martes, 23 de noviembre de 2010

La medicina conductual y la mujer.




La medicina conductual y la mujer.

La mujer desde siempre ha sido considerada por el hombre y la sociedad en general, como el pilar fuerte de su hogar, pero aunque no precisamente sea la mujer, la que siempre lleva la fuerza en los puños, sí la lleva enorme en su humilde corazón. ¿Saben por qué? Porque es la mujer quien ejerce siempre y sin licencia, la psicología de la salud con sus hijos, con su señor esposo, con sus padres, con su familiares, con sus vecinos, con sus compañeros de trabajo, etc. ella es una promotora voluntaria incansable en materia de prevenciones, o mejor dijéramos, una agente de cambio, vestida con todos los métodos y técnicas emanadas de la medicina preventiva conductual, y ahora veremos cómo y por qué:

La madre por ejemplo, siempre está a la vanguardia las 24 horas del día y los 365 días del año: “Mi amor, ya no bebas tanto alcohol, ya no fumes te hace daño”, “hijo, lávate las manos, ya voy a servirte la comida, por favor entra a la ducha ya está lista la toalla en el baño” Hija, “No te desveles tanto, eso es perjudicial para tu salud”, “No se te olvide lavar bien las frutas y verduras”, “Desinfecta bien la ropa y asea bien tu calzado”, “Reduce o evita mejor el consumo de alimentos chatarra por favor”, “Tómate tus vitaminas”, “Vámonos ya a caminar niños, que se nos hace tarde”, "chicos, a lavarse los dientes antes de dormir", etc.

Las chicas solteras, se convierten en mujeres protectoras incondicionales de sus novios o amigovios, le acercan un pañuelito si estornudan, le arreglan su corbata, le acomodan sus documentos cuando va a presentarse a una entrevista, se inclinan hacia un lado para abrirle desde adentro la puerta cuando se suben al coche, cuando van a comer a algún restaurante, son ellas quienes le acercan una servilleta, etc. desde allí en esos pequeños detalles, ellas están mostrando sus valores y medidas preventivas de auxilio, prevención y salud física y mental que tienen siempre dispuestas para compartir con su futuro compañero de vida.

¿Y qué decir de la abuela querendona, de la tía alcahueta, de la prima cómplice en materia de estrés y salud de sus seres más queridos? Aunque el término “estrés” se usa con frecuencia, a menudo no se define con precisión. Algunas personas lo usan para referirse a una cualidad de un estímulo externo (como una entrevista estresante por ejemplo), otros para referirse a una respuesta a ese estímulo se dicen: “La entrevista con los futuros suegros te causó estrés”… ¡huy, qué nervios! ¿pasaría la prueba?, hubo tensión, muchísima tensión porque siempre queremos causar la mejor impresión ¿cierto?, entonces siempre se busca en quién refugiarse cuando se tiene un suceso desafiante o amenazador… ¡Casi siempre la respuesta de ese refugio es la mujer!, que siempre brinda una seguridad emocional excelentísima al otro.

En este marco, vemos que el papel que representa la mujer en la sociedad es vital, y más cuando se trata de comportamiento y salud, ya que las conductas, hábitos y estilos de vida pueden afectar a cualquiera, tanto en su salud como en enfermedad. Se ha considerado todo –desde fumar cigarrillos, abuso y dependencia del alcohol, control de peso, o una dieta defectuosa, hasta prácticas de higiene deficiente- Tales comportamientos a menudo están arraigados en los valores culturales y en las necesidades y expectativas personales. En cualquier caso, no pueden cambiarse con facilidad porque son hábitos arraigados.

Aquí es muy interesante señalar que todas esas variables enunciadas son costumbres, hábitos, vicios cognitivos que pueden influir muchísimo en nuestras decisiones acerca de adoptar comportamientos saludables o malsanos. Por ejemplo, no se necesita enseñar con palabras, sino hechos. Si una mamá tiene la costumbre de poner diariamente en el centro de la mesa, una bebida de esas gaseosas (no voy a nombrar marcas), que hasta miden tres litros, para acompañar la comida tarde, mañana y noche, pues es obvio que llegará el día que ese patrón conductual lo repitan los hijos cuando les toque iniciar una vida con su pequeña familia ¿verdad?. Entonces es importante observar nuestros pequeños desatinos o malos hábitos con el ánimo de corregirlos y brindar un buen ejemplo a los nuestros.

Es muy extensa la gama de factores (o enfermedades de alto riesgo), que una mujer puede aprender a prevenir desde el seno de su hogar, empezando por: El tabaquismo, el abuso del alcohol, la obesidad, la hipertensión, la arritmia cardíaca, el Síndrome de la Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA), Fibrosis cística, Anorexia nerviosa, Vómito crónico, Encopresis o incontinencia fecal, Úlceras, Síndrome de intestino irritable, Tortícolis espasmódica, Tics nerviosos, Parálisis cerebral, Accidentes cerebrovasculares, Epilepsia, Asma, Neurodematitis, Psoriasis, Dolor crónico, Jaquecas, Insomnio, Diabetes, Dismenorrea, Trastornos dentales, Cáncer, Lesiones en la médula espinal y hasta Disfunciones sexuales, entre otros.

Hay métodos de intervención y técnicas que se pueden aplicar a éstos trastornos, de manera directa en casita, sin tener que ir a pagar dineros que muchas veces no están contemplados dentro de nuestro presupuesto. Si en tu hogar hay alguno de estos padecimientos y quieres ayudar desde tu perspectiva de mujer, comunícate con nosotros y con mucho gusto analizaremos juntas tu caso y buscaremos las estrategias cognitivas conductuales más adecuadas, que tú misma puedes aplicar en la intimidad y comodidad de tu hogar.

A tus ordenes con mis respetos y cariño siempre,
Doral.

1 comentario:

Trate de no escribir en mayúsculas por favor, a parte de ser de muy mal gusto, da la impresión de estar gritando. ¡Gracias por su comprensión!


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