martes, 5 de noviembre de 2013

LA IMPORTANCIA DE SABER RESPIRAR.



LA IMPORTANCIA DE SABER RESPIRAR.


Sucede que aprender a respirar, en verdad es una obra de arte, veamos:

Normalmente se nos olvida respirar, ¿verdad? estamos platicando, comiendo, duchándonos, caminando, trabajando y respiramos de manera mecánica, pero sin que nos demos cuenta que estamos respirando, se nos olvida que saber dirigir nuestra respiración, es el acto orgánico más importante y delicado para nosotros, estemos sanos y enfermos con más razón.

Normalmente respiramos con el tórax ¿cierto?, o sea levantando el pecho y metiendo el vientre. El pecho se abulta un poco cuando  inhalamos el aire por la nariz o por la boca o por las orejas, o por donde sea, ¿lo has observado?, el tórax se mueve hacia adelante y hacia atrás cuando respiramos, y lo consideramos  tan normal que ya ni nos llama la atención, vivimos porque Dios es muy grande, pero a nosotros ni nos importa darnos cuenta cómo respiramos y cómo es que vivimos... Pues déjame decirte que esa no es la forma correcta de respirar.

OJO... ¡Voltea y lee cuidadosamente aquí y ahora! que vas a aprender a respirar diafragmáticamente,  llamada también respiración abdominal.

La respiración diafragmática, o abdominal  (como su nombre lo dice), se lleva a cabo mediante el diafragma o vientre de la persona. Al inhalar el aire, deberá abultarse el vientre lo más que se pueda, o como se dice  coloquialmente, "sacar la panza", “inflar el ombligo”,  pero sin violentar el organismo, la inhalación debe ser por la nariz. Inhalar por la nariz y exhalar por la boca.

Este ejercicio de Respiración Diafragmática, consta de cuatro pasos a saber:
v  Inhalar por la nariz,
v  Retener un momentito el aire,
v  Exhalar lentamente por la boca y
v  Quedarse vacío.

Al inhalar cuidadosamente por la nariz, deberá hacerse con la mayor delicadeza y  conciencia posible del fenómeno que está sucediendo, observar cómo entra el aire por la fosa nasal, y de ser posible escuchar esa entrada de aire directo hasta el abdomen, para posteriormente retener un momentito, lo más que podamos aguantar, pero sin violentar nuestra forma de respirar. Esto es con el ánimo de darle tiempo a nuestro cerebro que se alimente con ese oxígeno que le estamos regalando y nuestras neuronas se pongan de  fiesta, se reactiven alegres y se sacudan su sueño  milenario y su pereza que habían tenido, para ahora trabajar activamente con vigorosa pasión, que emitan sus chispazos con vida, con fuerza, con conciencia y contento en su llevar mensajes a través de las redes neuronales compartiendo con otras neuronas esa fiesta, esa alegría, ese bienestar de  sentirse vivas, útiles y realizadas con el oxigeno nuevo que están recibiendo.

Lo explico mejor:

Repetir este ejercicio de 3 a 5 minutos diarios para empezar, (de lo contrario sentirás un poco de mareo, debes evitar eso), has de respetar ese tiempo para empezar, hasta que se aprenda a respirar con el diafragma.   Incluso se puede inhalar lo más profundo que se pueda y tratar de retener el aire unos segundos contando por ejemplo hasta siete, y después exhalar por la boca delicadamente hasta que salga el último corte de aire contando hasta siete… y así sucesivamente.

Repito:  Inhalar por la nariz, para meter la mayor cantidad de aire posible hasta el vientre, sacando la panza hacia adelante, con el fin de que el área pulmonar se expanda hasta el diafragma, se retiene el aire un momentito y luego se exhala rítmicamente y volvemos a repetir:  Inhalar y exhalar, sacando la barriga y no el tórax ¿entendido?

Este tipo de  respiración tiene sus bondades muy generosas como por ejemplo, al inhalar más cantidad de aire, los pulmones se ensanchan y envían más cantidad de oxígeno  al cerebro, y como es obvio el cerebro se despeja, se reactiva, la mente se serena, los pensamientos se apaciguan y las neuronas  se activan con más claridad, con más capacidad, con mejor ritmo y fuerza, los chispazos eléctricos de la corteza cerebral, producen sus torrentes sanguíneos limpios de toxinas, exhalando impurezas y el dióxido de carbono que es veneno para nosotros, y por lógica o por defaul, bajan los niveles de ansiedad y de estrés.

Entonces esos torrentes sanguíneos limpios y llenos de oxígeno, revitalecidos, se envían al corazón para que éste a su vez, distribuya sangre limpia y oxigenizada a todo el organismo. Este proceso es muy interesante y vamos a comentarlo en otro artículo próximo para que todas nuestras amigas vean cuál es la función real que tiene nuestro corazón. ¿De acuerdo?

Entonces, ya para concluir, nos hemos dado cuenta de que no sabemos respirar adecuadamente y que posiblemente  si lo hubieran sabido  antes, también hubiésemos aprendido cómo autoregular nuestros pensamientos, nuestros sentimientos y emociones, así nos  hubiéramos evitado muchos dolores de cabeza y muchos malos ratos, porque aparte de que llenamos de oxígeno nuestro cerebro, aprenderemos a relajarnos, a concentrarnos y suprimirnos nuestros propios malestares en vez de estarnos retacando de medicamentos tarde, mañana y noche, pastillas para la presión arterial, pastillas para la artritis, pastillas para el dolor de cabeza, pastillas para que se me quite el hambre, pastillas para dormir, pastillas para despertar, puf...

Es increíble la manera cómo todavía no sabemos valorar nuestras funciones orgánicas, ni hemos aprendido a hacernos conscientes de que somos máquinas humanas al servicio de un sistema, que debemos aprender a manejar bien todos nuestros complejos mecanismos, tanto físicos como psicológicos y hasta espirituales, para poder funcionar bien en todas las zonas de nuestra vida, y hacerlo con todo el amor que como personas nos merecemos y que por supuesto, también merecen quienes nos rodean.


Con justa razón aquí cabe una máxima que dicen por allí y que es muy cierta: "Eres lo que es tu vida", "Eres lo que piensas", "Eres lo que comes", "Lo que sueñas", lo que haces, lo que piensas hacer, lo que piensas comer, etc., pero bueno... mejor aquí le paramos. o esto se convertirá en una buena ensalada de dimes y diretes que no viene al caso, pero que sí, conviene aprender a aderezar nuestro corazón, mediante las ricas rebanadas de aire puro y fresco directo al paladar de nuestro bendito cerebro que es lo más valioso que tiene nuestra máquina humana. Porque si no lo hacemos nosotros, ¿entonces quién?,  si no lo hacemos ahora, ¿entonces cuándo?, si no valoramos nuestro vehículo (o cuerpo físico), que es donde vive y habita nuestro ser, ¿Entonces a dónde nos vamos a ir a vivir? 

Con mis respetos y cariño siempre,

Psic. Doral.

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