La carta.
(del baúl de los recuerdos)
Buenas tardes amada mía, o prefieres, SEÑORA MIA, no importa… sólo, quiero saber de ti, si no quieres dirigirte a mí, lo entenderé, pero lo que escribes… eso no me lo quites, por favor, por lo que mas quieras, toma las decisiones que desees, estás en tu todo tu derecho, sólo te pido, cuando recibas mis comunicaciones dime solamente: “Recibido” y sabré que lo leíste, como haré yo con lo tuyo, pero por DIOS, no quiero perderte, ya mucho es el peso que llevo encima y que me acompañará toda mi vida, no tengo la facilidad tuya de utilizar palabras y metáforas, esto es lo que puedo articular en estos momentos, no te diré cómo estoy porque ya lo sabes, sólo déjame oír tu respiración cuando recibas mis llamadas, sólo eso me tendrá vivo, perdón por todo… por todo, por hacer que sufras por alguien que no hizo lo que debió, ni lo que se prometió, perdón, gracias por todo… gracias por tu amor… gracias por existir, ¡te amo!
Respuesta:
A casi un mes de la fecha que trae esta carta, la leo ahora y también la anterior donde tú mismo te contradices y de paso me agredes de la peor forma: Me dices que soy una aprovechada plagiaria de tus letras y que yo me he dedicado a “robar” tus “supuestos poemas de amor”… ¡Por Dios! ¿Robarte yo tus poemas de amor, cuando las mismas letras son universales?, ¡Qué iluso quieres aparecer frente mí!
Reconoces abiertamente que no posees la habilidad para expresarme lo que realmente sientes, aduciendo que yo sólo soy un laboratorio donde experimento con sentimientos ajenos, incluyendo los tuyos, y yo te pregunto: ¿Realmente tiene sentimientos alguien que se expresa como tú lo haces, sin pensar siquiera en el veneno que escupen sus letras o sus palabras?, ¡Qué equivocado estás!, y ni siquiera sabes que lo sabes.
Siempre he tenido el valor de decir lo que siento tal cual soy: A veces triste, a veces alegre, a veces nostálgica, a veces niña, a veces mujer, pero las más… carcajeándome de las locuras que escribo, ¡Pero siempre siendo propia, siendo yo, y jamás copia barata de nadie!. Quizá mi principal error fue saturarte de cosas escritas, soy una loca de las letras y sabes perfectamente que le escribo a todo; es mi vicio, y lo sabes, escribir y maquillar con letras doradas todo lo que tocan mis manos... y hasta a una piedra del camino si me tropiezo con ella la levanto y la llevo a casa para escribir sobre su piel, ¿Cómo puedes pensar tan mal de mi?, ¿Con qué derecho pretendes lastimarme de esa manera?
He necesitado tiempo para asimilar las puñaladas recibidas por la espalda, y aún así, te expliqué con lujo de detalles porqué ya no quiero recibir nada de ti. Fueron muchas cosas juntas, y todo junto enloquece a cualquiera, pero nunca te mentí, nunca te engañé, nunca te plagié, ni a ti ni a nadie en ningún sentido, por el contrario… a ti te consta mi lealtad inquebrantable y sé que recordarás todo lo que te comentaba siempre: Mis desengaños, las traiciones por las cuales atravesé, golpe tras golpe, pedrada tras pedrada y en ti confié, vacié mi corazón como nunca lo hice con nadie porque creí que eras un hombre diferente y me equivoqué, ¡Lo reconozco! Fuiste tú quien más daño me hizo ¿Por qué?, ¡No lo sé! No había necesidad de tanto embuste, ni de tanto “pancho” si desde un principio me hubieras hablado con la verdad, te habría entendido créeme, ¿Pero qué vas a entenderme tú a mí?, puf… necesitarías estar dentro de mí para saber cómo me siento, me dolió mucho tu doblez, tu falsedad, ¿por qué motivos ilusionarme, cuando tu sabías que lo nuestro no podía ser? ¿Por qué? ¿Por qué por Dios Santo?, ¿Qué tan estúpida se me veía la cara?
Muchas cosas se rompieron dentro de mí; me dejaste (otra vez), suspendida entre en el cielo y el infierno, tal como me encontraste, y lamento mucho en verdad el tiempo perdido, sin embargo… ¿sabes? Mi corazón algo intuía muy en el fondo de mí, interiormente algo me indicaba que lo nuestro no podía ser, pero aún así quise seguir, estúpidamente ciega, incrédula, desconfiada, herida, rompiendo otra vez mi propio orgullo, pisoteando mi dignidad incluso, me las jugué a una sola carta, me aferré a ti sin importarme nada porque mi fe era más grande que todo, incluyendo la misma distancia geográfica que nos separa (era tan grande mi desamparo emocional), que me conformé con tus migajas de letras, me conformé dije, con una o dos líneas de tus letras cargadas de falsedad, y de halagos traicioneros, cada vez que se te daba la gana.
