lunes, 30 de agosto de 2010

Mujer, ¿Cómo afrontas los celos?



Mujer, ¿Cómo afrontas los celos?

No cabe duda que para erradicar un mal de nuestra vida, primero hay que detectarlo, luego observarlo, después analizarlo y finalmente exterminarlo, pero sería imposible querer terminar con los celos (por ejemplo), sin siquiera molestarnos en conocer qué es ese fenómeno, de qué se trata, a qué se debe, qué lo causa, dónde tiene su origen, porqué nos afecta tanto, dónde y cuándo suele manifestarse con más intensidad, de qué elementos se vale para expresarse, y los riesgos a los que se expone un corazón ciego o una razón atormentada por la rabia, la impotencia y la fantasmagórica dependencia tremenda del otro. Pero para entrar de lleno a la parte medular de este tema que aquí y ahora nos ocupa, es menester hacernos la pregunta obligada: ¿Porqué los seres humanos somos tan celosos?

Si esta pregunta se le planteara directamente por ejemplo a una mujer, seguramente ella respondería que porque el hombre le da motivos, y que de lo contrario, no tendría necesidad de celarlo, o sea; si se dan cuenta, aquí la mujer está cargándole toda la culpa de sus celos al hombre, y bueno… quizá tendría un atenuante a su favor, y este sería lo que suele decir toda mujer enamorada: “Lo celo porque lo quiero, y no me gustaría perderlo”.

Pero, ¿Qué opinaría el hombre si se le preguntara, porqué suele ser tan celoso con su mujer?. No vacilaría ni un gramito para responder que cela a su mujer porque es suya, de su propiedad, de su pertenencia absoluta, y que ningún otro hombre tiene derecho a ella en ningún sentido. Aquí hay algo muy interesante de observar: Al decir el hombre que la mujer es suya, que le pertenece y que es de su propiedad, la está limitando, la está devaluando, la está etiquetando, la está “cosificando”, y la mujer por supuesto, no es una “cosa”, ni un objeto propiedad de nadie, mucho menos de ese macho panzón, oportunista, engreído, iracundo, posesivo y celoso que no deja ni respirar a la mujer.

En ambos casos se encuentra la evidencia de un común denominador que es (aparentemente), el gran amor que los dos se tienen como pareja, y ante la sociedad, eso sería lo lógico, lo justo y lo normal, pero no hay tal “norma”, no existe lógica, ni justicia, ni razón para celar a la mujer, y la mujer no tiene necesidad de celar ni a su hombre ni a ninguna otra persona o cosa, si realmente supiera que sus celos son el resultado de todo aquello que ella no posee y que inconcientemente desea ser o tener. A éste fenómeno se le llama envidia, codicia, celos o como sea.

¿Qué los celos son producto de inseguridad? ¡Falso!, los celos son algo más que inseguridad y baja autoestima. Sentir celos por algo o por alguien, va mucho más allá de lo que podríamos imaginar, ya que detrás del celo está el “no dejarse”, y el no querer dejarse de nada ni de nadie, acarrea otras cosas más, entre las que encontraríamos en primera fila al orgullo (narcisista por cierto), la avaricia, el apego, la vanidad, y hasta el qué dirán o qué pasará, de allí surgirían otros aspectos más (enganchados), que analizar detenidamente, como por ejemplo: Los miedos a ceder, a soltar lo que se cree propio, miedos a la soledad, miedo a lo incierto, a lo desconocido, miedo a que te vuelvan a dejar o engañar, miedo a ya no volver a amar, temor a quedarte suspendida entre el cielo y el infierno, miedo al miedo y a otras cosas más.

Entonces, la condición del(a) celoso(a), es la perturbación, el desencanto, el agazapamiento de angustia, una señal de lo ilimitado para el sujeto, y ésto puede ser en su crueldad, en lo más siniestro de su psiquis, es amar en pura negatividad. Partiendo desde aquí, surge la explicación de la deformación amorosa, los fantasmas de los celos como sostén de suplencia de lo imposible de alcanzar por las vías "normales" del amor. Esto es la impotencia de lo imposible, y el fracaso de la unidad, la gota que derrama el vaso de la irracionalidad, por no decir tempestad del celoso que padece de un sufrimiento atroz, este sobreimpuesto que resulta obsesivo y enfermizo, pues el celotípico queda fracturado, atrapado obsesivamente en una imagen que lo devora, lo traga, una imagen que se vuelve absoluta, hasta que genera el vacío psíquico, convirtiendo la mirada en un dardo fulminante y mortífero, pero disimulado... elixir venenoso que corre desde la mirada hasta el corazón, sintiendo un odio terrible contra quien le hace estorbo.

Con fundamento en el Psicoanálisis de Sigmund Freud, el Dr. Carlos Varela Nájera, experto en la materia, nos dice en el segundo capítulo de su libro “La normalización del mal” (un tratado sobre la violencia y los celos):

“Existen celos normales, pero también celos delirantes (o patológicos), éstos son los más peligrosos porque ponen en peligro al otro y a uno mismo. El hecho de que los celos no se ubiquen en su dimensión de peligrosidad, obedece a que se saben disimular, ante el celo nos enmascaramos intentando con esto, no dar la cara al otro, sin embargo los celos lastiman, hieren, marcan y van creciendo como la mala hierba. A nivel subjetivo el celo es un monto, un quantum que crece, invadiendo nuestra dimensión psíquica, acarreándonos pesadillas, frustraciones y amargura. No hay nadie pues, que no haya padecido celos. Los celos desencadenan odio y es este odio abarrotado en el sujeto lo que posibilita el crimen, el asesinato, incluso del objeto celado. En el plano amoroso ¿Por qué somos celosos?, por una sencilla razón: Nunca lograremos gozar completamente a La Mujer, por eso me divierto por otros medios: Asfixiándola, amenazándola, incriminándola, ninguneándola, poniéndola en ridículo y en toda falta, etc.”


Tremenda declaración asertiva de tan excelentísimo facultativo en materia del Psicoanálisis, al cual tenemos el gran honor de conocer personalmente y de disfrutar de sus enseñanzas tan directas, objetivas y definitivamente… ¡Certeras! Aplauso cerrado para el Dr. Varela Nájera, agradeciendo profundamente su excelente disposición y su valiosa colaboración al permitir basarnos en sus teorías, para elaborar el artículo de hoy, en beneficio de todas nuestras amigas lectoras de ésta, vuestra casita virtual de toda mujer.

Con mis respetos y cariño siempre,
Doral.

miércoles, 25 de agosto de 2010

¡Su majestad, la incontinencia urinaria!



¡Su majestad, la incontinencia urinaria!


Platicando con una buena amiga, me preguntó: ¿Cómo tratar con mi novio el tema de la incontinencia urinaria?, ¡Vaya dilema!, pues claro que es un tema que se puede tratar con el novio, con el marido, con el amante, con el amigo o con quien sea, ya que este no es un asunto de moral, o de sentir verguenza al tratarlo con los seres que más amamos, sino que es un problema de salud que no debe callarse y cuando hay la suficiente confianza entre dos personas para hablar abiertamente de todos los temas, pues claro que es válido externarlo y con más razón si se trata de platicarlo serenamente con el compañero de vida ¿Por qué no?.

Se trata pues de una delicada afección que es más frecuente de lo que se piensa en mujeres y que además requiere de cuidados especiales. La incontinencia urinaria se caracteriza por la pérdida involuntaria de la orina. Es una situación un tanto bochornosa para la mujer que nunca la ha padecido, y que por lo tanto, no sabe, no conoce la manera de tratarla, o de protegerse para sentirse más cómoda, más segura y más productiva, principalmente cuando se tiene que incursionar en ámbitos sociales: El trabajo, la reunión con amigas, con familiares, las compras en la calle, o el momento íntimo con la pareja.

Este problema orgánico en la mujer, puede derivarse de varias causas: Se dá cuando existe obesidad, por rebosamiento, por esfuerzo excesivo, un susto, un traumatismo, el toser demasiado fuerte, estornudar inesperadamente o levantar objetos pesados, etc. El organismo de la mujer no está capacitado ni fue creado para trabajos rudos y es apenas un acto normal, que cuando hay esfuerzos o cuando se violenta la naturaleza femenina, alguna reacción incómoda ha de surgir como resultado, y ésta puede manifestarse en el derrame involuntario de la orina acumulada en la base o "piso" pélvico.

Los especialistas en la materia, aseguran que otros motivos o causas de la incontinencia urinaria, se puede observar en mujeres con adicciones al tabaquismo, el alcoholismo y la drogadicción, sin importar la edad o la condición física. También suele presentarse en mujeres que han tenido partos múltiples y en mujeres de edad avanzada. El rebosamiento de la vejiga puede variar según la condición personal de cada cual, pero es mucho más frecuente en mujeres con lesiones neurológicas, diabetes o debido además, a la ingesta de alimentos o fármacos que retienen la orina, presentándose esta afección de forma secundaria.

La inestabilidad en la actividad de la vejiga suele ser muy molesta, ya que continuamente la mujer tiene que estar corriendo al baño, e incluso hasta corriendo el riesgo de no alcanzar a llegar al trono y terminar mojando su ropa íntima en el camino. ¡A nadie le gusta mojar su ropa íntima! huele desagradable y huele bastante fuerte además. Lo más prudente en estos casos es protegerse con toallas íntimas (que pueden ser reemplazadas fácilmente), mientras se acude al profesional de la salud (Urólogo), para detectar la causa y el origen de esta enfermedad que debe tratarse de manera oportuna.

Hay quienes aseguran que la incontinencia urinaria es más común y frecuente en mujeres que tienen su vejiga "caída", este problema tiene una solución práctica y rápida a través de algún tratamiento, una sencilla cirugía o incluso aún más práctico que sería a través de ejercicios de la base pélvica o ejercicios de Kegel, como se estila llamar científicamente.

¿Cómo son estos ejercicios y en qué consisten?, aquí y ahora, ¡Conozcámoslos!

Los ejercicios de Kegel o ejercicios de contracción del músculo pubocoxígeo sirven para fortalecer los músculos pélvicos. También están recomendados para evitar alteraciones comunes como la incontinencia urinaria o también para facilitar el parto. En el campo sexual son los ejercicios que hay que practicar para obtener buenos resultados a la hora de conseguir mayor placer sexual.

Reciben este nombre por el Doctor Arnold Kegel, quien desarrolló estos ejercicios para sus pacientes en la década de 1940 como método para control de la incontinencia urinaria. Su artículo fue publicado en 1948. Los ejercicios de Kegel se idearon para controlar la incontinencia urinaria de la mujer tras el parto. El propósito de los ejercicios es fortalecer los músculos de la zona pélvica y mejorar la función del esfinter uretral o rectal.

El éxito de los ejercicios de Kegel dependen de la práctica apropiada de la técnica y un disciplinario cumplimiento del programa de ejercicios. Hoy día se recomiendan a la mujer que sufre incontinencia urinaria por estrés, al hombre que padece incontinencia urinaria después de cirugía de próstata y personas que sufren de incontinencia fecal" (fuente médica de wikipedia).

No está por demás ejercitarnos pélvicamente como medida precautoria amigas queridas, porque encima de corregir este molesto trastorno, (para quienes tienen este padecimiento), se conservan además las paredes vaginales fuertes, sanas y en perfectas condiciones de salud y estética convenientes. ¿No lo creen ustedes así?.

Con mis respetos y cariño siempre,
Doral.

martes, 24 de agosto de 2010

¡Mujeres abandonadas!


¡Mujeres abandonadas!

