lunes, 21 de octubre de 2013

LA ETERNIDAD, ¿QUÉ ES?



LA ETERNIDAD,  ¿QUÉ ES?



"Sin usar palabras me habló. El mensaje me atravesó como el viento e instantáneamente comprendí que era verdad. Lo sabía de la misma manera en que sabía que el mundo que nos rodeaba era real, no una fantasía pasajera y sin sustancia"

El mensaje constaba en tres partes, y si tuviera que traducirlo a lenguaje humano, sería algo así como: Eres amado y apreciado enormemente por siempre; no tienes nada que temer; no hay nada que puedas hacer mal.

Lo que acabas de leer, querido(a) lector (a),  es un párrafo de la increible experiencia cercana a la muerte que vivió el neurocirujano de  Harvard, Dr.  Eben Alexander, narrada en su libro Proof of Heaven (Prueba del Cielo), -que te recomiendo-.  Su relato cambió profundamente mi manera de percibir ese concepto que, de tan vago, produce temor y desconcierto; me refiero a la "eternidad".

¿Qué es la eternidad? Al pensarlo desde nuestra limitada mentalidad, abonada por todos los sistemas de creencias que desde niños nos inculcaron, -al menos a mí-, imaginamos un lugar en el cual estaremos para "siempre" contemplando a Dios, perdidos en la infinidad del espacio y las galaxias. ¿Haciendo qué?, ¿Nada?...¡Nada!

Bien vista, la palabra "Sieeeempreeee" es igual de aterradora que la palabra "nunca", ambas, desde mi punto de vista, son el abismo. Recuerdo la sensación de vacío que a los diez años me provocó enfrentarme con dicho término al conocer por primera vez la  muerte con el fallecimiento del papá de mis primas -mi tío-; en esa ocasión tuve que considerar lo que significaba que nunca más lo volveríamos a ver.

Hoy, con un poco más de madurez y preparación, creo comprender mejor el concepto de "eternidad" y esto, en lo personal, ha sido un gran alivio y descubrimiento. Permíteme compartirlo.

Comprendo que si bien este cuerpo compuesto de huesos y tejidos, está destinado a deteriorarse sin remedio y es finito, dentro de nosotros hay una alma, un ser que pertenece a otra dimensión.  Hay una luz, un espíritu, una mente creadora, una causa, que en las religiones llamamos Dios, y que es el origen divino de la vida y todo cuando existe, del cual formamos parte y nunca muere.  La naturaleza de lo anterior está hecha de puro amor, belleza, bondad y perfección.

Entonces, en términos del cuerpo material como tal, somos un puñado de polvo, pero eso no es la vida.  Este pensamiento ha cambiado por completo mi concepto de la muerte, y me ha hecho comprender la idea de que "somos un ser espiritual teniendo una experiencia humana", como se dice en el libro: Un curso de milagros.

Desde esta perspectiva, es más fácil acercarse al concepto de "eternidad".  De hecho, todos la hemos experimentado por segundos en este plano de la existencia.  Por ejemplo, cuando sientes que el tiempo se congela al extasiarte con un paisaje, al ver la inocencia de tu hijo cuando duerme, al ver a tu nieto que corre a abrazarte con enorme gusto, al sentir el amor cuando abrazas y te recargas en el pecho de tu ser más amado.  

Eso es la eternidad, es unión, es gozo puro, es éxtasis, es penetrar en lo que el Dr. Alexander Eben nos revela en las tres verdades que comprendió en su encuentro con la eternidad.

Estoy convencida de que  el cielo o el infierno no son un lugar específico al que vamos de acuerdo con lo vivido; sino lugares mentales, de armonía o desarmonía que se viven hoy, aquí en la tierra.  Lo que llamamos eternidad es sólo el presente eterno. El amor es eterno cuando es amor, estamos hechos de amor y al mismo regresaremos. Es así que la eternidad es experimentar el amor ahora, procurarlo y gozarlo, es abrir la conciencia y darnos cuenta de que en la vida nuestra misión es extenderlo.


Fuente: 
Dra. Gaby Vargas.

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