domingo, 7 de febrero de 2010

¡Busco a un hombre, no a un papá!



¡Busco a un hombre, no a un papá!

¿Se han dado cuenta amigas lectoras de que la mayoría de los hombres por naturaleza propia siempre buscan a mujeres más jóvenes que ellos?, y las chicas jóvenes a su vez, por lo general prefieren a los señores maduros, a los hombres de edad, de experiencia, de respeto… y esto tiene su asociación en los llamados complejos de Edipo (ya no digamos de electra), ¡Qué interesante resulta entender todo esto!... veamos:

Parece increíble que la mayoría de las mujeres vivamos convencidas de que la estabilidad de la pareja radica en que nuestro compañero tenga hilos plateados poblando sus sienes, nos sentimos orgullosas de ello y hasta seguimos convencidas de que entre más “grande, fuerte y adusto” sea el compañero, más protección y amparo tendremos, más fiel nos será y más tiempo durará nuestra unión.

Llega el momento en que todo gira alrededor del afortunado caballero casi perfecto que tenemos a nuestro lado, nos acostumbramos tanto a depender de él, lo ponemos en un pedestal, lo queremos, lo amamos, lo adoramos, lo idolatramos, lo vemos casi como a un Dios y estamos pendientes de atender hasta la más mínima de sus solicitudes, pero...

¿Qué pasa cuando aquél hombre, seguro de su triunfo y su trofeo en mano, montado en sus caprichos empieza a celar desaforadamente a su mujer, a limitarla, a absorberla, a prohibirle, a asfixiarla con sus consejitos absurdos: “no quiero que gastes dinero en cosas innecesarias”, “Ya cuelga el teléfono”, “hoy no vas a ningún lado con tus amigas”, “si viene tu mamá dile que vamos a salir”, “haste cargo de los niños”, etc. Y la mujer sumisa obedece sin protestar para evitar fricciones.

¿Una mujer que ha perdido la vergüenza? ¡Por supuesto que no!, simple y sencillamente seleccionó como compañero a aquella persona con quien vive, porque de alguna manera reunía el perfil de su papá. Es igual de hacendoso y preocupado, le gusta vestir igual, tiene las mismas costumbres, hábitos y hasta vicios, la misma apariencia, come igual, duerme igual, ronca igual, hace las mismas cosas dentro del hogar… ¡Todo se lo recuerda! y hasta le llama la atención igual como lo hacía su papá. ¿qué significa que lo haya elegido como pareja?, significa que nunca terminó de vivir su niñez y que de alguna manera extraña y sigue apegada al pasado, ha quedado fijada y es por eso se refugia en su pareja… porque de alguna forma le llena ese vacío existencial, esa pulsión reprimida de su niñez, ¡son sus deseos frustrados!, sin embargo…

El problema no está en reconocer solamente esta situación, el problema estriba en que a estas alturas de su vida, la mujer debe superarlo, ¿y cómo va a superar esa situación si la pobre vive sometida, etiquetada, condicionada, incapaz hasta el cansancio de tanta dependencia física, emocional y hasta económica de parte de su compañero?

Es importante amigas lectoras darnos cuenta antes que nada, que la mujer no es un trapo de cocina, una toalla, “una cosa”, “un objeto” propiedad de nadie, ella es una persona con potencias, que está atravesando por una situación que debe ser analizada de manera seria y profunda, para que sea capaz de ser libre y responsable de sí misma, pero de ninguna manera es una mujer que ha perdido la vergüenza, o es una mujer arrastrada o extremadamente sumisa o torpe ¡Para nada!

La psicología humanista ve a las personas como semillitas muy preciadas, llenas de virtudes y principios ¡Belleza, virtud y promesa! dentro de cada una, y cualquiera que se lo proponga puede poseer la trascendencia a que tiene derecho, y también a la espiritualidad.

Por lo tanto mujer amiga, tú que me lees, repítete y apréndete de memoria esto si es posible: “Soy una persona con poder, con potencia, que estoy pasando por un proceso de maduración emocional, voy a trascender este problema que tengo (cualquiera que sea), porque merezco ser tratada como una persona y no como una enferma.

Finalmente no olvides, que tienes un CO-RAZON, y un RE-CUERDO (emoción y razón), dentro de ti, una razón cordial para enfrentar tus circunstancias de vida, cualquiera que sean, y si tienes que sacar a luz tu X-PRESION, e incluso deseas LLO-ORAR, hazlo, pero que sea por algo que valga la pena ¡hazlo por ti! y cierra tu ciclo de dolor y sufrimiento. El hombre es un ser que nació para la muerte, pero debemos dejar bien claro que la consigna para todos es aquí y ahora: ¡Vivir!

Continuará...


Con todo mi respeto y cariño dedicado al Dr. Javier Yañez Saucedo
Psicoterapeuta, Sexólogo, Conferencista, Coordinador General de Servicio Social y Catedrático de la Universidad Autónoma de Sinaloa (México)

Doral.

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