miércoles, 28 de marzo de 2012

¡Te quiero, o no te quiero!


¡Te quiero, o no te quiero!

Qué increíble parece la idea de tener que reconocer, que así como hay mujeres indecisas en cuestión de amor y de sentimientos, también hay hombres, ¡Por Dios!, esos hombres que siempre se muestran, (o pretenden mostrarse) tan independientes y tan seguros de sí mismos... ¡Resulta que no siempre lo son!, veamos:

"Doctora, estoy aquí porque estoy hecho un manojo de líos, me siento muy confundido, me case muy joven, mi esposa y yo tuvimos un hijo al que adoro, pero la relación no funcionó entre ella y yo por cuestiones de incompatibilidad de caracteres. Me sentí aburrido, perdí el interés en ella, discutíamos frecuentemente frente al niño y eso no era nada sano ni grato para él, ni para mí, y creo que tampoco para ella, decidimos separarnos en buenos términos, ahora funcionamos mejor como amigos.

Mi vida siguió adelante, creo que de manera normal, todo bien con mi familia, mi madre y mis hermanas. Decidí dejar mi trabajo como empleado, para instalar mi pequeña empresa donde me ha ido muy bien, soy mi propio jefe y no tengo grandes presiones laborales ni familiares, todo marcha sobre ruedas, pero...

Conocí a otra mujer hace dos años y empezamos a tratarnos, nos entendimos y entablamos una relación seria y estrecha, nos vemos frecuentemente, nos entregamos el uno al otro de manera intensa. Yo me sentía bien con ella al principio, la protejo, le doy dinero para sus gastos y al parecer ella también se siente a gusto conmigo, pero después de estar juntos, cada quien se va para su casa. Ambos lo acordamos así y no hay ningún problema.

El problema surge cuando ella me empieza a mostrar sus celos enfermizos e inseguridades cuando le pido tiempo para estar con mi hijo y atenderlo, creo que se siente desplazada, aunque son dos cariños distintos, eso genera mucha presión para mí, ella quiere verme a todas horas y yo tengo que atender mis asuntos, "me cae" en el negocio cuando menos lo espero, me llama por teléfono a cada rato o nos mensajeamos, le digo: "Dame tiempo, espérame tengo que atender algunas cosas", ella no lo entiende, cree que ando con otras mujeres, me chantajea con llantos, se hace la víctima, eso me hace sentir mal, me hace sentir culpable de su aparente sufrimiento, no sé qué hacer para convencerla de que en mi vida sólo existe ella.

Hablamos con ella sobre este asunto, le pedí que tuviera paciencia, pero su terquedad y acoso sentimental ha ido en aumento, sobre todo cuando le pido que dejemos de vernos un día o dos. Cualquier persona pensaría que ella se preocupa por mí, que me quiere, que no desea causarme problemas en lo más mínimo, y me hace pensar que es una buena mujer y la quiero, pero últimamente siento que cuando ella llega a mí, me empiezo a sentir asfixiado, angustiado, nervioso, tenso, inquieto, y francamente molesto, con una sensación de desagrado muy grande que no puedo ocultar ante los demás, e incluso cuando suena mi celular y sé que es ella, me empiezo a sentir mal, muy mal, allí están otra vez los nervios alterados y mi ansiedad fuera de control, las manos me empiezan a temblar, el corazón late fuerte, muy fuerte y empiezo a sudar abundantemente, me angustio, pierdo mi paz, me siento realmente enfermo, acorralado y hasta mi familia he involucrado en esto. Todo lo que he vivido esta última semana de mi vida, se ha convertido en un infierno para mí, perdí el apetito, no puedo dormir, temo que me estoy volviendo loco, ayúdeme por favor"

Todo un caso de histeria emocional, donde la actriz principal es la ansiedad. Nuestro protagonista de hoy, ha perdido el control de sus actos y emociones, pero hay reflexión y puede haber un cambio. Se siente ahogado de angustia, de desesperación, de depresión e inseguridad, de miedos y paranoia. Teme por su seguridad física y mental. Se siente culpable, pues piensa que es él, quien está ocasionando trastornos afectivos a su novia y molestias a su suegra. Se siente atrapado en un callejón sin salida y con justa razón, ya que en su relato nos muestra la evidencia de un gran temor: El de perder no sólo el control de sus actos y emociones, sino hasta su autonomía y autoridad sobre sí mismo.

