegos de mesa de la noche a la mañana.  Muchos jugábamos a la lotería con sus famosas cartas de la campana, el borracho, el violín, la dama, la bandera, etc., otras veces desarrollamos aptitudes para las sumas y restas jugando dominó, mientras otros lograban amasar una pequeña fortuna de monedas sueltas (suficientes para comprarse un raspado-helado de sabores) en la lotería.

Las vacaciones eran también ocasión para hacerse presentes en los negocios de la familia.  En los puestos del mercado, en las fondas, ferreterías, mercerías y demás comercios era común ver a los aprendices ayudando -o estorbando- a sus padres.  Más de un exitoso empresario descubrió allí su verdadera vocación.

Si caía un aguacero, bañarse bajo la lluvia contaba como juego y ver llover valía como pasatiempo.  Sin embargo, ayer como hoy había momentos en que el ocio se hacía presente.  Era entonces cuando no faltaba quien recurría a los servicios de emergencia, principalmente Bomberos y Cruz Roja, alertando por falsos incendios o accidentes.  Era entonces también cuando, ignorando toda advertencia,trepar por los muebles, paredes y árboles se convertía en un peligroso juego que dejó algún hueso roto y una que otra cicatriz, además de la aún vigente condena materna: "No mides el peligro ni piensas en las consecuencias; no veo el día en que regreses a la escuela".

Muchas gracias por leer estas líneas y con ello hacer que esto valga la pena. Por favor sus comentarios, sugerencias, invitaciones, mentadas, tomatazos y hasta felicitaciones (jajaja), en: adosdetres@hotmail.com  

Que tenga una semana que no le deje cicatrices.

Dra. Marisa Pineda
Twitter en @MarisaPineda

miércoles, 3 de junio de 2015

ENFERMO DE AMOR



ENFERMO DE AMOR

Aún guardo en mi memoria aquel recuerdo de hace más de 20 años, cuando en un día normal de rutina laboral, atendiendo al público y archivando documentos, conocí a un hombre al que presté especial atención al notar su mirada e interés por observarme a cada momento. 

Para mí era obvio, no se atrevía a dirigirme la palabra y supuse que era tímido.  Un día sin previo aviso recibí un ramo de rosas con dedicatoria, que con el pasar de los días se convirtió en mucho más: ositos de peluche,  seguidos de constantes llamadas telefónicas donde aquella persona me invitaba a conocernos.  Según él teníamos varias cosas en común.

Los días pasaban y a la par que nos conocíamos, entre muchas cosas, me contó algo que me puso en suspenso: Era casado, pero con “planes de divorcio a corto plazo”, ¡típico! Aún y con todo eso, aquel hombre siempre supo comportarse como un verdadero caballero, romántico, gentil y sobre todo, debo agregar que las flores y obsequios nunca faltaron en mi casa y oficina.

¿Qué puedo decir? Yo estaba encantada con esa situación, feliz de la vida.  Después de varias citas –en las que además tuve la oportunidad de conocer a sus hijos- nos hicimos pareja.  Un día en mi etapa de noviazgo con él, siempre era de grandes detalles, flores y más flores, llamadas románticas y antojos que con sólo mencionar él me cumplía a la brevedad, sin necesidad de pedírselo, tan es así que mis compañeros y amigos comenzaron a preocuparse al darse cuenta que, en exageración, mi novio no titubeaba en complacerme y estar “encima” de mí a toda hora.

Como era de esperarse, yo no me daba cuenta de aquella atención desmedida de mi pareja.  E ningún momento de mi relación había tomado en cuenta los consejos de mis seres queridos, entre ellos mi madre, quien comenzaba a incomodarse por la forma exagerada en las que me buscaba y consentía.

Una noche en la que estaba pensando esto y aquello, decidí actuar  y dejarle saber a mi pareja lo que pasaba por mi cabeza, ya que comencé a experimentar sentimientos negativos acerca de nuestra relación queme ahogaban y no me dejaban ser feliz.

Así fue, a la mañana siguiente decidí reunirme con él, y cuando le pedí espacio en nuestra relación su cara se desfiguró, se puso muy violento y me dijo cosas fatales que jamás olvidaré.  Tuve muchos problemas a causa de mi novio; me amenazaba, hablaba muy mal de mí, y me hacía quedar mal delante de terceras personas.  Mis compañeros de trabajo me apoyaban en la medida de lo posible, pero nada mejoraba.  Llegué hasta el punto incluso de acudir a la justicia para demandarlo por acoso, pero sólo sirvió para que los agentes se burlaran de mí; nada parecía funcionar.

Con la ayuda de amistades expertas en leyes y un abogado proporcionado por mi jefe pude solucionar gran parte del problema, el cual me había ocasionado una mala condición de salud y estragos en mi vida personal. Con permiso en mi trabajo salí de vacaciones, con el fin de olvidar el trago amargo que ese hombre me había hecho pasar, y cuando volví, después de reflexionar la situación, el problema parecía haber terminado y mi vida comenzaba a seguir su rumbo con normalidad, me sentí liberada.

Después de un tiempo, ocho años para ser exactos, la vida  me lo seguía poniendo en el camino –está por demás decir que mi actitud hacia él era indiferente- y aún cuando él quería acercarse a mí, yo no lo permitía.  Finalmente, en una de tantas ocasiones que nos cruzábamos decidí enfrentarlo y preguntarle el por qué lo encontraba demasiadas veces muy cerca de mi trabajo, lo cual causaba en mí, cierta incertidumbre.

Cuál fue mi sorpresa cuando escuché a aquella persona pedirme perdón.  Era como si aquel loco y sicópata hubiera reaccionado y se hubiera dado cuenta de todo el mal que me causó, tenía gran remordimiento y mi única respuesta fue: “Aquello que pasó entre nosotros es historia, todo el daño que creíste haberme hecho sólo me convirtió en una persona más fuerte”.  Le hice saber que estoy mejor que antes, al mismo tiempo que me daba media vuelta y me alejaba de él.  La odisea había terminado al fin.  La vida da muchas vueltas, aún y con todo eso no le deseo mal.

Autor: El Debate de Culiacán.
Vivencias de Javier
(Los Mochis, Sinaloa)

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