Hablar de abandono, suele ser una causa que de alguna manera resulta muy dolorosa para todos, sobre todo para quienes la han vivido en carne propia, pues para todo se prepara el ser humano, menos para ser abandonado por otros o rechazado, que suele doler doblemente. ¿Los motivos?, pueden ser de diversa índole: Incompatibilidad de caracteres, diferencias sociales, traiciones, infidelidad, odios, incomprensión, etc., pero lo que sí es irrefutable es que a nadie le puede pasar desapercibido un abandono, incluso cuando este ya ha sido anunciado anticipadamente.

La mayoría de las mujeres que son abandonadas por sus señores esposos o por sus hijos, se sienten víctimas devaluadas, tristes, inútiles y devastadas por su propio desaliento, no tienen forma de salir del charco de la autocompasión, no quieren entender que nada sucede sin una causa, o una razón, culpan a otros o culpan a Dios de sus desgracias, pero nunca se les ocurre pensar que quienes generaron el abandono son ellas mismas con su actitud aprehensiva, posesiva, o sumisa e incondicional. Tan pronto son abandonadas, se vuelven un mar de lágrimas y hasta parece que van a inundar al mundo con su llanto.

Aquí hay una cuestión importante que desglosar generosamente. Me refiero a que ambos aspectos son extremos que se tocan, y por lo tanto, factores generadores de hartazgo en el hombre, ya de por si, impaciente, “delicado” e intolerante por naturaleza, a ninguno le gusta que le estén “moliendo” la vida, porque luego arranca, sin pedir permiso y sin decir adiós, y algunos, con toda su justa razón.

La mujer posesiva, dominante, encimosa, celosa y apegada terriblemente a su marido, siempre está buscando pretextos para dudar, para pelear, para hacerse notar, para llamar la atención ante sus seres queridos a través de chantajes sentimentales: “Es que no me quieres”, “Es que no me comprendes”, “Es que ya no te importo”, “Es que no piensas en mí”, “Es que tu deber es estar conmigo”, “Es que no soporto que me dejes sola”... ¡Por Dios!, Eso es enfermizo, delirante, asfixiante, aberrante… y se necesita en verdad mucha voluntad para tolerar a una persona insegura, retadora, fastidiosa, melosa hasta el cansancio, hacen que su hombre viva en un verdadero infierno, no lo dejan ni respirar, invaden su propia individualidad.

Sucede todo lo contrario con la mujer sumisa, apagada, dejada, insufrible, pasiva e indolente que no se inmuta con nada. Ella no tiene ni voz ni voto en nada, ni se preocupa por ni para nada porque todo le viene igual, confía tan plenamente en su marido que se siente como un animalito o una “cosa” de su propiedad, un mueble, un objeto comprado en un supermercado. Esa clase de mujer puede pasar desapercibida ante los demás, puede haberse muerto y puede que a nadie le duela ni nadie la extrañe, ¿por qué? Porque ella misma con su actitud neutralizada para todo y para todos, generó que su marido o cualquier miembro de su hogar, la pasaran a segundo grado.

Este tipo de situaciones extremistas, son detonantes para que al hombre se le llene el cantarito y decida romperlo, dejarlo todo de lado de manera abrupta o tajante y abandonar a la mujer a su suerte. ¿A quien le resulta grato convivir con una mujer llena de sumisión, de nimiedad, de pequeñez, de bagatela, que se siente insignificante, trivial y una tonta que se valora tan poco?... O ¿A quién le resulta grato convivir con una mujer extravagante, agobiante, persuasiva, prepotente, posesiva dominadora, e intransigente que desearía meterse a la mente de su pobre marido (si pudiera), y conocer hasta los más íntimos secretos de sus pensamientos y sentimientos?

Hay que reconocer que todos tenemos derecho a la in-di-vi-dualidad, y que cualquiera que ose interferir en tus terrenos, merece que se le ponga en su lugar, como decía una amiga nuestra: “Lo anormal es que no quieras seguir tu propio camino, que no tengas tus propias ambiciones personales, eso es lo patológico. Por muy sirviente que quieras ser de tu víctima, eso no está permitido en la especie humana. En el mundo animal si hay parásitos, chupa-sangres, etc. Pero como humanos no debemos permitirnos renunciar a nuestra propia vida para navegar en el barco del otro. Qué abominable.” Y hasta aquí mis comentarios amigas queridas. Hasta la próxima.

Con mis respetos y cariño siempre.
Doral.

lunes, 23 de agosto de 2010

La mujer en la sociedad actual.




La mujer en la sociedad actual.

Queriendo participar con todas las personas que apoyan la necesidad de una reflexión más amplia hacia la importancia de la mujer en la marcha correcta de toda sociedad, he dado forma escrita a unas pocas ideas sobre este importante tema que a todos nos concierne especialmente… Ciertamente, y sin lugar a dudas, el machismo es una de las tantas formas rígidas del pensar que están íntimamente asociadas a la intolerancia.

En verdad, casi todo aquello que pretende ser absoluto, o dijéramos, inquebrantable en su dogmatismo, suele tener grietas muy profundas que pueden y hasta deben ser analizadas con el fin de desmontar una falsa manera de pensar sobre la vida y sobre quienes la constituimos: Los seres humanos, tanto mujeres como hombres, por bien de todos, debemos luchar para que esas formas de pensar no deformen aún más la realidad objetiva de la existencia humana, ya de por sí muy deformada.

¿Quién puede dictaminar qué actitud es machista y qué actitud no lo es? ¿Qué es feminismo y qué no lo es? ¡Francamente nadie! Por el sencillo hecho de que cada cual tiene su forma particular de pensar, lo que es de agradecer. No es posible conciliar a miles de millones de personas en cuanto a los conceptos de lo que está BIEN y lo que está MAL. En el fondo, el BIEN y el MAL no existen, porque sabido es que cada quien utiliza estos términos según sus intereses del momento, por lo que podemos decir: “BUENO ES AQUELLO QUE ME CONVIENE, MALO AQUELLO QUE NO ME CONVIENE”.

El ser humano se equivoca, pero…, amigos, la Naturaleza jamás se equivoca, científicos, filósofos, psicólogos, médicos, etc., han hecho una especie de carrera frenética de competición contra la madre naturaleza, y el resultado es, como todos lo sabemos, desastroso, porque hemos roto miles de ecosistemas; hemos acabado con cientos de miles de especies de plantas y animales que, a su vez, desequilibran toda la cadena de alimentación mutua o depredación, base fundamental de la vida sobre la Tierra. La atmósfera, los mares, todo está en peligro por pretender competir con esa INTELIGENCIA SUPERIOR que es: LA NATURALEZA.

Nos quejamos porque no hay agua. ¡Somos los culpables de que así sea! Nos quejamos de la poca fuerza vital que poseen las tierras de cultivo. ¡Las hemos quemado con tanta inmundicia química!

En cuanto al mundo psicológico, el ser humano hemos hecho otro tanto con nuestra supuesta “sapiencia”, que bien merece la pena ser analizada... ¿Con tanta y tanta ciencia, no estaremos desaprendiendo lo que es lícito a la vida en lugar de aprender a vivir de verdad?... ¿No nos estaremos alejando de la meta misma que pretendemos todos alcanzar y que llamamos BIENESTAR?... ¡Reflexionemos!

La psiquis ha sido utilizada en aras del progreso material, y desgraciadamente, la carne de cañón, en esta carrera hacia la estupidez, es la humanidad, y en especial: LA MUJER. Se utiliza a la Mujer para todo tipo de anuncios groseros y superficiales que sólo intentan vender sus productos a base de mostrar a la Mujer de forma torpe y menospreciándole. Destruyendo su imagen e implantando una especie de “Mujer fatal”. Sí, fatalmente falsa, porque no existe tal. Se destruye, desgraciadamente, con esa imagen irreal que se pretende encajar a la Mujer, su extraordinaria inteligencia; su intuición natural; su suavidad; su ternura; su forma delicada de ser; su concepción particular de la organización; su fuerza de voluntad; su tesón, que suele ser más sólido que el del hombre; su sobriedad, etc., etc., etc.

¿Qué ha sucedido?... Obviamente, nuestra cultura no nos enseña a respetar a la Mujer. Me refiero al respeto real, no al impuesto, sino al que se basa en la COMPRENSIÓN de por qué hay que respetar tal o cual cosa.

Todos los medios de comunicación han prostituido la imagen de la Mujer. Basta mirar unos cuantos anuncios en la televisión para comprobar que esto es así. Si los estudiosos del marketing de propaganda supieran lo que están haciendo, el daño que están causando a la sociedad con toda esa maquiavélica forma de mostrar lo que supuestamente es la vida, que desde luego, no es “una propaganda”, posiblemente se dedicarían a otra cosa mejor, e incluso se harían defensores de la Mujer.

Uno de los más graves problemas que tenemos que poner sobre la mesa, cuando se habla de la Mujer en la actualidad, es que el mundo de hoy está fundamentado en el dinero, la posición social, el “tanto tengo”, el buen prestigio de papá, y todas esas superficialidades y trivialidades que jamás son profundas y que nunca llenan el corazón de ningún ser humano. Toda esa falsa cultura de la competencia a cualquier precio, del “niño bien” y la “niña guapa”, etc., nos ha llevado, lentamente, a perder de vista los valores realmente importantísimos que son la ternura, la dulzura y la propia feminidad. Nos quieren hacer creer que el humano vale según lo que tiene, como dicen ciertos sectores consumistas: “Dime cuanto tienes y te diré cuanto vales”. Una forma de pensar así, no es que sea estúpida, mucho peor, es que es destructiva y degradante, involucionante, retardataria, regresiva…

¿Qué hombre no aprecia la dulzura, la ternura y la feminidad en la Mujer? A mi juicio, un Hombre que desprecie estas virtudes intrínsecas en la naturaleza de la Mujer, virtudes que nacen con ella, que no son superficiales ni añadidos culturales frutos de algún interés escondido, sino pura naturaleza virgen, no son tal cual, sino enfermos psíquicos que necesitan tratamiento psicológico. Y no lo digo como un insulto, sino que realmente así lo creo, con todos mis respetos a las distintas formas de sentir y pensar. Estoy anteponiendo la Sabiduría Absoluta de la Naturaleza a los conocimientos limitadísimos que tiene el ser humano, y eso es todo.

Los valores de la dulzura, son más importantes, valen más que cualquier forma de vestir, que cualquier moda, que todos los libros de ética que se puedan haber escrito a lo largo de los milenios. El Valor extraordinario de la ternura no es equiparable a ninguna suma de dinero, a ninguna posición social o de apariencias, a ningún abolengo finísimo, a nada.

Y la feminidad no puede ser suplantada por la Mujer máquina, por la Mujer de plástico que quieren vendernos las transnacionales. Ni puede ser remplazada por un cursillo de estética femenina, para aprender a caminar como modelo de modas, ni por ninguna otra cosa. Esa ingenuidad maravillosa, encantadora que tiene la Mujer desde siempre, es lo más bello que existe sobre la faz de la Tierra. Es arte viviente que respira a pureza, a montañas, a valles, a frutas silvestres, a rosas. Armonía singular incomparable que nace de la propia vida, en sí misma.