Aquí cabe preguntarse:
¿Qué es y cómo funciona el aparato psíquico de cada persona?

El aparato psíquico es la mente, y las estructuras mentales están compuestas de pensamientos, sentimientos, recuerdos, creencias, programas, planes, miedos, temores, sueños, fantasías, fobias, inteligencias, ideas o ideales, sabidurías, conocimientos, quimeras, tabúes, entendimientos, asimilación, etc. y cada aspecto tiene su escala, su medida, su grado o su coeficiente intelectual, es decir, su capacidad de comprensión, y no todas las psiques humanas tienen las mismas medidas o capacidades de comprensión por supuesto, y en cada psique, o mente humana, hay organización o desorganización, dependiendo de cómo se toma la vida, con todas sus circunstancias.

Cuando decidimos tener organizada nuestra mente y nuestros pensamientos, hay orden dentro de nosotros, hay practicidad, localización, puntualidad, transferencia, claridad conceptual y funcionalidad, todo está en orden y hay salud mental, todo funciona a la perfeccción aún con todos los tormentos y cansancios del mundo, porque tenemos fortalezas, rapidez, voluntad y fe en nosotros mismos para hacer las cosas, pero...

Cuando hay desorganización mental en el aparato psíquico, es evidente el desorden interno,y externo, las resistencias internas y externas, el tremendo desorden en la que tenemos nuestra vida y nuestras cosas. Si acostumbramos tener nuestra casa y nuestro cuarto revuelto de cosas, indica que asimismo tenemos la mente, no hay orden, todo es un caos, hay muchos enrredos y confusiones, no hay claridad sino por el contrario, nos sentimos enajenados y confundidos o disfunsionales, vivimos en la oscuridad y sujetos a la negatividad, a las quejas, a las excusas y pretextos, a las debilidades, a la lentitud y por supuesto a la involución de nuestras vidas.

Aquí, juegan un papel importante tres aspectos: El pasado, el presente y el futuro, y tiene mucho que ver nuestra historia de vida con todos sus patrones conductuales y principios, su formación y su programación o estilos de vida, en todas sus áreas o zonas:

La zona afectiva,
La zona emocional,
La zona física, orgánica o de salud,
La zona o aspecto social,
La zona psíquica o psicológica.

Cada zona nos aporta suficiente material de donde investigar, cómo es que estamos funcionando en el aspecto familiar; en el área laboral, en el área académica, en el área sentimental y afectiva incluso, y cómo funcionamos con nuestro entorno, o sociedad, y no sólo eso, sino hacernos una pregunta principal: ¿En qué descansa mi vida?

De la respuesta dependerá el seguirnos preguntando: ¿Qué es lo que realmente quiero en mi vida?, ¿Con qué fortalezas o herramientas cuento?, es decir: ¿Qué tengo y qué cosas no tengo?, ¿De qué medios me voy a valer para lograr lo que quiero tener en mi vida? ¿Dónde y cómo me encuentro ahorita en este momento, y hacia dónde me quiero dirigir?

Aquí es precisamente donde vamos a encontrar las respuestas tan esperadas: Cuál es mi objetivo, o qué metas persigo y caray, allí estarán los logros al alcance de tus manos y donde sólo tú los puedas tomar. ¡Son tus logros!, son tuyos, te pertenecen, ¡Tómalos!, y si tú quieres, todavía tienes una última opción: ¡Poder compartirlos con la persona que más te necesite! ¿Qué importa entonces si te quiero o no te quiero?

Con mis respetos y cariño siempre,
Doral.

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