jueves, 22 de agosto de 2013

¿CUÁNDO ACUDIR AL PSICOTERAPEUTA?



¿CUÁNDO ACUDIR AL PSICOTERAPEUTA?

Qué difícil resulta entender por qué en las relaciones interpersonales fracturadas, unos se comportan mal y a otros les tiene que doler la cabeza, o bien; cuando se trata de relaciones sentimentales, en la pareja:  ¿Vale la pena sufrir por hacer de una persona nuestra prioridad, cuando nosotros  somos sólo una opción en la suya?

Por supuesto que plantearnos estas reflexiones nos lleva a tomar en cuenta otros factores importantes que influyen en el estado de ánimo de las personas: La cultura, la formación, el entorno, los principios, los patrones conductuales del hogar que son aprendidos, etc. y es entendible que algunas personas estén molestas tristes y resentidas... o ¿Deben estar agradecidas, cuando encima de todo hay una cobranza constante de celos absurdos, competencias, usos y abusos, sintiéndose algunos hasta con derecho de "reclamar" o de agregar supuestos que tal vez ni existan?... en fin... 

Aquí la parte medular de este asunto es que el hombre o la mujer no saben cómo actuar, ¿qué hacer o qué pensar cuando sienten que el otro les ha fallado?. ¿Pero será que realmente les ha fallado? ¡Investiguémoslo!, no tenemos necesariamente que quedarnos con la duda abierta como si fuera una herida que nos va doler  y nos seguirá doliendo más allá de la piel, hasta que lo aclaremos o hagamos un cierre de ciclo en esa experiencia.

Al respecto es conveniente pensar en la posibilidad de acudir a un especialista en psicoterapia humanista, que incluye Gestalt,  Psicoterapia Centrada en la Persona, Psicoterapia Corporal, Bioenergética, Cognitivo-Conductual, o Logoterapia y hasta Psicoterapia Transpersonal, etc.,  Acudir a consulta terapéutica, para que este especialista le ayude a clarificar sus ideas, a que organice sus pensamientos, sus sentimientos y a manejar sus emociones, a sanar su autoestima, a desbloquear todas sus neurosis, que aprenda a respirar, a relajarse, a concentrarse, a autorregularse en momentos de crisis y emergencias. 

Desgraciadamente los introyectos y los sistemas de creencias mantienen atados a los seres humanos: "Creo que yo no estoy loco para asistir a una terapia", "Yo no estoy deschabetado para ir al psicólogo" "¿Porqué tengo que ir psicoterapeuta o al psicólogo si yo estoy cuerdo?... ¡Claro que está cuerdo! y qué bueno que lo esté, y es precisamente porque está "cuerdo" que está pidiendo atención, ayuda, orientación para mantenerse sano mentalmente y aprender a tomar decisiones correctas, ¿cuántas veces dejamos de actuar porque no sabemos qué hacer?

"Si hago esto o lo otro me puede ir peor", "Si dejo de ir a tal o cual lugar, me lo voy a perder pero ni modo, no me animo a ir por lo que pueda suceder", "No sé qué será mejor, si decírselo o callar", "Si doy mi opinión a lo mejor voy a decir puras tonterías y se van a reir de mí", "Si como esto, ¿me hará daño?", Si me pongo este pantalón ¿Me veré bonita?, ó ¿Qué van a pensar de mí si no me modernizo?, o en el peor de los casos: "Mejor no salgo a la calle porque tal vez me puede atropellar un coche".... ¡Por Dios!, ese montón de actitudes, no son más que el producto de una tremenda inseguridad y una muy baja autoestima.

Y principalmente esto sucede más a menudo en las mujeres indecisas que sufren de miedos y temores por todo y por todo, incluso a tenerle miedo al mismo miedo. Pero las cosas no van a caerle solas del cielo, se tiene que tomar decisiones, comenzar a hacer lo que me toca hacer, tener disposición para darme cuenta de que necesito cambiar algunas cosas en mi vida si es que realmente quiero modificar mi conducta y tener resultados diferentes, tengo necesariamente que hacer las cosas de otra manera, buscar otras alternativas otros espacios, otras personas, etc. Ya que no hay mejor forma de no encontrar lo que buscamos que buscando donde sabemos que no está. y habremos perdido el tiempo miserablemente.

Sucede a veces tambien todo lo contrario con las mujeres que son y se sienten "Salvadoras", pero con necesidades de adaptación y de aceptación, actúan de buena fe, pero es lógico que allí hay un trasfondo interesante que analizar, ¿Por qué o para qué les gusta ser protectoras o salvadoras?, ¿Porqué  o para qué necesitan salvar siempre al otro? ¿Cuál es la ganancia primaria o secundaria que busca con esa actitud?, es decir: Hacerse una pregunta importante: ¿Qué tanto necesito que me necesiten? y punto.

