martes, 27 de octubre de 2009

¡Sexo a la venta del mejor postor!




¡Sexo a la venta del mejor postor!


Este tema amigas queridas, pretende señalar directa y deliberadamente todos aquellos factores que implican, a que muchas mujeres de nuestro mundo se vean en la imperiosa, y triste necesidad de “vender su cuerpo por unas cuantas monedas, al mejor postor”.

Hemos visto en temas anteriores, que las virtudes fogosas, ardientes y pasionales del sexo son los elementos principales que representan la fuente de inspiración de toda mujer, mismo que posee en sí; la capacidad de seducir de manera directa o indirecta al género viril.

Los hombres, no todos poseen siempre ésta habilidad con tanta facilidad como lo podría ser utilizada como recurso de supervivencia que usan algunas mujeres en casos extremos, dependiendo también (en la mayoría de los casos), de los valores conscientivos de cada cual, los motivos y propósitos que cada uno a su vez tenga, para vender o comprar sexo.

Normalmente siempre es a la mujer a la que más se le etiqueta en este tipo de “transacciones comerciales” tan gastadas y comunes (la prostitución), a través del tiempo y de todos los tiempos, pero muy pocos son aquellos que tienen el interés y el valor de investigar profunda y seriamente, los motivos que impulsan a esas mujeres a hacer un “negocio” con su cuerpo. ¡Obvio, es más fácil hacer leña del árbol caído!

Esta es la historia de “Blanca”, una mujer proveniente de un estrato social medio bajo, hija única de un matrimonio campirano, que emigró a la ciudad en busca de trabajo para salir adelante.

Blanca se colocó en la ciudad, como empleada doméstica de unos ricos empresarios, donde sus quehaceres le permitieron estudiar un curso en el turno nocturno, obteniendo rápidamente su diploma de secundaria técnica. Su meta era estudiar una carrera profesional, pero sus deseos fueron truncados por el acoso sexual por parte de su patrón, quien bajo hostigamientos sexuales constantes y amenazas, la hizo suya por varios meses, hasta dejarla embarazada.

Ella tuvo que abandonar su trabajo para salvar su honor, y no se atrevió (por vergüenza), a regresar a lado de sus padres. Convirtió su “pecado” en un reto, asegurándose de un nuevo empleo que le permitió continuar sus estudios hasta terminar su bachillerato.

Con su bebé recién nacido en brazos y con todas las ilusiones del mundo en su corazón, Blanca conoció a un hombre por Internet, se trataron un par de meses, y éste le prometió amparo y protección para ella y su hijo, enviándole dinero suficiente que le permitiera viajar hasta su país donde supuestamente contraerían matrimonio.

No había motivos para dudar, aquel hombre representaba para “Blanca”, su tablita de salvación, él siempre había mostrado ser íntegro, amable, amoroso y responsable con ella. Y tan pendiente como había estado de su relación, ella no la pensó dos veces y corrió a su lado.

Pero grande fue su sorpresa al llegar a su destino; Blanca se encontró con un hombre frío, indolente y pasivo que la llevó a vivir a un cuartucho de mala muerte, donde el olor a humedad, alcohol y a tabaco, se aunaron a su miedo, a su terror, a su desconfianza, desaliento y a su frustración más total.

Aquel hombre amoroso que Blanca conoció por el Chat, había desaparecido, y en su lugar descubrió un ser sucio, déspota, exigente, calculador, malhumorado y maltratador. Pues al poco tiempo la obligó a prostituirse, consiguiéndole “clientes” y quitándole todos sus dineros.Como es lógico, a Blanca se le vino el mundo encima.

En un país extraño, sin conocer a nadie, con un hijo pequeñito que alimentar y cuidar, sin ningún recurso para huir, para salvarse de aquel cínico vividor que le había robado su vida a través de mentiras y engaños, ahora la tenía a su merced, la hacía vestirse y maquillarse burdamente obligándola con golpes y sátiras palabras hirientes a acudir noche a noche a un burdel de quinta categoría para vender su cuerpo al mejor postor, y de paso descuidar a su hijo que quedaba al cuidado del asqueroso sujeto.

La vida de Blanca es un infierno, su autoestima está por los suelos, y nos ha escrito en medio de un mar de lágrimas, ella desea regresar a su país al lado de sus padres, está dispuesta a confesarles toda su verdad y continuar con sus estudios, esperando pronto encontrar el camino para regresar a casa.

Ustedes amigas queridas, que gozan de un hogar estable, del cariño y respeto de un compañero amoroso, sincero y protector. Ustedes que conocen el precio del sacrificio por conservar a su familia, su integridad femenina y su valor como esposas, madres y mujeres bellas, ¿Qué le aconsejarían a nuestra amiga Blanca?

Saludos afectuosos con mi respeto y cariño siempre,

Doral.

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