Cuando la Mujer guarda su natural prestancia, parece que un hálito de encanto valla recorriendo, transparente, los caminos que ella recorre. Y no estoy escribiendo una poesía, sólo estoy hablando de la Mujer como es lícito hacerlo…

La imagen de la Mujer que ha creado la sociedad actual, con esa cultura estúpida del consumo, resulta ser un problema grave, porque ha hecho desaparecer a la mujer verdadera. Es decir, la ha transformado ante la imagen pública, que como siempre, acepta todo lo que los medios de comunicación les venden. ¡Somos bastante negligentes en todo esto! Reconoce esta realidad amigo lector, se sincero contigo mismo y lo podrás ser con los demás. Estamos confundidos por toda esa forma postiza de pensar que tiene el mundo de la moda, que quiere convertir a la Mujer en un adorno por fuera y en una prostituta por dentro. Porque las modas ya no existen para vestir, sino para desnudar. Ojalá no se comprenda esto como una especie de sucedáneo de moral o algo así, por el estilo. Es que, la única referencia autentica que tiene el ser humano hoy en día, para basar su ética en algo sólido, sin acudir a las falsas morales religiosas, que son peores que nada, es: La ética de la madre naturaleza.

Si en la naturaleza no encontramos las respuestas a la vida, no las encontraremos en ninguna otra parte. Muchas gentes ríen de las muchachas sencillas que con sus manos callosas trabajan la tierra húmeda, escarbándola para arrancarle sus frutos con noble esfuerzo. Muchas “mujeres” de esas que se sienten muy finas, miran con desprecio a las campesinas; pero es bien cierto que ahí se encuentra mejor reflejada la mujer auténtica que en las grandes ciudades, en donde la tienen fanatizada con tantos perfumes a precio de oro, con tantas faldas de relumbrón, con tantos zapatos atrayentes y toda esa artimaña frívola.

Es lógico, normal, que una mujer quiera ser guapa, y que se procure lo necesario para estarlo, pero otra cosa muy distinta es que caiga en las redes de los comerciantes que hacen de ella un caldo de cultivo para promocionar a la mujer de plástico, a la mujer “Barby”, y que por eso se convierta en una persona intratable, insoportable y terriblemente superficial.

No se puede negar que la Mujer es el ser más hermoso que existe sobre la tierra, es lo más adorable que hay, sobre todo cuando se complementa con esa Santa Predestinación que es la de ser Madre.

Debemos aprender a amar a la Mujer tal cual la naturaleza la ha traído al mundo, sin tantos artilugios de mal gusto, sin tantos “americanismos degenerados”, en donde el hombre más inteligente es el que más chicas ha dejado llorando y con un niño en gestación; niño sin padre, niño inválido, y olvidado por la maldad del egoísmo inconsciente. “Menudo hombre es ese que tan macho se cree, y que en el fondo no es más que un inconciente empedernido”.

En el principio de los tiempos, la Mujer era adorada de forma muy especial. Se le consideraba parte integrante y descendiente del eterno femenino, es decir, de ese concepto ancestral, arraigado tanto en la cultura Maya como en la Azteca, Tibetana, Cristiana, Druida, Persa, Escandinava, Egipcia, etc., de que la Mujer es la viva representación física de DIOS MADRE como NATURALEZA. Es más, existieron miles de templos destinados a la adoración y estudio de la Mujer como representación objetiva de la Naturaleza.

Si nuestros conceptos sobre la mujer fueran tan elevados como los que tenían aquellos pueblos antiguos (equivocadamente llamados salvajes), antes de que llegase a desarrollarse el asqueante machismo y el denso materialismo consumista, hoy todo sería muy distinto para la Mujer.

Sociólogos y psicólogos muy inteligentes como Sigmund Freud y su discípulo Carl Gustav Jung, defendieron la idea de que “La mujer es, ni más ni menos que el eje central de la vida familiar, el núcleo o sol alrededor del cual gira toda la sociedad, como si fuera de pequeños planetas de un sistema solar, llamado: Familia”. Sin la mujer, como centro de unión entre los seres humanos, toda la humanidad entera sería un caos. Realmente, ha llegado la hora de un cambio radical en nuestra concepción de lo que es la Mujer. Tenemos que respetarla como lo que es, como tal. Pero, eso sí, es necesario que la Mujer se respete a sí misma primero, porque si ella, que es el centro del mundo social, no se respeta a sí misma, el destino que le aguarda es el menosprecio, y a la humanidad, a la que poco le importa regirse por formas antinaturales de existencia, le esperaría el fracaso total. O sea que: La muejr puede y es capaz de hacer triunfar o fracasar a toda una sociedad entera. (Fuente: Samael A. Weor)

Una mujer que se respeta a sí misma jamás se prestara a la exhibición en ninguna de sus formas, jamás aceptara ninguna propuesta indecente, a ningún hombre irresponsable o deshonesto y el resultado maravilloso de ese proceder será el que, no se reproducirán los malvados que sólo ven a la Mujer como objeto para satisfacer sus bajas pasiones; ya no habrá embarazos no deseados, madres solteras, esposas golpeadas, niños de la calle, matrimonios fracasados, etc., etc., etc.

Enviado por:
José Isabel Mauricio Vargas
Instructor Gnóstico del Rincón de los Romos,
Aguascalientes, México.
(GNOSIS Instituto Cultural Quetzalcoatl)

viernes, 20 de agosto de 2010

¡Mas allá de la belleza!



¡Más allá de la belleza!

Hablar de belleza resulta muy agradable y placentero para cualquier persona, sea del género que se sea y tambien del estrato social que sea, proceda y corresponda. Pero en especial a la mujer se le ha concedido la gracia y el enorme privilegio de representarla en su máximo explendor de los pies a la cabeza, y a la vanguardia de quien posee e irradia lo más hermoso del mundo, lo más fresco y sensitivo a los sentidos humanos expertos y no tan expertos, y que además, a todos nos roba una secreta sonrisa de íntima satisfacción cuando la sabemos disfrutar en su máxima expresión.

La belleza en su esencia, por lo tanto es inspiración, pero una inspiración que va mucho más allá de la piel. A la belleza se le puede encontrar en el cuerpo de la mujer es cierto... en su sonrisa, en sus gestos, en su voz, en su forma de caminar, en su gracia para vestir, calzar y arreglarse para lucir siempre impecablemente sensual, exquisita y muy femenina, ¿Pero la belleza es orgánica solamente?, ¿Se relaciona únicamente con lo que corresponde a la parte biológica de la mujer?

Sería muy fácil responder que sí; que efectivamente a una mujer que es muy bella no le hace falta nada más, que en su belleza lo posee todo, y que por su belleza se le abren todas las puertas del mundo, y qué tristeza es darnos cuenta, y además comprobar que eso es factible es muchos de los casos que se conocen a través de la prensa, la radio, la televisión y todos los medios de comunicación, y que cuando aquella beldad excelsa empieza a perder su losanía y comienza a marchitarse, es reemplazada inmediatamente por otra mujer más tersa, joven y fresca en los gustos y preferencias de la mercadotecnia barata de nuestro mundo.

Entonces eso nos indica algo muy doloroso y repugnante, que comercializar y negociar con la belleza femenina es un crimen moral del ser humano, un atentado contra la mujer, contra la naturaleza, contra la vida y por ende, contra Dios.

¿Pero qué pasa cuando es la misma mujer la que se presta para vender su propia belleza?, le ponen precio, le sacan jugo a su frescura y juventud en las pasarelas, en los clubs, en la farándula, en los eventos importantes de más alto y refinado protocolo donde abundan los gígolos superficiales, aprovechados y despreciables que adquieren a la mujer como si ésta fuera un trofeo, o una "cosa" que usarán por un determinado tiempo para satisfacer sus placeres, llenar sus vacíos o necesidades de vanidad, sus instintos sexuales y aberraciones más espantosas... Y hasta se dan el lujo de pagarla con una triste mica de plástico, qué ironía tener que decirlo así.

Todo indica que estamos viviendo en un mundo de baratillo, y en bancarrota de todos los valores, y que a la pobre belleza la tienen muy trillada en algunos círculos sociales, devaluada, manipulada, encasillada, etiquetada, y por demás... ¡Pisoteada!, y los principales protagonistas de este fenómeno terrenal tan dantesco... ¡Son hombres!, que aprovechándose de su astusia, su fuerza y su perversión desmedida, se han quedado ciegos por su propia ignorancia y su pobreza de espíritu.

Sin embargo y en honor a la verdad, hemos de consignar aquí y ahora, que la belleza misma que la mujer posee, nunca será pobre, ni un producto de imitación, ni vendido ni comprado en su justo precio o proporción, que no existe ningún precio para comprarlo ni aún que pasase el tiempo y ese cuerpo se conviertiera en un estuche viejo y usado, la joya de su alma sigue y seguirá estando siempre brillante, intacta, valiosa, virgen y pura le pese a quien le pese y digan lo que digan o hagan lo que hagan ¡Qué más dá! o ¿Qué importancia tiene eso?.

La belleza no es un símbolo representativo o seductor, ni un producto de aparador, ni un destello natural pasajero. La belleza es el faro de luz que solamente puede proyectar lo que se lleva por dentro y quien no sepa rescatar la esencia y la sabiduría de lo que representa para Dios, la verdadera belleza de la mujer... ¡Está frito! y más le valiera colgarse una piedra del cuello y aventarse de un barco en medio del océano.

Por lo tanto y ya para terminar, sólo me resta invitar a todas mis amigas lectoras, a la más profunda de todas las reflexiones: Mujer bella no es quien posee un cuerpo escultural o curvilíneo, sino la que lleva en su vientre, el testimonio de la maternidad (para lo que fue creada), y en la ternura hermosa de su humilde corazón, al niño de oro, llamado Amor. Eso es todo. ¿Quieres mayor tesoro?

Con mis respetos y cariño siempre,
Doral.

jueves, 19 de agosto de 2010

¿Cenicienta, o mamá profesionista?




¿Cenicienta, o mamá profesionista?


La vida en sí es el más maravilloso cuento de hadas, veamos por qué:

Érase una vez una inexperta plebeya en una entrevista de trabajo. La que luego sería su jefa le preguntó cuáles consideraba eran sus defectos. Lo que a continuación sucedió, hizo reír mucho a la entrevistadora, y seguramente le hizo pensar que sería divertido trabajar con la chica.

La joven dijo: "Siempre estoy refunfuñando, pero eso no quiere decir que esté enojada, ni que me la esté pasando mal. Simplemente así soy yo, es mi forma de sacar la frustración en pequeñas dósis para no explotar después".

Esa doncella era yo evidentemente. A pesar de que inclusive en este blog siempre encuentro nuevos pretextos para desahogarme, no quisiera parecer una persona que no disfruta los pequeños momentos.

Dicen que la felicidad no es un estado que se alcanza y en el que se permanece. Es bien sabido que el "y vivieron felices para siempre" no existe. La dicha la conforman los múltiples destellos que iluminan la gris cotidianeidad, y hay que estar pendientes de no pasarlos por alto en espera de algo más deslumbrante. En el afán de hacer un ejercicio por señalar las cosas buenas de la vida, aquí les dejo mi "top ten de highlights" de una jornada cualquiera.

1. Sale el sol en el Palacio. A pesar de que el grito de mi niño desde su cuna significa que "se terminó la tranquilidad" por (al menos) 12 horas más, verlo paradito sosteniéndose del barandal y pidiendo desesperadamente mis brazos es, sin duda, el mejor instante de mi día.

2. Oscuro elíxir. Antes de apurar nada, un express cortado o un cappuccino preparado en estufa, bebido a sorbos (mientras checo twitter y la primera plana de un par de periódicos en línea), se impone para empezar bien el día.

3. No será con leche de burra, pero es un lujo de 15 minutos completitos. Durante todo el día soy multitasking: haga lo que haga, estoy con un ojo al gato (o al niño) y otro al garabato (mi labor en turno). Por eso el tiempo que paso en la regadera es maravilloso: es sólo para mí.