Total que la terapia se hizo para que no se necesite y eso es todo.

Con mis atentos saludos,
Psic. Doral.

miércoles, 14 de agosto de 2013

¡ NO QUIERO SABER NADA DE TI !

 


¡NO QUIERO SABER NADA DE TI!


"¿En qué te fallé?, ¿En qué parte de nuestra relación nos perdimos? Cada quien tomó su camino cuando iniciaron tus exigencias, tus presiones, tus acosos psicológicos, tu hostigamiento, tus reclamos constantes y repetidos, tu afán y tu obsesión enfermiza por vivir mejor. ¿En qué me equivoqué tanto contigo?, o ¿En qué nos equivocamos tanto los dos? ¿Porqué cambiaste tanto?

Tu ambición desmedida me estremecía el alma cada día, haciéndome sentir responsable de que nuestro hogar lo consideraras un "Arnero"... un "Cuchitril", un "lugar inhóspito para vivir" (según tus sueños de grandeza), y fui infeliz a pesar de mis esfuerzos inútiles para que a tí y a nuestros hijos no les faltara nada, no te privaras tú de nada, incluso sin importarme tampoco que no me tomaras en cuenta para nada.

¿Qué más esperabas de mí?, toda mi vida, mi tiempo y mis ingresos eran tuyos, te entregaba todo mi sueldo, mis atenciones, regalos, detalles... Y querías más, querías competir con el estrato social de otras personas que tú conocías y con las que alternabas.  ¿Cambiar de trabajo constantemente buscando un mejor estatus y un mejor ingreso?, -SI-  y tampoco fueron suficientes para ti. ¿Entonces qué otra opción tenía yo?

Tuve que irme lejos, viajar para traer a casa ingresos superiores a los que realmente se necesitaban en el hogar que yo soñé contigo, y desde el lugar donde yo anduviese trabajando y  en las condiciones en que me encontrase, siempre estuve pendiente de tí, de tus solicitudes, de tus "necesidades" y  me preocupé de que nuestros hijos tuvieran un techo decoroso, educación en colegio privado, ropas de marca, alimentos, calzado y atención médica, un buen coche de modelo reciente para que ustedes tuvieran en qué movilizarse o cumplir con los compromisos escolares y sociales que tú, mi mujer se daba el lujo de ostentar y a la que acostumbraste a nuestros hijos.   ¿Qué importaba cómo me sintiera yo o cómo me matara trabajando de sol a sol y de luna a luna sin descansar, para conseguir los dineros y qué ustedes pudieran llevar esa vida?, ¡Créeme no me importaba porque los sabía felices!. 

Pero ¿Te preguntaste alguna vez cómo me sentía yo, o cómo llegué a sentirme ante tus delirios, tus excentricidades y tus sueños de grandeza? ¿Te importó alguna vez saber si yo había comido o dormido bién o dónde o en qué condiciones me encontraba: Si estaba cansado, solo o enfermo?, ¿Te doliste de mí alguna vez cuando me viste asfixiado, deprimido, ahogado en deudas aquí, allá y acullá, deudas que tú sabías eran por reemplazarte productos, servicios, muebles y enseres que tú considerabas obsoletos en nuestro hogar?.  Tus ahorros personales eran intocables, y callé, te lo respeté, "era mi deber darle todo a mi esposa", yo lo que más quería era tener una familia integrada, relajada, holgada, tranquila... ¡Una familia unida y feliz! y vaya que lo conseguía, sólo cuando depositaba todos mis dineros en tu cuenta bancaria. Todo lo tuyo era tuyo, y todo lo mío, también era tuyo... ¿Y yo qué?...

Los contratos laborales llegaban a su término y yo volvía a casa con la piel tostada, los bolsillos vacíos, los pies deshechos por el cansancio y con enormes deseos de disfrutar del calor de mi hogar, de la presencia de mis hijos, del amor, del cariño y  atenciones de mi amada esposa, a la cual entregué todo: Cuerpo, alma, sentimiento, razón y más... ¡Te dí todos los frutos de mi esfuerzo como profesionista, mi amor y mi fidelidad como hombre y como caballero, te fui fiel y te adoré!... ¿Qué hiciste conmigo? ¡Yo te lo diré!.  Con tu frialdad afectiva me convertiste en el flojo, desorganizado, sucio y conformista, en el hombre antisocial, en el hombre inestable, el mal padre, mal esposo, mal amigo, me convertiste en el peor, me convertiste en un hombre minimizado, ninguneado, limitado, anulado, hasta aquella noche que...

