jueves, 8 de octubre de 2009

¡Abrazando mis recuerdos!


¡Abrazando mis recuerdos!


¿Lloras por tus sueños rotos mujer? ¿No puedes olvidar a tu gran amor? ¿El hombre que amas está lejos y no puedes estar con él? ¿Tu vida se ha convertido en un infierno al sentirte tan sola, desamparada y tan triste? ¿No puedes encontrar al amor de tu vida? ¿Anhelas quizá vivir en otra situación? ¿Quieres retener el pasado de tu vida casi a la fuerza? ¿Te causa sufrimiento recordar a quien amaste y te abandonó? ¿Te engañaron o te traicionaron en lo más profundo de todo tu ser? ¿Por qué sufres? ¿Por qué lloras mujer de luz? ¿Será que no encuentras tu cauce ni el sentido a tu vida?

El sufrimiento, la desolación, la tristeza, la desesperación, la impotencia, la soledad, el abandono y las lágrimas se convierten en el alimento diario para la mujer que lleva a cuestas, alguno de estos factores enunciados arriba, o varios juntos y al mismo tiempo. Y como es obvio suponerlo la salud física y emocional de la mujer, le va minando su existencia, la va apagando lentamente. La mujer se va consumiendo en su propio sopor de ilusiones frustradas, sueños y quimeras atrapadas en su cárcel de fracasos.

Mujeres que en otros tiempos eran un haz de luz, un lechado de virtudes: Juventud, losanía, risas, bromas, belleza, inspiración, actividad, música, baile, alegría, esperanzas, ánimo, fuerza, luz y todo un mundo de sueños color de rosa envueltos en un velo de tul color ilusión, se enamoraron, se entregaron profundamente a un hombre que al poco tiempo las engañó, las traicionó y les arrancó de un solo tajo el corazón dejándolas muertas en vida y a la deriva de las circunstancias.

¿Cuántas mujeres hay así en el mundo amigas queridas?, ¡Miles! Que ahora sólo saben acudir al rincón de los lamentos de su alma, a llorar su desventura, a lamer sus heridas sentimentales y a sobar con ternura su lastimado corazón: ¿Por qué a mí? ¿Yo qué hice para merecer que me hicieran esto? ¡No entiendo porqué me pasó esto Dios mío! ¡Ya lo perdí, mi vida no tiene sentido! ¡Pobrecita de mí, cuánto lo amé… y cuánto lo sigo amando! ¡No me quiere… no le importó serme infiel ni hacerme sufrir! etc… ¡La mujer se aferra a la autocompasión!

Y para colmo de males, la mujer acumula todos esos sufrimientos y los guarda atesorándolos, como si fueran reliquias milenarias... ancestrales. Pasa el tiempo y vuelve a mirar sus reliquias y vuelve al pasado, vuelve a llorar, vuelve el sufrimiento y vuelve a abrazarse a sus más dolorosos recuerdos del ayer diciendo:

“Si yo lo hubiera perdonado, ahora sería feliz a su lado”, “Si no hubiera aparecido aquella otra mujer, él no me habría dejado nunca, estoy segura”, “Si yo me hubiera casado con él, ya le hubiera dado un hijo”, “Si no hubiera pasado esto o lo otro, etc”… ¡Pero pasó! y quisiéramos que el tiempo retrocediera para volver a empezar, pensando que la siguiente vez, ya todo sería distinto y no estaríamos llorando por lo que no pudo ser.

A las mujeres nos gusta mucho jugar con la imaginación y a veces hasta con la necia fantasía: “Cuánto me hubiera gustado haber sido más esbelta y rubia, tener las piernas bonitas, los ojos grandes, los labios más sensuales, la cintura más chiquita y las bubis más exóticas para haberle gustado a él, pero nunca me quiso, nunca se fijó en mí, porque aquella otra mujer era más “llamativa” que yo”… ¡delirios de mujer! y tardíos, de pilón.

Las mujeres hacemos inventarios de lo que pudo haber sido y no fue. No nos conformamos con lo que tenemos en el presente, seguimos soñando, seguimos deseando, seguimos añorando tener lo que en el pasado no fue posible tener y hay quienes se atreven a pensar que aún estando ya casadas o comprometidas, teniendo un hogar, hijos y una familia legítimamente constituida, pueden intentar simultáneamente tener lo que no pudo ser en el pasado. Allí empieza otra nueva historia y de allí nacen para miles de problemas nuevos que enfrentar.

Tengamos cordura amigas queridas y pongamos los pies sobre la tierra. Pensemos que para todo hay un momento en la vida y que cada tiempo tuvo su lugar en nuestras vidas y lo seguirá teniendo, siempre y cuando aprendamos a valorar con respeto y ubicación esos momentos de los que se compone nuestra existencia y llenan de fuerza, de dignidad, de madurez y verdad nuestra vida entera. Créanme; ¡vale la pena!

