EL ESPÍRITU DE LA NAVIDAD.

 EL ESPIRITU DE LA NAVIDAD.

Ya entramos al mes de diciembre y como siempre, rebasándonos las prisas y carreras, lo vamos dejando todo para el último, siempre nos pasa así; sin embargo… es justo reconocer que también tenemos derecho de hacer una pausa en todas nuestras tareas y compromisos de vida, respirar profundo, hacer un alto en el camino y darnos la oportunidad de preparar el ambiente para recibir al Espíritu de la Navidad.

¿Quién mejor que la mujer para este hermoso menester?

 Bueno; reconocerlo ya es un gran honor, porque seguro la locura en casa es desde ya, se ha convertido en una vorágine sin sentido: Los chicos preparándose con las cartitas para Santa, los señores haciendo planes para sus vacaciones, los abuelos esperando el momento de que la familia se reporte con ellos y las mamás… ¡ay, las mamás!, haciendo mil cosas para cerrar el ciclo 2012 en todo sentido.

 Entonces, todo mundo por estas fechas, ya se disponen a festejar en grande, ya están pensando en los regalos, en las posadas, en las comidas de navidad, en la música, en los viajes, en los festejos, en los dineros que recibirán de “aguinaldo” en sus centros laborales y la efervescencia de la alegría está por estallar en cada corazón humano, pero… 

¿Se han puesto a pensar ustedes cuál es el verdadero origen real tiene esa alegría?, de dónde surge todo ese cúmulo de entusiasmo que brota de millones de corazones decembrinos que brincan de contento cada vez que va a finalizar un año más en nuestras vidas?. 

La respuesta es sencilla, se trata del Espíritu de la Navidad. Pero lo ideal, también fuera prepararnos no sólo con planes para realizar viajes, fiestas, compras y regalos, sino con preparativos físicos dentro de cada hogar, empezando por limpiar a conciencia, lavar alfombras y cortinas, pintar o tapizar (empapelar), las paredes de toda la casa, darles una buena lavada a los muebles, tirar todo lo que ya no sirve o donar las cosas que ya no vamos a usar, hay mucha gente que no tiene ropa ni calzado, no tienen comida, no tienen nada, y seguro… ¡les caería del cielo!... 

Debemos cambiar las plantas, decorar las macetas, aspirar, sacudir y lavar cada rincón de nuestro hogar (con agua y jabón), depurar el ambiente, pero depurarlo completamente de tantas malas vibras acumuladas durante todo el año en tantos objetos rotos que ya es hora de tirar. 

 ¿Cómo se limpian las malas vibras? 

En primer lugar, saber que nuestro espacio está profundamente limpio, ordenado, despejado e iluminado. Después ayudarnos con sahumerios para que la energía negativa acumulada se desintegre o se vaya de nuestro hogar. 

Encender el carbón, y cuando ya esté bien rojo, allí se echarán unas rajas de canela, albahaca y hojas de toronjil para que al quemarse hagan humo, (puede ser también con otra mezcla de ingredientes diferentes como la ruda, caña, manzano o flores de naranjo, limón o mandarina que es son elementales muy poderosos). Ese humo (llamado sahumerio) debemos pasarlo por todos los rincones del hogar, debajo de las camas, en las esquinas, dentro de los closets, en los armarios, etc. para que toda la energía negativa que se encuentre acumulada, se desintegre, y posteriormente abrir puertas y ventanas para que entre aire fresco y rayos de sol, revitalizando nuevas fuerzas y energías nuevas y positivas.

Ojo, mucho ojo... Una vez que termines de depurar esas energías negativas de tu hogar, date un buen tiro de agua con jabón, y lava inmediatamente la ropa que has usado para realizar ese delicado trabajo que te permitirá sentirte tranquila, relajada y (ahora sí) feliz, porque ya terminaste de preparar tu ambiente para recibir con pipa y guante al Espíritu de la Navidad en tu hogar que huele dulce, que huele tierno, que huele a pino (abeto), que huele a caña, que huele gloria, que huele a Dios. 

Con mis respetos y cariño siempre,

Doral.