Confundido por tus llegadas tarde a casa, molesto constantemente por tus excusas y pretextos para quedarte a dormir en casa de tus amigas o de tus padres, angustiado y preocupado porque siempre tenías algo que hacer fuera de casa, tu trabajo, (eres jefa se me olvidaba), a altas horas de la madrugada mi mujer estaba ocupada en reuniones de oficina, cenas de negocios o trabajos de su "maestría", etc. ¿Qué raro no?, ¡Siempre atendiendo a tu círculo de amigos divorciados",  y mis hijos al cuidado de quien se dejara, ¿qué importaba fuera tu familia o la mía?. ¡Qué tristeza decirlo así!, a mi mujer ejecutiva parecía no importarle nada, ¡Ni siquiera que yo estuviera de regreso en casa!.

Y en la espera de verte llegar, aquella noche (casi media noche), llega una señora a tocar la puerta de nuestro hogar, ¡NUESTRO HOGAR!... ¡jó, qué ironía! se presenta ante mi persona como la ex-esposa de tu amante, y según ella: Un malandro vividor, estafador, vicioso golpeador y adicto quien sabe a cuántas cosas, me dio los datos de dónde y con quién te encontrabas en esos momentos y la información exacta, completa y cierta de todos los días que no llegaste a casa y todas las concesiones que le tienes a ese hombre, otorgándole regalos y hasta llevándole comida, cuando a mí me tenías aquí esperando como un perro a su dueña, solo, hambriento de tí... desconsolado, entristecido, deprimido y todavía encima buscando justificaciones para tí. ¿Pero cómo justificar lo que es injustificable?, ¿Cómo entender lo que no tiene razón de ser? y ¿Cómo perdonar lo que es imperdonable?

¿Cómo crees que me sentí?, ¿De qué crees que me dieron ganas en ese momento?, ¿Debo acaso estarte agradecido y no resentido por tu marcado desinterés, tu falta de atención, tu falta de respeto, tu burla, tu uso y tu abuso a lo que no tenías ninguna necesidad de llegar?, y dicho sea de paso, poner en riesgo tu seguridad, la de mis hijos y hasta la mía propia.  Júzgame entonces tú a mí, si puedes... Júzgame y condéname ante mis hijos porque he abandonado la casa, no me defenderé ante ellos, ni te justificaré ni te defenderé más ante los tuyos, ¿Qué explicación vas a darles?, ¿Que fuí yo quién generó tu actitud por demás prepotente, deshonesta, ambiciosa e infiel?... ¡No vales la pena! ¿sabes?, quédate con tus títulos y tus cartones, deseando que te sean suficientes para que algún día te hagan ser una mejor persona y que ellos te salven del juicio final que tus propios hijos te harán algún día y con respecto a mí... por lo pronto... ¡Ya no quiero volver a saber nunca más nada de tí!."

Como esta carta escrita por un hombre lastimado en su dignidad, herido, ofendido en lo más profundo de todo su ser, el odio, la desconfianza, el resentimiento, el desencanto, la ira y la frustración ocupan un gran porcentaje de emociones que llevan al hombre mismo en general a "desilusionarse de la mujer" y en especial de aquella mujer que a pesar de haber terminado una carrera profesional, a pesar de haber concluido especialidades académicas como maestrías, doctorados y más... Mujeres que incluso han traído hijos al mundo, aún no han sabido madurar, ni valorar al hombre sencillo, amoroso, entregado, al hombre que con miles de sacrificios ha luchado por forjar un mundo mejor para sus hijos y los hijos de sus hijos, un hombre que ha ido contra corriente por sobresalir para los suyos y que no ha hecho otra cosa más que dar y servir más y mejor de lo que se le ha exigido.   Un hombre golpeado donde más duele, noqueado en su hombría, pulverizado y burlado en lo más íntimo de su ser, propenso a convertir su vida ahora en un desierto incierto de pensamientos sin luz, sin rumbo y sin destino.

MENSAJE:
Mujeres, esposas, novias, amigas, os invito de todo corazón a valorar lo que tenemos ahora, a darle su lugar a nuestros hombres, a cuidarlos, a amarlos, a respetarlos a promoverlos, ¿No dicen que detrás de un gran hombre siempre hay una gran mujer?, pues demostrémoslo ¿no?, es lo menos que podemos hacer.  Eso es todo.

Gracias al protagonista de esta carta, muchísimas gracias Bendito Gran Ser, como hombre es Usted más grande de lo que parece.  ¡Animo campeón!,  Usted vale mucho y por siempre merece todo mi cariño y mi respeto.

Psic. Doral.

martes, 6 de agosto de 2013

¡ ESTAS SON MIS CONDICIONES !



¡ESTAS SON MIS CONDICIONES!

"Yo debería de amarte sin condiciones. Eso es lo que hizo mi abuela y lo que aprendió a hacer mi madre, y mira cómo nos fue a todas. 