4. A recorrer la comarca. Salir por fin de la casa (tras haber resuelto una larga lista de pequeños quehaceres, y después de quitar a quien haya estado estacionado frente a la puerta de mi garage), representa todo un logro que siempre saboreo recorriendo una ciudad semi-tranquila tras la hora del peor tráfico.

5. A falta de palomas mensajeras - SEND. Sin duda alguna, darle click a este botón para enviar un mensaje que contiene una entrega, es uno de los instantes más satisfactorios de cualquier jornada.

6. Hora del festín. NUNCA en mi vida había gozado tanto la hora de la comida. Y es que, además de que ahora me deleito con comida casera, jamás había sentido que lo merecía más que ahora: significa que ya superé medio día y que ya de aquí en adelante, el ritmo va de bajada.

7. ¡Ting! El sonido de mi celular anunciando que estoy recibiendo una llamada, sms, un e-mail, o cualquier otra forma de contacto (vía Twitter o Facebook) con mis amiga(o)s, siempre me pone de muy buen humor.

8. Hogar, dulce hogar. Volver al hogar es el punto más alto del día de cualquiera. Para mí no significa ni remotamente que hayan terminado los esfuerzos del día, pero sí que ya los superé en un 70%.

9. El rey regresa al castillo. Todo el día podré parecer una Cenicienta cualquiera pero, cuando mi marido llega de trabajar, me reencuentro con el príncipe azul que me convirtió en toda una reina. Además, este rey no es un macho como los de los cuentos: cuando está en casa, se encarga del heredero tanto como yo.

10. A la rru rru nene... Que el pequeño tirano se duerma, me alegra tanto como cuando despierta en la mañana. Éste es el verdadero momento en el que pongo la bandera en la cima de mi día. Al contrario de lo que le pasaba a la sufrida princesa, para mí las horas de glamour son las más cercanas a la media noche. Colorín colorado, este cuento se ha acabado.

Autor:
Hans Christian Andersen
co-producción: "DADA"
http://deentradaporsalida.blogspot.com/

miércoles, 18 de agosto de 2010

¿A qué edad termina el deseo sexual en las personas?




¿A qué edad termina el deseo sexual en las personas?


Parecería una grosería pensar que a determinada edad, las personas ya no sirvieran para nada, o que ya no tuvieran sentimientos o capacidad para sentir, mirar, oler, tocar, saborear o desear muchas cosas, incluyendo el deseo de estar en intimidad con su pareja o con cualquier otra pareja, y de hecho... sí es una santa grosería adjudicar o agregar supuestos que no existen en materia de sexualidad humana, y con más razón cuando se trata de personas de la tercera edad.

En este aspecto, no hay (que yo sepa) hasta la fecha, ninguna hipótesis comprobable o comprobada científicamente, de que haya un determinado momento o edad específica para dejar de sentir interés especial o deseos sexuales en las personas, puesto que cada persona tiene su naturaleza propia, como tambien su propio estilo de vida, (que tiene mucho que ver) es distinto cuando el organismo está agotado por exceso de trabajo, por descuido de salud, por deficiente alimentación, por falta de ejercicio y falto de descanso, entre otros factores.

En estudios realizados con hombres y mujeres de todas las edades, en la Universidad de Minessota (USA), se pudo comprobar que el hombre es mucho más sexual que la mujer, pero resulta que la mujer es mil veces más sensual que el hombre y la diferencia radica en que el hombre busca contacto sexual por impulso, y la mujer lo busca por satisfacer su enorme necesidad de afecto, o de apoyo emocional. Entonces aquí se encuentra la explicación del porqué el hombre primero se interesa en el aspecto físico de la mujer, sin importarle cómo es su forma de ser, y la mujer en cambio, busca primero conocer al hombre interiormente: Si es cariñoso, tierno, tímidamente amoroso, entregado, protector y fiel, pasando así el aspecto físico a segundo plano.

Quizá para el hombre, el aspecto sexual no tenga ningún problema para mantenerse activo toda su vida (a menos que padezca alguna enfermedad), su apetito sexual siempre está vigente, "cogiente" y exigente, frente a la mesa, y con sus cubiertos en la mano, como esperando su buen manjar exquisito, su buen pedazo de carne blandita todos los días... ¡Y de primera clase!, pero yo no entiendo una cosa: ¿Porqué los hombres las prefieren flacas, pero les gusta tanto la carnita?, por favor... ¿Quién los entiende?, o ¿No se cansarán de comer carne todos los días?

En la mujer las cuestiones sexuales son totalmente diferentes. Se puede ser muy sexual y sensual antes y después del matrimonio, pero ninguna mujer permanece inmutable o infalible después de haber parido a un hijo, o dos, o tres, o doce. El organismo de la mujer responde con mucha energía, entusiasmo, voluntad, fe, carisma y una infinita actividad de 24 horas los 365 del año, pero es justo reconocer que ella no es un mueble, un palo, un pedazo de acero... ¡La mujer se cansa!, se agota y se desgasta físicamente primero que el hombre. ¿Porqué sucede este fenómeno?

Veamos: ¿Porqué la mujer envejece primero que el hombre?. Pues por esta misma razón; porque la mujer tiene muchas más responsabilidades físicas y emocionales que el hombre: La misión de la mujer, no sólo es acostarse con su pareja para satisfacerle sus necesidades sexuales, sino atenderlo en todas sus necesidades... Las de su hogar... ¡Y a veces hasta las de su familia!. Esto sin contar con que si la mujer sale embarazada en los primeros meses de casada, empieza una doble misión: La de ser esposa y madre, llevar en su vientre, nueve meses a ese pedacito de cielo que se convierte en una bendición para ella, pero al que también hay que pasarle parte de su hierro, de su potasio, de su calcio, de las vitaminas y minerales de su cuerpo... Y eso señores, ¡Cuenta doble!

Entonces no es de extrañar que cuando la mujer llega a una edad avanzada, (por ejemplo de los 70 años en adelante), ya no tenga fuerzas ni para meterse a la cocina con el ánimo de complacer a todos sus exigentes comenzales de casa, si ya toda su vida la dedicó a mil cosas en beneficio de todos y a la pobre ya no le quedaron ni siquiera sus dientes firmes y sanos para morder sus propios alimentos, en cambio el hombre, sigue sano y fuerte como un roble o un toro de esos llamados: Cebú. ¿Se observa la enorme diferencia?

Sin embargo también es justo reconocer que si se tienen hábitos alimenticios saludables, descanso diario (dormir), ocho horas, hacer ejercicio constantemente, estar pendientes de que el médico haga chequeos o revisiones periódicamente, cumplir cabalmente con una dieta emocional muy rica en méritos aderezada con ingredientes de paz, armonía, amor y calor familiar, una buena calidad de vida y cero estrés, se puede continuar disfrutando de una relación sexual agradable por el resto de vida, y que además, ayuda a evitar caer en una anemia espiritual, de la que no sólo a la mujer, sino también al hombre (no está exento), le será muy difícil levantarse.

Amiga lectora, tú que me lees, apréndete de memoria ésto: Buscar el equilibrio entre lo que haces, piensas, comes y sientes, es el secreto para mantener activa la líbido sexual en tu vida , sin importar tu edad, ni tu condición económica, laboral, académica, o social, ni el estrato en el que vives, sólo cuida tu salud física y mental, cuida mucho tu vida y cuida también que nada ni nadie robe nunca tu paz. Eso es todo.

Con mis respetos y cariño siempre,
Doral.

martes, 17 de agosto de 2010

¿Cómo respondes a las exigencias de tus hijos?


¿Cómo respondes a las exigencias de tus hijos?

No cabe duda de que la responsabilidad de ser padres en estos tiempos y a través de todos los tiempos, representa un reto bastante irreverente, para el cual no muchas personas estamos preparadas, ya que no hay manuales para aprender a ser padres, ni escuelas, ni cursos que enseñen cómo manejar las situaciones difíciles o de carácter que surgen de la personalidad de los hijos, que está formada justamente por los patrones que el niño aprende de su entorno sociocultural, por su lenguaje y en gran parte también por algunos factores de tipo genético.

Esto coloca a los padres en una posición de libre albedrío para formar a sus querubines a su manera, para educarlos a su modo, para guiarlos como ellos fueron guiados, para ayudarles a crecer y explicarles todas sus inquietudes, sus dudas y ayudarles a aclarar sus conflictos infantiles derivados de su falta de conocimientos, miedos a lo desconocido e incluso influencias nefastas provenientes de pésimos ejemplos de algunas personas cercanas a la familia.

La mente y el corazón de los niños son como una esponjita suave y delicada que todo lo absorbe y todo lo aprende por imitación. Si el niño observa pleitos y altercados dentro de su hogar, él aprenderá a pelear muy prontito. Si el niño escucha sátiras palabras hirientes, también aprenderá muy fácilmente a agredir a los demás. Si los demás gritan a su alrededor, el niño aprenderá a gritar en vez de dialogar. Si el niño ve que sus mayores mienten y engañan, él también hará lo mismo, se convertirá tarde o temprano en un mentiroso y engañador de primera clase, porque tuvo en casa a unos excelentes maestros, ¡Qué tristeza es tener que decirlo así!, pero no hay remedio, tenemos que decirlo así.

La consigna es:

"Yo te traje al mundo y tienes que aprender todo lo que yo te enseñe", "Eres mi hijo(a) y debes obedecerme por tu propio bien", "Te guste o no, debes aceptar mis ordenes", "Es tu obligación hacer lo que te digo, o sufrirás las consecuencias", "No quieras mandarte solo(a)", “Estás muy chiquito(a) para hacer lo que se te de la gana”, “Tienes que pedirme permiso”, “Eres un(a) grosero(a) que no sabes respetarme”, etc… Pero aquí cabe hacer un alto para preguntarnos: ¿Cómo pretender que los hijos nos respeten si nosotros no les enseñamos a ejercer el respeto a los demás?... No se le puede exigir al hijo una conducta que ni nosotros como padres tenemos. ¿Con qué cara exigimos entonces? Tendríamos primero que poner el ejemplo.

Resulta ilógico pensar que los hijos aprenderán buenas maneras, por obra solamente del destino, de la vida, o de la casualidad, y en honor a la verdad, tenemos que consignar aquí y ahora, que no existen las casualidades sino las causalidades. Todo en esta vida tiene su razón de ser, su causa, su origen de las cosas. Cada causa tiene su efecto, a cada acción le precede una reacción, así que nada es casual, ni nada sucede sin una razón específica, todo en esta vida está regido por circunstancias pero también por sus consecuencias.

¿Quieres que tus hijos sean mejores personas que tú?, ¡Ayúdales a ser mejores que tú poniéndoles un buen ejemplo: ¿Tú fumas?, no te enojes si ves que tus hijos fuman. ¿Tú bebes?, no te escandalices si ves a tu hijo(a) emborrachándose. ¿Tú estilas un verbo coprolálico? (grosero), no te extrañe que tu hijo(a) sea un niño prosaico y vulgar para hablar, apenas es lo justo de lo que tú le has legado con tu propio ejemplo. ¿De qué te quejas?

Amiga lectora, déjame decirte una cosa importante: No todo está perdido, aún estás a tiempo de corregir tu propio rumbo de vida y la de tus hijos. Aprende a observarte a ti misma de momento en momento, de instante en instante: ¿Cómo te vistes?, ¿Cómo te arreglas?, ¿Cómo tratas a los demás? (dentro y fuera de casa), ¿ Cómo te sientas?, ¿Cómo caminas?, ¿De qué forma comes?, ¿Cuáles son tus hábitos y costumbres diarias? Todo lo hacemos tan mecánicamente que ni siquiera nos damos cuenta cómo respiramos, ni siquiera hemos aprendido a respirar, se nos olvida que respiramos, no tenemos conciencia del aire que está entrando y saliendo de nuestros pulmones, ¿cierto?. Entonces a partir de hoy, observa ese fenómeno tan “natural”, pero tan importante. Si así lo haces, aprenderás también a observar otros fenómenos que suceden automáticamente en tu vida sin que tú tengas control sobre ellos, o al menos conocimiento... Saber cómo te manejan a tí, tus emociones, no tú a ellas como debería de ser.