Un “amor” demasiado cómodo para ti, un amor cibernético en el que a mí se me fue en trocitos la mitad de mi vida, ¿Eso era lo que tú buscabas para divertirte?, pues gózate porque lo lograste con bastante éxito, controlaste a tu gusto la relación sin que tu esposa y tu hija se enteraran de tu doblez cínica, alevosa y ventajosa, y yo… una pobre ilusa a la que podías engañar y burlar a tus anchas, con tus falsas promesas, cuando yo más queria creer en ti, dándote más importancia de la que realmente tienes, ¡Tú no vales nada!, dejaste que tu musa soñadora, estúpida se formara cada día, tantos castillitos en el aire, dándole vida a mil ilusiones y envejeciéndose en la espera inútil de verte llegar o de tu palabra escrita. ¡El mayor crimen moral contra una mujer enamorada! ¡Asesino de sentimientos!... Niño del mal, ingenuo fraudulento y pretencioso, que después de todo, nunca conoció ni siquiera la piedad.
¿Pero sabes qué?, Dios que es tan grande en su misericordia divina hizo que quedaras atrapado en las redes de tu propio juego, te enamoraste de verdad... TE ENAMORASTE DE MI, y bendito sea el Cielo con todo su Poder y Gloria, porque tarde o temprano todo cae bajo su propio peso, mira tú; yo sigo viva a pesar de todo: "Amor que no mata fortalece" –dicen- Aprendí a vivir sin ti, aprendí a resurgir gloriosa de entre las cenizas como el Ave Fénix de las Sagradas Escrituras, ahora tienes tú que aprender a seguir sin mí... tienes muchos motivos para seguir, y ya no es mi problema que tengas tan poca visión y tan ciega tu razón atormentada.
No soy tan indolente ni tan pasiva como tú me catalogas en esa carta, yo no te deseo ningún mal a pesar de todo, ojalá que sepas algún día valorar lo que aún tienes: Tu señora esposa, tu hija, tus amigos, tu país, tu cultura, tu mundo. Trata de olvidar tantos recuerdos y recupera tu paz como yo he recuperado ya la mía.
No te extrañe pues, que hoy rompa mi silencio y veas que no soy la “hiena de las letras robadas y ladrona de sentimientos ajenos”, como tú me apodaste. Qué tristeza sentí al saber en el concepto tan bajo en el que me tienes cuando me dices que soy una aprovechada y una oportunista, cuando escribo o vivo del dolor ajeno, y que cómo me atrevo a escribir de esas cosas porque yo no conozco ese dolor… ¡Por Dios!... no sabes lo que dices, ¿Qué puede saber un hombre como tú, cómo se siente una mujer como yo cuando se atreve a responder con el corazón abierto, pero con las manos vacías?
No sabes lo que dices, pero tampoco quiero discutirlo porque ya no me interesa lo que pienses o dejes de pensar de mí; trata de vivir y ser feliz con lo que tienes allá a tu alrededor, ubica tu vida, céntrate en algo o en alguien que te ayude a vivir y olvídate de mí, porque puedo ser todo lo que tú quieras, y hasta la tonta que dices que no siente nada, pero te entiendo porque el dolor y la impotencia nos hace decir cosas que jamás imaginamos, yo misma lo he vivido en los momentos más tristes de mi vida, aunque no tengo tan negro el corazón como para decirte que no lo siento… ¡Claro que lo siento! Por ti, por mí, y por todas las mujeres engañadas del mundo, pero cada quien recoge lo que siembra, dices que estás solo, ¿qué podría yo hacer ya por ti?.
Yo al menos tengo gente sincera a mi lado que me ama de verdad, gente que no tiene tal vez títulos ni cartones como tú, ni ha trabajado para instituciones armadas ni marinas de guerra, pero que sabe cortar muy bien la leña del campo sin tener la necesidad de herir más al árbol caído, y sabe apreciar tanto como yo, los primeros rayos del sol, bebiéndose el rocío de cada amanecer, así soy y así me conociste, silvestre o rupestre, sencilla o arcilla, una flor de peral o magnolia del campo, capaz de venerar el aroma de una colina, o sentir piedad por las olas del mar cuando se estrellan contra las rocas y capaz de admirar las cosas más triviales, que quizá para otros, no tienen ningún valor. Soy la que tiene a su lado gente que se conforma con mi mano amiga y me ofrece su hombro para que yo pueda secar mis lágrimas. ¿Puedo pedirle más a la vida, o a Dios?
¿Que no te quite mis escritos al menos?, ¿Para qué quieres que te siga escribiendo? ¿Para que incrementes tu deslealtad, tu burla soez o tu cinismo cruel?... ¿Para eso quieres también que te siga recibiendo tus llamadas telefónicas?... ¿Para llenarte hasta la saciedad de tu pobre obra barata? o ¿Para reclamarme que fui yo la que se aprovechó de tus sentimientos? ¿Que los llevé a mi laboratorio particular y sacarles provecho propio?.... No, gracias hombre cínico, rufián y traidor, ya no quiero más nada contigo ni nada que venga de ti.... Te di todo mi poder que hoy te quito ¡Porque no vales nada... basura!
Tropiezo de enseñanza fue porque aprendí lo que se siente ser una estúpida incondicional, hoy ni en sueños volveré a repetir ese curso de amargo dolor…¡Ese es mi precio! ¿Cuál es el tuyo para que me dejes vivir en paz?
Doral.