Yo quiero amarte, deseo amarte pero éstas son mis condiciones: 

Me conociste y te gusté. Una vez que me tengas segura no quieras cambiarme el peinado, el maquillaje, mi forma de vestir o mi forma de hablar o caminar. Esta soy yo y seguramente voy a modificarme y a evolucionar pero por ningún motivo cambiaré mi esencia. 

Nunca pidas que renuncie a mi familia. De ahí provengo, son mi origen, mis raíces y lo que soy lo aprendí de ellos. El valor de mi familia me ha convertido en lo que ahora soy y será el pilar de la familia que estoy formando contigo. 

No me pidas que deje a mis amigos y que renuncie a ese espacio que me nutre y me llena. Esa parte de mi vida también es una parte de mí y me encantaría compartirla contigo. 

Si llegamos a pelear, no me humilles dejándome de hablar. Tu silencio abre un hueco enorme que seguro yo llenaré preguntándote y preguntándome qué hice mal. Me dejas la enorme responsabilidad de adivinar qué te pasa y muchas veces no le voy a atinar. Eso es muy desgastante. 

Jamás te pase siquiera por tu mente que los golpes son una salida para un conflicto. La violencia es el enorme fracaso de la comunicación. Los golpes son la salida del cobarde y del macho y yo no elegí un macho, yo elegí un Hombre. Si lo intentas, entonces tendré que aceptar que me equivoqué y te otorgué un título que no te merecías. 

Existen grandes posibilidades de que nuestra situación económica se modifique. En caso de que yo llegue a tener una mejor posición que tú, no tendré ningún problema en apoyarte como tú lo harás en otros momentos. 

No pienses que te estoy manteniendo y no te sientas mal. En la relación existen complicidades y esta será una de ellas. Sin embargo, empezaré a sentirte como mantenido si veo que dejas de luchar y te hundes en la mediocridad. Y si en la economía, el fuerte eres tú, créeme que será un motivo más para admirarte pero no el único motivo. 

Nunca condiciones tu aportación al hogar para controlar o para castigarme. El dinero puede ser una forma de controlar y manipular a otros pero no a mí, no a tu pareja. Si por alguna razón muy importante como lo es la familia tengo que renunciar a mi profesión, empieza a reconocer mi faceta de madre y de ama de casa; y recuerda que si pudiera pasar recibo de honorarios por cada actividad, no habría sueldo que pudiera cubrir servicios como Cocinera, recamarera, chofer, Psicóloga, lavandera, doctora, sexoservidora y muchos etcéteras. 

Sin embargo mi pago será tu reconocimiento y tu amor, tu respeto y el tiempo que como pareja seguiré necesitando para nutrir nuestro amor. La pasión es la mejor forma de mantenernos unidos y emocionados. El sexo con amor sigue siendo la mejor experiencia. 

Te pido que en el sexo nos acompañemos, nos cuidemos. El mejor momento de la relación no es el orgasmo como todos piensan, sino ese abrazo en el que nos fundimos después del clímax. Háblame siempre con la verdad. No es la infidelidad la que lastima, sino el engaño y la decepción que vienen junto con ella. 

Cuando no quieras estar conmigo, tendrás tus razones; y muchas de ellas no tendrán que ver con que yo haya fallado, tú también tendrás pendientes que resolver, así que háblame con la verdad. Si encontraste a otra persona seguro es porque es distinta que yo, y la variedad siempre llama la atención, lo que nunca podré aceptar es que sea “mejor que yo”, porque alguien “mejor que yo” nunca lastimaría a otra mujer y no desbarataría una familia. 

Termina nuestra relación antes de iniciar otra. Seguramente en ese momento no lo sabré entender, pero con el tiempo te lo voy a agradecer. Mi autoestima se verá menos afectada si haces las cosas en ese orden. Yo te amo porque decidí amarte pero en mis condiciones no está forzarte a que me ames siempre. 

El amor que siento por mí misma me exige que si estás conmigo es porque deseas hacerlo, no porque haya tenido que contratar a un chaman o hacer un amarre para obligarte a hacerlo. No quiero amarte por mis carencias, nadie te obliga a cubrirlas. 

Quiero amarte desde mis convicciones. Sabiendo que contigo es maravilloso pero que sin ti también puedo salir adelante. Y por último mi condición como mujer es pedirte que me veas como lo que soy. Una mujer actual, inteligente y muy capaz; y que merezco que me amen por eso, no a pesar de eso. Cualidades que tú también tienes. No soy más pero tampoco soy menos. 

Soy tu complemento y acepto actuar de igual forma contigo. Así construiremos una nueva etapa en las relaciones personales. Nuestras hijas sabrán la importancia de dignificar nuestro género y nuestros hijos aprenderán los valores fundamentales del respeto a la mujer, lo cual creará relaciones más sanas y generaciones mas equilibradas. 

 Esas... Son mis condiciones... 

Texto de: María Esther Martínez Eroza 
Autora del libro "Sopa o Sexo".

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