¡Aprende a conocer, a analizar y a manejar tus propias emociones!, sólo así tendrás la capacidad de poder enseñar (y si quieres hasta exigir), a tus hijos, una conducta sana, depurada de vicios, hábitos, malos ejemplos y costumbres tóxicas. Entonces, y sólo así, tendrás derecho de dejar que tus hijos seleccionen su propia vida y sus propias emociones, limpias de temores, de dudas, de miedos, tabúes, fobias, mitos y sin tantas cosas feas que recordar. Libres de alcohol, de humo del cigarrillo, libres de drogas, de gritos, golpes, groserías y maltratos, libres… libres… absolutamente libres para elegir una vida y un mundo mejor. Eso es todo.

Con mis respetos y cariño siempre,
Doral.

viernes, 13 de agosto de 2010

¿Sabes cómo blanquear tus dientes?


¿Sabes cómo blanquear tus dientes?

En primer lugar, saber qué cosas pueden causar el color amarillento o las manchas en los dientes.

Entre los medicamentos, una de las principales sustancias que provocan esto es la tetraciclina, que suele ser suministrada a las personas que tienen severos cuadros de acné. Este antibiótico es conocido por causar una severa decoloración de los dientes.

Asimismo, alimentos como la salsa de soja, las uvas, el curry, el café, el té, el vino tinto y, por supuesto, los cigarrillos, causan también manchas y color amarillo en los dientes. Especialmente los alimentos que son levemente ácidos, que permiten que las manchas que dejan los alimentos se adhieran a los dientes.

Métodos para blanquear los dientes: sus pros y sus contras:

Una cuestión que se debe tener presente, sin importar que método que se utilice para blanquear sus dientes, es el hecho de que sólo se podrá lograr, generalmente, una blancura relativa. Sucede que lo más probable es que no tenga, de la noche a la mañana, dientes blancos y brillantes, pero además tampoco sería bueno que luzcan así, pues no sería natural. La regla básica en el blanqueo de dientes, es que los mismos no sean más blancos que el blanco de sus propios ojos.

1. Pastas dentífricas

Las pastas dentífricas de blanqueo dental funcionan gradualmente, y generalmente toman algunas semanas para mostrar resultados. Su inconveniente es que son abrasivas, por lo que con el tiempo puede debilitar verdaderamente el esmalte de los dientes y hacer que los mismos se vean, justamente, más amarillos. Por eso, debe verificar los ingredientes para ver cuánto de abrasivo hay en ellos. El Calprox es un ingrediente suave que puede reemplazar ciertos abrasivos y no debería causar daño a los dientes.

2. Instrumentos

Para borrar las manchas, existen herramientas que se utilizan casi como una goma de borrar para dientes. Estos instrumentos quitarán las manchas pero sin dañar los dientes, suelen funcionar mejor cuando se usan con una pasta dentífrica blanqueadora de dientes, y son especialmente buenas para usar después de comer o beber algo que pueda manchar.

3. Películas blanqueadoras

Existe también un método que consiste en una película de agentes blanqueadores que se coloca en los dientes. Se adhiere y es virtualmente invisible. Si bien suele funcionar bien, puede tomar semanas en lograr resultados, y, nuevamente, las encías deben ser bien protegidas.

4. Kits para el hogar

Si bien muchos de los kits “hágalo usted mismo” se promocionan como exactamente iguales a los que los dentistas usan para los tratamientos de blanqueo de dientes, es necesario tener cuidado, pues si bien es cierto que se utiliza el mismo ingrediente, el peróxido, existen algunas diferencias.

En primer lugar, el agente activo es vendido en un tamaño estándar, más allá de lo que se necesite en su caso particular. Además, existen chances de que el peróxido vaya donde no hay dientes, y si se tiene una enfermedad sensible, por ejemplo en las encías, la misma se podría poner peor. Cierto es que estos tratamientos son mucho menos costosos que los de los dentistas, pero también que existen mayores oportunidad de que surjan algunos problemas, los cuales, sin ser controlados, se podrían agravar.

La gama de precios de un tratamiento alternativo con peróxido va desde $30 a $175 para el tratamiento completo, que dura aproximadamente de dos a cuatro semanas en las cuales se blanquean los dientes y se pueden obtener los resultados esperados.

5. Peróxido y bicarbonato de soda

Muchas personas señalan que mezclan peróxido y bicarbonato de soda para dar a su sonrisa un toque agradable. Aunque esto funciona, con el tiempo es demasiado abrasivo para las encías y los dientes mismos.

En estos casos, un dentista debe siempre controlar como lleva a cabo este blanqueamiento por usted mismo, enseñándole además como hacerlo. Por lo general, cada noche, por tres a cuatro semanas, debe enjuagar su boca con este agente blanqueador.

Durante el tratamiento, el dentista lo revisará para verificar sus encías y para cerciorarse de las mismas no están irritadas ni hayan sido dañadas. Con la conveniente instrucción y control del especialista, existen menos oportunidades de tragar al agente blanqueador o que el mismo llegue a afectar las encías. El costo de este método de tratamiento es de aproximadamente $500 a $600.

Consultorio del dentista

El mejor método es recurrir a un dentista, haciendo el blanqueo en su consultorio. El dentista protege todas las áreas de la boca que no se deben blanquear. Un agente muy fuerte de blanqueo es aplicado a los dientes, seguido por una aplicación de una poderosa fuente que activa al agente de blanqueo. Los resultados son inmediatos, pero el costo es caro: de $600 a $1200.

Fuente(s):
sitioespaña.com

jueves, 12 de agosto de 2010

¿Porqué nos deprimimos tanto las mujeres?



¿Porqué nos deprimimos tanto las mujeres?


Hoy vamos a hablar sobre los trastornos del estado anímico de la mujer y sus consecuencias, debido a que muchas veces desconocemos los motivos generados por el paso de las diferentes circunstancias y consecuencias de nuestros sentimientos y nuestros actos.

La mujer por naturaleza es más sensible que el hombre y por lo tanto, mucho más depresiva y eso se debe a nuestro funcionamiento hormonal.

Está comprobado que la hormona llamada “Estrógeno” es causa de alteraciones emocionales y orgánicas en toda mujer, se manifiesta en su forma de ser y de sentir, es decir; nosotras las mujeres, mostramos una conducta sostenida, en cómo nos sentimos, principalmente en los días fértiles (días de ovulación), que si nos ponemos a observar, encontraremos que son los días en que nos ponemos más sensibles, cualquier palabrita mal dicha, ya estamos alterándonos o llorando.

Algunas mujeres en éste período, muestran enorme irritabilidad, otras muchas sensibilidad, otras van de la agresividad al llanto, es una tremenda descompensación de emociones, una terrible guerra psicológica, y más cuando a parte de estar atravesando por esos factores, se tienen motivos externos para llegar incluso a sentir mucha tristeza, desánimo, depresión y hasta anemia espiritual.

Obvio es que influye muchísimo la personalidad y el carácter de cada naturaleza femenina: El temperamento, la formación y su entorno principalmente. Es por éste motivo, que a algunas mujeres les afecta mucho más que a otras e incluso en algunas pasa desapercibido éste período de revolución hormonal.

Pero hablemos de esos motivos, fuera del período de alto riesgo:

Esos motivos pueden deberse a varios factores, entre los que se puede encontrar la forma como fuimos programadas, las costumbres arraigadas en patrones rígidos, excéntricos, suspicaces, dramáticos, agresivos, místicos, celosos o indiferentes, otros son más arrogantes incapaces de perdonar y muy “simbióticos”, o bien, quejumbrosos.

No hay sintomatología y sólo son producto de una educación y aprendizajes mal adaptados. Y por lo menos alguna vez en la vida, hemos pasado por éstas alteraciones, nos hayamos dado cuenta o no. ¿Cuáles serían estas etapas o trastornos de la personalidad femenina?, a ver… Vamos por partes:

Estos cambios bruscos de personalidad podrían ser:

Obsesivos: Y se manifiesta con ansiedad, impulsos, ideas fijas, compulsión, falta de libertad personal y angustia a veces exagerada.

Limitante: Se manifiesta con dramatismo, carácter de frontera (límites), nos alteramos con facilidad, nos irritamos, nos volvemos definitivas, impulsivas y extrañas.

Histeria: Aquí también cabe el dramatismo, el teatro, queremos llamar la atención, hacemos mucho ruido (escándalo), o exageramos las cosas, y sobre todo nos gusta advertir lo que vamos a hacer. (amenazas o chantajes).
Sintomatológico: Se siente tristeza, apagamiento, depresión, dolor de cabeza o de ovarios, nos sentimos desaliñadas, introvertidas, desconfiadas, recelosas, angustiadas, y con celos sin fundamento. (éste último factor de “los celos infundados” está considerado por la medicina de la salud, como un trastorno afectivo psicótico)

Paranoide: No presenta delirios de grandeza ni nada por el estilo, pero si nos podemos llegar a sentirnos muy desconfiadas, celosas a morir e inflexibles.

Psicopatía: Se pueden llegar a observar rasgos violentos y ánimo de agredir o maltratar, ver sufrir a otros lo mismo que nosotras estamos sufriendo, nos volvemos di-sociales o antisociales, o sociópatas.

Dependencia: Se sienten deseos de ser protegidas y de depender de otras personas, nos sentimos incapacitadas para defendernos por sí mismas, con la autoestima por los suelos, y sólo esperamos la crítica mordaz. Nos volvemos mujeres “simbióticas” (que necesitamos de otros para sentirnos seguras).

Como hemos observado, la depresión tiene muchas ramificaciones, motivos diversos o mil razones de ser para presentarse en el organismo de la mujer y es única y nuestra la responsabilidad de proyección ante el mundo exterior y ésta podría ser normal (natural), aguda o crónica, según del caso que se trate.

¿Se puede curar la depresión femenina?

-Si lo deseamos sí-

Ya vimos los probables motivos de sentirnos deprimidas, y podemos a veces pensar que es muy difícil, y sí lo es cuando somos nosotras quienes lo hacemos difícil, ¿Pero qué tal, si lo hacemos fácil?

Podemos estar atravesando por un gran dolor: La pérdida de un ser querido, la remoción o cesación laboral, la pobreza, la enfermedad, el conflicto emocional, miedos, tabúes, inseguridades, fobias, problemas de conducta con alguien o por alguien, eso es hasta cierto punto normal, porque en la vida siempre encontraremos algo o a alguien que nos haga sufrir, nos guste o no, pero adoptar gratuitamente la costumbre, el hábito o el vicio de deprimirnos por cualquier cosa, significa más que todo, tener poca intuición y poca psicología y es cuestión de superarla, cambiando de actitud, nada más, así de sencillo… ¡Cambiar la actitud!

Podemos haber ejercitado conciente o inconcientemente por muchos años la depresión, ya la sentimos parte de nosotras mismas, ya sabemos cuándo o en qué circunstancias nos vamos a volver a deprimir, y en algunos casos es tan exageradamente arraigada en nosotras, que no nos queda más que ir corriendo al primer psicólogo o psiquiatra que nos recomienden, y éste nos puede auxiliar mucho escuchándonos, pero somos nosotras quienes nos hemos de arreglar a sí mismas poniendo todo lo que esté de nuestra parte para trascender ese estado tan lamentable.

