viernes, 11 de mayo de 2012

¡Hola Mamá!



Hola Mamá:

He aprendido que la distancia ha hecho más fuertes nuestros lazos, quizás porque solo aprendemos a valorar las personas que queremos cuando sentimos su ausencia.

Por eso hoy, siento que te amo, más que cuando estaba muy cerca a ti, y no apreciaba lo que día a día me dabas, quizás porque sentí que estabas ahí siempre que te necesitaba.

Madre, muchas veces sentí estremecer al ver tus ojos brillar de amor, pues tu silencio era más elocuente que mil palabras.

A través de él, siempre escuché los mil te amo callados, y aunque tus labios se sellaban para impedir dejar volar tantas palabras que quisiste expresar, ahora te digo que no eran necesarias, pues siempre he sabido tu gran amor siempre presente.

Cuántas veces madre, en mis momentos de angustia, simplemente pasaste tu mano por mi cabeza, sin mediar palabra, para con ellas contagiarme de tu paz y tranquilidad.

Siempre lo lograste, sí; muchas veces sentí a través de ellas que todo se disipaba lentamente mientras sólo sentía amor que se expandía mágicamente hacia mí.

Quién como tú puede sentir cuando mis palabras expresan algo más que un saludo, que seguidamente tu acompañas de un ¿Qué te pasa mi’jo?, sin que pueda evadir contarte lo que tú sabes con sólo escucharme.

Quién mejor que tú para escucharme casi siempre sin mediar palabras, finalizando siempre con “todo va a estar bien mi’jo, ya verás, todo pasará” transmitiendo con esas palabras la fortaleza, tranquilidad y la certeza de que ya todo está bien.

Hoy quiero agradecerte madre, no porque mediste todo lo que necesitaba, sino porque me enseñaste a valorar lo que tenía.

No por llenarme de palabritas bonitas, sino porque me enseñaste a ver en cada sonrisa, en cada mirada, en cada palabra, el amor implícito en cada una de ellas.

No por llorar conmigo en mis momentos difíciles sino por enseñarme que más allá del llanto se necesitan soluciones. No por ocultar mis errores, sino por enseñarme a reconocerlos y enmendarlos. No por resolver mis problemas, sino por enseñarme que la responsabilidad de su solución era solo mía.

Gracias madre, porque gracias a tu ejemplo, aprendí que el trabajo no es un casstigo sino una bendición.

Gracias a ti aprendí que los hijos no son de nuestra propiedad, que un día ellos necesitan hacer su vida, y no por ello se deja de Ser… Madres.

Una vez más quiero decirte: “Te Amo Madre”, no por ser hoy un día especial, sino porque así lo he sentido todos los días de mi vida, y lo seguiré sintiendo más allá del tiempo, la distancia y la eternidad.

Dedicatoria especial a María Elena.

Autor:
Ing. José Enrique Hernández Rodarte, "El Quiquito"
Ministro Extraordinario de la Sagrada Comunión
Templo del Espíritu Santo, Culiacán, Sinaloa.
Tel. (6671) 32 03 87)




















jueves, 10 de mayo de 2012

¡FELIZ DÍA DE LAS MADRES!






¡FELIZ DÍA DE LAS MADRES!

Hablar del día de las madres, para algunas personas es evocar recuerdos exhumados que atormentan, pero que también encienden el corazón con una grata sonrisa escondida al recordar tantos momentos hermosos y el haber sido tan feliz.  Esos seres de luz que se han ido quedando en el tiempo, en el ayer, en la paz de Dios, aún duelen en el corazón cuando pensamos que mamá, la abuela, la hermana, la tía, la sobrina, la prima o la amiga, ya no están físicamente en este mundo, y que de alguna manera, cada año, en el día de las madres se les recuerda como cada día de nuestra vida.

Hablar del día de las madres, es hacer ilusión anticipada en el corazón, es preparar los bolsillos para ir a comprar los regalos que le llevaremos a la madre en su día: Un pastel, un arreglo floral hermoso, un vestido, un par de zapatos, una loción, su favorita, música, dulces o chocolates, y los más exóticos, joyas y pieles o lentes de carey, sombreros o estolas, o cual más, un coche nuevo para mamá, ¿o por qué no?, si se puede, hasta un viaje a donde ella más lo desease.

Hablar del día de las madres, es meterse a la cocina desde temprano,  poner linda y perfumada la casa y en algunos pueblos del mundo, reunir a la familia este día, sentarse alrededor de la mesa, compartir los alimentos y los buenos deseos de todos, para el ser más puro y sagrado que les ha dado la vida: LA MADRE, que ha velado por cada hijo, primero en el vientre y luego en sus brazos, con el más grande amor.

Hablar del día delas madres, es brindar honor a quien honor merece, por ese dulce dolor de entrañas al parir a su hijo(a). Es cantar loores al cielo por ese hermoso alumbramiento, es bendecir al sol por permitir la luz en un par de ojitos vivarachos y tiernos que pronto aprenderán a mirar el rostro tan amado, a sonreír con delicia y decir: ¡Te quiero mamá!

Hablar del día de las madres, es conocer a profundidad el significado de la palabra: AMOR, fácil de escribir pero difícil de llevar a la práctica para el hijo ingrato, ¿qué importa?, el Amor también significa PERDON, y la madre es una amazona, una guerrera experta para llevar a la práctica además, también esa palabra, por encima de todo, y a pesar de su propio dolor.

Hablar del día de las madres, es la más sublime emoción del ser humano de este mundo, un retrato en las manos, casi borrado a base de tanto ver, un pañuelo en el olfato... ¡Aún huele a ella!, una lágrima o dos ¿qué importa?, la madre viva o muerta siempre duele, pero es un dulce dolor que soba el alma, más allá de la piel.

Hablar de la madre en fin; es hablar de la más grande de todas las virtudes del planeta llamado tierra; porque ella misma es la tierra fértil donde sembrada la semilla, siempre está dispuesta a rendir sus frutos, sin pedir nada a cambio, o quizá sí; fuerza y amor para seguir dando luz  a la luz y vida a la vida, por encima de su propio sentir y a pesar de su propia vida.

"Si tú tienes una madre todavía, da gracias al señor que te ama tanto", (dice algún escrito por allí, no recuerdo de quién), pero si tu madre se ido ya de este mundo, hónrala y ámala más, porque gracias a ella, tú estás aquí, y aún puedes mirar el sol, y puedes respirar el aire, y puedes mirar la sombra de tus huellas, beber el agua fresca de los manantiales y bendecir a Dios, porque te dio el mejor de todos los regalos de este mundo; EXISTIR y haber conocido a esa gran mujer, que fue o sigue siendo tu mamá. ¿Quieres mayor bendición?

¡Felicidades a todas las madres del mundo!

Con mis respetos y cariño siempre,
Doral.

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