Hoy tenemos una cita muy especial e importante con la más profunda de todas las reflexiones. Las invito a todas a pasear por los jardines del alma, cortaremos rosas de ilusión, respiraremos la fragancia del prana mañanero de las paredes de nuestra conciencia, acariciaremos la ternura de nuestra intencionalidad, besaremos nuestros sueños, y abrazaremos con suprema delicadeza a un gran señor que nos ama... él se llama: “Corazón”
El corazón amigas queridas, tiene sus razones que muchas veces no entiende la misma razón. En sus múltiples manifestaciones, Dios se hace presente en ese templo que la mujer lleva vivo en el alma, y puede tocarlo con sólo poner sus manos en el pecho, para sentir sus latidos vigorosos y saber que allí se genera el más grande de todos los milagros del mundo: “El Amor”
El amor a veces es como un niño ingenuamente pretencioso, posee una inocencia y una pureza sin igual, no mira a quien amar, ni anda seleccionando credos, razas, culturas, banderas, ni nacionalidades ¡El Amor ama porque es amor! Y suele a veces confundirse entre la gente para vestirse de besos en todos los corazones humanos.
Pero los corazones humanos a veces le cerramos la puerta, no lo dejamos entrar, lo reprimimos, lo rechazamos, lo limitamos, le cortamos toda posibilidad y finalmente lo anulamos, para rematar quejándonos o lamentándonos de que el amor no existe, pero... ¿Cómo que no existe?
Esto nos sucede a las mujeres, que le tenemos tanto miedo al qué dirán, al qué pensarán o al qué sucederá. Nos importa mucho escuchar opiniones ajenas, pero nunca se nos ocurre escuchar o consultar la opinión de nuestro corazón.
Entonces el corazón se va cerrando al amor y a la razón, el niño de oro sufre, llora, se desespera porque nadie lo entiende ni lo comprende. La mujer se protege con excusas y pretextos, no quiere aceptar la realidad de que el amor está allí, al alcance de sus manos, donde ella lo puede tomar. ¿Por qué no nos atrevemos a hacerlo nuestro? ¿Por qué tenemos que quedarnos paradas como tontas tras las vías de la vida, y dejamos ir de paso el tren de la felicidad, obviándola y necesitándola tanto?
¡Atención aquí por favor mujeres!… ¡Ojo con ésto!
¿El hombre que te gusta es casado? ¿Comprometido? ¿Te enamoraste de un hombre mucho más joven que tú? ¿O quizá es mucho más grande (viejo)? ¿Es acaso de un estrato social superior al tuyo? ¿Tiene otra religión? ¿Tú eres rica y él es muy pobre, o viceversa? ¿Será que tú tienes mucha preparación académica y tu tormento adorado no, o viceversa? ¿O acaso está inválido, es torpe, está enfermo, o es inmaduro? ¿Le temes porque él es muy mujeriego? ¿Es un casanova o un adicto al sexo? ¿O quizá te limitas de amar porque el hombre de tus sueños está lejos? etc.
Todas estas dudas, temores, excusas o pretextos que puedan presentarse para que tú tengas que llegar al grado de frenar tus sentimientos, de reprimir, de recriminar y hasta de castigar a tu corazón, ¡Mujer, pueden ser salvados!, sobre todo cuando los impedimentos para amar son por causa de la edad, o de las circunstancias ¿Cómo podemos salvar lo que siente nuestro corazón?, ¡escuchando sus razones!
Comentaba una gran amiga a la que siempre recuerdo con mucho cariño: “Si hay amor en el corazón, ¿Por qué frenarse tanto? ¿Acaso los hombres cuando se casan o tienen novias menores, tienen estas crisis de existencialismo? No creo, yo voy por el amor y la edad sólo son números”
Razones que la mente humana por supuesto no entenderá porque la mente humana vive de conceptos y tradiciones ya establecidas, muy arraigadas por cierto. Pero esos paradigmas pueden ser modificados en el mismo momento en que tú te lo propongas.
Oye, ¿Cómo es posible que tengas que ir por la vida como una marioneta, tomando en cuenta todo lo que otros dicen, hacen o dejan de decir y de hacer?, entonces ¿dónde quedan tus razonamientos, tus sentimientos y tus decisiones de vida? ¡Es lo que tú quieres lo que cuenta!, no lo que otros opinen o quieran de ti, o para ti. ¿Por qué dejar mujer, que otros piensen o decidan por ti?
¡Eres tú la que estás sufriendo y aprendiendo!
Es tu suerte la que está en juego, eres tú la que decides por tu vida, no otros. ¡Las decisiones sobre ti, las tomas tú! ¿Qué importa lo que digan o hagan los demás?
Ya no castigues más a tu pobre corazón mujer, busca las soluciones dentro de ti y no fuera de ti…. ¡Conquista a tu propio corazón y atrévete a ser feliz!
Mis respetos y cariño siempre.
Doral.