Pero muchas veces, resulta que vamos al psicólogo y no sabemos ni lo que vamos a decirle, porque nosotras mismas desconocemos lo que nos pasa, no conocemos el origen de dónde viene esa depresión tan recurrente, y como es obvio, el pobre psicólogo se las tiene que ingeniar para lograr sacar la información reprimida y que está guardada en el inconsciente y poder de esa forma ayudarnos por medio de palabras claves:

Por ejemplo, si nos pregunta la palabra: “Esposo”, y tú sabes que hay problemas con él, y empiezas a decir todo lo que sientes de tu esposo, y el psicólogo lo único que hace es escucharte y te deja hablar, hablar y hablar… pero finalmente eres tú, quien termina dándose cuenta (sin que él te lo tenga que señalar), que ahí radica precisamente tu problema a solucionar.

Es como aquél pobre hombre enajenado que odiaba a todas las mujeres, decía que todas las mujeres del mundo eran iguales, y así se lo externó abiertamente a su psiquiatra y el facultativo le preguntó: ¿y tu mamá? –y el hombre le contestó- “No ella es diferente”. Por lo tanto no todas las mujeres son iguales. El psiquiatra lo único que hizo fue hacerle entender al pobre hombre, que no todas las mujeres son iguales.

El psicólogo y el psiquiatra nos puede incluso sugerir terapias especiales o medicar antidepresivos, pero a la larga éstos causan adicciones, haciéndonos el problema mucho más difícil de erradicar.

Lo mejor en éstos casos es ser asertivas, saber entender inteligentemente y aceptar con decisión, que todas tenemos zonas afectivas que llenar y también zonas erróneas que analizar, comprender y trascender, porque si vamos a pasarnos toda la vida buscando excusas y pretextos para seguir tomando pastillitas antidepresivas, una vez pasado el efecto, volverá el desajuste emocional y por ende, el dolor de sentirnos incomprendidas.

Podemos intentar (si lo deseamos), modificar nuestras actitudes aquí y ahora que estamos a tiempo de evitar llevar más lejos las cosas, tomando en cuenta desde luego que una persona que padece de depresión, es presa fácil de incursionar en estados más profundos de neurosis, psicosis, episodios maniáticos y hasta esquizofrénicos.

Eres una bella mujer, ¡Una gran Mujer! con muchas cosas hermosas por realizar en la vida, no te conformes con ser una persona quejosa e infeliz, ni proyectes tus miedos e inseguridades que no proceden, simplemente porque no corresponden.

Poco a poco se llega lejos amigas queridas ¿y quién dijo o dónde está escrito que debemos ser perfectas?

Con mis respetos y cariño siempre,
Doral.

miércoles, 11 de agosto de 2010

¿Te gusta el color de tu piel?



¿Te gusta el color de tu piel?

Hoy vamos a hablar de belleza, y en eso… la mujer es una experta, e ingeniosa para lucir siempre bella, fresca y agradable a la vista de sí misma primero y después de los demás. Pero hay quienes lo hacen de manera contraria, primero quieren verse bien para agradar o conquistar a otras personas y lo que menos les importa es gustarse a sí mismas, sobre todo aquellas mujeres que traen su autoestima por los suelos:

“Hoy amanecí muy pálida, qué mal me veo”, “Luzco horrible con estas ojeras tan marcadas”, “Estoy quemada por el sol, qué lata”, “Por más crema blanqueadora que uso, no logro quitarme estas manchas de la cara”, “Detesto ponerme escotes, estos lunares me tienen traumada”, “Ay, cuánto me arde este bronceado y él ni se fijó en mí”, etc.”

Al parecer nadie está conforme con la belleza que por defaul ya tiene a su favor tan sólo con el hecho de ser mujer, sin embargo es justo reconocer que aún con tantos lamentos inútiles, la mujer es y seguirá siendo bella por dentro y por fuera, aunque reniegue de su piel: A veces el problema es insignificante, pero otras veces es severo debido a infecciones virales, mala alimentación, alergias e incluso pudiera ser debido a las inclemencias del tiempo, calor, frío, o abuso de químicos tales como talcos, desodorantes, cremas y lociones ácidas que a la larga maltratan y despigmentan la piel.

El color de tu piel lo que has recibido por herencia genética, el ADN no miente, es el resultado de la combinación de los gametos masculinos del padre, con los gametos femeninos de la madre, que incluye las células germinales, cromosomas, óvulos, ovarios, ovulación, glándula hipófisis, estrógenos, progesterona y cuanta “chicharra” más traemos las mujeres en nuestra composición, no podemos negar la existencia de la genética porque somos eso biológicamente y es bueno conocer estas cuestiones.

No se trata de pararse diariamente frente a un espejo a renegar porque no somos tan blancas o tan morenitas como quisiéramos ser. La morena envidia el color de la mujer blanca, y la mujer blanca envidia el color aperlado tan hermoso que lucen las chicas morenas. ¿Entonces quién nos entiende? Somos como somos y punto. Es como aquellas mujeres que se hacen tatuar las cejas, los labios y otras cosas para verse mejor (según ellas), y resulta que cuando salen de la estética no hayan dónde meter la cara porque no les gustó cómo quedaron y envidian a las amigas que lucen tan naturalitas que hasta desean verse como ellas. ¿Entonces para qué carajos voy incluso hasta a pagar para que me dejen peor de lo que estaba? ¡no gracias!

No es fácil encontrar a una sola mujer en este mundo que esté conforme con su color de piel. Si bien es cierto que algunas están conformes con el tono que tienen en su rostro, pero no el de sus piernas o brazos. A algunas chicas les gusta traer el ombligo al aire y se ponen un piercing para andar a la moda, pero al salir a la calle y encontrarse con sus amigas, terminan amarrándose un paño o estola para taparse el vientre o las caderas porque se traumaron al encontrarse con que a otras se les ve mejor, lucen más delgadas o más elegantes y… ¡Dios!, qué oso que me digan que me veo ridícula ¿cierto?

El caso es que ni blanca, ni morena, ni delgada, ni gordita, ni alta, ni bajita, ni joven ni madurita, encuentran las mujeres su lugar en la preferencia de los tonos y colores de la piel perfecta y la forma de arreglarse para sentir seguridad y elevar su autoestima, se les hace cada vez más difícil de lograrlo, ¿Saben por qué?... ¿Realmente quieren saber a qué se debe este fenómeno tan trillado en el paso de tantas generaciones de mujeres?

¡Yo se los diré!

Se debe a una sola cosa: “la costumbre de competir”. La mujer vanidosa y coquetona siempre esta de competencia eternamente (de manera secreta), con otras mujeres, sea la hermana, la prima, la sobrina, la maestra, la amiga, la fulanita o zutanita que viven a la vuelta de la esquina: ¿Porqué ellas siempre lucen bien y yo no? –nos preguntamos secretamente- y lo que no saben estas mujeres es que “las otras”, aquellas que tanto admiramos y envidiamos, piensan exactamente lo mismo de nosotras: “¿Porqué a ella todo le luce, se ve tan bonita con lo que se ponga y yo no?

Entonces, mucho ojo amiga lectora: Tú que me lees, revisa cuidadosamente todos tus pensamientos serenamente y póngalos en la balanza de lo justo cada día para tu vida, no importa lo que tengas o no tengas, ni de qué color tengas tu piel, de veras que no importa, como tampoco tiene importancia si eres rica o pobre, si eres casada o soltera, viuda o divorciada, amable o mal encachada ¡De verdad no importa nada!, lo único que importa es que estás viva, que puedes respirar el aire, que puedes disfrutar del calor del sol, que puedes oler la tierra mojada por la lluvia, y que puedes sonreir íntimamente con el corazón: ¡Qué bueno que nací mujer, y soy muy bella así como soy!

Suéltate el pelo, cepíllalo despacio y con mucho amor, acaricia tu rostro, masajea tus hombros, tus manos, tus brazos, codos y rodillas, tus pies… y da gracias a Dios, porque tienes un hermoso estuche donde vive y habita tu ser. Si no lo cuidas, si no lo alimentas bien, si no lo amas, si no lo proteges, a dónde te vas a ir a vivir…¿Importa entonces de qué color sea el estuche?

Con mis respetos y cariño siempre,
Doral.

lunes, 9 de agosto de 2010

Cajones en el corazón.




Cajones en el corazón


Como mujeres a lo largo de nuestra vida, desempeñamos diferentes roles: El de hija, de amiga, de mamá, de novia, de mujer enamorada, de esposa, de profesionista, de abuela, etc. Cada uno nos enfrenta a diferentes situaciones, que a su vez nos generan infinidad de sentimientos y emociones, algunos nos hacen daño como la tristeza, el rencor, la frustración, la ira, el coraje, el desánimo y muchos más; pero hay también los opuestos, o lado contrario, como la alegría, la paciencia, la ternura, el ánimo, la tranquilidad, el amor, la tolerancia y todos aquellos que nos hacen sentir bien.

De ahí, la importancia de reconocer estos valores, porque nos ayudan a identificar diferentes aspectos de las situaciones que estamos viviendo e impedimos que los sentimientos y emociones negativas nos controlen, con influencias o sin ellas.

Como seres humanos, vivimos y convivimos con estos sentimientos y de ahí mi reflexión. ¿Cuáles de estos sentimientos están dentro de mi corazón?... ¿A cuáles les permito salir con más frecuencia? ¿Estoy consciente de que unos son sanos y los otros me destruyen? si mi corazón fuera una cajonera, ¿Cuáles de estos cajones abro con más frecuencia?

Por eso es importante darme un tiempo para mí. Tiempo para unos momentos de silencio, de oración, de meditación en lo que imagino a mi corazón, lleno de pequeños cajones, y mi tarea es revisarlos... ¿Cómo está cada uno de ellos?

Quizá el cajón de la ternura tiene mucho tiempo cerrado, pero he abierto con frecuencia el de la pereza, y hay una ranura en el de la ira, y el de la tranquilidad no se desliza fácilmente, está algo así como "oxidado", pero los cajones del cansancio y desánimo tienen un rato abiertos, a veces, ¡Esos... ni los cerramos nunca! ¿Qué está provocando que yo abra más seguido esos cajones o que los deje abiertos y no los otros?. Allí hay mucha labor interior qué analizar, y eso nadie lo puede hacer por nosotros, es un trabajo disciplinario que solamente le corresponde realizar a cada cual.

En mí está mejorar mis emociones y sentimientos en la medida que los reconozca y los acepte, para poder cambiar los que no me gustan y me hacen sentir culpable por tenerlos y no hay nada más dañino que sentirse culpable de algo o por algo, porque la culpa no es buena ayuda a la hora de buscar lo mejor para cada uno de nosotros.

Hay momentos que nos sentimos desvalidos, sobre todo cuando suceden eventos que nos hacen tambalear, pero de mi depende que salga adelante, de mi depende abrir los cajones de la amistad, del amor, de la confianza, de la tranquilidad, del perdón, de la fe, de la voluntad, de la caridad, del altruismo, etc... ¡De mí depende la felicidad que quiero para mí y por ende para los demás!

Pero tengo primero que aprender a revisar minuciosamente los cajones que hay en mi corazón (sin prisas pero sin pausas), tengo que reconocer mis errores y equivocaciones, si realmente quiero trascenderlos... ¡Tengo que aceptar que soy un ser sociable pero falible!, no hay seres perfectos... ¡Perfecto sólo es Dios!.

Entonces tengo que aceptar, pero sanamente (sin lastimarme, ni herirme, ni lacerarme, ni sentirme culpable eternamente), reconociendo que mientras más me conozco y acepte mis limitaciones, más puedo crecer como persona y a su vez más capacidad tendrá mi mente y mi corazón para pensar más alto y sentir más claro. Eso es todo.

