lunes, 3 de marzo de 2014

CUANDO PARECE QUE SE HA PERDIDO TODO



CUANDO PARECE QUE SE HA PERDIDO TODO

Es muy común que perdamos fuerzas y entusiasmo cuando las cosas no nos resultan como lo planeamos, o como lo deseamos.  Es por ello que lo primero que no debemos de perder ante estas vicisitudes, es la fe en un mismo objetivo y el creer que sí podemos alcanzar el objetivo tan ansiado, o tan necesitado.

Siempre es posible salir adelante en la vida personal, familiar, laboral, profesional, empresarial, e incluso cuando nos encontramos afligidos con una enfermedad curable o no.

Nuestra primer fortaleza es creer en uno mismo, aceptando la vida como es, y nuestras limitantes.  Todos tenemos limitantes.  Nadie es perfecto ni omnipotente.  Todos tenemos carencias o debilidades en cuanto a lo personal, incluyendo todo nuestro cuerpo y sus capacidades.

Aceptarnos tal y como somos es el inicio del camino que nos conducirá directo al éxito que buscamos, sin olvidar que también debemos aceptar las condiciones del entorno en donde nos desenvolvemos.

La segunda fortaleza es la fuerza de voluntad para apartarnos de todos los obstáculos que nos engañan con su  brillo, y que son todas aquellas conductas, actitudes y sentimientos que nos dan placer momentáneo y que nos restan capacidad de decidir para tomar la acción adecuada para encaminarnos por el sendero de la sabiduría y del éxito.

La pereza, los vicios, la falta de sensatez, la ignorancia, y el pensar que uno tiene la razón en todo sin importar a quién lastimamos, o incluso sin darse cuenta del daño que se hace uno mismo, es lo que no permite que la felicidad y el éxito lleguen de manera natural a nuestra vida.

La fuerza de voluntad es la que nos impulsará a seguir luchando por lo que deseamos a pesar de los sinsabores del diario acontecer.

La tercera fortaleza es la de los valores.  Cuando uno ha sido educado con los valores más altos de la humanidad, como lo son el respeto, el amor, la comprensión, la autoestima, el trabajo, el orden, la disciplina, la constancia, la tolerancia, la honestidad, la amistad, la familia, la bondad, la generosidad, y el espíritu de servicio, nada nos detendrá camino al éxito, aún si los obstáculos son mayúsculos.

El sufrimiento debe ser visto como el trance que nos ayuda a seguir adelante.  Si queremos parar de sufrir debemos alejarnos de todo aquello que nos provoca ese sufrimiento, aún tenga que ser el separarnos de personas que nos importan pero que nos hacen daño; así como de trabajos, lugares y ya no se diga de conductas impropias o comportamientos nocivos.

Aceptación, fuerza de voluntad y valores, deben ser nuestros principales impulsores y férreos acompañantes en la vida diaria.  Si el cansancio nos hace flaquear, paremos el tiempo necesario para descansar.  Si es el desconocimiento, paremos para aprender.  Si es el miedo, paremos para asegurarnos.  Si es la sensación de impotencia, paremos para revisar lo que hemos hecho, porque seguramente es necesario cambiar el rumbo, el plan o la estrategia.

Nada nos debe detener.  Siempre debemos caminar con paso firma hacia el éxito que sabemos nos colmará de múltiples satisfacciones

Autor: 
Psicólogo Óscar Fosados
de su libro: Fortalezas para triunfar
cuando parece que se ha perdido todo.


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