miércoles, 14 de diciembre de 2011

La alegria de la navidad.

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La alegría de la navidad.


La alegría, ha llegado con el mes de diciembre. El buen humor, la voluntad y la esperanza florecen de nuevo en el corazón de la gente que como cada año se prepara en estos días para recibir en casita a una fecha tan especial como es la fecha del natalicio de nuestro Niño Dios: JESÚS EN EL PORTAL DE BELEM.

Un factor importante para disfrutar la navidad es tener una actitud positiva, y que esa influencia la reciban los seres que nos rodean. No importa cuán grandes sean nuestros problemas, nuestras tristezas, nuestras decepciones, nuestras frustraciones, o soledades, la vida de Jesús, se convierte en una promesa que motiva y levanta a chicos y grandes, sin importar la raza, el credo, la bandera o la nacionalidad.

Científicamente se ha demostrado que estar de buen humor, es crear betoendorfinas y esas sustancias generan las actitudes positivas que pueden ser contagidas de una persona a otra. Una persona que ríe, transmite una buena dosis de vibras livianas a su alrrededor. Las buenas maneras, las palabras de aliento, de fe, de esperanza, de buenos deseos, de ilusión, de pasión y de amor, están cargadas de esa energía positiva que da vida en abundancia.

Es apenas normal que durante todo el año tuvimos por allí algunos reveses molestos que acabaron con una buena parte de defensas orgánicas y que tal vez al llegar estas fechas algunas personas se sienten cansadas, fatigadas, entristecidas, nostálgicas o melancólicas y hasta con deseos de llorar, y no es un motivo de preocupación, se vale desahogarse ¿por qué no?

La navidad es una época en que la gente quiere pasarla bién, pasarla feliz, buscar ilusión que nos dé fuerzas y salir del atolladero en que nos ha tocado vivir y fomentar el entusiasmo para esas personas no es cosa fácil -lo sé-, sin embargo es menester darse cuenta que nadie hará por nosotros, lo que nosotros mismos no querramos hacer y si no lo intentamos ¿cómo saber de lo que fuimos capaces?

Es bueno para la salud entonces, recordar los momentos bonitos, algunos de niñez, otros de adolescencia, otros de juventud, y quizá otros de vida adulta. Los mejores momentos dije, de la vida que ya hemos dejado atrás, pues recordar es volver a vivir y si hemos de recordar momentos bonitos, ¿porqué no compartirlos con los demás? hablar de antaño, reirnos de las tonteras que hicimos o dijimos, los osos que pasamos, los recuerdos que llegan a la mente en estas fechas, el olor a la leña quemándose en la hornilla, el chocolate de abuela, el sereno de la noche, el canto de los gallos, el ladrar de los perros, los chicos tronando palomitas y cohetes, la luna brillando en el cielo, el rico frío del norte o un buen atracón de buñuelitos enmielados, o el ponche caliente de la tía preferida. ¿Qué más recuerdan ustedes de sus épocas de navidad?

Mis mejores deseos amigas queridas, recordándoles que una mano cálida sobre la espalda, una mirada tierna o un apretón cariñoso de manos puede convertirse en un bálsamo que alivia en el corazón de la gente mayor que se siente sola en esta navidad. ¿Te gustaría convertirte en ese bálsamo amiga(o)?

Con mis respetos y cariño siempre,
Doral.

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