Autor: Dra. en Psicología, "JANA"
Colaboradora exquisita de la Revista "LOGOS"
Publicación mensual de la Diócesis de Culiacán.
E-mail: demujerajana@hotmail.com

sábado, 7 de agosto de 2010

La música de tus recuerdos.




La música de tus recuerdos.

Una dulce melodía que nos haga recordar cosas, lugares, situaciones o personas, es siempre una buena manera de asomarnos al pasado, saber qué tan sensibles fuimos o seguimos siendo, observarnos interiormente al escucharla, para saber si nos duelen o nos causan felicidad esos recuerdos. Incursionar nuevamente en lo que pasó en el ayer de nuestras vidas, cómo nos sentimos en antaño y cómo nos sentimos hoy al escuchar la misma música que en otros tiempos estuvo de moda en la radio, en la televisión, en el tocadiscos casero. etc.

¿Se acuerdan de los famosos fonógrafos que tocaban los discos de plástico de varias revoluciones?, o los tocadiscos caseros que estuvieron muy de moda por allá en los años sesentas en que se tocaban los éxitos de tantos artistas. Las compañías disqueras fabricaban millones de copias que se vendían como pan caliente en las tiendas. Eran discos de vinilo o de plástico duro que te podías sentar en ellos y fácilmente se quebraban, mismos que desaparecieron posteriormente, para darle la bienvenida a una nueva marca de discos compactos más prácticos y con tecnología más avanzada, cosa que ni en sueños hubiéramos imaginado tener en casa.

Muchas canciones aún perduran en el recuerdo de las personas, son joyas de oro y de diamante cuando se trata de rememorar las cosas más hermosas, las cosas que se vivieron intensamente, los grandes amores del ayer, los primeros escarceos entre jóvenes del siglo pasado, sus inolvidables aventuras y experiencias que quedaron grabadas para siempre en el tiempo, y al volver a escuchar la música que nos estremeció en el ayer, nuevamente vuelven los recuerdos, asociamos la música con tantos y tan bellos o tan dolorosos recuerdos. Algunos expertos en la materia, le llaman: "Musicoterapia" a ese fenómeno, el de asociar un ritmo, una melodía, una tonada, o alguna letra de canción, con un recuerdo, esto tiene mucho que ver con alguna zona del cerebro del cual hablaremos en otra ocasión.

Qué curioso resulta ser que un sonido musical nos transporte a otro lugar en el tiempo, y que de pronto nos veamos sintiendo las mismas sensaciones que hace muchos años dejamos atrás. Se vuelven a recordar cosas que dijimos, que hicimos, con quien tratamos, quiénes eran nuestros mejores amigos en ese entonces, qué solíamos hacer, pensar y transmitir a otros, cuál era nuestra conducta en su momento, cuáles eran nuestros gustos y preferencias en la forma de vestir, de calzar y hasta de peinarnos. Las modas cambian y todo tiene su tiempo, su época, su generación que por supuesto ya no sería lo mismo para nosotros, si esas modas del ayer, volvieran a los tiempos modernos. ¿Se imaginan a un anciano de 70 u 80 años bailando el rock de los recuerdos, y deseara imitar el peinado de Elvis Presley?, sería ilógico… ¡pobrecito! Ya ni pelos encontraría en su cabeza para llevar a cabo su imitación. ¿verdad?

Entonces, una sola nota musical, puede mover el mundo entero de una sola persona en cuestión de segundos. Se trate de una balada, de un bolero, de una música pop, rock & roll, jazz, rap, cumbias, salsa, zumba, bachata, clásicas y hasta rancheras, etc. El mundo gira alrededor de la música, y sin música algunas personas no pueden vivir. Lo bueno es que abunda una enorme variedad de formas y estilos, el género musical es muy generoso (valga la redundancia), pero si se trata de recordar, siempre optaremos por buscar lo mejor de lo mejor de la época de oro, la música romántica, la música suavecita, la música que sacude el alma o levanta muertos, como decía mi abuelo Gregorio (q.e.p.d.) y vaya que él tocaba maravillosamente la guitarra y hasta llevaba serenatas.

Bueno... todo está bien y bajo control, siempre y cuando no se les ocurra a los chicos de hoy, llevar serenata de la forma como lo hizo alguien que yo conozco: ¿Saben cómo lo hizo?, uf... ¡Con un equipo de sonido modular!, ¿se imaginan? andar cargando con aquél aparatote a las tres de la mañana y tener un cómplice dentro de la casa de la novia para que recibiera el cable tomacorriente y lo conectara para que el aparato pudiera tocar las canciones preferidas de su amada, canciones de los Bee Gees, New Kids on the block y de los Backstreet Boys, ¡Por Dios!, es como para morirse de la risa, o del susto porque la traviesa perrita de casa, desconectó el cable y se acabó la serenata.

Sucede pues, que entre tantas historias y experiencias del ayer, siempre habrá algunas anécdotas interesantes que volverán a convertirse en "osos" que nos pongan la cara como semáforo, o sea cambiantes de color, sobre todo al volver a escuchar la música de los recuerdos, ¿qué remedio? ¡Fue nuestra época! y para las épocas, están todas llenas de la vida. ¿Quién dijo, o dónde está escrito que está prohibido recordar?

Con mis respetos y cariño siempre,
Doral.

viernes, 6 de agosto de 2010

¿Sexo por amor, o por conveniencia?



¿Sexo por amor, o por conveniencia?

No es extraño encontrar hoy en día el famoso “trueque” (si me das, te doy, y si no me das, yo no tengo porqué darte nada), que está de moda entre las parejas modernas (principalmente entre los adolescentes), que en plena búsqueda de su identidad sexual, confunden fácilmente sus sensaciones de placer fisiológico, con sus sentimientos, o las mezclan con sus necesidades afectivas-emocionales, incluso tratan de “negociar” con la chica o chico de sus sueños, el precio o condiciones para permanecer juntos por unas horas a solas y dar rienda suelta a sus impulsos hormonales.

Otras parejas lo hacen simplemente por experimentar, por saber qué es lo que se siente tener relaciones sexuales, perder su virginidad… “hacerse mujer, o hacerse hombres” –dicen-: “Fuiste mía, yo te hice mujer”… “Yo te hice hombre, porque también fue tu primera vez” . Ambos se sienten maduros y triunfadores, dueños del mundo porque ya tuvieron sexo, Se devoraron su mundo de un sólo bocado y sin digerirlo… ¿Qué tipo de protección puede tomar una pareja que le urge irse a la cama con cualquiera? ¡Ninguna! Y de allí que salen para multitud de problemas.

Pero lo más grave aún, es que hoy día, la tecnología está tan avanzada con sus medios de comunicación, que se presta para fomentar las famosas “citas a ciegas”, donde a hombres y mujeres les basta una sola conversación y unos pocos datos, para creer que se ha encontrado a su “Alma gemela”, “Al hombre, o mujer de sus sueños”, y no les importa estar en los extremos del mundo, con muchas horas de diferencia en los horarios, lo mismo se desnudan inmediatamente frente a sus cámaras web, para satisfacer al otro… “porque vas a ser mi mujer”, o “ya eres mi marido virtual y algún día vas a venir a conocerme en persona”. Puf.. ¡Qué iluso suena eso!

Cuando hay química en una pareja, no hay poder humano que la separe. No hay pre-cauciones ni pre-visiones de ninguna especie. La mujer solitaria y necesitada de afectos, prefiere creer en todo lo que le dice el hombre que vive al otro lado del planeta tierra, o extremos del mundo. En la mayoría de los hombres, sucede lo mismo. Promesas van y vienen por el ciber-espacio o promesas directas en las redes telefónicas, mismas que pueden durar vigentes por años y no concretarse ninguna.

Los amores por internet, son como los juegos de albur: Se puede ganar todo o perderlo todo, hasta la dignidad y la vergüenza, buen cuidado hay que tener en primero conocer a la persona con la que se está tratando, asegurarse quién es realmente esa persona que está atrás del computador (que está jurando amor eterno) qué principios, qué educación y qué hábitos tiene. No se trata solamente de creer en una fría fotografía, que tal vez ni corresponda a la persona con la que estamos hablando. Sucede que la imagen es de otra persona y el engaño en ese caso, sería doble por la mentira y por el fraude de sentimientos. (es doble el riesgo que se corre).

Pero en el caso de las parejas que sí se conocen personalmente, las que viven en la misma ciudad (o cerca) que trabajan o estudian en el mismo colegio o universidad, esas sí se van a la aventura sin pensarlo dos veces. Algunas se conocieron en el antro y al calor de las copas, terminaron su noche en una cama… y sin ninguna protección. Y yo me pregunto: ¿Se le puede llamar amor a ese tipo de relaciones efímeras y pasajeras?. A algunos chicos cuando se les pasa la borrachera, ya no quieren volver a saber nada de la desafortunada mujer que por frívola y descuidada hasta pudo haber quedado embarazada o infectada, Dios sabe con qué enfermedad de contagio sexual.

Entonces, es muy importante invitar a la más profunda de todas las reflexiones: ¿Qué hago, o qué estoy haciendo con lo que siento?, ¿Cómo, o de qué manera canalizo mis energías personales?, ¿Tengo información suficiente sobre cómo controlar la explosión de mis emociones?, ¿Estoy preparada(o) para enfrentar cualquier riesgo o situación que se me presente?, ¿Cuento con alguna persona de toda mi confianza para comentarle mis cosas?.

Si tienes alguna duda sobre este tema, no dudes en escribirme, prometo responder a la mayor brevedad posible, sea de manera pública o privada, como tú me lo indiques. ¿De acuerdo? Y recuerda: Vale más prevenir que lamentar dos veces lo que pudo haberse evitado a tiempo.

Con mis respetos y cariño siempre.
Doral.

jueves, 5 de agosto de 2010

Nuestros hijos: ¿Productos de imitación?

(Para ver este video, hacer pausa en el reproductor musical de la página.
Lo encontrarás a tu derecha)



Nuestros hijos: ¿Productos de imitación?


Es obvio pensar que cuando la familia se desintegra o es disfuncional, el motivo principal es la falta de comunicación entre padres e hijos, la falta de reglas en el hogar, la falta de educación, de valores, falta de información, el bombardeo indiscriminado de publicidad nociva en los medios de comunicación, malos ejemplos, influencia nefasta de los amigos (amistades tóxicas), el medio ambiente, el entorno, la cultura, etc., entre otros factores importantes de señalar, por ejemplo:

Los hábitos y costumbres familiares, son los patrones conductuales que se repiten siempre, o casi siempre dentro del hogar, los hijos aprenden por imitación. Y lo aprenden con la misma frecuencia e intensidad que conforme lo repitan los padres y el arraigo es mayor en el aprendiz incluso, si el aprendizaje proviene de familiares o amigos muy cercanos que frecuentan la casa, estos pueden ser: Los abuelos, los tíos, los primos, los sobrinos, los vecinos o amigos inseparables, etc. ¿Quieres conocer cómo es determinada familia?, empieza por observar la conducta de sus niños… ¡Allí está el reflejo, y bien claro!:

“Mi mamá se peleó anoche con mi papá porque llegó borracho”, “mi hermana es muy llorona cuando no le dan dinero”, “No me junto con ese niño porque dice mi maestra que tiene piojos”, “Dice mi papá que los vecinos son unos corrientes y chismosos”, “La señora de la tiendita es muy tacaña porque no le fía a nadie”, “Mi hermano pequeño es muy pedorro, se avienta unos p… fuertes y mal-olientes”, “A mi tía le pegó mi tío ayer porque se le quemó la comida”, etc. El niño siempre repite lo que escucha o lo que ve hacer diariamente en casa… ¡Mucho cuidado!