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Mis respetos y cariño siempre.

Doral.

2 comentarios:

  1. Hola amiguis de mi corazon!

    Que triste es vivir en el pasado, en lo que "hubiera sido", pero el "hubiera" no existe, ni existiò, ni existirà, para bien o para mal amiga, las cosas pasan por algo y si una persona desapareciò de nuestra vida, es porque nada tenia que estar haciendo ahi jejeje...

    Pero como bien lo dices, somos tan soñadoras las mujeres, que nos aferramos con uñas y dientes!! (buuueno yo no ehh, jajaja), que pase lo que tenga que pasar y ya veremos que hacemos, pero definitamente algo que nos ayudarìa mucho es valorarnos a nosotras mismas, valorar lo que tenemos y no lo no podemos tener, añorando nos volvemos frustradas y sin felicidad... en cambio si aprovechamos lo que tenemos, pos vamos a sacarle provecho y vivir plenamnte cada momento de la vida, que al fin y al cabo se pasa en un suspiro y no vale la pena quejarnos de todo y sintiendo lastima por nosotras mismas...

    A vivir pues!!! Hay que vivir la vida... porque al final de cuentas no saldremos viva de ella" jeje

    Besitos amiguis, Mujercita chula :)
    p.d. oie chuchis como sabes que soy lily eh eh?? jeje

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  2. HOLA LILY, SOY TU AMIGA CHUCHIS:

    Jajaja, quiero agradecerte por tu buen humor en el comentario que nos envias a este tema amiga querida, Mujercita chula. ¿Que si cómo sé tu nombre Lydia?, ay carajos ¿se te olvidó que yo soy la bruja de Sinaloa?, ay, pero eso sí manita los nombres no me los invento todavía, jajaja, sólo soy muy observadora eso es todo.

    Y respecto al tema, en tu participación dices que nadie está donde no debe estar, y que si una persona se fué es porque nada tenía que hacer en nuestra vida. Creo que en su momento si Lily. Hay personas que llegan a nuestras vidas por y para una poderosa razón, aunque de momento no lo veamos así porque nos ciegan otros factores.

    Sin embargo el tiempo es el mejor aliado del hombre y el mejor consejero del corazón cuando le da la razón y entiende por qué algunos sentimientos nacieron en nosotros y por qué algunos terminan y otros prevalecen en el tiempo.

    Y la verdad de las cosas es que hablando de amor; nos guste o nó, los recuerdos siempre prevalecen a pesar de todo, porque son parte de ti, parte de tu vida, cuando un sentimiento fué muy significativo y representativo para ti. Los recuerdos no se pueden borrar así nomás como así, como si fuera sólo por obra de magia ¡no!, ellos (los recuerdos), son hijos de su tiempo, nacieron en su tiempo y mueren en su tiempo igual que los deseos, se controlan pero no desaparecen en la vida del hombre terrenal.

    Creo que el proceso o compás de espera que adoptamos através tiempo, es lo que marca la pauta de cómo enfrentamos una pérdida y cómo afrontamos las consecuencias de lo vivido. Es cierto que nadie es tan perfecto como para no cometer un error, y es difícil superar los errores, pero es peor saber que nada quieres o no puedes hacer nada para dejar de causarte daño tú misma con la terquedad de permanecer en el error. Y quien no acepta que tiene un problema, le será más difícil superarlo.

    No es prudente por lo tanto vivir aferradas al pasado, ni abrazadas a una ilusión que puede esfumarse en cualquier momento de la vida. Se puede recordar a una persona o cosa muy querida que ya no tenemos, ¡CLARO QUE SI SE PUEDE!, Pero en en paz, deseando lo mejor para aquella persona que ya no está y que obviando los motivos por los cuales, ya no quiso seguir a nuestro lado, eso no importa, lo mismo es hermosa la emanación que se le irradia por lo grande que nos hizo crecer gracias a lo que aprendimos a su lado.

    Así que de cierta manera, todas las personas que han pasado por nuestras vidas, tuvieron a su vez, una misión, que cumplida o nó, ¡la oportunidad fue la misma! pero todo tiene su momento y la vida es éso; un montón de momentos, pedacitos de instantes que quien los deja ir desaprovechando esa oportunidad, pues dime cariño, ¿quién se lo pierde?

    Es como cuando tú preparas un regalo muy hermoso, lo acaricias, lo envuelves con el mejor papel, le pones el moño más divino, tu regalo se vé supremo, bellísimo y lo entregas con tanto amor, pero si te rechazan el regalo, ¿quién se queda con él?

    Gracias mamaíta querida por tu lindo y reflexivo comentario que agradezco de todo corazón.

    Siempre mi cariño para ti,
    Doral.

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