Un factor de alto riesgo en la mala formación e inadecuada educación de nuestros hijos, es regañarlos o replicarles por lo que dicen o hacen, ellos sólo imitan lo que tienen enfrente o a su lado; es ilógico molestarse por lo que dice o hace el hijo, si lo mismo hiciste tú con tu propio padre (como decía Tales de Mileto). ¿Cómo corregir a tu hijo de tus propios errores?. Tendrías que educarte primero tú como padre. Y hablando de esto: ¿Alguien de ustedes mis queridas amigas lectoras, conoce alguna escuela para aprender a ser padres?

Por lo tanto, el padre que bebe, fuma o maltrata, está transmitiendo a sus hijos ese patrón de actitudes o características imitables. Igual sucede cuando la madre grita, en vez de hablar con sus hijos, no es de extrañar que los hijos terminen gritando más fuerte en vez de responderle serenamente. Es una lucha desigual, el que trata de poner orden y el que lo altera diariamente, hasta en los más pequeños e insignificantes detalles:

“Muchacho cochino, ya pusiste tus patas donde acabo de trapear”, “Eres un idiota, cómo te atreves a contradecirme”, “No me levantes la voz que soy tu madre”, “No se te van a caer los pantalones porque me ayudes a lavar los platos”, “Ay, mira cuánto te gusta la cerveza, eres igualito a tu padre”, “Eres un mujeriego, sacaste a tu abuelo”, “Las mujeres deben estar en la cocina, vete de aquí mijita”, “Esto es cosa de hombres, tú eres vieja, nada tienes que hacer aquí”, etc. Tal parece que predominara allí la ley del más fuerte o del más macho. Con tales comportamientos es fácil envejecer como padres, pero qué difícil es madurar como adultos en verdad.

Decía Sigmund Freud (El Padre del Psicoanálisis), “No creo que haya ninguna necesidad más grande en la niñez, que la protección de un padre”, Pero… ¿Qué pasa cuando los padres su vuelven sobre-protectores?, en vez de hacerles un bien a los hijos, les hacen un gran mal, precisamente porque no los dejan ser, no los dejan madurar por sí mismos, y los hijos en el afán de sentirse aceptados por la sociedad en que viven, tratan de hacer lo que hace Don Vicente y toda la gente… Imitar, ser simples copias baratas, ser como otros son, perdiendo así su propia identidad y su propia individualidad:

“Cuando sea grande quiero ser como mi mamá”, “Quiero ser como Michael Jackson para bailar el pasito de la luna”, “Me voy a teñir el pelo de color lila como mi prima”, “Quiero lucir como mi amiga que siempre anda vestida al último grito de la moda”, “Quiero ser tan famosa como Lady Gaga”, “Quiero parecerme al hombre araña”, “Ella usa los tatuajes, ¿Porqué yo no?”, etc.,

Y la pobre criatura termina haciendo su circo, maroma y teatro imitando a su madre en todo, bailando el Moon Walter, con su pelo pintado de morado y vestida estrafalariamente para culminar su show de vida, encaramados como changos en cualquier barandal imitando al hombre araña, y de pilón… ¡Todo tatuado!… ¡Por Dios!, puro producto de imitación, ¿Ese es el futuro que quieres para tu hijos?, piénsalo dos veces antes de actuar ligera o despreocupadamente frente a tus chiquitines, que son la esperanza, el futuro del mundo, la alegría de tu familia, el orgullo de tu hogar y los cristalitos más preciados de todo tu ser.

Con mis respetos y cariño siempre,
Doral.

miércoles, 4 de agosto de 2010

Las heridas del alma




Las heridas del alma

Los seres humanos tenemos una enorme facilidad para lastimar a nuestros semejantes, tanto que con frecuencia confundimos y aprovechamos la oportunidad de hacer bromas para herir a quienes nos rodean, incluso, podemos decir que esta facilidad se ha venido convirtiendo en un mal hábito, pues en ocasiones no nos percatamos cuando decimos o hacemos las cosas en contra de los demás. Esto es algo en lo que debemos de reflexionar constantemente, si queremos mejorar nuestras relaciones interpersonales con quienes nos rodean.

Al respecto, un hombre sabio dijo en cierta ocasión: "De la misma manera y con la misma intensidad con la que el hombre sabe alabar, sabe lastimar a los demás". Una frase para reflexionar.

Una vez leí una historia que narraba la actitud de un padre cariñoso hacia su hijo, el cual, era muy afecto a las bromas pesadas con sus amigos, además de que era un joven que tenía muy mal carácter. Dicha historia encierra una lección de vida por lo que me permitiré reproducirla en provecho de todas(os) nuestras(os) amigas(os) y lectores(as)

"Cierto día después de que aquel hijo había llegado de la escuela manifestando abiertamente su mal carácter, su padre le habló cariñosamente y le dijo:- "Toma hijo mío, guarda esta bolsa con clavos y este martillo, y cada vez que sientas que pierdes la calma, ve a la cerca de atrás de la casa y clava un clavo en ella. El primer y el segundo día el joven clavó 37 clavos en la cerca, y cada día que pasaba, clavaba otros tantos. ¡Aquello le parecía algo realmente muy divertido! Sin embargo, con el paso de los días, poco a poco, fue calmándose porque descubrió que era muchísimo más fácil controlar su carácter que clavar los clavos en la cerca. Finalmente, llegó el día en que el muchacho se sintió tranquilo, ese día no perdió la calma para nada y dejó de clavar en la cerca. Esperó a su padre para contarle que ese día la cerca se había salvado; así se lo dijo en tono de broma a su padre:- ¡Muy bien hijo mío, te felicito, has hecho lo correcto! Ahora, hijo mío, te sugiero que por cada día que controles tu carácter, vayas a la cerca y saques un clavo de ella y luego me dices cómo te sientes. Pasaron varias semanas y el joven pudo, finalmente, decirle a su padre que ya había sacado todos los clavos de la cerca. Entonces el papá llevó de la mano a su hijo hasta la misma y le dijo:

-¡Mira hijo, has hecho bien...-!, pero fíjate en todos los agujeros que quedaron en la cerca... ya nunca será la misma de antes. De la misma manera, cuando dices o haces cosas con fuerza y enojo, dejas una cicatriz en las personas, así como estos agujeros en la cerca, es como meterle un cuchillo a alguien, y aunque lo vuelvas a sacar, la herida ya quedó hecha; y no importa cuantas veces pidas disculpas, la herida está ahí...

¡Una herida física es igual de grave que una herida verbal! Recuerda hijo que hay un milagro llamado amistad que se abriga en el corazón de todos los humanos, no sabes cómo ocurre o cómo es que comienza, pero sabes que es algo especial, que te levanta y es cuando te das cuenta que la amistad es el regalo más preciado de Dios. Los amigos son una joya muy rara. Ellos te hacen sonreír y te animan a que tengas éxito en lo que deseas, saben escucharte, comparten sus palabras de aprecio y ellos siempre quieren abrir su corazón hacia nosotros. Muestra a tus amigos lo mucho que los quieres... demuéstrales a tus amigos cuánto los amas y lo que significan para ti".

Bonita y aleccionadora historia, ¿verdad? Debemos aprender a amar a las personas en lugar de lastimarlas, pues las heridas del cuerpo pueden curarse a pesar de que quedan marcas que las recuerdan para siempre, sin embargo, las heridas del alma no cierran nunca jamás.

Autor:
Dr. Jorge R. Meléndrez Quezada
Rector de la Universidad de San Miguel
Culiacán, Sinaloa, México.

lunes, 2 de agosto de 2010

Aprendiendo a perdonar



Aprendiendo a perdonar.

¿Porqué existen recuerdos, situaciones, acontecimientos y personas, que más que huellas, han dejado heridas en el alma y se convierten en la piedra en el zapato que no nos deja avanzar, puesto que duele y lastima cada vez que intentamos caminar?… es necesario y urgente aprender a perdonar.

¿Y qué es el perdón?, es la medicina que sana el dolor del alma, es el sentimiento que devuelve la esperanza, es el milagro que renueva o restaura, es la magia que nos permite recordar sin sufrir, y muchas veces olvidar aquello que tanto nos hizo llorar, nos robó la fe en el amor, en la amistad, en Dios, en uno mismo o en los demás.

Por ello debemos aprender a perdonar; quizás a Dios, no porque haya hecho algo mal… sino por aquello que lo hemos de culpar: enfermedades, accidentes, consecuencias de los errores de la humanidad, infertilidades, hijos con características no esperadas, abundancias o carencias, inconformidades propias que nos impiden encontrar la paz. Hacemos de nuestra oración un muro de lamentos, nos alejamos de Él porque no logramos entender o discernir cuál es su voluntad, le culpamos de los errores de otros…

Para poder renovar nuestro interior, es preciso liberar de toda culpa a Dios, aprender a descubrir y experimentar su inmenso amor y encontrar en Él, la sanación interior…

Hay casos en los que nos cuesta reconocer, que es a nosotros mismos a los que debemos perdonar; porque nos culpamos de muchas de las cosas que pasan a nuestro alrededor, juzgamos muy severamente nuestros errores, nos atormentamos por lo que dejamos de hacer o hicimos mal; divorcios, muertes, separaciones, palabras dichas y otras que no se dijeron, flores marchitas, historias de amor y amistades que no lograron terminar de escribirse o que tuvieron un triste final… y nos quedamos estancados en el pasado sin poder avanzar; negándonos la oportunidad de empezar de nuevo, liberarnos, restaurar, renovar…

Perdonarnos, es ser capaces de aceptar e indultar nuestra propia humanidad; pasar la hoja, atrevernos a escribir un nuevo capítulo de nuestra historia personal. Para encontrar la paz del alma, hace falta perdonar también a los demás; la palabra que dolió, la traición que golpeó, la acción que la vida destrozó, el abandono que dejó vacíos internos, la omisión, la indiferencia, los acosos, el cansancio, la fragilidad humana del otro que tanto hirió, que robó la fe, la esperanza de creer en el amor, en la amistad, aún en el mismo perdón…

Perdonar al otro es liberarnos de sentimientos que causan mucho más dolor; porque nos encasillan en hechos que ya pasaron, en tormentas que cesaron, en diluvios y terremotos que aunque arrasaron con lo mejor de nosotros mismos, no todo se lo han robado; porque mientras nuestro corazón siga latiendo, tenemos la oportunidad de seguir viviendo, restaurando lo que está destruido, renovar el corazón herido, devolviendo la fe y la paz que se había perdido…

El perdón sale de nosotros mismos, de nuestra capacidad de amar, de volver a empezar… El aprender a perdonar surge de esa experiencia que tengamos del Amigazo Dios que nos enseñó a perdonar, saldando Él mismo, todas nuestras deudas, liberándonos de toda culpa, regalándonos la nueva vida en el amor que a diario nos manifiesta, en esa cruz, que más que condenarnos nos redime y nos libera…

Perdonar es empezar de nuevo, amar con tanta intensidad que hagamos del perdón el milagro que restaure nuestra vida, le devuelva la paz y la esperanza perdida; y nos llene de fuerza, de fe para hacer nuestros sueños realidad…. Por ello, revisa tu interior y piensa:

¿Qué te hace falta perdonar? ¿Qué te impide avanzar?… ¿Estás listo para empezar de nuevo, reparar, restaurar, renovar?…

Fuente:
http://almaalada.ning.com/profiles/blogs/aprender-a-perdonar

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